Capítulo XI

El corazón de ___ iba a mil por hora al escuchar aquella frase de Cracker. Estaba más roja que nunca y no podía articular palabra alguna. Estaba en estado de shock. Quién miraba a su hermano sin creer lo que había escuchado era Katakuri. Sus ojos se quedaron en blanco por unos segundos hasta que sacude la cabeza.

—¡¿Te volviste loco o que?!

—No me he vuelto loco —aclara Cracker.— ¿Acaso no te gusta la idea?

—Hacer un trío es... repulsivo. —Le desagradaba la idea.

—Por eso dije que no me gustaba la idea a mí tampoco. ¿Te esperabas que quiero ver tu polla, hermano?

—Entonces ¿por qué lo propones?

—Para que ella decida a quien elegir de los dos —cruza los brazos con los ojos cerrados.

La joven ___ aún no podía creer que esos dos hombres que tanto quiere y ama le propongan eso; aunque, en realidad fue Cracker. Se estaban peleando por ella. Lleva la mano a su corazón intentando tranquilizarlo de alguna manera y pensar con claridad que hacer. No esperó que el día en que se decidiera a elegir a uno de ellos se haría realidad. Aprieta los labios con fuerza ya no saber que hacer. Su cabeza comenzaba a dar vueltas, indecisa.

Por otra parte, Katakuri aún pensaba en la estupidez de su hermano Cracker. ¿Hacer un trío? Es ridículo. Sin embargo, mira a ___ que mantenía la cabeza agachada como si estuviera peleando con su mente. Demostrar quien de ellos es mejor para ella es la única forma. Un largo suspiro sale de sus labios mientras mira a otro lado para pensar con claridad que hacer. Cracker, al ver que no recibía respuesta, solo sonríe porque parece ser que su hermano no hará ese acto. Esto para él era una ventaja.

Se levanta de su sitio caminando en dirección hacia donde estaba ___ que aún no daba crédito de lo que estaba sucediendo. Sin embargo, despierta de su trance al sentir como alguien la eleva y sentarla en la gran mesa colocándola de algún modo en que sus piernas se queden abiertas y dejar que aquel hombre se pusiera entre ellas. Se sonroja de tal manera al tener enfrente a Cracker que la miraba con cariño y con un toque de seguridad en sus ojos. Suspira al sentir aquellos dedos rozar por sus mejillas como muestra de afecto.

—Sé mía por siempre —dice Cracker posando la frente en la de ella.— Yo te haré disfrutar como nunca.

A Katakuri le enfermaba de que su propio hermano le estuviera diciendo esas cosas a la chica a modo de persuadirla. Y encima en su propia casa. Lo peor de todo es ver cómo Cracker besa a ___ y ella corresponde sin tapujos. «Me está provocando a propósito», es lo único que pensaba en esos instantes Katakuri intentando todo lo posible en controlar su ira. Aprieta los dedos con fuerza aguantando las ganas de golpear a su hermano.

En cambio, Cracker se estaba divirtiendo mimando el rostro de la chica mientras sus manos van recorriendo el cuerpo de ___. Como ha echado de menos esa sensación de tocarla y escuchar aquellos suspiros que le volvían loco. Que sea el causante de aquello. Gruñe muy cerca de su oído provocando que se estremeciera. Apoya las manos en su trasero apretándolos con fuerza. Aquellas manos gigantescas son perfectas para amasar esa carne que daban ganas de golpearla.

___ siente como unas manos posarse en sus hombros haciendo que se acostara del todo en la cama y al abrir los ojos se encuentra a un Katakuri con el rostro descubierto. Esos ojos eran señal de querer devorar a alguien. Tener enfrente y detrás suya a a dos cazadores no era nada agradable. Se siente pequeña y más aún. Se siente indefensa y cree que lo hacen porque les gustaba.

—¿Al final te apuntas?

—No voy a dejar que me ganes en terreno —gruñe Katakuri acercándose al rostro de la joven.— Estás en mi territorio.

—K... Katakuri-sama —siente un leve apretón en su mandíbula.

—¿Ya vamos a empezar a que me llames de esa manera?

—¿Tampoco te gusta que te llame así? -pregunta Cracker curioso.

