♡ ∘ ׄ · ׂ 25

- ¿A qué se refiere? -.

Observé la boca de Lucas abrirse para hablar pero fue entonces el estruendo de una puertacerrarse lo que nos desconcentró. Lucas me miró y luego hacía atrás mío; dándome la vuelta,vi a Natalan caminando a paso apresurado hasta que tomó mi mano y entrelazando nuestrosdedos, tiró ligeramente de mí, acercándome a su cuerpo para rodear mi cintura con firmeza.

- Necesito... Dios, necesito tanto olerte -. Sentía su pecho subir y bajar por la adrenalina ¿Habrían estado discutiendo? ¿Qué había sucedido en esa habitación?

- Llévatelo, Natalan. Hablaré con tu madre -.

Natalan afirmó con la cabeza y al segundo siguiente ya estábamos saliendo del enorme edificio.La mano de Natalan temblaba, su agarre sobre la mía era potente y definitivamente no dejabacircular bien mi sangre, pero no sentía dolor, al contrario, me dolía el pecho por verlo de esamanera. Me ayudó a subir a su auto y subió él, saliendo del estacionamiento, solo una vezestuvo en la autopista soltó un suspiro cargado de enojo, apretando sus dedos sobre el timón.

- Nat -. Suspiré, sin saber muy bien qué hacer. Nunca había visto a ningún alfa así, aunquetampoco era muy experto en la materia de conocerlos. - ¿Qué tienes? Dime, por favor, quieroayudar -.

- Espera, solo espera -. Alzó su mano hacía mi dirección, estirando el índice como intentandocallarme. Obedecí, no sonaba enojado, pero estaba agitado. - Necesito que esperes -.

- Espero. Yo espero -. Mordí mi labio inferior, observando como él no despegaba la miradadel camino, con su ceño fruncido y sus cejas curvadas hacia abajo. Enojo, ira, fastidio, el olorno tardó en llenar el auto. Mi omega tembló y tensé mi cuerpo, no nos gustaba nuestro alfaenojado, así que no tardé en soltar en un pequeño susurro la duda principal.

- Hice... ¿Hice algo malo? -.

- No, tú no -. El auto seguía avanzando a velocidad, por suerte ya era muy tarde, no me habíafijado en la hora desde que salí de su casa pero esperaba que fueran más de las doce. - Yo -. Siguió, así que solo lo miré, dejando que se tome su tiempo. - Yo soy el idiota que creyó queella entendería, pero no pasó -.

- ¿Tu mamá? ¿Es eso? -. Observé las venas marcarse ligeramente en su mano por la nuevatensión producida y lo tomé como un sí. - ¿Eso haces? ¿Estás conteniéndote? -. Natalan no dijonada y tampoco hizo falta, cada detalle de su reacción encajó perfectamente.

Para ese instante, sabía que Natalan era el alfa con quien desearía pasar cada segundo de mivida. La noche había sido larga, muchísimo, él y yo no hicimos lo que planeábamos peroconocí tanto de su mundo, que este último detalle solo ayudó a comprender que Lucas teníarazón, yo también veía a Natalan como mi alma gemela.

Y él tampoco era un alfa perfecto. 

Y es que en realidad... No existe un prototipo del ser perfecto, ni un estándar, ni un manualpara hacerlo al pie de la letra. No somos alfas, betas y omegas, somos personas. Nat mehabía demostrado que yo no era un fenómeno por ser diferente, las diferencias son buenas,ahora mismo él es diferente y amo cada una de sus particularidades.

Pero si tuviera que usar esa palabra en una oración, diría que Natalan es la persona perfectapara mí. 

Él marcaba la diferencia de una manera hermosa, una que aceleraba mi corazón con cadarecuerdo de todo lo que me había enterado esa noche. No tuvo una madre y un padre queestén inculcándole una creencia, de hecho tiene una madre que intenta lograr en él la perfección que no tiene su propia vida, sin darse cuenta que eso no está en los deseos de su hijo. 

