Capítulo VII

No sabe que responder ___ ante el grito de Katakuri. Estaba en un estado de shock. Nunca ha visto a su primer amor así tan furioso. Pero la mirada de la chica no se apartaba de aquella boca que escondía el comandante. Aquellos colmillos eran fascinantes. ¿Por qué ocultarlo? Ahora su mayor preocupación era a un Katakuri que estaba perdiendo el control de sí mismo que apretaba más el agarre.

—¡Contesta!

—N... No, Katakuri-sama.

—¡Entonces, ¿por qué entras?! —No era consciente lo que hacía.— ¡Sabes perfectamente que nadie debe entrar en mi cuarto sin mi permiso!

—Pero... es que...

—¡Ahora has visto mi rostro! —Sus ojos mostraban aquella furia que todos conocen. Estaba liberando aquel monstruo.— ¡Se lo dirás a la gente! ¡Qué soy un verdadero monstruo!

«¿Qué?», no estaba entendiendo nada. ¿Un monstruo? Ahora que lo ve, lo era. Sin embargo, más allá de la monstruosidad, Katakuri era atrayente. Hasta esos colmillos le atraían demasiado que no pudo evitar sonrojarse. Se estaba olvidando del dolor que estaba sintiendo en esos instantes. Tiene que decir algo antes de que aquel hombre acabase con su vida.

—¡Dime! ¡Soy un monstruo, ¿verdad?!

—Katakuri-sama... —La respiración le estaba fallando llevando las manos hacia la muñeca de éste y le mira directamente a sus ojos.— N... No es un monstruo.

—¡No me mientas, joder!

—Sabe que nunca le mentiría. —Le dice la chica sin desviar la mirada.— Su rostro es... único. No me da miedo, Katakuri-sama.

Los ojos del primer comandante miraban con impresión hacia la chica. Su mente lleno de ira va despejando poco a poco hasta ver a quien tenía enfrente. Era ___ quien su rostro reflejaba tranquilidad y sin miedo alguno. ¿No siente temor hacia su cara un tanto deformada? «¿Qué es esta sensación?», su corazón bombea con normalidad. Estaba confuso porque no sabía que hacer realmente. Su brazo se relaja, pero sin dejar de agarrar a la chica. No estaba entendiendo nada. Por alguna extraña razón, quería volver a escucharla.

—Dilo —pedía Katakuri clavando la mirada en los ojos de ___.— Repite lo que has dicho.

—No me da miedo, Katakuri-sama.

—¿Por qué?

—Porque... su rostro es... —Las mejillas de ___ le traicionan y esta vez desvía la mirada no aguantándolo.

¿Qué significaba eso? ¿Le gustaba lo que estaba viendo? Se acerca más a su rostro sintiendo que ___ se tensa un poco.— ¿Mi rostro es? —Que termina la frase.

—Varonil.

La sorpresa de ___ fue impactante. Katakuri no sabe qué hacer realmente. La chica, a quien le gustaba, dice que su rostro es varonil. No le daba miedo lo que estaba viendo incluyendo sus colmillos. Soltarla o no. Esa es la cuestión. Los rostros de ambos jóvenes estaban muy cerca y la respiración se vuelve entrecortada. Hasta Katakuri se ha relajado por completo. Tiene a la chica delante suya. Podría hacer lo que quisiese.

Sin soltarla va caminando hacia su cama y la deja ahí mientras él se posiciona encima suya sin aplastarla. No ha dejado de agarrar sus muñecas. ___ estaba un poco nerviosa porque no sabe qué hacer. Ni sabe lo que pretende hacer Katakuri. Estaba temblando y no de miedo precisamente.

—¿Soy varonil? —pregunta Katakuri con el rostro cerca de la chica.

—Sí, Katakuri-sama. —Sus mejillas estaban ardiendo al ver de cerca aquella cicatriz que recorría por sus mejillas.

—¿Te parezco atractivo? —El ambiente se vuelve un tanto extraño. La joven no sabía que era.

—S... Sí, Katakuri-sama. —Y lo era para sus ojos.

—¿Te gustaría besarme aunque tuviese este aspecto?

—Sí. —Poco a poco se estaba encogiendo por cada pregunta que le realizaba Katakuri.

Un ronroneo es lo que recibe por parte de Katakuri haciendo que la chica se estremezca. Con ese aspecto parece un gatito grande que tiene ganas de jugar. Con la mano libre, posa el dedo en la zona de su clavícula y va descendiendo lentamente haciendo que la chica se estremezca levemente. Es como si ahora mismo hay tensión sexual entre ambos.

