Capítulo 10
"Vamos a seguir juntos todo el día como gatos callejeros. Tu corazón tiene que estremecerse cada día, como si nos hubiéramos encontrado por primera vez. Yo no soy como los otros chicos. Bolsos, pendientes, collares, anillos...Todo eso es típico [...] No nos parecemos en nada por lo que mi corazón está como nuevo todo el tiempo."
— The Song (Zion T)
Las gotas de lluvia resbalaban por las ventanas de la habitación creando una melodía lenta e hipnotizante cuando Yoongi se despertó. Se removió en la cama con pereza, estaba cómodo, realmente se sentía bien en una cama grande con mantas cálidas y una calefacción que impedía que su cuerpo temblase por el frío como le sucedía en el piso que hasta hace poco compartía con su hermano. En el momento en el que abrió los ojos pudo percibir la luz anaranjada del despacho de Hoseok encendida y a este poniéndose la camisa ante el espejo de la habitación, parecía recién salido de la ducha pues su cabello estaba todavía revuelto y húmedo.
Era un poco extraño desde su perspectiva, el hecho de observarlo preparándose para ir a trabajar le resultaba tan infinitamente natural a pesar de que esa era la tercera vez que ocurría... Y lo era mucho más porque solo llevaba unos días en esa casa, pero le agradaba. Se sentía acompañado y relajado. Cómodo entre sábanas de seda y descansado durmiendo en el mejor colchón que había tenido el placer de llegar a probar.
- Buenos días Yoongi. - Hoseok le sonrió a través del espejo y él tan solo escondió la cabeza en la almohada de nuevo, sintiendo el frescor de esta mientras respiraba de forma inconsciente el aroma al champú de menta fresca que el magnate solía usar para el cabello. - ¿Quieres acompañarme a la empresa hoy?
- Mmmm... ¿Hay algún motivo en especial por el que deba ir?
Hoseok se encogió de hombros ante la pregunta, centrándose en abrocharse cada uno de los botones de su camisa blanca para a continuación tomar una corbata del vestidor.
-No lo sé, todavía no me has contado nada acerca de tus intereses y aficiones. ¿Hay alguna cosa que te llame la atención y que yo pueda ofrecerte además de ese coche que me has pedido?
Yoongi abrió los ojos al recordar aquella charla, realmente quería ese vehículo. Incluso si no sabía conducir todavía. Suspiró alto y se sentó sobre la cama, alzando la mirada hacia su futuro marido. Podía ver claramente el modo en el que este se apoyaba en el escritorio de la habitación con una mano mientras revisaba algunos papeles de la empresa.
-Tal vez... Podrías enseñarme a conducir bien. Eso suena como algo que haría una pareja y el terreno de la mansión es lo suficientemente grande como para tener un par de prácticas al menos. - Yoongi estaba todavía adormilado y quizás por eso tardó en percibir que con esa pregunta tardaría en recibir el deportivo. Maldijo en voz alta casi al instante, notando como el magnate sonreía con cinismo.
Era completamente obvio que un hombre tan ocupado como Hoseok no querría perder el tiempo enseñándole a conducir a un idiota como él, además, su problema siempre había sido la parte teórica más que la práctica en sí.
-Parece que hay varias cosas que debo enseñarte, nene. - Hoseok se relamió los labios, una manía común en él cuando notaba que la piel de estos se encontraba reseca o escarchada por el frío del invierno.
-No me llames así. - protestó al instante el mayor de ambos. Por mucho que Jung Hoseok fuese el que manejaba el dinero, que él necesitaba para sacar a Jungkook adelante, no le gustaba ser tratado como un niño pequeño. Menos todavía cuando le llevaba un par de años al magnate.
-Nene. - contestó Hoseok divertido por la expresión de enfado que le mostraba Yoongi. Vale, tal vez le gustaba provocarlo con esas pequeñas bromas sin importancia. - ¿Entonces? ¿Vendrás a la oficina? Podemos concretar lo de enseñarte a conducir durante la comida, ahora debo apurarme un poco si quiero llevar a Taehyung y Jungkook a sus clases a tiempo. Ni siquiera hemos desayunado todavía.