Natalan es más bajo que los demás alfas, no busca pelea para hacerse sentir alguien superior,no te impone qué hacer o qué no hacer y tampoco le llama la atención presumir la cantidadde omegas que tiene a sus pies. Él quiere a Oliver y sabe tratarlo, no es torpe, es cuidadoso,listo y cauteloso. No se rinde, no se siente mejor que nadie y por sobre todo, es el mismo alfaque ahora está a mi lado, intentando calmarse a sí mismo para no responderle a su madre apesar que ya está en la edad en que todo alfa cree que nadie puede pasarte por encima.

Él no es perfecto y yo no soy perfecto, quizás por eso estamos hechos el uno para el otro. 

- Bebé ¿Estás bien? -.

Volví a la realidad y lo encontré mirándome. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero almirar de re ojo hacía el frente del auto, observé que estábamos en el estacionamiento deledificio donde se encontraba su penthouse, así que definitivamente me había tomado mitiempo comprendiendo algo que Natalan me intentó enseñar desde el primer día que nos conocimos.

- Estoy... Bien -. Afirmé, disfrutando de la paz interna que sentí apenas sus ojos y toda suexpresión se relajó, mostrándome una pequeña sonrisa.

- Ya vas a poder ayudarme, mi perfecto omega -.

- Nat -. Jadee apenas mi cuerpo cayó sobre el colchón de su cama, observándolo colocarsesobre mí, con sus piernas a cada lado de mi cuerpo y sus manos apoyadas a los costados demi cabeza. - Tenemos... Tenemos que hablar -.

- Lo sé -. Su mirada se conectó con la mía y pude observar como sus preciosos azules se habíanvuelto más oscuros y brillosos, mostrando su deseo por algo que yo también me moría porhacer. - Pero primero te necesito. Tu cuerpo, a ti, todo tú -.

- Nat -.

Sabía que no debía dejar que algo tan importante como el tema de las almas gemelas quedeen el olvido, pero ¿Cómo negarme a tan hermoso alfa frotando su mejilla contra mi cuello?Las manos de Natalan no tardaron en dirigirse hacia mi pantalón, abriendo el botón y bajandola cremallera con rapidez, si no es que la había roto en el proceso. Luego esa misma manosubió por debajo de mi remera hasta acariciar mi vientre, logrando que un gemido escapede mi boca.

- Imaginarte embarazado me puede tanto, bebé -. Su rasposa voz iba directo hacía mi oído,jadee cuando su lengua se encargó de delinear mi lóbulo con lentitud. - Todo tú eres tan excitante -.

- ¡Natalan! -. Gemí, dos de sus dedos tomaron una de mis tetillas y tiraron ligeramente de esta,jugando con ese pedazo de carne, mientras su otra mano acomodaba mis piernas, dejandoque uno de sus muslos se coloque en medio de ellas y empuje hacía arriba. La simple fricciónme consumió en una fuerte oleada de placer mientras mi miembro se iba endureciendo más. - No es... No es cierto -.

- ¿Ah no? -.

- No -. Busqué su mirada e hice un pequeño puchero, subiendo una de mis manos para acariciar su mejilla, apoyándola después sobre su hombro. - Me veía muy... Gordo y tenía miedoque me deje marcas... Estrías, esas cosas -.

- ¿Y te cuidaste mucho la piel? -. Mientras hablaba, Natalan me ayudó a incorporar la mitadsuperior de mi cuerpo para quitarme la remera, acostándome después. Sentí mis mejillassonrojarse cuando lo tuve admirando con detalle mi vientre, pasando la yema de sus dedospor sobre mi piel.

- Sí. Mucho -.

- A mí me habrías encantado con estrías o con lo que fuera -.

- Eso es porque me miras con ojos de amor -. Sonreí, sorprendiéndome de la facilidad con laque esa palabra escapó de mis labios, ignorado lo caliente que sentía mi rostro. - Así tuvieraun mono en el rostro seguro me dirías que te encanto -.