—Lo odio, prefiero que diga mi nombre a secas.

—Ya somos dos. Suena gratificante cuando gime tu nombre de esa manera —sonríe ampliamente sin dejar de acariciar sus muslos.

—¿A qué sí? —El ronroneo de aquel hombre de más de cinco metros resuena por toda la sala.

—Cracker-sama —llama,— Katakuri-sama —mira al otro,— yo...

—¿Tenemos que castigarte cada vez que nos llamas así? —Cracker, sin pensarlo, palmea el trasero de la joven.

___ grita tapándose la boca con rapidez. Grave error. Los colmillos de Katakuri se incrustan en su piel casi haciéndola daño. Lo que deseaba es que no calle aquellos gemidos que le gustaban de ella. Y cuando aparta la mano aprovecha para besarla, demandante, rugiendo como nunca. Aquella lengua juguetona de aquel comandante exploraba con ansias la boca de la chica, rozando con la suya incitándola. En esa posición, él tiene toda la ventaja del mundo.

Los celos de Cracker aparecen de sus entrañas al ver que ___ correspondía aquel beso feroz de su hermano. A modo de venganza, se acerca al cuello de la chica para morderlo con decisión. Ella ahoga un gemido en la boca de Katakuri al recibir tal acto, casi atragantándose. El de cabellos granates sonríe satisfecho y no era el único. Tantas caricias y tantos besos estaban mareando a la joven. No sabía por dónde poner las manos si en Katakuri o en Cracker. Le daba miedo que uno de los dos empiece a discutir por no recibir el cariño de ella.

Siente como su falda se levanta notando como aquellas manos, aún cubiertas por los guantes de Cracker, tienen acceso más a sus muslos casi rozando con la punta de los dedos sus bragas. El pudor la domina en ella que cierra por completo las piernas. Un gruñido sale de la garganta del cabellos violeta, no gustándole demasiado.

—¿Ahora te vas a poner modo tímida? —pregunta viendo como su hermano se separa del beso.

—Es que... yo... —Y no era mentira de que se ha vuelto un tanto tímida. Y con sorpresa, unas manos grandes aprietan sus pechos donde no puede evitar dar un grito.

—¿Vamos a empezar con los castigos, ___? —Katakuri no puede evitar pellizcar sobre sus ropas los pezones de la chica.

—¡Katakuri-sama!

—Deja de incitarme a que lo haga.

—Oh, yo creo que quiere un castigo nuestro. —Por su parte, Cracker se lame los labios divertido ante la escena. Esto de hacer un trío no es malo después de todo. Habría doble de diversión.

—N... No... —solloza ___.

Katakuri no lo pensó más y rompe de cuajo aquella blusa que estorbaba aquellas vistas para ambos hermanos; aunque, aún quedaba el sujetador. ___ solo temblaba al sentir el aire frío que hasta sus pezones se erizan y se le marcaba. Ambos hermanos sonríen al ver la reacción que hasta uno no puede resistir lamer levemente por encima de su sostén. Un largo suspiro sale de sus labios al sentir aquella lengua que jugaba con su prenda.

Mientras Cracker se encargaba de ello, Katakuri aprovecha para masajear el otro donde tiene el rostro cerca de ella, observando aquellas reacciones que le encantaban. Gemidos no dedicados solo para él sino también para su hermano. Jugaba con su labio inferior donde lo muerde y lo succiona, y ___ no paraba de abrir queriendo recibir algún que otro beso de Katakuri. No lo acepta en ningún momento. Es como si la estuviera torturando.

—¿Qué te parece si vamos a mi cuarto? —Le propone Katakuri.

—Buena idea —dice el otro dejando de torturar el pecho de la chica.

Al menos tiene unos minutos de descanso antes de volver a esa ronda. Unos brazos la rodean donde su espalda ya no estaba tocando la fría madera de la mesa. Estaba siendo llevada por Cracker en dirección al cuarto de Katakuri. Sabe lo que significa y se estaba volviendo a poner nerviosa. El joven Charlotte aprovechaba para amasar el trasero de ___ teniendo la mirada atenta de Katakuri.