Tras unos segundos en silencio el chico terminó por asentir con la cabeza, aunque le agradaba la idea de quedarse solo disfrutando de la totalidad de la mansión de los Jung, todavía quería ganarse el corazón de Hoseok y asegurarse una buena cantidad de dinero. La compañía del magnate no era especialmente cargante cuando los dos estaban encerrados en su oficina la mayoría del tiempo, lejos de la enorme cantidad de movimiento que se daba por los pasillos, de todos modos. Hoseok se limitaba a mirar papeles, firmar cosas y tener reuniones mientras Yoongi curioseaba. Al menos así fue anteriormente, durante los últimos tres días de esa semana.
- Iré. - dijo comprendiendo que el magnate quería una respuesta concreta. A veces se sentía nervioso cuando Hoseok lo miraba fijamente con esos ojos aparentemente característicos en su familia, de un tono verde atrapador. Taehyung también podría presumir de esa mirada tan jodidamente profunda si no tuviese problemas de socialización y mantuviese constantemente su flequillo sobre sus ojos en un gesto tímido. - Voy a ducharme.
-He dejado un traje en tu zona del vestidor, ponte eso. Atraerás menos miradas curiosas de esa forma. No me gusta la gente cotilla.
Yoongi asintió y se coló en el baño sin mirar atrás, todavía estaba desnudo y lo que menos quería era volver a notar los grandes ojos de Hoseok recorriendo su cuerpo. Lo ponía nervioso. Le daba escalofríos. Sentía el cosquilleo en su estómago cuando lo observaba así, y eso no le gustaba porque perdía el control antes de darse cuenta siquiera. La presencia del magnate era tremenda, sabía como hablar, como conseguir exactamente lo que deseaba. Eso lo confundía y asustaba casi por igual.
Se centró en la calidez que las duchas mañaneras le proporcionaban a su cuerpo delicado. Porque sí, podrían pasar los años, podría hacerse el chico fuerte ante el mundo pero en la intimidad era como un niño pequeño tratando de buscar calor y comodidad en todos los sitios. Le encantaba sentirse arropado y acariciado por las mantas limpias con olor a detergente de aloe vera, sus gustos eran caros incluso cuando su vida siempre fue pobre. Sabía lo que le sentaba bien, lo que lo hacía feliz y su mayor problema durante mucho tiempo fue que no lograba controlar sus necesidades. Cuando quería sexo encontraba a una chica, si necesitaba dinero lo robaba... Y aún lo haría si no fuese porque Hoseok le estaba concediendo cada capricho que se le antojaba. En cuanto a las relaciones sexuales, ese tema, aún tenía que proponerle al magnate nuevas formas de disfrutar del sexo sin que su culo fuese empalado de forma inevitable. Porque se temía que con la personalidad dominante de Jung, sucedería. El hombre era un maldito monstruo de los negocios acostumbrado a dar órdenes todo el tiempo.
Salió de la ducha varios minutos después, se secó el cabello con una toalla y se colocó el estrafalario traje. No es que no le quedase bien, lo cierto es que le daba un toque de seriedad incluso cuando los tatuajes de su cuello se escapaban de la camisa marcando su piel blanca de mil colores. Simplemente no le gustaba lo que Hoseok había elegido para él, tan colorido. Tan puro. Tan... Blanco. Su traje parecía una jodida luz navideña brillante. Por no hablar de la pedrería incrustada en la chaqueta, parecía más algo que podría ponerse en una fiesta que un uniforme de trabajo.
-Espero que sea una broma. - dijo entrando en el comedor y clavando su mirada sobre el magnate. - Parezco un adorno navideño Hoseok. Tus trajes son bonitos, no entiendo porqué debo llevar esto.
-A mí me gusta. - respondió Taehyung cabizbajo, lo cierto es que había sido su elección. El magnate aceptó porque su hermano solía tener un gusto impecable para la moda. Había creído que el color de los tatuajes de Yoongi podría destacar en ese traje de alta costura.
-Pues vaya asco de gusto. - contestó Jungkook, haciendo que un nudo se instalase en el cuello de Tae para a continuación apartar el plato de comida. El pequeño de los Jung cruzó sus temblorosas manos sobre sus piernas y el hermano de Yoongi solo logró reprenderse a sí mismo en silencio. - A mi hermano le gusta el negro en realidad, nunca lo he visto llevando blanco. Acepta un poco de color pero ahora parece un muñeco con todas esas piedras, no lo digo con la intención de dañarte y estoy seguro de que tú podrías hacer que se viese bien pero no es el estilo de Yoon. Solo eso.
