Three

– Yaomomo, no sabes cuánto lo siento.

– ¡Sí! ¡Bakugou es un tonto!

– Después de todo lo que pasaste e hiciste por él, te dejó como basura y se fue corriendo a los brazos de Todoroki.

– Te mereces algo mejor, Momo-chan.

Yaoyorozu suspira, cansada de escuchar lo mismo una y otra vez. Sus compañeros de clase, algunos al menos, habían optado por estar "de su lado" después de su supuesto "rompimiento" con Katsuki. Diciendo cosas de que el rubio era idiota y ciego.

Se había hecho un pacto silencioso. Todoroki Shouto y Bakugou Katsuki habían pasado a ser los malos del cuento, o así los veían los ojos de la clase A. Otros estudiantes, como Midoriya, Kirishima, Satou, Koda, Mineta, entre otros, habían optado por no decir nada, y mantenerse callados y neutrales ante la situación.

– Escuchen, aunque agradezco sus palabras, quiero dejar en claro que lo que pasó fue decisión mutua ¿Está bien? Terminamos en buenos términos, no digan cosas así de Bakugou-san...

– ¡Dejó que Todoroki casi te matara!

– De hecho, esa fue decisión mía.

El aula quedó en silencio cuando los otros dos involucrados en ese chisme entraron al salón. No entraron como la típica y cliché pareja, tomados de la mano y dándose bobas sonrisas. Al contrario, el bicolor entraba cabizbajo, ojeras y ojos rojos, Bakugou a su lado, mirándolo con preocupación mientras iban hacia sus respectivos escritorios. Un aroma agridulce inundó el lugar.

Las miradas de desaprobación no pasaron desapercibidas. El rubio las ignoró, aunque por dentro el pecho le martillaba. Shouto las sintió más, debido a que su asiento quedaba justo al lado del de Yaoyorozu, donde se aglomeraba toda la gente. Se sentó y se recostó en el asiento, escondiendo su rostro por dos razones. Para que no le vieran y que él no les viera a ellos.

– Todos a sus lugares, vamos a empezar la clase – Anunció Cementoss al entrar al aula.

...

Katsuki se esforzaba, en serio lo hacía, pero de qué sirve si era el único en esa relación que lo hacía. Shouto estaba con él y al mismo tiempo no; físicamente, estaba sentado a su lado en el almuerzo, pero la mente del bicolor estaba en otro lado, atormentándolo lentamente.

– Oye, tienes que comer...

– No tengo hambre.

Solos, en una mesa alejada sin nadie más. Con la mitad de la clase molesta con ellos y la otra mitad no queriendo enfadar a los demás, prefirieron alejarse. Momo los veía de lejos, queriendo unirse y hablar con ellos, pero sus compañeros no la dejaban.

Argumentaban que la harían sentir mejor, que pasarían tiempo con ella y así evitarían que pensara en su "exnovio". Yaoyorozu solo podía mirar a la distancia, incapaz de saber qué era lo que pasaba. Eso no es lo que pensó que sucedería al unirlos.

¿Dónde quedaron los tratos cariñosos? ¿Los besos? ¿Los abrazos? Si ambos se querían y finalmente estaban juntos, ¿Dónde estaban las promesas de estar juntos sin importarles el mundo? ¿Dónde estaba el felices para siempre?

– Todoroki, no desayunaste en la mañana, no puedes quedarte sin almorzar tampoco. Anda, come un poco aunque sea.

– No tengo apetito, Bakugou. Lo siento.

– No me salgas con esa tontería, podrías desmayarte si no comes, imbécil. Anda, abre la boca, así tenga que masticarla por ti, vas a comer.

El rubio tomó de las mejillas a Shouto y prácticamente le obligó a abrir la boca aunque sea un poco, todo para que pudiera entrar un pedazo de carne; luego, la cerró y no quitó la mano de ahí, temiendo que el alfa lo escupiera si lo hacía.

Todoroki masticó, lento, sin ganas, hasta que la comida estuvo lo suficientemente blanda para pasarla por su garganta. El proceso siguió un par de veces más, alternando entre verduras y carne, dándole de beber té verde cuando Bakugou consideraba que debía darle.