Katakuri se acerca más a su rostro casi rozando los labios contra las de la joven que solo respiraba intentando mantener la calma.

—A partir de ahora, cuando estemos a solas, di mi nombre —refiriéndose a que no añada el sama.— Tienes toda la libertad del mundo en gritar y gemir todo lo que quieras.

—Katakuri-sama. —No le estaba gustando, ¿o sí? Sin embargo, no se esperó una pequeña mordida por parte de él en su oreja.

—Llámame así y recibirás un leve castigo por mi parte.

—Pero...

No terminó de hablar ya que el primer comandante la besó con rudeza. La joven gime con sorpresa sintiendo aquella lengua explorar su cavidad sin ningún problema. Katakuri libera las muñecas de la joven para que se sintiera cómoda porque esto iba ser largo, demasiado. ___ todavía era inexperta en el beso y más cuando ya lo ha hecho con Cracker. Se separan del beso formando un pequeño hilo de saliva.

Katakuri lo rompe lamiéndose el colmillo sin dejar de mirar a la chica. ___ respira agitada ante el ataque repentino del comandante. Espera, ¿está pensando lo que cree que está pensando? El órgano vital de la joven va aumentando sus latidos no queriendo pensar que es lo que pretende hacer Katakuri. Él simplemente gruñe complacido por lo que estaba haciendo hasta sus manos van recorriendo el cuerpo de la chica lentamente.

Saber que su amor prohibido no ha huido de él le hacía estar feliz que hasta sonreía como un bobo enamorado. Y no desaprovecharía la oportunidad de tenerla aquí en su cuarto. Puso una excusa de castigarla para tenerla solo para él y que no se iría hasta que cumpla su cometido. Aunque las castigaría por entrar en su cuarto sin haber tocado la puerta.

La joven ___ estaba un poco atontada por lo que estaba pasando. Hasta siente que Katakuri va deshaciendo de aquel lazo que rodeaba en la falda de aquel vestido. El comandante la gira dejándola boca abajo mientras una de sus manos va explorando debajo de su falda. Sus dedos rozaban cada poro de su piel notando aquella suavidad en ella. ___ solo se dedicaba a suspirar levemente ante las caricias de Katakuri. La estaba tratando de una manera cariñosa, casi idéntica a la de Cracker. Se muerde el labio con fuerza al notar aquellos dedos ya muchas cerca de sus bragas.

—Katakuri-sama —gime sin querer.

El nombrado mira a la chica y sonríe al escucharla gemir. Sin embargo, le ha dicho algo antes. Qué no le llamase de esa manera. Sin pensarlo, sube aquella falda mostrando su trasero bien formado y cabe perfectamente en sus manos. Lo estruja con fuerza para luego dar una palmada bien fuerte recibiendo un grito de sorpresa por parte de ___.

—¿Qué te he dicho de no llamarme así?

—Pero Katakuri-sama... ¡Ah! —Otra palmada y en la misma nalga.

—¿Intentas provocarme ___? —Por alguna extraña razón, le gustaba que la chica estuviese confusa sin saber que hacer.

—N... No, Katakuri-sama. —Otro grito sale de la garganta de ___ al recibir otra cachetada en su nalga.

—Oh, eso me ha parecido un sí.

Era mejor callarse, ¿no? En el fondo a ___ le gustaba la manera en cómo le trataba Katakuri. Cariñoso con un toque de control. Aquel grandullón aparta un poco los cabellos de la joven para morder con ímpetu aquel cuello que deseaba tanto morder. Con los colmillos puede perforar perfectamente aquella piel sensible; sin embargo, hace todo lo posible para no hacerla daño. Sus manos no paraban de estrujar con fuerza aquel trasero que le encantaba manosear.

Con su lengua va lamiendo aquellas marcas mientras su cuerpo se va excitando de una manera sobrenatural. La temperatura de aquella habitación iba en aumento y ambos lo saben perfectamente. Se separa de ella dándole espacio mientras él va girando el cuerpo de la chica. Ver el rostro de ___ con ese tono sonrojado y con la respiración agitada le encantaba. En serio, esa chica la fascinaba que no dejaría de mirarla. Estaba embobado ante tal belleza. ¿Como puede ser que esta chica le guste su rostro?

—Desnúdate para mí. —Su voz se vuelve un tanto seductor ante los oídos de ___.

Katakuri se sienta en la cama con las piernas abiertas esperando a que la chica cumpla con su deber. ___, con las piernas aún temblando, intenta ponerse de pie casi estando a la altura de Katakuri. ¿Quien podría igualar la altura de aquel gigante? La chica con algo de timidez, se va quitando la camisa y la falda con algo de lentitud. Esto a Katakuri le estaba matando, pero debe tener mucha paciencia con ella. Se lame uno de sus colmillos viendo aquel espectáculo.