- Es que lo haces -. Susurró, mordiendo suavemente la piel de mi cuello. - Luego puedo repetirte las tantas razones por las que me encantas, pero ahora mismo solo me cuestiono lamejor posición para hacerte mío -. Mirándolo, relamí mis labios antes de contestar.

- Me gusta así -. Alzó una de sus cejas al no entender a qué me refería y entonces dirigí lamirada a su cuerpo sobre el mío, con mis piernas separadas ya a ambos lados de su cadera. - Así. Me gusta cómo me cubres completamente con tu cuerpo... Siento que me comes, quedesaparezco, que soy devorado por mi gran alfa y nada me puede más que esa idea -.

Intenté sonreír de la forma más seductora posible antes de volver a tirar de sus cabellos paraque quede claro que quería su boca en ese mismo segundo. Mis piernas se separaron más yse encogieron a los lados de tu cuerpo, apoyando la planta de mis pies en la cama, mientrasmis manos jugaban con sus cortos mechones de cabello y ladeaba mi cabeza, entregándomecompletamente a su boca.

En silencio se alejó de mis labios y se inclinó para dejar delicados y tiernos besos sobre miabdomen, a un costado y un poco más abajo de mi ombligo. Besó hasta donde la tela de mibóxer se lo permitió y subió para terminar besando sobre mi vientre. Imaginé que sintió latensión de mi abdomen apenas sus caliente y humedecidos besos habían tenido contacto conmi piel, aumentado la temperatura de mi cuerpo solo con esas caricias.

Alzó la mirada y se dedicó a observar mis expresiones, estando yo simplemente perdido entre todos sus actos. Así continuó con sus caricias, haciéndose desear. Bajó nuevamente lamirada para ver mi piel, pude saber que admiraba su obra, los pequeños círculos oscurosque se habrían formado a causa de sus mordidas. Él siguió besando la línea de mis costillas,tardando pero al final llegando a mis tetillas.

- Uh... Uhm -. Mordí mi labio inferior, mis piernas comenzaron a temblar y se intentabanjuntar, queriendo hacer presión para tener su entrepierna más cerca de mi cuerpo. Lo necesitaba tanto.

Natalan estaba bastante entretenido besándome por todas partes y yo no podía apartar la mirada de sus movimientos, tan lentos y tan dedicados, erizándome la piel sin dejar de mandarme ligeras y agradables descargas de placer. 

Mis manos pasaron a sostener la tela de sus frazadas, apretándolas con fuerza. Me removíaimpaciente en mi lugar, tragando saliva con dureza, intentando morder mi labio inferior conla mayor fuerza posible para no soltar gemidos demasiado fuertes e interrumpir la atmósfera. Aunque por la expresión que notaba por segundos en su rostro, estaba seguro que Natalan sabía muy bien en qué estado me encontraba y solo buscaba llevarme poco a poco al límite.

- Na-Natalan -. Lo ronca que salió mi voz me hizo intentar aclarar mi garganta, sabía que sussimples acciones me estaban dejando sin aire. - Necesito que... Necesito que ¡Oh! -. Mi espaldase arqueó ligeramente por la sorpresa, no me di cuenta el instante en que sus labios se rozaron justo sobre uno de mis pezones, endureciéndolo con algo tan simple, besando el contorno oscuro de este.

- ¿Le dabas leche a Oliver, amor? -.

- S-Sí -. Su boca hizo presión sobre la punta de mi pezón y succionó sobre él, causándomeotro fuerte gemido, llevando una de mis manos a sus cortos cabellos y cerrando los ojos confuerza. - No -. Gemí de nuevo, tirando de sus cabellos, intentando alejarlo. - No hagas... Ohjoder ¡Natalan! -.