-Te queda bien, Yoongi. - mencionó Hoseok. - Y mi hermano sabe lo que hace cuando se trata de este tipo de cosas. Puedes ponerte otra cosa si lo prefieres de todos modos, conseguiré más tarde un traje negro para ti.
Jungkook suspiró casi al mismo tiempo en que Yoongi tomaba asiento a su lado, haciéndole un gesto de pesadez. No había que ser un genio para saber que a ninguno de ellos le agradaban las cosas pomposas pero la limpia mente de Jung Taehyung creyó que algo bonito se vería mucho más lindo en alguien con la piel tan decorada de colores como la de Yoongi y así lo explicó aún cabizbajo con la señal de la ansiedad clavada en su pecho. Jungkook lo analizaba en silencio, consciente de lo que ocurría mientras Hoseok lo miraba atentamente.
-Creí que el blanco...Te...Quedaría bien... Porque tus...Tatuajes son coloridos y... Bueno... Siempre llevas negro y así no lucen lo suficiente. - cuando terminó de hablar alzó la cabeza con la mirada perdida.
– La próxima vez pregúntame. - la respuesta de Yoongi fue directa al magnate después de dedicarle una pequeña mueca de ánimo al pequeño de los Jung. - Y así no mataré al mensajero. Sus gustos y mis gustos son claramente diferentes, esto es algo que como ha dicho Jungkook encajaría con tu hermano pero no creo que lo haga conmigo.
Hoseok asintió, tomando la culpa de lo ocurrido mientras su interior se quemaba. No le gustaba que tratarán así a su hermano, pero tenía que reconocer su culpa al haber pretendido comprar algo para Yoongi sin tener en cuenta los gustos de este.
-Jungkook. - habló Hoseok olvidándose del desayuno por unos instantes - En esta casa no se admiten ofensas, agradecería que la próxima vez que hagas sentir mal a mi hermano pidas disculpas. Todos nos enfadamos y tenemos malos momentos, el uso de las palabras que decidimos usar es la clave. Estoy seguro de que no pretendías lastimarlo de alguna forma al dar tu sincera opinión pero Tae es un chico al que le afectan las cosas de forma exagerada y...
-Dejame Hobi, no necesito que me protejas... Tú los has metido en esta casa.... Si sufro por su culpa significa que también es tu culpa.
Hoseok tragó con fuerza, detestaba ver a su hermano mal. Era la única persona que le quedaba en el mundo y lo adoraba de una forma que muy pocos podían llegar a comprender. Para él, Taehyung lo significaba todo. No solo por el detalle de que este era mucho más complicado que otras personas y eso había derivado en que tuviese problemas para hacer amigos. La soledad no era la única cosa que había terminado por provocar en él una especie de sobreprotección hacia su hermano pequeño, más bien lo era el hecho de que literalmente Tae era todo lo que quedaba en el mundo que realmente le importaba.
Lo cuidó cuando se quedaron huérfanos, lo consoló durante años por la precipitada muerte de sus padres, cada vez que enfermaba se mantenía a su lado sin cerrar los ojos durante la noche incluso si se trataba de un simple resfriado. Su hermano era la única persona en el mundo que podía apartarlo de su trabajo y de sus negocios. Por eso la idea de hacerle daño de alguna manera, adrede o no, creaba en su interior un malestar superior a cualquier sensación de ansiedad.
-Lo siento. - dijo Hoseok en un susurro mirando a Taehyung, quien le dedicó una sonrisa cálida y asintió. - Tenéis que saber que tiendo a proteger a mi hermano más de lo necesario, no puedo evitar preocuparme por él todo el tiempo.
Justo delante de ellos los hermanos Min observaban sorprendidos la estampa familiar que estaba teniendo lugar ante sus ojos. Jungkook deseando tener un hermano que al igual que el magnate pidiese perdón al cometer errores que le afectaban directamente y Yoongi centrado en el poder que un chiquillo podía ejercer contra el, en apariencia, inalterable Hoseok.
El desayuno transcurrió tranquilo después del pequeño malentendido. Los cuatro compartieron una tranquila charla esa mañana por primera vez. Hablaron de la temporada de hípica en un intento por recuperar la bonita sonrisa de Taehyung quien amaba a los caballos desde que tenía memoria, de cómo la familia Jung criaba algunos de los mejores del país siendo todos estos adoptados y rescatados. Durante al menos veinte minutos la sensación los cubrió a medida que compartían anécdotas graciosas o conversaban sobre las ofertas de actividades extraescolares que a Jungkook podrían interesarle y harían destacar su expediente académico entre los demás alumnos.