– Lo siento. Soy un estorbo.

– Hey, no digas eso.

– Es que, debería ser yo el que sea el pilar de apoyo y parezco un alfa inútil...

– Ya hablamos de esto, Todoroki. No tienes que pensar en lo que tu viejo hizo, ni seguir lo que te decía. Todo lo que alguna vez se te inculcó, son cosas del siglo pasado.

– Aun así, continúo aferrado a ello. No creo poder cambiar, Bakugou – La voz se quebró. Los ojos disparejos comenzaron a aguarse. Katsuki dejó salir un poco de su aroma, para tranquilizarlo.

– Vamos, no chilles. Estoy seguro que podemos hacer algo con eso. Ya encontraremos la solución, te lo prometo, ¿Bien? Solo concéntrate en comer un poco más ahora, ¿Sí?

Todoroki sorbió la nariz, se limpió las lágrimas ayudado del omega y procedió a comer, ahora por iniciativa propia. Estaban bien por el momento, eso era lo importante.

...

Cuando Bakugou abrió la puerta de su habitación el día anterior, no esperaba ver al alfa que quería detrás de ella. Se limpió las lágrimas que había soltado desde su plática con la pelinegra y se hizo a un lado para dejar pasar al bicolor.

– ¿Qué haces aquí, idiota?

– Yaoyorozu me contó todo.

No volvieron a hablar luego de eso. Bakugou fue a sentarse en su cama y palmeando al lado suyo, invitó a Shouto a hacer lo mismo. Esta charla iba a ser incómoda y difícil de explicar sin la otra chica implicada con ellos.

– ¿Y bien?

– ¿Huh?

– ¿Qué piensas? Me refiero.

– Que deberías estar con Yaoyorozu.

– ¿Eh?

El rubio giró la cabeza a la dirección de su compañero tan rápido que casi se lastima el cuello. Le veía sorprendido, mientras que Todoroki mantenía la mirada baja, enfocada en el suelo.

– Yo... realmente agradezco que sientas afecto hacía mí pero... no lo merezco.

– ¿Entonces a eso viniste? ¿A darme un sermón y a decidir por mí sobre con quién debería salir?

– Si quieres verlo de esa forma...

– Idiota. Eres el único alfa que conozco que aun sabiendo que el sentimiento de atracción es mutuo, preferiría abandonar su oportunidad sin pelear – Bromeó el omega.

– Lo dice la persona que por mi culpa cambió su modo de ser drásticamente para buscar mi aprobación – Entonces Katsuki cerró la boca.

Shouto no dijo nada más después de eso, estaba ordenando sus pensamientos, practicando cada palabra que diría a continuación, ensayando mentalmente y queriendo poder expresarse de manera adecuada sin romperse antes de tiempo.

– Voy a ser sincero. Si insistes en quedarte conmigo, solo voy a lastimarte. No quiero eso, ya bastante daño te hice, no quiero volver a hacerlo.

– No seas...

– ¡Maldición, Bakugou! ¡Prácticamente te insulté, hice de menos, desprecié, te traté como objeto! ¡Hice algo tan despreciable como retar a otro alfa a una "pelea de territorios"! ¡¿Por qué insistes tanto conmigo, maldita sea?! – Ante los gritos, Todoroki se levantó de la cama.

Katsuki permaneció sentado y se quedó callado, conmocionado ante los gritos del alfa.

– Porque te quiero – Respondió en un susurro.

– No lo digas.

– ¿Qué cosa?

– Eso, simplemente no lo digas. No es justo. Quiero que me odies, me desprecies, me alejes de tu vida y encuentres algo mejor. No me digas que me quieres, por favor.

– Puedo ser grosero, maleducado, buscapleitos y que la gente me vea como villano; pero no soy un mentiroso. No me pidas mentir sobre mis sentimientos.

– No puedes quedarte conmigo, entiende. Si lo haces puedes terminar como, ella...

– Todoroki – Llamó Katsuki, tomando su mano y haciéndolo sentarse otra vez – ¿Qué es lo que tanto te aterra? ¿Quieres hablar de ello?

