Capítulo III

Cuatro años más tarde.

Los hommies daban la bienvenida al sol como siempre junto con los pájaros que cantaban con alegría mientras que las esclavas hacían su labor de recoger las habitaciones. Tienen que tener todo listo si no querían recibir algún castigo por parte de sus señores. Se ayudaban entre ellas por si alguna no ha podido cumplir su cometido.

Y nuestra joven ___, con 17 años, ha cogido ritmo durante estos últimos años. Su cuerpo ya estaba en fase de madurez, lo que significaba que ya era toda una mujer. Pero lo sería cuando cumpla la mayoría de edad. Big Mom la trataba como si fuera su hija, mejor que las otras esclavas porque ___ hace un buen trabajo y obedece las órdenes de Linlin. Sabe que si la hace enfadar podría provocar un catástrofe.

A quien intentaba evitar a toda era a Oven. Ese chico tiene las hormonas activas y no se conformaba en tener a una mujer en la cama. Por lo que ha escuchado de sus compañeras, no se siente satisfecho con ninguna de ellas. Todavía estaba a salvo de que aquel hombre la tocase, pero cuando empiece a tomar las pastillas anticonceptivas, no había vuelta atrás.

Con quién llevaba buena relación era con Brûlée y su hermana melliza, pero sobre todo con ella ya que no la veía con malos ojos. Parecían amigas de toda la vida; aunque, de vez en cuando la trataba como una esclava y le ha confesado que no dudaría en desfigurar su rostro tan bello e inocente. ___ tiene los ojos abiertos si eso ocurre. Pero Brûlée la trata bien debido a que la chica tiene una buena relación con su hermano Katakuri.

Katakuri y ___ aprovechaban la ocasión para hablar. Ella siente atracción hacia él hasta diría que se había enamorado de aquel chico un tanto prohibido ante sus ojos. Era perfecto, fornido, alto... demasiado alto. Vamos, ese hombre mide cinco metros. Diría que es el más alto de todos sus hermanos. Era agradable hablar con él porque no la trataba como una esclava. Y el amor que siente por él está prohibido.

Y quién se llevaba el mejor era Cracker. Desde que ___ le comentó sobre los guerreros, el chico siempre la buscaba para enseñárselo y ver que es lo que tenía mejorar. Tampoco la trataba como una esclava. La veía como una amiga o una consejera, pero claro, los años pasan y uno pueda cambiar de perspectiva. ___ siente un gran cariño hacia Cracker viendo la ilusión que hay en sus ojos queriendo ser más fuerte que su hermano Katakuri. Tiene un claro ejemplo a seguir. Y esa cercanía a veces era peligrosa, un tanto tóxica y ___ se da cuenta de ello.

Los dos hermanos varones, hijos de Big Mom, la trataban como una más de la familia y eso a ___ le daba un revuelco en su corazón. Hasta diría que son demasiado amables con ella. Y no puede evitar sonrojarse cuando estaban cerca de ella.

Y ahora nuestra joven esclava estaba limpiando la biblioteca custodiado por Opera. Era un lugar sagrado para Big Mom ya que tiene una colección de libros tratando de historias y tesoros. Si alguien se atreviese a tocarlo, recibiría la ira de Linlin. Es por eso que Opera es el encargado. Estaba tan centrada que no se percató de la presencia de alguien que la estaba mirando desde la puerta. Para los ojos de esa persona, ver a ___, era magnífica.

La joven gira sobre sus talones y se lleva un gran susto tremendo al ver a esa persona. Hasta se llevó la mano a su corazón intentando calmar aquellos latidos.

—Cracker-sama, ¿desea algo?

—Solo quería ver si estabas bien. —El nombrado se va acercando lentamente y se podría ver con claridad la diferencia de altura de ambos jóvenes. Cracker ha dado un estirón tremendo que rondaba los tres metros.

—No me ha pasado nada que yo sepa. —Cracker se preocupa demasiado por ella, sobre todo cuando se trata de su hermano mayor Oven.