Lo tomó entre sus dientes y tiró de la sensible piel, para luego volver a morder el contorno,mientras su pulgar pasaba por sobre mi abdomen, bajando entre caricias hasta que llegó alborde de mi pantalón. Solté un jadeo de sorpresa cuando de un simple tirón me quitó laprenda y el bóxer. Estaba feliz de haberme quitado las zapatillas antes de eso.

- Yo sigo pensando que en ese momento tengo al hombre más hermoso ante mis ojos, queme pertenece y ésta noche quiero hacerle el amor -. Susurró.

Rozó sus labios con los míos solo para burlarse de mi deseo de besarlo, para después entregarme una maliciosa sonrisa apenas mis ojos se abrieron. Quise hacer un puchero, pero élsolo dejó un pequeño beso en mis labios antes de levantarse, quitándose todas las prendasque le quedaban. Sin desconectar la mirada, estaba seguro que jamás había visto un hombretan sexy en mi vida.

- Mierda... Tienes que calmarte o esto no va a durar mucho -. Pedí, aunque por su preciosa ysensual sonrisa, imaginé que no me había tomado en serio.

- Quiero que me toques y me dejes susurrarte al oído cuanto te amo, Soaring -. Se volvió a colocar lentamente sobre mi cuerpo, acercando su rostro al mío, aunque terminó bajando hastabesar mi cuello, pasando sus dientes lentamente por ahí, sobre la zona de la mordida anterior, causando que mi cuerpo se tensara, pero no de la mala forma, ahora no tenía miedo.

- ¿Qui... Quieres? -. Pregunté en un hilo de voz, esperando que realmente me haya escuchado.Mis manos subieron para acariciar su espalda, sus hombros, todo espacio de su piel cálida ysuave que me fuera posible tocar

- Me muero por hacerlo -. Susurró sobre mi oído, dejando un pequeño beso sobre mi lóbulo. - Pero ¿Tú quieres que lo haga, mi amor? -.

- No lo sé -. Suspiré, sintiéndome asustado repentinamente porque esa no fuera la respuestaque estaba esperando. Lo pensé alejándose, amargándose, vistiéndose y dejándome solo,pero nada de eso pasó.

Porque Natalan es un alfa imperfecto. 

- Entonces hoy no es el día -. Dijo, besando de nuevo sobre mi marca anterior, antes de alejarse y mirarme a los ojos, con una sonrisa totalmente diferente a las anteriores. Una tiernay bonita, donde se marcaban las bolsitas bajo sus ojos y me mostraba sus dientes. - Eres mío,bebé, no necesito una mordida que lo compruebe, al menos hasta que estés listo -.

Natalan besó mis labios e intenté realmente no terminar llorando, él sabía cómo hacerme sentir bien, sin siquiera darse cuenta él conocía cada punto para derribar cualquier pequeñabarrera que aún tenga mi corazón hacía su amor. Lo amaba, lo amaba con cada fibra de mí.

Separé más mis piernas en cuanto nos alejamos, la emoción claramente no hizo que la excitación disminuyera, muy por el contrario, mi entrada se lubricaba cada vez más ante su simple toque, esperando que cumpliera con las palabras antes dichas y no es que yo no tuvieraexperiencias sexuales hasta para regalar, sino porque no recordaba una sola vez en la quehubiera hecho el amor con alguien. Nunca. Era hermoso saber que le regalaría al menos unaprimera vez al alfa dueño de mi corazón. 

Natalan se acomodó mejor entre mis piernas, dejando que cada una de las mías esté a los lados,justo sobre sus muslos, rozando con su duro miembro mis glúteos, sin entrar, solo empujando lentamente, inclinándose hacia adelante para volver a apoyar sus manos a los ladosde mi cuerpo, embistiendo sin penetrar, moviendo sus caderas circularmente o contra mí. 

Gemí, lo quería, lo necesitaba dentro y a la vez me retorcía por la simple simulación, ni siquiera me estaba haciendo suyo, su glande tenía contacto regularmente con mi entrada y selubricaba con esta, quizás por eso mismo lo hizo. No noté hasta que inspiré hondo paraaguantar cualquier ruego de que me follara de una vez, que toda la habitación ya se habíallenado de nosotros, de mí, más que nada, pero su olor no pasaba desapercibido. Cualquieraque entrara a ese lugar sabría perfectamente lo que había sucedido ahí. 