No tardarán mucho en llegar y el dueño de la casa cierra la puerta con llave como un modo de que la chica no escapara. ¿Y quién iba a escapar de dos dos hambrientos y con ganas de marcha? Ella no lo haría, pero esto era demasiado. Incluso no sabía a quien acudir primero. Cracker se quita los zapatos y se sienta en la cama, metiéndose un poco al centro, dejando que su hermano Katakuri se incorpore también. En esa posición, aprovecha a sentar a ___ sobre su regazo.

Ahora sí. Ahora es un ingrediente más de aquel sandwich formado por esos dos hombres que le atraen demasiado. Uno aprovechando de besar su clavícula y el otro la espalda, teniendo único acceso. Temblaba. Su corazón palpitaba a más no poder. Siente que en el cualquier momento iba a desvanecerse. Las manos de ambos no paran de recorrer su cuerpo, tocando zonas erógenas que ella desconocía. La boca de Katakuri se para en el broche del sujetador de la joven y con sus propios dientes, lo desengancha, liberando los pechos de la chica donde no pudo resistir en apretarlos con fuerza.

Por su parte, Cracker se dedicaba a amasar aquel trasero que le encantaba de ella viendo detenidamente los gestos de ___ provocados por el estrujamiento de su hermano. Muerde ligeramente su labio inferior y ella lo abre recibiendo con gusto el beso pasional de Cracker. Las lenguas de ambos se tocan, se acarician. Quien dominaba a quien y sabemos la respuesta. Los ronroneos y los gruñidos se hacen presentes en aquella habitación junto con los gemidos de ___.

—Cracker-sama.

—Me estoy tomando en serio en amarrarte y azotarte hasta que aprendas de una vez que no me llames así. —Su voz se vuelve autoritaria y varonil donde ___ no puede evitar estremecerse.

—A mí me gusta el plan —susurra Katakuri muy cerca de su oído aprovechando de morder su lóbulo.

Ella no puede evitar encogerse aún más al escuchar que el de cabellos granates le gustase la idea.— Katakuri-sama...

—Y creo que a alguien también le gusta.

—Solo estás provocándonos, ___ —comenta Cracker. —¿Haces los honores, Katakuri?

«No hace falta decirlo», coge las muñecas de ___ y con su habilidad, crea una especie de esposas con cadenas y la encadena en la cabecera de la cama dejándola en una posición casi de cuatro patas. Ahora si que estaba tiritando y no de frío precisamente. Lo que quedaba de ropa fue quitado por Katakuri mostrando así sus bragas mojadas. El olfato de aquel hombre se activa al reconocer esa esencia exquisita para su nariz que no pudo contener de lamer sus colmillos. Roza aquella tela mojada donde ella no puede evitar dar un leve gemido.

Sin embargo, un grito de sorpresa sale de su garganta cuando Katakuri palmea sus nalgas con fuerza casi dejando marca. Unas huellas de color rojo se acentuaban en su piel. ¿Iba a ser su castigo? No paraba de recibir cada palmada de él hasta saciarse. Y todo eso cambia, cuando siente un peso delante suya y se encuentra a Cracker. Aquella cicatriz que decoraba ahora en su rostro reflejaba aquella necesidad que no puede apagar él mismo. ___ alza la ceja sin entender.

Y su mirada se clava en las manos de él que comienzan a desabrocharse lentamente aquellos pantalones, deshaciéndose de la falda escocesa hasta liberar su miembro. Ella estaba roja como un tomate al tenerlo enfrente suya. No quiere pensar que es lo que querrá con él. Aunque una idea se le cruza por la cabeza. Cracker se acuesta cogiendo aquella cadena y hace que se acerque hacia donde está su falo.

—Haz lo que tengas que hacer.

Los labios de ___ tiemblan porque no sabe si lo que iba hacer le va a gustar. Los apoya en la punta de aquel miembro enorme dando cálidos besos, descendiendo a su tronco y viceversa. Hasta que decide intentar engullir el glande metiéndoselo en la boca donde escucha un leve suspiro por parte de Cracker. En cambio, Katakuri se dedicaba a morder el trasero de la chica y con sus propios dientes quita sus bragas teniendo mayor acceso a su sexo. Un exquisito manjar para un depredador nato como él. Se lame uno de sus colmillos dispuesto a devorarlo, no sin antes dar una larga lamida donde escucha un leve gemido de ella.