—Lo digo porque escuché a mi hermano decir: «Esa esclava no para de huir de mí» —imita la voz de Oven.— Y me suponía que se refería a ti.

—Agradezco su preocupación, Cracker-sama.

El silencio reina la gran sala donde ___ vuelve a su tarea de colocar aquellos libros que le interesaba leer. Y no tenía tiempo para ello, quería terminar cuanto antes y estar en el pasillo. Siempre es la primera en acabar su cometido y solo desea ver a Katakuri y que el hombre se quede ahí hablando con ella.

Con Cracker no hace falta, ya que él siempre la buscaba para tener una conversación con ella. O tal vez para protegerla de Oven. Sabe que tiene miedo de su hermano por ser un bruto y un desgraciado. Ella estaba en la flor de la vida y no le gustaría ver una herida en la chica. Pero tenía algo que contar en ese mismo instante.

—Mamá nos ha dado una misión, estaremos un tiempo fuera.

El corazón de ___ deja de palpitar por unos segundos al escuchar esa noticia. ¿Otra misión? La última les llevó como cinco meses. Últimamente, Linlin los enviaba a unas misiones casi difíciles.

—¿Cuánto?

—No lo sé. Días, meses e incluso años.

—... Es vuestra obligación —gira un poco la cabeza para verlo,— sois piratas, al fin y al cabo.

—Al menos estate relajada porque Oven no estará por aquí. —Y eso es cierto.

—¿Y cuando os marchais?

—Mañana a primera hora de la mañana. Ya sabes cómo es Katakuri.

Cuando se trata de hacer misiones largas, el único comandante siempre le gusta ir temprano para acabar cuanto antes posible la misión. Frío y calculador. Como desearía tenerle enfrente y desearle toda la suerte del mundo. Pero es casi difícil coincidir con él, es un hombre que se mueve de un lado para otro.

La joven ___ deja los libros ya colocados para girar su cuerpo y encontrarse a un Cracker erguido y seguro de sí mismo. Le da una cálida sonrisa al joven pirata y hace una leve reverencia a modo de respeto.

—Entonces, le deseo mucha suerte en la misión, Cracker-sama.

Ya con la tarea finalizada, se iba a retirar de aquel cuarto para ponerse en el pasillo y tener suerte de encontrar al hermano más alto. Sin embargo, nota como Cracker la detiene posando la mano en su hombro, señal de que le dirá algo. Una orden, quizá. Es un ser superior y debe obedecer. Es hijo de Big Mom y debe acatar las órdenes. Así que, se queda quieta en su sitio, y se pone enfrente de él esperando su orden.

Y lo único que no se esperó es que el joven se agachara para ponerse en su altura y su mirada representaba valentía. ¿Qué es lo que le pasaba por la cabeza? Cracker sonríe ampliamente. Esa faceta característica de él lo conoce perfectamente.

—En la misión haré todo mi esfuerzo para convertirme en el segundo comandante —dice el chico muy seguro de sí mismo.— Demostraré a esos idiotas el verdadero poder de Charlotte Cracker.

—Sé que lo conseguiréis, Cracker-sama.

—Mamá estará orgullosa de mí.

—Y lo estará.

Nunca hay que dejar que las desilusiones invadan en aquel joven que tenía un objetivo bien claro. Y es como si escuchar a ___ le daban fuerzas para cumplir su cometido. Por eso, siempre le pedía que se acercara a su cuarto mostrando aquellos guerreros que representaban a Cracker. Y algo tenía en mente. Un plan majestuoso que sabe que nunca fallará.

Suelta el agarra en la joven para que pueda marcharse perfectamente. ___ hace una pequeña reverencia a modo de despido y va al pasillo, pero siendo seguido por Cracker ya que también se iba a retirar en aquella sala. Ella no miró al muchacho, pero él sí. «Y cuando lo consiga, mamá me dará algo a cambio», ¿por qué tanto empeño en querer ser comandante? ¿Es que quería conseguir algo a cambio de ser aquello que deseaba? El joven Cracker, con ese pensamiento, se retira yendo al pasillo contrario.

