♡ ∘ ׄ · ׂ 26
- ¿Qué hora es? -. Sus manos en mis caderas me tomaron con más fuerza y sin previo aviso guio mi cuerpo para que caiga otra vez sobre su miembro. - Mierda -. Arquee mi espalda ante tal cantidad de descargas de placer que me consumieron en ese instante, escondiendo mi rostro en su cuello, sintiendo mi vista humedecerse.
- Me gusta como intentas no hacer ruido -. Besó el lóbulo de mi oreja, mientras sus manos movían mis caderas hacía adelante y hacía atrás. - Te he hecho el amor cada día desde hace dos semanas y sigues siendo mi mayor adicción, Soaring -.
- Cá-Cállate -. Apoyé mis rodillas sobre el colchón de mi cama y me impulsé con estas, empezando a saltar sobre su miembro, en un vaivén rápido, jadeando cerca de sus labios. - Es tu culpa -.
- ¿Ah sí? -.
- ¡Sí! -. Sus uñas arañaron con intención mis costados, sacándome otro jadeo, antes de que sus dientes tomen mi labio inferior y tiren de este. - Es... Es que cuando llegas del trabajo, esperas a que Oliver se duerma y... Y...-.
- Y te encanta ¿No? -. En un movimiento me tumbó sobre la cama, acomodándose sobre mí, volvió a embestirme con salvajismo, dirigiendo él todo el movimiento, mientras mi cuerpo se estremecía por completo y disfrutaba del estarnos devorando el uno al otro.
Sí. Mierda, claro que sí.
- Piensas tan fuerte -. Su lengua delineó mis labios, apoyando sus manos a los lados de mi cabeza. Me mostró una sonrisa burlona, antes de robarme un pequeño beso. - Sabemos que te encanta, Soaring -.
- Idiota -.
- Tu idiota -. Sonreí, rodando los ojos ante sus palabras. - Ahora se bueno y no grites mucho ¿Vale? -.
- Uhm -.
Y entonces sus movimientos se hicieron tan salvajes como un alfa en celo, aunque él no lo estuviera, sabía comportarse como uno. Una almohada, morder mi labio, besarlo o amarrarme su corbata a la boca, nada evitaba que termine gritando su nombre para cuando nos corríamos y su nudo me enloquecía hasta casi hacerme desmayar.
- Rayos -. Gemí, aunque no precisamente por la misma razón que en la madrugada.
- Ayer no te quejabas tanto-.
- Natalan, cállate -.
Dos semanas habían pasado desde que Natalan me dijo que me amaba. Fueron dos semanas realmente hermosas, sí, aunque como siempre, todo lo bueno tiene su final. Me tocaba volver a clases y no deseaba pensar en cómo estarían esas personas que tantas excusas buscaban para hacerme sentir inferior.
Aunque ahora el solo pensar en el inmenso dolor en la parte baja de la espalda de mi espalda tampoco era algo lindo para pensar.
- ¿Ya te dije que amo lo precioso que te ves enojado? Ahora mismo podría detener el auto y...-.
- Te juro que si me tocas la polla una vez más, te denunciaré por explotación sexual -.
Escuché su agradable carcajada y sonreí, dirigiendo la mirada a lo rápido que su auto avanzaba, dejado atrás las calles de mi vecindario y avanzando hacía la universidad. En realidad, las cosas habían salido más que bien después de aquel día.
Quizás aún no le decía a Natalan que lo amaba, pero estaba seguro que él lo sentía y eso me hacía feliz, como cuando dormíamos abrazados, mi espalda contra su pecho y yo entrelazaba mis dedos con los de su mano, recordándole lo importante que era para mí.
Él también había cambiado un poco, aunque no sabría decir si fue un cambio o si es solo que ahora estoy conociendo al verdadero chico detrás de la faceta de alfa dominante que tiene la mayor parte del tiempo.
Cada día me convenzo más que él no es un perfecto alfa. Por ejemplo, cada día que se quedaba a dormir en mi casa, a la mañana siguiente me encargaba de despertarlo para que vaya a trabajar y muy por el contrario de un alfa responsable y maduro, se aferraba a mi cuerpo y no me permitía moverme sino hasta que Roier casi le rompía el celular a timbradas. O cuando iba a recogerlo a mi casa, eso también se había hecho una mala costumbre.