Atender un miembro y que la atiendan es una de las fantasías sexuales de ___ que no puede evitar mojarse aún más. El miembro de Cracker era demasiado grande como para engullirlo completamente, le cabe solamente la punta y un poco más. No quiere imaginarse el de Katakuri que va por el mismo camino.  Pero en el fondo quiere satisfacer al hombre-galleta y hace todo lo posible. En cambio, Cracker se dedica a sujetar los cabellos de ella para que no sean una molestia para su vista ni para ella.

—No te esfuerces, así está bien como lo haces —dice el chico entendiendo la situación.

—Pero... quiero satisfacerlo. —Deseo es lo que se reflejaba en los ojos de ___.

—Ya con mirarte me satisfaces.

Asiente con la cabeza donde vuelve a su labor de masturbar el miembro de su amor prohibido con la ayuda de sus manos. Pero leves gemidos ahogados se escuchan debido a la lengua y boca de Katakuri que ya comenzó a devorar el sexo de la joven. Estaba tan mojada que es fácil resbalar dentro de ella y sentir aquel aprisionamiento que le volvía loco. Abre un poco la entrada para meter su gran y juguetona lengua explorando sus paredes vaginales.

Todo el cuerpo de ___ tiembla ante aquel acto haciendo todo lo posible en no desatender a Cracker. Pero es difícil, no pensaba que esto le dificultaría las cosas. En cambio, el hombre-galleta no paraba de suspirar una y otra vez aguantando las ganas de mover las caderas para meter de lleno su miembro. La boca de ella no es lo suficiente grande y la podría hacer daño. «Ojalá fuera de goma o algo así», piensa apretando los dedos en la cabeza de ella a modo de advertencia que estaba a punto de venirse como siguiera así.

Sin embargo, eso no fue posible. A modo de fastidio, Katakuri coge la cadena y tira de ella alejando a la joven de su hermano que se quedó con las ganas.

—¡Oye!

—Es mi turno —ronronea bajándose los pantalones junto con los boxers, liberando su virilidad. Se acomoda en una posición donde apoya las rodillas en las sábanas para que ___ tenga fácil acceso.— Como ha dicho Cracker antes, no hagas gran esfuerzo.

Aquel miembro de Katakuri no era comparable al de Cracker. Traga saliva la joven y lleva los labios al glande como una forma de comenzar. El de cabellos granates lleva la mano a la cabeza de ella acariciándolo lentamente. Esa sensación de tener su polla en la cavidad de ella le excitaba, una pena que sea tan pequeña, pero tiene que conformarse. Ve de reojo como su hermano se incorpora colocándose detrás de la chica donde va mordiendo su hombro dejando leves marcas. Pero tiene otras intenciones.

Aprovechando que ___ tiene las piernas abiertas y en una posición bastante excitante, mete la cabeza entre ellas, volviendo a acostarse donde lame toda esa extensión. La joven ahoga un gemido donde muerde la punta sin querer y recibe un gruñido gutural de Katakuri que aprieta con más fuerza la cabeza de ella. Los ojos de ___ se clavan en él a modo de disculpa, pero simplemente recibe una leve caricia. Le da va a dar un orgasmo si Cracker sigue jugando con su sexo. Y aquella mordida en su clítoris la delató demasiado que no tuvo más remedio que apoyar las manos en las caderas de Katakuri.

Esos dos hombres la estaban matando tanto física como psicológicamente, pero de una forma placentera. No sienten pudor alguno con respecto a lo que estaban haciendo. Ya su mente no era consciente de lo que estaba haciendo. Estaba desactivado. Solo el cuerpo le pedía a gritos que alguno la posea ya porque estaba necesitada. Mira de vez en cuando a Katakuri que solo se dedicaba a hacer leves gruñidos de satisfacción, gustándole demasiado lo que estaba haciendo la joven. No hacía gran cosa, pero le era suficiente. «Si fuera de goma», pensaba lamiéndose el colmillo. En cambio, Cracker no paraba de torturar el clítoris de la chica mordiendo y lamiendo. Su plan es que ___ tuviera un orgasmo cuanto antes porque seguramente lo estaba aguantando. 