El bicolor soltó su agarre, solo para tomarse la cabeza con las dos manos, en señal de frustración. Sentía a su instinto ponerse violento dentro de sí, queriendo salir, queriendo tomar a ese omega indefenso; pero debía ser racional, y encerrar lo que Enji había creado muy dentro de su interior.

...

Todoroki nunca fue un chico normal. Desde su nacimiento todo su destino estuvo estrictamente planeado. El tiempo con su madre y hermanos desapareció en el segundo en que apareció su peculiaridad, nunca tuvo una relación fraternal con su padre, no supo lo que era ser niño y cuando su olor apareció dando a entender que era alfa, las cosas se pusieron peor.

No tuvo solo instrucción en cuanto a controlar sus peculiaridades, sino que además tuvo clases de cómo dejar su instinto alfa a flor de piel. Fue inculcado con las cosas que le decía otro alfa que seguía las reglas de los años 70, nunca quiso obedecerle, pero las palabras se repetían en su cabeza una y otra vez.

Un omega es inútil, solo sirve para dar a luz hijos. Debe saber hacer los quehaceres de la casa, porque ahí está su lugar. Su olor debe ser suave porque no deben llamar la atención, un aroma fuerte atraía las miradas y no queremos eso. Una omega es mucho mejor, pero si lo que queda es uno que sea hombre, debe ser delicado y obediente.

¿Pueden culparlo? Su cabeza había relacionado la palabra omega con incubadora, sirviente y femenino casi de manera automática, sin que él lo quisiera. Cada vez que entablaba conversación con uno, siempre terminaba evaluándolo según el criterio de su padre, y teniendo él poca habilidad social, terminaba diciendo lo que pensaba.

Pero entendió. Ser un alfa era un asco; su propia madre, lo despreciaba por ello y por parecerse al alfa que le había arruinado la vida. Golpes, gritos, dolor, una madre desesperada por salvar a su cachorro, agua hirviendo, desprecio. Todo en la casa Todoroki se había convertido en un infierno y Rei fue enviada a un hospital para enfermos mentales.

¿Realmente pueden culparlo por su pensamiento acerca del alfa en la cima de todo? Nunca fue su culpa, era solo lo que veía. La cabecilla de la familia era alfa, todos hacían lo que decía y siempre se repetían en su mente las palabras de Endeavour sobre los omegas. Nunca tuvo amigos reales, solo conocidos, el único omega cercano era Fuyumi, quien cumplía todo lo que su padre decía de ellos.

La cicatriz, los daños en su cuerpo, su odio hacía su padre y la exigencia en cuanto al entrenamiento, su personalidad estoica, callada y asocial, mostrando miradas amenazantes ante cualquiera que intentara acercarse. Su instinto alfa estaba confundido, descontrolado sería la palabra exacta.

¿Pueden imaginar el shock que le causó a su mente cuando entró en UA? Todo era tan diferente, los omegas podían ser héroes, algunos eran muy fuertes, alfas, betas y omegas tratándose por igual, sin distinción. Él no estaba acostumbrado a eso, no tenía intenciones de meterse en ello.

¿Y quién apareció para hacerlo cambiar de opinión? ¡Exacto! ¡Midoriya! En serio, ¿Alguien puede culparlo de confundir sus sentimientos de amistad con amor? Nunca en su vida había sentido ese tipo de cariño que el peliverde le ofrecía, ni siquiera con Fuyumi porque no contaba, era amor de familia, con Izuku era un caso completamente distinto, llegó a confiar en él.

Y luego llegó Bakugou. El omega que era diferente, que tomaba las palabras de su padre y las pisoteaba hasta hartarse. Que entrenaba para ser fuerte, que su olor atraía la atención, que usaba ropa holgada porque se sentía cómodo, que los quehaceres los hacía para él porque no era madre de ninguno de la clase para andar haciéndolo todo y que le valía mierda lo que pensaran de él.

¿Fue lo prohibido? ¿Fue acaso lo diferente lo que le había llamado la atención en primer lugar? ¿Fue la sensación de llevarle la contraria a su padre lo que lo atrajo? ¿Fue por qué le derrotó y pisoteó? ¿O fue el mismo omega, tan fuerte e independiente, sin dejarse intimidar por nadie?