Y no se esperó que en su camino se encontraría a su hermano Katakuri quien tenía la mirada al frente. Cracker le dedica una pequeña y amplia sonrisa en él y éste asiente con la cabeza a modo de saludo. Pero cuando sus cuerpos se cruzaron hubo tensión en el ambiente. Todo fue a cámara lenta. Los dos saben perfectamente a que es debido esta tensión. No se miraron a la cara. Todo ya estaba dicho. Pero eso solo fue unos segundos y los dos siguieron por su camino.

Los ojos granates del comandante se fijan en el cuerpo pequeño de ___ que ya había terminado su tarea. «Rápida, como siempre», y ahora sabe de dónde salió su hermano Cracker. No es difícil predecir a dónde va su hermano pequeño después del entrenamiento o algún tipo de evento. Siempre va hacia donde está ella para hablar. No se sabe, pero, en el fondo, le cabreaba. Y no lo demostraba en su rostro.

___ escucha como unos pasos se acercan a ella y echa un pequeño vistazo quien era. Al reconocer esos zapatos su corazón palpita con fuerza. Sus labios tiemblan al ver que su amor prohibido se estaba acercando y es pura coincidencia de que Cracker salga y éste aparezca. ¿Se detendrá para hablar? Y fue así. Se paró enfrente suya.

—Veo que ya has terminado con tus tareas. —La voz de Katakuri era tan dominante que la joven no pudo evitar sonrojarse.

—Sí, Katakuri-sama. —Ni en un momento alzó la vista.

—Sabes que puedes mirarme sin ningún problema.

—Pero usted es el comandante.

Vaya, siempre tiene que dar en el clavo, como no.— Me imagino que Cracker ya te lo habrá comentado.

—Sí —alza la mirada encontrándose con los ojos granates de aquel hombre.— Partiréis mañana a primera hora.

—Pues si que te ha contado todo.

Como lo suponía, el ambiente se vuelve tenso entre ambos. La joven cada vez que le veía siempre soñaba con él, cómo sería hacerlo con él. Escuchó rumores de que Katakuri era una bestia parda en la cama; sin embargo, nunca se quitaba aquella bufanda. ¿Será porque es demasiado hermoso y alguna de las esclavas se podría enamorar de él? Sentía ilusión de ser afortunada. Pero su corazón también estaba en la de Cracker.

Dos amores prohibidos para una esclava como ella y solo podía ser algo sexual para ellos. Y no la trataban como una. Eso le daba esperanzas a la joven que miraba con amor y deseo a Katakuri.  El chico se da cuenta de aquella mirada que alza la ceja intentando averiguar qué es lo que pensaba. Pero, como es de costumbre, la timidez se apodera en ella y agacha la mirada al suelo. Para él era algo tierno.

—¿Puedo pedirte un favor?

—Las órdenes que usted me dé las debo cumplir, Katakuri-sama.

Aquel hombre de cinco metros se agacha estando a la altura de la chica. Pocas veces Katakuri hacia ese gesto y ___ no paraba de ponerse nerviosa ante tal cercanía. Ojos grandes y (c/o), una combinación extraña y reconfortante. Hasta diría yo que excitante.

—No sé cuánto tiempo estaremos fuera, pero, cuando volvamos, me gustaría que seas la primera en recibirnos en la fiesta del té. A mí y a Cracker, le haría una ilusión enorme.

¿La primera? ¿Qué quería decir con eso? ¿Que sea ella quien sirva la comida de ambos? ¿Por qué es demasiado lindo este hombre? No parecía el mismo, de hecho, ocultaba una faceta que para ___ es la de verdad. No quería decir nada, solo asiente con la cabeza y hace una leve reverencia.

—Sí, Katakuri-sama.