Intenté mirarlo, aunque fue casi imposible, mi vista se humedecían a causa del placer queme provocaba el observarlo, el escucharlo maldecir o soltar pequeños gruñidos, repitiéndome una y otra vez que era completamente suyo. Natalan se inclinó más hacía adelante, besando mi pecho y subiendo a mis labios, robándome un beso, mordió y tiró de mi labio inferior antes de mirarme a los ojos. 

- Me gustas tanto, mi pequeño. Me vuelve loco tenerte así, no sabes lo que cuesta el contenerme de follarte como la última vez -.

- No -. Jadee, volviendo a sentir la cabeza de su erección chocar contra mi entrada en uno desus tantos movimientos. - No tienes que... Que contenerte -. Acaricié su espalda, mordiendorápidamente mi labio. - Solo... Hazme tuyo ¿Si? Por-Por favor -.

- ¿Lo quieres, bebé? -. Sonrió, como si realmente hubiera conseguido lo que quería. - Te gustaasí ¿No? Pero lo quieres dentro de ti ya ¿Verdad? Empujando dentro de tu apretado y caliente agujero -.

- Mierda -. Y de nuevo pensé que iba a matarme. - Sí. Sí. Lo quiero dentro -. Asentí irregularmente con la cabeza.

Y entonces, por fin Natalan dejó de jugar. Detuvo sus movimientos para observar mis piernas,su mano se estiró hasta tomar, sin siquiera mirar, uno de los almohadones de su cama yalzándome en un movimiento tan fuerte y rápido, la colocó bajo mis caderas. 

Admiró por unos segundos justo donde se encontraba mi entrada, tentándome a juntar mispiernas por la vergüenza, no tuve tiempo ni de eso cuando escuché su potente voz de alfalanzar una maldición.

- Me perteneces, Soaring -. Gruñó, tomando su erección, acomodándola y empujándose dentrode una sola embestida. Mi cuerpo entero se contrajo ante la invasión y no precisamente porel dolor. Me sentí tan feliz, no había forma de explicarlo pero mi omega y yo deseamos llorarde felicidad justo en ese momento. Felicidad y una calidez increíble.

Natalan se mantuvo quieto por unos segundos, inclinándose para besar la comisura de misojos. Sentí mojado, ni siquiera noté el segundo en que se me habían escapado las lágrimas.Después de eso, me dio un pequeño beso y entonces se acomodó con firmeza, empezandocon los rápidos movimientos.

No era cuestión de ir lento, no lo necesitábamos, él y yo queríamos sentir como volábamosmientras me hacía suyo y quizás de eso se trataba hacer el amor, no es el ir con cuidado ocon paciencia, sino el hacerte volar como si fuera el sexo más intenso de tu vida, pero alcontrario de solo hacerlo, cuando haces el amor vuelas de la mano con alguien, mientras enel otro te encargas de volar solo.

Y Natalan estaba volando conmigo. 

- ¡Nat! -. Hice lo posible por mirarlo, porque mis ojos no cedieran y se cerraran ante la cantidad de placer, y agradecí a la vida el haber podido. La imagen de Nat era simplementemaravillosa, con su rostro en un gesto tenso, empujándose contra mí mientras se manteníaobservándome. Sus ojos, tan oscuros como la noche, brillaban, sabía que solo tenía ojospara mí, porque lo sentía; no sabía cuánto duraría ese sentimiento, pero esa misma nocheme sentí tan amado de ese modo como nunca antes lo había sentido.

Éramos Natalan y yo haciendo el amor. 