Luego del festival deportivo, el campamento, el secuestro, el rescate, el altercado con el pervertido villano y las clases de licencia provisional, la llama avivó; de parte de ambos, pero solo uno fue completamente consciente de sus sentimientos. El otro, confundido y con la mente revuelta, dejó que las palabras de Enji volvieran a hacer de las suyas.

Fue por eso que cuando Bakugou se le confesó, le rechazó. Le dijo lo que pensaba sobre él, directo y sin guardarse nada y para que el omega se alejara, le dijo que amaba a Midoriya.

No era una mentira ¿Cierto? Izuku fue el primer omega en llamar su atención. Bien, no cumplía con todos los requisitos con los que su traicionera mente evaluaba a cada omega que veía, pero al menos cumplía con más que Bakugou. Para dar un enfoque realista y convencerse tanto a sí mismo como a su instinto, se propuso cortejar al peliverde.

Y entonces sucedió algo que no tenía previsto. ¿Por qué Bakugou estaba con Yaoyorozu? Hace no más de una semana que se confesó a él, ¿Por qué ahora venía tomado de la mano de otro alfa? ¿Tan rápido cambió de opinión? ¿Por qué le incomodaba ver aquello? No lo entendía. Y su instinto, confundido, le hizo actuar de formas de las que ahora se arrepiente.

Quiso seguir con el cortejo, pero fracasó. Cada vez que veía y hablaba con Izuku, su atención y mente volaban al rubio. Quiso pedir consejos, pero ninguno le sirvió mucho. Los celos le comían vivo al ver a esos dos y finalmente, intentando darle un final a sus sentimientos, se confesó, esperando, ya sea que la respuesta fuera negativa o positiva, alejar los pensamientos del rubio.

No lo logró y, desesperado, su instinto rugió pidiendo, no, exigiendo al omega. Y si no lo tendría por las buenas, lo tendría por las malas. Ahí pidió la pelea de territorios, las palabras salieron de su boca incluso antes de que tuviera tiempo de procesarlas en su mente. Lo hecho, hecho estaba. No está de más aclarar, que durante el suceso, su cerebro estaba dividido en 70% instinto animal.

Su lado racional regresó luego de la pelea. Con la pelinegra de ganadora parecía que él se había calmado, regresando a su actitud normal antes de todo el embrollo. Sonrió, estaba feliz por eso, por volver a ser quien era en realidad. Le daría gracias al omega, porque aunque no fuera suyo, dejarlo ir con alguien que le cuidaría, le hacía sentir tranquilo.

Y luego Yaoyorozu le dice que todo fue falso, que Bakugou y ella no salen, que el rubio le quiere, a él, aun después de todo lo que hizo, le quiere a él, maldición. No, no puede dejar que continúe, tiene que detenerlo. Todoroki está mal, no sabe nada del mundo, no se arriesgará a ser como su padre y no quiere dañar a Katsuki de paso.

Debe parar estos sentimientos, cueste lo que cueste.

...

Bakugou se encuentra en su cama, Todoroki encima. De un momento a otro, el alfa se le abalanzó. No se asusta, no se altera, solo lo observa con extrañeza. Quiere saber qué está pasando.

– Debes odiarme y alejarte de mí, podría perder el control en cualquier momento.

– No me importa – Confiesa el rubio – Hagas lo que hagas, te perdonaré.

– ¡No te atrevas a seguir diciendo eso! – La mente de Todoroki, rota, vuelve a su estado normal. Se quita de encima del omega, y se aleja lo más que puede de él – N-No quiero, ser cómo él... – Su voz se quiebra, lágrimas amenazando con salir – Y-Yo... no puedo tener una familia, no quiero... dañarlos.

– Todoroki – Preocupado por el cambio de ambiente, Katsuki se dirige hacia donde el alfa se ha deslizado hacia el piso, para ayudarle emocionalmente.

– P-Por favor, Bakugou... no quiero verte terminar como mi madre, no quiero lastimarte.

Katsuki lo sabe, la historia, la escuchó a escondidas cuando el bicolor se la decía a Deku; el padre alfa de Shouto, su madre omega que había sido maltratada terminando en un hospital mental, la cicatriz en su lado izquierdo ocasionada por la locura de Rei. Lo sabe todo, pero no dice nada.

