Die or Live, Luck Decides (Parte 2)

...La sentencia de muerte fue escrita en un tono gris, horrible y doloroso...

Narra autora

En el vasto horizonte donde el cielo se unía al mar, el barco de Barbablanca surcaba las aguas con la majestuosidad de un leviatán. Su primer comandante, Fushichou Marco, era conocido por su espíritu indomable y su lealtad a la tripulación. Sin embargo, ese día, mientras el sol se ponía y bañaba de oro las velas desgarradas, Marco se encontraba inmerso en un mundo de piratería muy diferente. Con pluma en mano, revisaba documentos y cuentas en la cabina del capitán, cuando un repentino escalofrío lo recorrió.

De pronto, sintió que su tatuaje, el que marcaba su vínculo con su alma gemela, comenzaba a cambiar. El arte sagrado que adornaba su pecho, justo encima de su corazón, vibrante y lleno de vida, se volvió de un gris oscuro, como una tormenta que amenazara con devorar la luz. En un instante, el aire se volvió pesado y el océano pareció susurrarle oscuros secretos. Marco se sintió atrapado en un vórtice de angustia; no conocía a su alma gemela, pero había llegado a amarla profundamente de una manera que no podía comprender.

¿Cómo podía sufrir tanto por alguien a quien nunca había visto?

Las imágenes de su vida navegando en peligrosas yeguas, enfrentándose a enemigos y disfrutando de la camaradería de su tripulación, se desvanecieron en ese momento de horror. El pensamiento de que su otra mitad pudiera estar sufriendo o, peor aún, muriendo, lo llenó de un dolor abrumador. Se levantó de la mesa, incapaz de permanecer quieto, cada segundo un latido sordo retumbaba en su pecho. Su corazón clamaba por acción, pero ¿qué podía hacer?

Entonces, tan repentinamente como había comenzado, el gris se disipó. Los colores vibrantes regresaron a su piel, brillando con una intensidad que casi lo cegó. Marco se quedó paralizado, respiró profundamente, sintiendo que la esperanza lo inundaba como una ola refrescante después de una tormenta. Su alma gemela estaba viva y eso era todo lo que realmente importaba. Con un suspiro de alivio, se dio cuenta de que inconscientemente había entrelazado su destino con el de su destinada, incluso si no sabía quién era ni dónde estaba.

Desde ese momento, Marco decidió que esa experiencia sería un secreto que guardaría en lo más profundo de su ser. Las palabras se le quedaron atascadas en la garganta y, aunque ansiaba compartir su alivio con su tripulación, especialmente con su padre, sabía que una revelación así podría generar confusión, lástima y horror. Optó por lo que consideró la mejor opción: seguir con su vida, esperando que el gris nunca regresara.

Los días se convirtieron en semanas y con cada amanecer, con el cielo teñido de naranja y violeta, Marco se sentía más ligero. La sombra de la angustia se iba disipando, aunque todavía había un eco persistente en su interior. A medida que pasaban los días, observaba con más atención todo lo que le rodeaba, buscando a esa persona que pudiera completar su vida.

Una noche, cuando el barco ancló en una isla desconocida, Marco decidió explorarla. Los rumores hablaban de un viejo oráculo que vivía en la cima de una montaña y que tenía la capacidad de ver los hilos del destino. Tal vez, solo tal vez, él pudiera arrojar luz sobre la sombra que se había cruzado en su vida.

La montaña era empinada y el camino resbaladizo, pero el deseo de proteger a su amada lo impulsaba hacia adelante. Cada paso era una mezcla de esperanza y miedo, hasta que finalmente llegó a la cueva del oráculo. Allí, una anciana de mirada penetrante lo custodiaba.

- Viniste buscando respuestas, joven guerrero. El amor verdadero es una fuerza poderosa, pero también vulnerable - dijo, su voz resonando en la cueva. Marco sintió que se le erizaba la piel. - Tu alma gemela está en peligro - el anciano no se molestó en endulzar sus palabras.

- ¿Qué debo hacer? - preguntó Marco, sintiendo que la desesperación amenazaba con quebrar su resolución.

-Debéis estar siempre a su lado, incluso cuando las tormentas azoten vuestras almas. El verdadero amor es una unión de corazones, no sólo de cuerpos -respondió el oráculo con voz enigmática

Con esas palabras resonando en su mente, Marco descendió de la montaña. La conexión con su alma gemela era indestructible, tenía que creerlo.

Decidió regresar y enfrentarse a sus miedos. Las noches en solitario en el barco serían sus batallas y la esperanza sería su protectora.

Días después, el barco de Barbablanca se preparaba para un nuevo desafío. Marco, con el corazón más ligero y la mente centrada, miraba al horizonte con determinación. Sabía que no podía cambiar el futuro ni controlar el destino, pero sí podía vivir cada día con pasión y amor sincero.

Mientras la brisa acariciaba su rostro, se sentía conectada, no solo con su amado mar, sino con la esencia misma de su alma gemela. Sin importar la distancia ni los peligros; su historia con su amado aún estaba por escribirse y por eso nunca se rendiría porque no había colores más vibrantes que los que compartían.

Mientras el barco navegaba hacia nuevas aventuras, Marco sonrió con nostalgia.

Aunque el gris pudiera volver, él sabía que nunca estaría solo. Estar enamorado significaba enfrentar juntos las tormentas de la vida, y él tenía la fuerza para hacerlo.

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Capitulo publicado en AO3: DT27VW

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