Natalan ahora era él mismo y no podía estar más feliz. Sonreía, hacía comentarios irónicos y reía con tal fuerza, hasta inclinar su cabeza hacía atrás o cubrir su boca con sus bonitas manos. Incluso sus gestos al hablar con Oliver hacían todo mucho más encantador.
Perfecto para mí, no había otra forma de describirlo.
- ¿Estás nervioso? -.
- Algo -. Suspiré, volviendo a dirigir la mirada a él. - No todos los días vuelves después de vacaciones siendo la pareja de uno de los alfas más codiciados de todo Guatemala ¿Sabes? -.
- ¿Te molesta eso? -.
- Para nada -. Observé el edificio de la Universidad tan cerca y suspiré. - Es que... Es complicado, supongo -. Junté mis manos y empecé a jugar con mis pulgares, hasta que sentí el auto detenerse y como se quitaba el cinturón de seguridad, volteando a mirarme.
- ¿Quieres hablar de eso? -.
- Sinceramente no -. Le regalé una pequeña sonrisa, quitándome el cinturón también para estirarme y robarle un pequeño y rápido beso. - ¿Me vendrás a recoger? -.
- Claro, tengo una reunión en una media hora, pero haré que acabe antes de que salgas ¿De acuerdo? -.
- Gracias -. Suspiré, admirándolo por unos segundos, permitiendo que el silencio diga todo lo que yo no me atrevía a decir en voz alta.
Él se había convertido en mi mundo completo sin darme la opción de negarme, tal cual un alma gemela y su misión al entrar en tu vida. Natalan me hacía sentir mejor persona, alguien más alegre, más feliz y mucho más animado.
Así que prometí en ese mismo instante que daría todo de mí para que nada me quitara la sonrisa que Natalan creaba en mis labios.
- ¿Qué pasa, eh? ¿Te debo dinero o es que quieres besarme, jovencito? -.
Y lo hice. Sin importarme nada ni nadie que pudiera vernos estando justo frente a la Universidad, tomé sus labios en un profundo beso al que él no tardó en corresponder, robándome el aliento como cada vez lo hacía, recordándome que la mejor parte de besarnos tanto era que no me aburría, a cada instante ello se volvía más hermoso.
Lo amaba, simplemente lo amaba con mi vida.
No me costó mucho ignorar las nada disimuladas miradas sobre mí, sobre todo porque ya era algo normal en mi vida en la universidad, aunque ahora seguro se debía a razones muy diferentes. Cuando llegué al salón, lo primero que vi fue a mi pelinegro amigo sentado en el lugar de siempre.
Duxo, tan exagerado como le nacía serlo, se levantó de un salto y golpeó sus dos palmas contra la carpeta, captando la atención de todos antes de correr hacía mí y lanzarse a mis brazos.
- ¡Mierda, Soaring! -. Gritó cerca de mi oído. - ¡Joder, amigo! ¡Te he extrañado mucho! -.
- Duxo... Me asfixias -. Él aligeró su abrazo y entonces pude responderle, feliz de volver a ver a una de las pocas personas que me daba esa cálida sensación de confianza. - También te he extrañado. No te has pasado por mi casa, eso es tu culpa -.
- Lo iba a hacer -. Se encogió de hombros. Ambos caminamos tranquilamente hasta nuestros lugares, sentándonos. - Pero me enteré lo tuyo con Natalan y no quise molestar, me imagino que es posesivo y bueno... Más vale prevenir que lamentar -.
- Lo es, pero no creo que se ponga celoso de otro omega, eso superaría los límites -. Mordí mi labio, aguantando una inmensa sonrisa cuando noté la facilidad con la que pude hablar de mi noviazgo con Natalan. - ¿Todos lo saben? Quiero decir... Él y yo -.
- Bueno, claro -. Duxo bufó. - Saliste en muchos diarios, Soaring, quizás todo Guatemala no te conozca pero creo que en esta Universidad ya todo omega y beta tiene bien memorizado tu rostro, así que saben que eres la pareja del soltero del siglo -. Él se tomó unos segundos antes de seguir hablando. - Aunque es algo criticable en todo aspecto -.
- ¿Por qué? -.
Mientras Duxo se estiraba para buscar algo en mí, otro omega se acercó a nosotros, aunque mucha sorpresa no me causaba, considerando de quien se trataba.
- Es criticable porque son novios y no te ha mordido -. Nova se cruzó de brazos, sentándose a mi lado. - ¿A qué se supone que juegan? ¿Es tu amigo y te hace un favor para que te dejen de molestar? -.