– Escucha, sea lo que sea, vamos a afrontarlo juntos; seré tu pilar de apoyo, podemos hacer que esto funcione ¿Bien?

– ¿Y si no funciona? – Pregunta el alfa con un hilo de voz y deteniendo el llanto.

– Te prometo que lo hará.

...

– Escucha, Todoroki-san, sé que no es fácil, pero si quiere cambiar, debe aceptarlo y convencerse de que lo va a hacer. Si usted no está dispuesto a cambiar, entonces nada de que lo nosotros hagamos va a funcionar.

– Está bien, haré el intento – Acepta el bicolor; Katsuki apretó fuerte el agarre de sus manos – Voy a cambiar y seré mejor.

– De acuerdo, entonces, solo debemos empezar con lo principal. No soy terapista y claramente no puedo ayudar mucho, pero aquí estoy – Dice Yaoyorozu – Hay que dejar en claro, que lo que sabes sobre omegas y alfas está mal. Trata de verlos como igual y que todos tenemos las mismas posibilidades.

– Eso ya lo sé, es solo que... es mi mente la que juega conmigo cada vez que intento deshacerme de estos pensamientos. La mayoría de las veces es mi instinto el que actúa por mí.

– Yo entiendo que es eso, créeme, pero algunos alfas, incluyéndome, utilizan varias formas de relajarse y distraerse para evitar que el instinto controle su ser. Koda por ejemplo, tiene a sus animales, mientras que Satou cocina. Yo a veces me tranquilizo tejiendo o leyendo. Debes encontrar algo en que distraerte y así evitar que tu instinto tome el control.

– Bien, mitad y mitad ¿Tienes algún pasatiempo? – Todoroki lo piensa, pero en realidad no encuentra nada, así que aprieta la mano del rubio, asustado.

– Supongo que no tienes – Deduce Momo al notar un largo silencio.

– Comer soba me calma.

– Eso lo entiendo pero no puedes enfrentar cosas como estas solo comiendo. A veces resulta ser más problemático que terapéutico.

– También suelo entrenar.

– No creo que presionando tu cuerpo y sometiéndolo a entrenamiento resuelva las cosas.

Shouto suelta la mano del omega, haciendo lo que se le había vuelto un hábito, llevarse las manos a la cabeza para tirarse el cabello en señal de frustración. Bakugou lo deja desahogarse, 3 segundos, para luego detenerlo tomando las manos y alejándolas de él.

– Estás pensando demasiado las cosas y eso te estresa, relájate bastardo.

– Bakugou-san – Llamó la pelinegra, llamando de nuevo la atención – Estás lidiando con problemas de ira y lo del... campamento, ¿No? – Preguntó un poco preocupada de haber dicho algo incorrecto.

– Así es.

– ¿Qué es lo que te ayuda a calmarte? Tal vez eso nos dé más ideas para tratar con Todoroki-san.

– Bueno, a veces escucho música clásica mientras estoy en mi nido. Eso me ayuda a tranquilizarme.

– Eso es.

– ¿Eh? ¿La música clásica? – Preguntó el rubio confundido, pero la pelinegra no le respondió, o al menos, no a él.

– Todoroki-san – Llamó – Por lo general, es inculcado desde que uno es pequeño, a que un nido es cosa de omegas, porque quieren sentirse protegidos al ser seres "débiles" – Bakugou gruñó ante la comparación – Pero, no es así, muchos omegas optan por no hacerlos y a veces, los alfas hacen uno debido a la comodidad.

– ¿Quieres que haga un nido? – Todoroki preguntó confundido, se abrazó a sí mismo, intentando contener su instinto que temblaba ante la idea tan asquerosa de rebajarse de nivel.

– Eso mismo. Escucha, un nido es un espacio donde la persona se siente cómoda, que llena con sábanas, almohadas y ropa o cosas suaves de gente como su familia, amigos y de él propio – Shouto vuelve a temblar, gruñendo con molestia ante la mención de familia.

– Deja que un omega se encargue de esto, cola de caballo – Regañó Katsuki, abrazando al otro chico – Bien, idiota, el nido que yo tengo solo tiene ropa de gente con la que me siento a gusto, obviamente no tendré ropa de la uva parlante sabiendo que es un hijo de puta, así que puedes hacer lo mismo que yo.