Por un instante fueron cuatro personas diferentes desayunando con una tranquilidad exquisita solo interrumpida por la tormenta que el tiempo desataba en el exterior de la casa.
- No pongas esa cara. - Yoongi miró a Jungkook con una ceja levantada. - Vamos, solo son rayos. Ni siquiera están cayendo cerca de aquí. Deja ese miedo a un lado.
Pero no podía, Jungkook no lograría nunca olvidar la tormenta que terminó por llevarse a sus padres. Por eso las temía y evitaba a toda costa. Escucharlas implicaba recordar las malas noticias acerca del accidente de tráfico que sus progenitores habían tenido y que años atrás un oficial de policía les comunicó con una psicóloga en el único hogar que Yoongi y él habían tenido.
-Yo no voy a ir a ningún sitio con este tiempo. - dijo tajantemente. - No es nuestro barrio, el instituto no está a cinco minutos sino a más veinte y en coche a través de un bosque frondoso. No pienso subirme a un vehículo con la lluvia así y....
-En realidad creó que nadie podrá ir a ningún sitio. - habló el magnate con el teléfono en la mano. - Acaba de llegarme un mensaje con aviso de alerta roja, los rastros de un tifón están pasando cerca de Seúl de forma completamente inesperada y aunque no tocará la ciudad es peligroso salir así. - un suspiro se escapó de su boca mientras se desataba el nudo de la corbata. Nada de oficina, ni para él ni para sus empleados al parecer. - Maldita sea, tenía una reunión importante hoy.
De nuevo otro suspiro se escapó de la boca del magnate, captando la total atención de Yoongi. Él lo había visto molesto anteriormente pero nunca estresado, no al menos tan evidentemente.
- Iré a por algunos víveres por si nos quedamos sin luz o la alerta sube su nivel de grave a extremo. Yoongi ven, necesitaré ayuda... No sé todavía cuales son vuestros gustos, alergias, ni lo que necesitáis. Tendrás que guiarme para obtener comida para Jungkook y para ti.
No le dio tiempo a responder pues Jung Hoseok ya había tomado las llaves de su deportivo y comenzado a caminar hacia la salida del comedor para dirigirse hacia los empleados que generalmente permanecían en la casa, estos podrían elegir si quedarse o volver a sus hogares para asegurar las puertas y ventanas de los mismos en caso de que el viento se tornase realmente peligroso. Durante su camino por la mansión, se debutó solo un instante para comprobar que Yoongi lo seguía.
-Creo que es mejor que se queden, si realmente la alerta sube de nivel este sitio parece bastante más seguro que una casa pequeña.
-En realidad opino lo mismo, pero muchos de mis empleados tienen familiares y apuesto a que les calmará saber que pueden ir con ellos sin que su sueldo se vea afectado. - el magnate alzó la mano pidiendo permiso. Entonces Yoongi aceptó la oferta y ambos caminaron hacía el exterior.
Mientras Hoseok y Yoongi tomaban uno de los coches todoterreno para atravesar las carreteras del bosque que rodeaban las salidas de la mansión, Kim Taehyung se escabullía hacía el prado de la propiedad para volver a meter en el establo a cada uno de sus caballos. Incluso si el cielo estaba teñido de un negro tremendamente oscuro o la lluvia caía con fuerza sobre su cabello, haciendo que el flequillo se le quedase pegado a la frente, él sabía cuáles eran sus prioridades. Los animales estaban asustados por la tormenta, así que se ocupó de cerrar por completo los establos procurando que no hubiese ninguna corriente de aire que tirase objetos provocando que estos entrasen en pánico.
Yoongi caminaba de la mano de Hoseok por el interior del centro comercial observando las estanterías y pensando en qué tipo de cosas podría comprar para ayudarle a su hermano a mantener la calma. Jungkook podía ser entretenido fácilmente, le encantaba dibujar o escuchar música durante horas hasta que memorizaba cada una de sus canciones favoritas.
-¿Me estás escuchando? - reclamó el magnate, caminando a su lado. - He preguntado si alguna vez te has hecho un examen médico de ETS, no me malinterpretes pero quiero saber si estás limpio antes de ir más allá contigo... Si alguna vez llega a suceder ambos debemos estar bien...