—Bien —vuelve a su posición de antes para seguir caminando; sin embargo, se detiene para volverla a mirar.— Una cosa más: será mejor que vayas a la cocina a ayudar a los chefs, dentro de poco pasará Oven por aquí.

El cuerpo de la chica se tensa al escuchar aquellas palabras de Katakuri y vuelve hacer la reverencia.— Gracias por el aviso, Katakuri-sama.

Con esa simple orden, se retira ___ en dirección a la cocina ante la atenta mirada de Katakuri quien sabe perfectamente las intenciones de su hermano mellizo. No le agradaba la idea de que Oven estuviese cerca de ella y más en aquella conversación que tuvieron. «La protegeré. No es de mi sangre, pero... es diferente», con ese pensamiento, se retira en dirección hacia donde está Brûlée.

___ había llegado a su destino, tomó un atajo gracias a los espejos de Brûlée. La verdad es que la hermana pequeña de Katakuri le dio un espejo donde puede conectarla con otros y llegar a tiempo a un sitio determinado. Por eso Big Mom la quiere demasiado, la trata como parte de la familia. Abre las puertas de la cocina viendo como los chefs estaban con su gran labor preparando toda la comida.

—¡Señorita ___! —escucha la voz del jefe de cocina, Streusen.— ¿Se puede saber que hace usted aquí?

—Katakuri-sama me envió para ayudarle.

—... Oh, bueno si es una orden de él, pues entonces ve preparando la mesa y los platos. ¡No hay tiempo que perder!

—Sí, Streusen-sama.

Hace lo que le pide aquel hombre que a saber qué edad tiene y sale de la cocina con aquella mesa móvil para ir colocando las cosas. Cada vez la familia Charlotte iba creciendo debido a las ambiciones de Linlin de tener una gran familia. En estos últimos cuatro años se ha casado con cuatro esposos y los ha dejado de lado. Como dice ella: «Solo sirven para mis beneficios». Algunos se van, pero otros piden clemencia para quedarse y aún así son asesinados por los hijos mayores de Linlin.

Es un monstruo, al fin y al cabo. Se centra en su tarea de ir colocando los platos en la gran mesa con ayuda de unas escaleras que tiene plegada la mesa móvil. O si no ¿como iba a llegar? Estaba tan centrada en su labor que no se percató de que alguien había entrado en el comedor como buscando algo o a alguien.

—Vaya, pero si es la pequeña esclava ___.

El cuerpo de ___ se tensa al escuchar esa reconocida voz. Cualquiera cosa menos él: Oven.

—No sé dónde te habías metido, pero no he parado de buscarte toda esta semana. —El chico se acerca hacia donde está ella.

—He estado ocupada.

—¿Llamas estar ocupada hablando con Cracker y Katakuri?

—No sé de qué habláis, Oven-sama.

—Opera me lo cuenta todo —recalca el de cabellos naranja y parecía molesto por su tono de voz.— Siempre te ve a ti hablar con uno de mis hermanos. Y de mí, huyes.

Ella tenía sus propios motivos como para huir de él. Era un hombre con un temperamento agresivo y con ganas de querer follar a una esclava. Y a quien quería realmente es a ella.— Cracker-sama y Katakuri-sama van para darme órdenes, y usted lo sabe.

—¡No me mientas! —Un golpe en la mesa. Eso es lo único que necesitaba para que la chica se asuste.

—Oven-sama, por favor, estoy colocando la mesa.

—¡Al cuerno!

___ iba a decir algo, pero siento la mano grande Oven apresar su cuello y la estampa contra la mesa dejándola boca arriba. La estaba asfixiando y la joven intentaba por todos los medios quitar aquella mano. Sin embargo, el chico aprovecha la ocasión de que está débil para ponerse entre sus piernas, o eso intentaba debido a la diferencia de tamaño.

La joven pedía gritos mentalmente que alguien la ayudase ante la agresividad de Oven. Qué Streusen saliese de la cocina y le dijera al chico que se detuviera. Sus súplicas no estaban siendo escuchada y ladea la cabeza ya teniendo cerca el rostro de Oven. ¿Iba ser violada?