Y, obviamente, aprovechaba para acariciar y apretar aquellos muslos y trasero que le fascinaban. Esa joven le volvía loco y no lo podía negar. Sería un pecado oponerse ante aquella delicia. 

—¡Cracker-sama! —Un grito deleitado sale de la garganta de la chica.

—De verdad, nunca aprendes, ¿eh? —Un azote es lo que recibe en una de sus nalgas.

—Yo creo que debemos ponerle un castigo más.

—¿Cómo por ejemplo?

Una sonrisa ladina aparece en los labios de Katakuri donde su rostro se acerca a la de ella deteniendo sus movimientos.— Impedir que tenga un orgasmo hasta que aprenda a no llamarnos de esa manera.

—Me gusta esa idea. —El sexo oral se detiene en seco porque Cracker ya no estaba entre las piernas de ___.

—Por favor —suplica la joven mirando a ambos,— me portaré bien. Diré vuestros nombre bien —parece ser que no le gustaba la idea de no recibir algún que otro orgasmo.

—Con palabras no es suficiente. —Katakuri la sostiene mareándola como una perdiz para colocarla en posición de cuatro patas en donde apoya las manos en su trasero y lo abre teniendo una perfecta vista de su sexo y de su cavidad anal.— Como buen hermano que soy, te dejo los honores.

Cracker se deleita ante aquellas vistas y prestó atención a las palabras de su hermano mayor. No dudó en ningún momento y se aproxima a la muchacha sujetando con firmeza sus caderas. Menos mal que aquellas cadenas que creó que Katakuri no hacían daño a ___ y se estiraban cuando el dueño lo requería. La de cabellos (c/c) echa un vistazo hacia el hombre-galleta y un gemido de placer sale de su boca al recibir aquel miembro en su interior. Las paredes succionan con fuerza aquella virilidad en donde el chico no pudo evitar dar gemido bastante ronco.

—Oh joder, tanto tiempo en tenerte así y follarte como nunca —expresa pegando su pecho a la espalda de ella provocando que la punta llegue a cérvix.

—Cracker. —Casi la caga diciéndolo a modo de respeto, pero tuvo que contenerlo.

—¿Ves? No es difícil decirlo.

No esperó ni un segundo más en comenzar a moverse dentro de ella mientras Katakuri vislumbra con detenimiento a ambos. Ojalá pudiera disfrutarlo como lo hace su hermano, tal vez probar su otra cavidad, pero eso significaría que la rompería en dos y no consideraba oportuno eso. Lo único que podía hacer es colocarse delante de ella donde sus bocas se encuentran nuevamente. Aquel beso era demasiado placentero, aquellos gemidos eran música para sus oídos. Él no es el causante, pero no puede imaginar que la chica se estuviera masturbando ahí mismo, delante de sus narices. Guía sus manos hacia los pechos de ella apretándolos como nunca casi obligándola a alzarse un poco, provocando que aquel miembro tocara un punto sensible.

Aquel gemido gutural la delató y fue suficiente como para que Cracker golpeara con fuerza aquella zona. Parece ser que ha encontrado un tesoro ahí dentro. Intensifica más los movimientos no dejando de apretar aquel trasero. Ya cerca de su oído da un leve gruñido aprovechando de morder el lóbulo de la joven. Los gemidos cada vez se hacen presente en aquel cuarto. Uno jugando con la boca de ella casi rozando las lenguas de ambos mientras otro la follaba como si no hubiera un mañana. A este paso, ___ en algún momento tendrá un orgasmo. Sus uñas se clavan en la piel del mayor de los hermanos donde recibe un sonido bastante ronco muy placentero. Aquel gesto provocó que contrajese aún más las paredes llegando al bendito clímax.

Cracker se separa a tiempo de ella, casi a punto de correrse en su interior. No deseaba acabar pronto. Jadea como si hubiera estado horas dentro de sala de entrenamiento mientras observa como unos flujos resbalaban por las piernas de ___. Se lame el labio superior conforme a lo que ha provocado. La joven pensó que esto ya había acabado, pero no es así. Ahora era el turno del hombre de cinco metros que ya cambiaron de sitio. Y esta vez, el de cabellos morados, que se había quitado su tradicional peinado, tiene las rodillas apoyadas en las sábanas donde sujeta la barbilla de ___ acercándola a su miembro. Ella no dudó que abrió la boca para recibirlo con gusto mientras que siente otro falo entrar detrás suya.