– ¿Cómo se supone que lo haga?

– Debes escoger un lugar que te guste y empezar a construirlo, con sábanas, almohadas y ropa. No tienes que elegir a personas si no quieres, pero te recomendaría al menos escoger a 2 personas de las cuales apoyarte para tener su aroma y que te tranquilice.

– Por lo general, según sé – Dijo la chica – Se comienza con los olores de los pa... – Momo siente le mirada asesina de Katsuki sobre ella – De tus hermanos tal vez, incluso de tu madre, de nadie más.

– Yo tengo ropa de mis viejos, de los idiotas y de ella – Comenta el rubio, para corregir lo que la pelinegra se empeña en joder – Tengo tanto de alfas, como de betas y otros omegas, me ayuda a tranquilizarse y aunque odie admitirlo, me siento seguro.

– Básicamente es tu lugar feliz, Todoroki-san.

– Supongo que lo podría intentar...

– Mañana es fin de semana, puedes preguntarle a tu madre o tus hermanos si te darían algunas ropas, así podrías comenzar a armarlo el lunes. Se pueden tener nidos en varios lugares, donde te sientas más cómodo, pero por el momento, tal vez debas enfocarte en la academia únicamente – Momo asiente ante las palabras del omega.

Tener un nido en la casa Todoroki, lugar de malas experiencias y traumas, donde la cabecilla alfa era Endeavour, a quién se supone intentan evitar, podría no ser lo indicado.

– Voy a hacerlo, lo prometo.

...

– Tengo la ropa, ¿Qué se supone que haga? – Preguntó el bicolor.

Yaoyorozu ha decidido dejar que el rubio se encargue, además de que si la clase la veía a ella hablar con Bakugou podrían armarse unos chismes que no tardarían en expandirse por la academia. Antes de poder hablar nuevamente como personas normales, había que ocuparse de la situación de Todoroki.

– Escoge un lugar de tu habitación en la que te sientas cómodo y tengas libertad de estirarte, ya que por lo general uno duerme en el nido – Shouto camina por toda su recámara, y cuando finalmente encontró el sitio, tiró las ropas.

– ¿Así?

– Eh, casi – Katsuki se acercó a ayudarlo y le indicó al alfa que se agachara junto con él – Tienes que acomodarlas de manera que formen, básicamente un nido, como el de los pájaros. Algo así como una cama. Puedo ayudarte a acomodarlo, pero los omegas por lo general lo hacen ellos solos.

– ¿Por qué?

– Porque somos quisquillosos y no nos gusta que nadie más que nosotros los toque.

– Mmm... – Todoroki no comenta nada al respecto – Gracias, Bakugou – Dice al ver al omega determinado a ayudarlo.

– Tch, esto no es nada. Pan comido – Continúa el rubio para acomodar las cosas.

– No solo por el nido. Sino por creer en mí – Termina confesando el bicolor – Quiero demostrar que haré de mi parte, así que fui a hablar con el psicólogo de la academia; iré dos veces por semana.

Bakugou le mira sorprendido. Joder, eso era más que fabuloso. El mismo alfa fue quien solicitó ayuda voluntariamente, el mismo alfa orgulloso que pensaba no cambiar. Katsuki estaba feliz por él, por ellos.

– Te dije que podrías cambiar si querías, bastardo – Dice con lágrimas en los ojos – Todo depende de ti – Todoroki le sonríe.

– Lo sé. Pondré mi esfuerzo. Pero también quiero pedirte algo – Bakugou le mira confundido.

– ¿Qué cosa?

– Que así como yo cambié, tú no lo hagas. Ni por mí, ni por nadie. Vuelve a ser aquel omega que fuiste antes de quererme. Porque si nada de esto funciona, quiero verte llegar lejos.

Las lágrimas cayeron de ambos pares de ojos, los rubíes y los heterocromáticos, pero cada uno con una sonrisa plasmada en la cara; mirándose a los ojos con cariño.

– Lo haré. Te lo prometo, Shouto.

– Así lo espero, Katsuki, así lo espero.

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