Ninguna esclava le satisfacía como le pasaba con su hermano Cracker. Ambos comandantes esperaban con ansías tener a la joven ___ en sus brazos. Disfrutar de su cuerpo y protegerla de cualquiera. Incluso de su peor rival. Ya estaba semi-desnuda por completo y a punto de quitarse aquel sujetador. No obstante, Katakuri la detiene sujetando sus manos con rapidez. La va acercando hacia él, lentamente, apoyando aquellas manos en su pecho desnudo.

___ estaba roja por tocar aquellos pectorales un tanto formados del primer comandante. Katakuri la ayuda a que lo acaricie sin ningún tipo de miedo que olvidase que ambos son de una categoría diferente. Un leve suspiro sale de sus labios cerrando los ojos despacio dejándose llevar por las caricias de la chica. Aquellos dedos suaves le encantaban hasta que no pudo evitar ronronear. Suelta las muñecas de ___ para que ella siguiera haciendo aquel recorrido que le estaba gustando.

___ estaba perdida ante aquellos músculos que se le antojaba besarlos. En serio, ese hombre era un Dios. La perfección en todo incluso de su rostro. Quiere sentir aquellos labios de nuevo sin pudor alguno. Y como si le hubiera leído la mente, Katakuri la besa y está vez de una forma suave y tierna. Su boca era grande, eso sí, pero lo suficiente como para mimar aquella chica que tanto quería. Lame con lentitud aquellos labios un tanto tentadores a lo que ___ los abre sin dudarlo y él aprovecha para meter su lengua en su cavidad, explorándolo como nunca.

Roza con la de ella para que jugasen un poco mientras sus dedos van recorriendo la piel aterciopelada de la chica. La excitación los estaba consumiendo a ambos. Se deseaban y no había vuelta atrás. Katakuri se acerca a una de las tiras de aquel sostén y lo sujeta con sus dientes y va tirando de ella, casi tentando la cosa. Quería que la chica le pidiese que se lo quitara. «Vamos, en el fondo sé que deseas esto», le suplicaba.

—Katakuri-sama, por favor. —Y vuelta a empezar a que le llame de esa manera.

Pero sonríe al ver que la chica no entendía que es lo que deseaba. Alza a la chica para tener acceso a sus pechos y morder uno con fuerza, aún con la prenda puesta.— ¿Cuando aprenderás que no debes llamarme así?

—N... No puedo evitarlo. —Le dolió aquella mordida, pero le gustó demasiado.

—Dime la verdad —posa la cabeza entre sus pechos moviéndola un poco obligando que ___ gimiese bajito. Estaba sensible,— ¿te gusta que te castigue?

—Sí, Katakuri-sama. —Se sincera sonrojándose aún más de lo normal.

—¿Ves que intentas provocarme? —Con los dientes tira de su sostén con fuerza y lo suelta de golpe provocando que la chica grite.

—Katakuri-sama.

—Joder, estás haciendo que me me duela la entrepierna.

Ya con eso ha provocado que ___ juntara los labios a modo de silencio por vergüenza nada más. Sin cuidado alguno, Katakuri rompe aquella prenda con sus dientes liberando aquellos pechos ya bien desarrollados. Vaya, ¿tanta fuerza tienen esos dientes? Hasta daba miedo, pero se le veía tan seductor con esos colmillos. Un ronroneo sale de la garganta de Katakuri al ver tal maravilla que ya no resistió en devorar un pecho mientras que con el otro lo va masajeando.

___ no paraba de gemir, estaba demasiada sensible que posa las manos en los grandes hombros de Katakuri. Esto era demasiado para ella. Aquel hombre tocaba con su lengua zonas erógenas que ella desconocía. Hasta se muerde el labio no aguantando estas sensaciones tan nuevas. Y otro grito mezclado con aquellos sonidos lascivos para oídos de Katakuri sale de su boca al recibir una palmada en su trasero. ¿No se cansaba en golpearla ahí?

—Quiero hacerte mía —confiesa Katakuri tirando uno de sus pezones con fuerza.— Deseo ponerte en cuatro y follarte como nunca.

—Katakuri. —Aquella idea ha provocado que sus bragas se mojara.

—Bien, esta vez lo has dicho muy bien. —A modo de recompensa besa sus labios, pero corto.