Gemí su nombre y él se acercó, en medio de las embestidas rozó sus labios con los míos,dejando que su cálido aliento chocara contra mi rostro. Cerré mis ojos y lamí mi labio inferior, justo antes de que sus dientes se apoderen de este y tiren suavemente, separando mislabios, dejando el espacio suficiente para que su lengua se encargue de lo demás, fundiéndonos en un profundo y apasionado beso, ahogando todo sonido en este, escuchándose únicamente el constante rechinar de su cama por sus salvajes movimientos. 

- Te amo, Soaring -. Susurró apenas nuestros labios se separaron. - Te amo con locura. Eresmío, todo mío -. Volvió a besarme después de eso.

Mis manos se paseaban con libertad por su espalda, arañándolo, marcándolo. Quizás desdeesa posición no podía hacer gran cosa, pero cada que lo sentía hundirse, mis uñas se aferraban a su tensa piel. Llenándolo de líneas rojas que sabía notaría al día siguiente. Él tambiénme pertenecía.

- ¡Oh! Mierda -. Gemí, cerrando los ojos completamente y apretando los parpados. Su manohabía tomado mi miembro con fuerza, rodeándolo con sus dedos, empezando a masturbarloal mismo ritmo frenético con el que se movía. - No. No. No hagas... ¡Oh! -.

- ¿Qué, bebé? -. Sus dientes rozaron el lóbulo de mi oreja de nuevo, deteniendo sus movimientos por un par de segundos, antes de hundirse con fuerza y terminar robándome un gemidotan fuerte que temí desgarrara mi garganta. - ¿Quieres llegar, mi amor? -.

- Sí, sí -. Asentí irregularmente, llevando ahora mis manos a sus hombros, sin poder verlo,conociendo muy bien la expresión que debía tener en ese momento. - Quiero... Contigo. Juntos -.

- Yo también -. Besó mi mandíbula y luego mi cuello, frotando ligeramente su mejilla contrala mía, mordiendo apenas en un roce con sus dientes. - No quiero aplastarte -. Iba a gemir enprotesta cuando se detuvo y salió, pero sabía qué era lo que venía. - Se bueno y ponte de ladopara mí ¿Si, amor? -.

- Mmm -. Y como el animal más obediente, apenas se alejó de mi cuerpo, me tomé mis tressegundos para respirar hondo antes de acomodarme para él, apoyándome sobre mi costado,sintiendo primero su pecho chocar contra mi espalda y luego su mano colocarse con firmezaen mi cadera.

- Separa tus piernas, mi amor -. Obedecí. - Así -.

Sentí la cabeza de su erección cerca de mi entrada, como esta se acomodaba hasta que élempujó y entró lentamente, sacándome otro gemido, uno más largo y agudo. Un quejidocargado de placer. Me gustaba tenerlo ahí, me encantaba ser uno con él y solo con él. 

- Te amo ¿Lo sabes? -.

Yo también te amo, Nat. 

Las embestidas iniciaron de nuevo antes de siquiera poder responderle. Natalan continuó conel salvaje ritmo hasta que ambos no pudimos más, lo cual fue mucho más pronto de lo quehabría deseado. Me corrí con fuerza sobre las frazadas de su cama, sin la necesidad de queél me ayude con ello. Segundos después, sentí mi interior arder como si estuviera llenándome de la lava de un volcán. El nudo de Natalan sería algo a lo que jamás estaría acostumbrado. 

Me llevaba al cielo, nos quedamos juntos incluso más tiempo del que le llevaba a su miembrovolver a su tamaño original. Continué recibiendo sus besos hasta quedar dormido, disfrutando de las dulces caricias que me entregaba.

Y lo último que escuché fue su voz, sus promesas estar por siempre juntos y sus palabrasasegurándome lo mucho que me amaba. Y le creí, porque no importaba si él terminaba mintiendo o fallándome. Yo ya había caído en sus brazos, en una caída sin retorno. 

Además, con el tiempo me tocaría aprender que el causante de mis futuras lágrimas no sería Natalan, sino la vida y el cruel recuerdo que la felicidad nunca dura para siempre

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