- Sí, claro -. Duxo lo miró mal, siseando antes de bufar e inflar sus mejillas, en su típico gesto infantil. - Si por una sola vez vieras como Natalan lo mira, sabrías que de favor y de falso no tiene nada -.
- ¿Quién habló contigo, intento de pelinegro casi castaño natural? -.
- Nadie te invitó aquí, puta barata -.
- Eh... Chicos -. Suspiré, no me había enterado cuando esos dos comenzaron a hablarse, pero me podía hacer una idea de que definitivamente no se llevarían bien. Duxo y Nova eran como las dos caras de una moneda. - ¿Pueden evitar hacer ruido? No he dormido bien -.
- No sé qué haces hablándole con este idiota, Soaring, claramente solo quiere tenerte cerca para saber si mientes o no sobre Natalan -. Me dijo Duxo, apoyando su codo sobre la carpeta y su mejilla sobre su mano.
- Da igual -. Me encogí de hombros. - Lo mío con Natalan es cierto, no me importa si me creen o no -. Miré a Nova y le sonreí. - Pero, si hablas por la mordida, Natalan es más que un simple alfa que entierra los dientes, algo que claramente no conoces hasta ahora, Nova -.
Observé como tensaba su rostro y al instante separó sus labios, aunque se planteó si responderme o no. Sonreí victorioso cuando no lo hizo y al instante entró el profesor, deteniendo cualquier tipo de charla e iniciando la clase.
Siendo justos, Nova no me caía mal, era un omega presumido, idiota, demasiado engreído, aunque claramente tenía de donde colgarse, con una apariencia perfecta pero delicada que seduciría a cualquier alfa, pero muy aparte de eso, no era una mala persona, él jamás se había burlado directamente de mí, más que con comentarios irónicos que... Bueno, todos lo tenían.
Y también le debía aquel día que Natalan me llevó a casa y me tuvo en sus brazos hasta que desperté. De no ser por sus palabras, nada de eso habría pasado.
Dirigí una última mirada a Duxo para hacerle un pequeño gesto, tratando de tranquilizarlo con la presencia de Nova aún a mi lado. Él a veces tenía también un sentido demasiado protector para ser un omega al que debían proteger, pero no me importaba, se sentía agradable contar con un amigo como Duxo. Por último miré a las filas delante de nosotros y noté a Fallo y Emikukis observándome, pero no estaba Karma
Les hice un pequeño gesto con la cabeza y ambos sonrieron, para después dirigir su atención al pizarrón. Tampoco tenía deseos de odiarlos a ellos, ni a Karma, quizás en un pasado el recordar aquel día o todos los demás me traería un resentimiento terrible, pero ahora todo estaba bien, con Oliver y Natalan en mi presente, no había tiempo para recordar el pasado oscuro.
- ¿En serio este idiota tiene que seguirnos a todos lados? -.
Sonreí al escuchar a Duxo, simplemente resignándome a su desprecio por Nova, y es que deverdad, había terminado la primera hora y cuando salimos para lavarnos o tomar aire, Nova se vino siguiéndonos en total silencio. No voy a decir que no me parecía raro, pero era agradable ser tres y ya no solo dos, aunque nunca lo diría en voz alta con Duxo presente.
- Solo estoy aburrido -. Nova se encogió de hombros.
- Puedes estar aburrido por otro lugar. ¿Crees que no notamos como quieres colgarte de Soaring para tarde o temprano conocer a Natalan? Somos omegas, pero no somos idiotas -.
Dejé de escuchar la respuesta de Nova cuando miré por la pequeña ventana del baño. Estábamos en un tercer piso, así que bien se podía observar desde ese lugar las puertas de salidade la Universidad. Agudicé mi vista lo más que pude y entonces noté a Karma, sorprendiéndome de verla rodeada por el brazo de Carlos, mientras este hablaba con sus demás amigos.
- ¿Karma es la omega de Carlos ahora? -.
- Oh sí -. Escuché a Nova responderme. - Sé que has estado algo alejado de la Universidad,pero los últimos días antes de terminar el ciclo pasado, él la mordió -. Nova y Duxo se acercaron a la ventana, viendo la misma escena que yo. - ¿Por qué? -.
- No lo sé... Es solo que no creo que ellos se hablaran antes de eso -.
- No lo hacían -. Volvió a hablarme. - Pero ya sabes como es. En mi opinión ella fue una idiotaal dejarse morder con tal facilidad, todos en esta Universidad sabemos que Carlos es unestúpido -.