Su mano libre va explorando sobre sus muslos acariciándolos lentamente recibiendo leves suspiros por parte de ___. Estaba muy cerca de sus bragas que los toca por encima. Un gruñido de satisfacción sale de su garganta al notar que estaba realmente mojada. Hasta su dedo resbala. Los gemidos de la chica era música para sus oídos. Aparta un poco aquella prenda para tocar aquella zona erógena donde sus dedos pasan por su clítoris hasta su entrada casi provocándola.

El cuerpo de la chica temblaba cada minuto por aquella exquisita sensación que siente entre sus piernas. Quería más. Deseaba más. Por instinto mueve las caderas a modo de incitar a Katakuri a que siguiera. Eso fue suficiente como para que el comandante va metiendo su dedo grueso dentro de ella comenzando a moverlo despacio, sin hacerle daño. Le encantaba ver aquellas expresiones que daba ___ y como clava las uñas en sus hombros por cada espasmo que recibía. A modo de venganza, muerde su cuello por la zona de la nuez sin emplear la fuerza bruta.

Tiene ganas de quitarse aquellos pantalones que estaban siendo un estorbo, pero no podía debido a que estaba sujetando a la chica con un brazo y con el otro se dedicaba a masturbarla. Haciendo leves simulaciones de penetración. Los gemidos de ___ se descontrolan y alza más la voz como nunca exponiendo más el cuello, una forma accesible de Katakuri que no dejaba de morder aquella exquisita piel.

Algo nuevo se estaba acercando y la espalda de ___ va curvándose lentamente sintiendo un pequeño hormigueo en su vientre que va descendiendo poco a poco. Katakuri va metiendo otro dedo sin ninguna dificultad y los mueve con rapidez queriendo que la chica tuviera un orgasmo con él.  Y ___ no pudo más. Lo libera gimiendo muy alto y esconde su rostro en el hueco de Katakuri intentando recuperar el aliento. Aquel hombre va retirando aquellos dedos y los lleva a la boca para saborear aquella exquisita esencia de ella. «Deliciosa», piensa lamiéndose los colmillos.

Deja a la joven sobre la cama para que recuperase el aliento mientras él se va deshaciendo de sus pantalones junto con los boxers liberando así su virilidad. ___ lo mira y se sonroja de golpe al ver su sexo a la vista. ¡Es enorme en comparación a la de Cracker! ¿Se supone que eso va a caber? No estaba muy segura del todo, pero esa monstruosidad era demasiado tentadora. Seguramente que las otras sirvientas lo probaron y salieron satisfechas.

Dudaba en tocarlo, no sabía si tenía permiso. Sin embargo, Katakuri se acerca un poco más a ella, colocando las piernas por cada lado de la cintura de ella para que tuviera más acceso en tocar su sexo. Con duda, ___ alza las manos tocando aquella virilidad que estaba dura como una roca. El grosor era mucho mayor que la de Cracker. No pudo evitar morderse el labio no imaginando cómo sería tenerlo en su interior.

Katakuri suspiraba por la masturbación que le estaba proporcionando ___ en su miembro. Era exquisito. Lento y con mucha paciencia. Se sentía demasiado bien para el comandante. Con sus dedos acaricia con cariño las mejillas de la chica donde sus miradas se conectan al instantes. Ojos granates con ojos (c/o). Una combinación rara y reconfortante para ambos. Un gruñido ronco aparece en la garganta de Katakuri al sentir que la simulación iba en aumento y no tuvo más remedio que inclinar un poco el cuerpo hacia ella apoyando las manos en la sábanas.

Era delicioso esa sensación tan nueva para Katakuri que ya deseaba meter su miembro en la cavidad de la chica. Se aleja para dar la vuelta a la joven dejándola en una posición de cuatro. ___ se sonroja aún más que hasta todo su ser tiembla de entusiasmo por querer ya tenerlo dentro. Lo deseaba demasiado. Siempre ha querido hacerlo con él y esta era su gran oportunidad. Para el gran hombre tenía unas vistas estupendas para sus ojos. Tenerla así le excitaba mucho que hasta se masturbaba por su cuenta.

No pudiendo aguantar, aunque ella no ha hecho nada, da una palmada bien fuerte en su trasero y, esta vez, la chica gime satisfecha a lo cual Katakuri sonríe divertido. Sujeta su trasero para abrirlo un poco más y va metiendo su falo dentro de ella. Los ojos de ___ se agrandan al recibir aquella monstruosidad en su cavidad y como tocaba ya definitivamente su cérvix. Aún faltaba centímetros para que Katakuri lo metiese de lleno, pero no hacía falta. Ya la joven estaba llena.

—Oh, joder —gruñe el chico sujetando las caderas de la muchacha.— Como me aprietas.