—Vuelve a mentirme y te aseguro que no dudaré en castigarte —escupe Oven ya aflojando el agarre dejando que la chica respirase.— Escúchame bien y espero que se te quede clavada en esa cabeza que tienes —alza la otra mano donde posa su dedo en la frente de ella—: cuando vuelva de la misión y hayas cumplido la mayoría de edad, seré el primero en quitar tu virginidad, y seré el único quién te toque.

Y con la oración terminada, la suelta definitivamente yéndose de ahí antes de que alguien entrase y vea lo ocurrido. ___ estaba destrozada tanto por dentro como por fuera. Por eso odiaba en encontrarse en aquel chico. Con algo de dificultad se levanta de la gran mesa y un quejido de dolor aparece en su garganta. Debe terminar la tarea cuanto antes porque si Big Mom viera que no estaba lista la mesa, le quitaría parte de su vida.

Ignora el dolor de su espalda y termina su tarea. Aunque unas cuantas lágrimas van resbalando por la mejilla de la chica haciendo que aquellas gotas cayesen en los platos. ¿Por qué la vida tiene que ser tan injusta con ella? Ahora lo que más desea en esta vida es morir antes de entregar su virginidad a un bruto como él. Prefiere que Cracker o Katakuri sean los primeros. De qué su primera vez fuese con alguno de ellos.

Esa idea se esfuma de la cabeza al recordar que ella es solamente una esclava y no puede pedir tal cosa. «Un objeto sexual es lo que seré», intenta de alguna manera reprimir aquellas lágrimas que no paraban de salir de sus delicados ojos. El dolor era tan intenso que es imposible apaciguar. Solo espera a que no le haya dejado marca en su espalda.

Solo desea que el día pase volando y que mañana sea otro día.

Al día siguiente.

Las sirvientas se habían reunido como de costumbre para despedir a los hijos de Linlin porque iban a emprender su viaje. Perospero, Katakuri, Daifuku, Oven y Cracker eran los afortunados de ir en esta misión de suma importancia.

Smoothie gritaba con todas sus fuerzas a sus hermanos que lleguen sanos y salvia a casa. Brûlée lloraba de emoción y de tristeza de ver a su hermano mayor partir ya. En cuanto a ___, solo mantenía la cabeza agachada, pero mantenía la esperanza de volver a ver aquellos dos que le daban suma confianza.

«Quiero que seas la primera en recibirnos en la fiesta del té», esas palabras que le dijo Katakuri se han grabado en su memoria y acatará la orden del comandante cuando vuelvan de la misión. Los cinco hijos de Big Mom aparecen por el gran pasillo caminando hacia la gran puerta donde unos cuantos barcos les esperamos para emprender su viaje.

No deseaba alzar la mirada por si se encontraba con la de Oven y no la de Cracker o la de Katakuri. Sabe que el menor de los trillizos la está mirando, deseando volver y hacer lo que le dijo ella. Su cuerpo vuelve a tensarse temiendo lo peor. Unos pasos se detiene enfrente de ella y no quería mirar. Que sea cualquier cosa que no sea Oven, solo suplicaba.

—Acuérdate de lo que te dije. —Y su grata sorpresa era escuchar la voz de Katakuri.— No lo olvides.

—... Sí, Katakuri-sama.

Las velas de los barcos se han desplegado dando la señal de que estaban a punto de partir. Las sirvientas hacen una leve reverencia a modo de despedida hacia los hijos de Linlin. Cuando ___ alza la mirada se encuentra con la de Cracker que se estaba despidiendo de ella con la mano alzada. Ella solo puede sonreír con educación sin que nadie se percata que se estaba despidiendo de ella.

Y ahora, ¿cuánto tardarán en la misión? ¿Será un éxito? Seguro que sí, porque tienen a Katakuri.

Y esa fue la última vez que los ve hasta dentro de cuatro años.

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