- ¿Ah sí? -. Arquee una ceja, ladeando la cabeza.
- Soaring -. Habló Duxo. - No te sientas especial, amigo, así como hay rumores sobre ti, hay rumores sobre cada persona en esta Universidad, supongo que no es algo tan malo si lo mirasde esa manera -.
- Sí, pero Carlos no estudia aquí -.
- Pero su ex omega estudiaba aquí -. Me respondió Nova. . La misma omega que encontraronmuerta en su habitación ¿La recuerdas? ¿Amanda? -.
- Sí. Esperen ¿Ella fue la omega de Carlos? -.
Duxo y Nova me miraron con gestos completamente resignados. Quizás realmente teníanrazón, quizás antes estaba tan hundido en mí, en mi vida y en no interactuar con absolutamente nadie fuera de mi burbuja que no había notado detalles importantes como la vida delos mismos estudiantes que se sentaban a mi lado en cada clase.
Amanda era una buena omega, callada, hermosa y pelirroja. Quizás no era un buen ordenpara describirla, pero era todo lo que conocía de ella antes que de un ciclo para otro deje deasistir a la Universidad. Tampoco es que eso fuera extraño, muchos omegas o betas dejabande estudiar para dedicarse a sus vidas en familia, así que no le tomé importancia a su desaparición.
- Ella se ahorcó un viernes, si no me equivoco -. Siguió Nova, mientras los tres observamos a Karma en los brazos de Carlos, claramente su gesto no era de felicidad alguna. - Carlos no se deprimió, no recayó, no hizo nada, de hecho, hasta donde sé, fueron los padres de ellalos que se encargaron de todos los gastos, incluso a pesar de que ella vivía sola -.
- Entonces solo... ¿Se suicidó? -.
- Nadie sabe qué razones habrá tenido, era demasiado callada para contarle a alguien susproblemas -. Duxo colocó su mano sobre mi hombro, en un claro gesto de apoyo. - ¿Es muchopara ti todo esto? Podemos parar, tampoco tenemos que hablar de gente que no tiene quever con nosotros -.
- No, no -. Negué con la cabeza, volteando para encararlos a ambos. - ¿Y qué se dice en laUniversidad? ¿Creen que fue Carlos? -.
- Indirectamente -. Respondió Nova, cruzándose de brazos. - Después de que falleció, las personas empezaron a mencionar cosas que notaban en ella, como golpes mal camuflados orasguños en sus brazos o su cuello. Claro que no sabría decirte cuanto de verdad habrá enello, pero desde entonces los omega preferimos no acercarnos a Carlos, no eres el único alque no le agrada. Puede que haya alguna que otra omega del tipo prostituta cerca, pero nadapermanente -.
- Aunque es bien sabido que prefiere omegas mujeres, ya sabes, dice que somos como la abominación que Dios escupió por ser hombres y ser los que reciben -.
- Sí, lo he escuchado decir eso -.
- Harry, por favor, solo... No pienses de más ¿Vale? No hay nada que podamos hacer. Ella sedejó morder y cuando esas cosas pasan, ya sale de la jurisdicción de cualquiera, se vuelvealgo de pareja -.
- ¿Y si simplemente ella no se dejó morder? -.
Pero como bien dice la frase "La curiosidad mató al omega", terminé saltándome la siguienteclase para observar un poco más de cerca la situación. Estaba algo nervioso porque Carlos,alguno de sus amigos o Karma me huelan o me escuchen, pero también sentía pena por ella,quizás algo de empatía cuando vi su rostro en un gesto de claro disgusto, Karma realmenteno deseaba estar allí.
Y bueno, no está de más decir que Duxo como fiel amigo me siguió y Nova nos siguió soloporque sí. Si podía compararlos con alguien, ellos bien calzarían en el perfil del burro y elgato con botas, en la película de Shrek.
- ¿Por qué no tengo un amigo normal al que no le importe lo que le pase a los demás y sigacon su hermosa vida con un alfa sexy y genial? -. Me murmuró Duxo, sacándome una sonrisa.
- ¿Alguna vez has escuchado la frase 'Tiene igual de culpa el que hace el mal como el que lopermite'? -. Duxo bufó. - Si ella está en problemas, no podemos dejarla así como así ¿Qué talsi termina igual que Amanda? -.
- ¿En serio siempre hace estás cosas? -. Le preguntó Nova a Duxo y este negó con la cabeza.
- No, pero vaya que siempre desea hacerlas -.