—Katakuri-sama. —Unas cuantas lágrimas salen de sus ojos y no de dolor, sino de placer.

—¿Vuelta a empezar, ___? —saca su miembro lentamente para meterlo de golpe tocando su cérvix. La chica grita apoyando la cabeza en la almohada.— Haré que tiembles de placer hasta que digas mi nombre correctamente.

—Lo siento, Katakuri. —Se disculpaba ya mordiendo la almohada.

—Gime para mí, joder —vuelve a moverse volviendo a golpear el cérvix.

—Katakuri.

—Mas fuerte, ___. —Las embestidas se vuelven más frenéticas provocando que la cama empezara a moverse.— Sé que puedes gritar mi nombre al cielo bendito.

—¡Katakuri! —El deseo la cegó por completo solo pudiendo obedecer las órdenes de su amor prohibido.

—Eso es, mierda.

Era hora de que la sintiera de verdad. Ella debajo suyo gimiendo como nunca. Katakuri lo estaba gozando como nunca. Su polla estaba siendo estrujado por las paredes vaginales. Esto se volvía un tanto pasional para ambos jóvenes que se deseaban demasiado. Los dedos de Katakuri dejaban marca alguna en las caderas de la joven, pero no le importaba. El placer que estaban sintiendo era mucho mayor de lo normal.

Se pega a su espalda casi inclinando todo su cuerpo hacia delante y ___ grita temblando como nunca. Katakuri se detiene un momento por miedo a que le haya hecho daño. Sin embargo, la joven mueve sus caderas pidiendo que no se detuviese. El chico gruñe satisfecho golpeando con fuerza aquellas nalgas que le estaban gustando demasiado. Cuando terminen su trasero estará marcado de por vida por aquellas manos del grandullón. Las embestidas se vuelven un tanto erráticas, eso significa que Katakuri estaba a punto de terminar.

Y no fue así. Se detiene de golpe y vuelve a girar el cuerpo de la chica para mirar su rostro. La estaba mareando como una perdiz, pero estaba como un flan así que se dejaba. Ambos se miran a los ojos y aquella mirada lo decía todo. Dos amores un tanto prohibido se deseaban. Katakuri vuelve a entrar en ella y se mueve con movimientos más suaves que antes. Sus cuerpos estaban muy pegados, no lo suficiente para que Katakuri no aplaste a la chica. ___ lleva las manos hacia los cabellos de Katakuri donde sus dedos se enredan en ellos, apretándolos con fuerza mientras recibe un beso de él.

Un beso lleno de cariño y de amor del comandante. No paraba de acariciar todo el cuerpo de la chica sin dejar de moverse en su interior. Tenerla así le llenaba de satisfacción. Ojalá ella supiera que realmente quería algo más con ella. Qué ellos dos no se vean como amo y esclava. Sino más bien como una pareja. Eso estaba prohibido para ambos jóvenes que no paraban de mimarse, gemir, besarse. Esto demostraba que había algo especial entre ellos dos.

Y de un momento a otro, ambos llegan al orgasmo donde sus cuerpos se aprietan con fuerza no queriendo separarse. No. Realmente no querían. Esto les pareció demasiado rápido. No fue suficiente para los dos jóvenes. Se miran donde sus ojos brillaban con ilusión. Katakuri apoya la cabeza en el pecho de la chica relajándose por completo. ___, por su parte, acaricia los cabellos de éste casi un tanto somnolienta. ¿Qué fue todo ese tipo de emociones? Le pareció agradable y tierno al mismo tiempo. ¿Será por qué Katakuri siente algo por ella?

Ya daba igual. Lo único que sabe es que ya vio su rostro por completo y no le importaba si lo veía como un monstruo. Era atractivo para ella y nadie hará que cambie de opinión.

En cambio, cierta persona ha seguido a ___ hasta la gran casa de Katakuri, dentro de ella y se encontraba enfrente de la puerta que daba acceso a la habitación del comandante. Sus ojos se oscurecen al escuchar los leves gemidos de la joven y gritando el nombre de su hermano. ¿Como es posible que haya dejado que Katakuri se haya acostado con ella? Él sabe los sentimiento que tiene por ella. ¿Y si intenta arrebatársela?

Los celos y el remordimiento le denominan por completo apretando los dientes y los puños con fuerza. No puede entrar por miedo a que ___ no le mirase con buenos ojos. Se aleja de aquella caminando rumbo al espejo. Y mientras lo hacía, unas cuantas lágrimas aparecen en su rostro. Nunca iba a perdonar a su hermano. «Es mía, Katakuri», y con ese pensamiento se va.

Charlotte Cracker se va con el corazón roto.

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