-Estoy limpio. - contestó más rápido de lo pretendido Min Yoongi. - Lo cierto es que me hago esa mierda frecuentemente. Recuerda que hasta hace poco vivía en un barrio problemático. Algunas de las chicas con las que mantenía relaciones eran solo algo de una noche con lo que ellas estaban de acuerdo. No resulta del todo fiable a pesar de usar protección, si no conoces a la persona perfectamente siempre es un poco arriesgado. Así que procuraba comprobar siempre el tema de las enfermedades sexuales incluso si usaba condón.
-Perdona si te he ofendido. - Yoongi podía notar como la forma de ser dominante de Hoseok había menguado desde lo ocurrido en el desayuno con su hermano. - Necesito saber ese tipo de cosas, solo en caso de que alguna vez crucemos la línea del cariño.
Yoongi asintió, casi mordiéndose la lengua para no ser un impertinente pero al fin de cuentas la delicadeza no era lo suyo.
-¿Qué te pasa en este instante? Tienes cara de oler mierda desde la mañana y empiezo a preguntarme si yo soy el motivo o si realmente ha sucedido algo grave. - las palabras no iban destinadas a dañarlo, él sabía que era un completo inútil en la tarea de ser delicado. Por eso se sintió un poco cohibido cuando se encontró a sí mismo de un momento a otro tirando de la mano de Hoseok hacía una zona menos concurrida del centro comercial en el instante en el que este se rompió ante sus ojos.
Las lágrimas resbalaban por el rostro de Hoseok, tiñendo sus ojos de un doloroso rojo. Su respiración era dificultosa y sus brazos buscaron el abrazo de Yoongi de forma desesperada, quien sorprendentemente le permitió hacer lo que quisiera demasiado confundido como para hacer algo al respecto.
-Taehyung... - susurró Hoseok aún entre lágrimas. - Yo... Es lo único que me queda... Hacerle daño... No es mi intención.
Y no lo era, jamás podría hacerle daño ni siquiera aunque su hermano lo amenazase con una pistola. Él se dejaría matar antes de causarle la más mínima sensación de dolor. El sentimiento crecía si pensaba en su madre, en esa maldita enfermedad que algún día llegaría hasta Hoseok de forma inevitable. En el pensamiento de que tal vez en el futuro Tae se quedaría solo y él ya estaría demasiado drogado de medicamentos como para consolarlo.
-¿Solo es eso? - asintió a la pregunta de Yoongi, sin querer confesarle la verdad.
Hoseok escondió la cara en el hueco del cuello de su futuro esposo y sollozó con fuerza sin tener en cuenta a todos los curiosos que los miraban o a todas las personas tradicionales que los juzgaban. Sinceramente, en ese momento no le importaba nadie salvo su hermano pequeño.
-Ca...cálmate. - dijo el chico de los tatuajes, tratando de ayudarle de forma torpe. Lo cierto es que todas esas miradas lo estaban enfadando y comenzaba a tener ganas de gritarles a los viejos cotillas que siguieran con su camino. - Oye, tranquilo. No llores, Hoseok.
Pero no funcionaba, nada de lo que Yoongi decía o hacía servía para acabar con el gran dolor que el magnate estaba sintiendo. No funcionó cuando Hoseok subió al coche con las lágrimas todavía en los ojos, ni tampoco cuando se tumbó en la cama de su habitación mientras Yoongi lo observaba tembloroso desde el marco de la puerta con un preocupado Taehyung a su lado y un curioso Jungkook a sus espaldas.
-Hay algo más de lo que nos habéis contado. ¿Cierto? - dijo el pequeño de los Min. - No es una simple tristeza momentánea, no lo parece al menos.
-No molestes ahora con eso Kook, creo que lo que menos necesita Hoseok es que alguien decida hacerle un perfil psicológico. - respondió Yoongi. Le hubiera gustado decir que solo tenía miedo de perder su dinero pero la única verdad residía en que realmente algo lo perturbaba al ver al magnate así. Tan débil, lloroso y destrozado. Lo conocía desde hace una semana si contaba los días que habían pasado desde la firma del contrato, un muy corto periodo de tiempo, pero de todos modos la imagen del magnate sufriendo era tan nítida que erizaba su piel con cada sollozo que dejaba escapar de la boca.
-No. - contestó Tae. - Está atravesando una de sus repentinas depresiones... Bajad, yo me encargaré de mi hermano.
Ese fue el primer contacto del chico tatuado con la depresión grave que a su temprana edad el magnate había comenzado a experimentar como herencia materna.
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