Y entonces recordé las palabras de Natalan aquellos días cuando recién nos estábamos conociendo, no se trata de seguir a la multitud, sino de hacer el cambio. Convertirte en esa agujaen el pajar.
Los tres dejamos de hablar cuando vimos que Carlos y su grupo se separaban, mientrasellos se iban en dirección a la Universidad de los alfa, él y Karma bajo su brazo caminabanen la dirección completamente opuesta, captando nuestra atención.
- Carlos... Por-Por favor, ni siquiera... Ni siquiera lo miré -.
- Cállate y camina, Karma, no me hagas darte tu merecido aquí, porque bien sabes qué puedohacerlo -.
Sentí el temor de Karma, incluso la desesperación y no precisamente por su olor, sino por lavoz de alfa que usó Carlos y que causó un escalofrío tanto en mí como en Duxo y Nova.Ellos me miraron y sus ojos suplicantes me pidieron que me detenga, pero no podía, él realmente iba a golpearla y los tres lo sabíamos.
- Pueden quedarse si quieren, solo me aseguraré que lleguen a donde deban llegar ¿Si? -.
- No -. Suspiró Duxo, pasando sus manos por sus rubios cabellos, jalando suavemente de estos. - Está bien, yo te sigo, vamos solo a ver que lleguen a casa y ya -.
- Yo también voy... Supongo -.
Les agradecí con la mirada y entonces hicimos lo dicho, seguir con cautela a la pareja quecaminaba por las calles. No fue difícil, Carlos estaba más que entretenido pavoneándosede la omega que tenía bajo el brazo y Karma andaba demasiado preocupada para notarnos,mientras seguían dejando calles y calles atrás. Pensé que quizás estaba exagerando, tal vezsimplemente Carlos la llevaría a su casa y ahí arreglarían sus problemas como debía ser,hasta que Karma se detuvo y Duxo, Nova y yo tuvimos que escondernos tras un muro tanrápido como nos lo permitieron nuestros pies.
- Carlos... No quiero ir -.
- ¿Qué dices? -. De nuevo sentí que un escalofrío helado me atravesó. Él realmente estabaenojado. - ¿Encima que mis amigos te vieron mirando a un alfa cualquiera, ahora me vas adesobedecer, maldita puta? -.
- Es que no es... No es verdad, en serio -. Karma retrocedió un par de pasos, mirando a todoslados. Como siempre, las dos o tres personas que pasaban por ahí no hacían absolutamentenada. - No miré a nadie, lo juro por mi vida, Carlos, por favor -.
- ¿Pretendes que te crea a ti, una estúpida omega, antes que a uno de mis amigos de toda lavida? -.
- Lo juro. Te lo juro -.
Y mientras ella más se encogía en su lugar, Carlos avanzaba hasta que la tuvo bajo su control. A él no le importó nada ni nadie, le dio una bofetada ahí, impidiendo que ella caiga alsuelo cuando la tomó del brazo y la arrastró a un pequeño callejón al lado de la calle dondeellos estaban caminando.
Duxo, Nova y yo nos quedamos ahí por unos segundos después de eso, escuchamos golpes,golpes y más golpes. Oí a Karma implorar piedad incluso cuando no podía hablar bien y a Carlos gritarle cosas que no se le deberían decir a una persona. En ese instante, me sentítan sucio al no haber notado a qué extremos era capaz de llegar Carlos cuando solo lo veíacomo un alfa cabeza hueca.
Duxo se cubrió los oídos y Nova cerró los ojos con fuerza, apoyándose en la pared donde noshabíamos escondido, esperando que los sonidos se detengan
Pero no era así, eso definitivamente no debía terminar así.
¿Este es el mundo en el que quiero que mi hijo crezca?
Pensé en Natalan, pensé en Oliver y pensé en mí, sabía que no podría dormir tranquilo si permitía que una situación como esa concluya en algo fatal que habría podido impedir. Hoy enla mañana, cuando iba con Natalan a la Universidad, no me esperé que algo como hoy ocurriera, ni él tampoco, pero de eso se trata el vivir, de saber que de un instante a otro, todopuede cambiar.
Solo esperé que nada malo me pase cuando salí de detrás de la pared y corrí al callejón encompleto silencio, ignorando los gritos desesperados de mi omega rogándome que no lohaga, que salga de ahí, que corra a los brazos de Natalan y me quede seguro en su regazo.
Pero ya no había vuelta atrás. Realmente nunca la hay.
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