Ahora sí que se va a volver loca porque Katakuri, durante estas semanas, ha aprovechado la oportunidad de conocer aquellos puntos erógenos que desconoce la chica. No esperó a que se acostumbrara a él, se mueve con bastante rapidez apoyando las manos en la cama como si fuera un animal. ___, en cambio, chupaba como pudiese el miembro de Cracker recibiendo esos suspiros por su parte. Estaba tan sensible, tanto por fuera como por dentro, que ya no estaba segura si iba a tener otro orgasmo. Aquel falo de Katakuri la estaba partiendo en dos y no le disgustaba para nada. Asimismo, se tensa al sentir como él comienza a acariciar la cavidad anal. ¿Ahora por qué le dio en acariciar ahí? ¡Lo más lógico es que ninguna de esas dos pollas cabe ahí!

O tal vez porque quiso acariciarlo, estimularlo, provocando que tirite como nunca mientras apoya las manos en las piernas de Cracker manteniendo el equilibrio. Unas cuantas lágrimas de placer resbalan por su rostro, señal que lo estaba disfrutando. El hombre-galleta las retira lentamente y sus manos sujetan con fuerza los cabellos de ella, ya que eran una molestia para su labor. No se quejó, estaba tan cegada al placer que ya no le importaba. 

—¡Katakuri! —Un gemido ahogado aparece en su garganta casi arqueando la espalda.

—Eso es, joder —aprieta con fuerza sus dedos en la piel de la chica dejando marca,— ¿ves que no es difícil pronunciar nuestros nombres de esa manera?

—Lo que pasa es que ella le gusta recibir castigos.

—Eso no te lo voy a negar.

—¡No aguanto! —advertía percatándose de la llegada de un nuevo orgasmo.— ¡No aguanto más!

—Un poco más. —Cracker no dejó que siguiera hablando metiendo el miembro en su boca para que siguiera su labor.— Yo también estoy acabando.

—Y yo —gruñe muy cerca de su oído,— unas estocadas más y me correré.

Y más flujo resbalaba desde sus entrañas dando señal que le gustaba esa idea. Sentir aquella calidez en su interior la satisfacía, pero ¿a dónde iría parar la de Cracker? Se sonroja de golpe dándose cuenta de lo que iba a ocurrir. ¡Iba a probar por primera vez aquella esencia! Segundos después, los tres se corren al mismo tiempo. El semen de Katakuri se libera dentro de ella mientras que la de Cracker en su boca. Tuvo que apartarse no pudiendo contener el líquido. Algunas gotas resbalan por la comisura de sus labios y lo tragó definitivamente ante la atenta mirada del segundo comandante. Estaba colorado por el atrevimiento de ___.

Unos brazos aprisionan a la joven. Grandes y fuertes capaces de proteger a un ser pequeño como ella. Katakuri apoya la barbilla en su hombro como una forma de descansar lo ocurrido. 

—¿Y bien? Después de todo este desastre, ¿a quién eliges?

Todo se congeló ante aquella pregunta. ¿Tiene que elegir si o sí? No sabría que responder. No podía rechazar a ninguno de los dos. Haría daño. Mucho daño. Su mirada se clava en las sábanas no queriendo mirar a ninguno de los dos. Ambos se dan cuenta de ello que se miran entre sí como si se estuvieran leyendo la mente para saber el siguiente paso.

—Bueno... entonces habrá que hacer una segunda ronda. —Al decir eso, ___ alza la mirada con la cara roja.

—¿Estás admitiendo que te ha gustado hacer un trío?

—Puede, además tú tampoco lo puedes negar. —Cracker rueda los ojos como viendo algo de lo más obvio.

—Como has dicho: puede. —Una media sonrisa se forma en el rostro de Katakuri.— Pues una ronda más, entonces.

Esa noche, ___ no iba a salir con vida de aquella habitación. Lo sabe su cabeza y su corazón. 

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