One
Yaoyorozu se sorprende cuando a lo lejos ve la figura de Bakugou sentado solo. En serio, solo; no había nadie a los alrededores, y eso era porque el clima estaba horrible, pero ahí estaba el rubio. El corazón de Momo no tiene más opción que ir hacia él y decirle que será mejor entrar.
– ¿Bakugou-san? – El chico está abrazando sus rodillas y ella puede oler las feromonas de tristeza al estar cerca – ¿Bakugou-san, se encuentra bien?
– ¿Qué mierda te importa? – Katsuki ni siquiera levanta la cabeza, y la voz se escucha rota. Los leves movimientos y sonidos indican solo una cosa. Está llorando.
– El clima está feo, Bakugou-san; será mejor que entre al edificio – Logra que el chico se levante, y cuando le mira a los ojos, encuentra una mirada fiera, llena de desconfianza; pero al mismo tiempo, llena de lágrimas.
No tiene tiempo para verlo más detenidamente. De inmediato, el rubio comienza a caminar con dirección al edificio de los dormitorios. El aroma que el omega suelta le tiene inquieta, no le gusta saber que aquel chico tan feroz está triste.
Inconscientemente, suelta feromonas de protección. Como alfa y heroína, ver a un omega triste es como si estuviera en peligro. Bakugou las siente, pero no dice nada; de hecho, hasta le agrada sentirlas, le hacen sentir bien. La situación que pasa ahora es, dolorosa.
Pero no tiene ánimos de hablar. Mucho menos con esa chica con la que casi no habla. Además es alfa, y ahora su anterior odio por esa raza se ha multiplicado por su reciente rechazo.
Llorando, molesto, y confundido, Katsuki se retira a su habitación lo más rápido que puede. Lo único que quiere es encerrarse y no salir. Al menos es fin de semana; le dirá a sus padres que no irá a verlos, ya inventará una excusa.
Momo queda en el living del edificio, viéndolo alejarse con ese aroma tan agridulce, un recuerdo doloroso viene a su mente. Ahora quiere ayudar, pero para eso tendrá que ganar la confianza del rubio, y saber qué ocurrió.
...
El lunes por la mañana, Yaoyorozu ya sabía qué pasó. Todoroki se lo había comentado. Ella sin querer dijo que quería subirle los ánimos al omega cuando estaba junto al bicolor, y este le contó lo que sabía. Al parecer era el causante del mal estado de Bakugou.
El chico se le había confesado, pero Todoroki lo rechazó diciéndole que era un omega muy tosco y distinto; que no lograría llamar su atención y que su aroma era fuerte y extraño. Esas de por sí eran palabras sin tacto, pero la gota que rebosó el vaso fue decirle al rubio que jamás le gustaría porque estaba enamorado de Midoriya.
Momo tuvo que morderse la lengua y apretar su pupitre con las manos para no atacar a Todoroki. Su instinto protector de alfa estaba peleando con ella por saltar a ahorcar al otro alfa estúpido y sin pelos en la lengua. No, el odio que sintió en ese momento no fue solo contra Shouto, sino también contra ella misma. Realmente no había necesidad de romper el corazón de Bakugou así.
Bien, lo primero que había que hacer era ayudar con los sentimientos que Katsuki pudiese tener por aquel alfa que Yaoyorozu tenía por compañero. Era lo mejor para un omega destrozado, ella ya pasó una situación similar. Todoroki se estaba perdiendo un omega perfecto que quería estar con él, debía hacerle entrar en razón.
– Yaoyorozu – Shouto llamó su atención y ella tuvo que actuar lo más amable que pudo – He estado pensando... y quiero intentar cortejar a Midoriya – Basta, fue suficiente.
– Oh pues, buena suerte – Mentira. Ojalá le rechazara del mismo modo que él lo había hecho con Bakugou. Es más, que fuera aun peor.
...
El plan de Momo por animar a Katsuki no ha tenido éxito porque ni siquiera ha empezado. ¿Cómo acercarse al rubio? ¿Y cómo ayudarlo sin que le gritara de hasta lo que se va a morir? Tal vez podría comprarle algo, como un regalo para comenzar la amistad.
Paseaba por el centro comercial cuando notó al chico que quería ayudar. Bakugou estaba viendo una tienda de ropa omega. Eso era raro, el rubio por lo general usa ropa beta o alfa. Eso no le quitaba la belleza típica de la raza, pero la ropa omega era algo que nadie había visto en Bakugou.
Tosco y distinto. Palabras que Todoroki había usado para describir a Katsuki. Era cierto, el omega no era como los demás; tenía carácter, era fuerte y su cuerpo tenía bastante músculo, no se dejaba intimidar por nadie, pero del mismo modo era independiente, buen cocinero y excelente héroe. Bakugou no era como el resto, pero esa diferencia le hacía resaltar como diamante entre rocas.
Cuando vio al omega entrar a la tienda, esperó unos minutos y luego también lo hizo. Su decisión fue dividida en dos razones. Para espiarlo, y para ver si podía comprarle algo como regalo en cuanto a sus gustos. Cualquier opción, ganaba. Claro que, no contó con que su aroma de alfa se notaría bastante en una tienda llena de omegas.
– ¿Cola de caballo, qué carajos haces aquí? – Bakugou le mira con el ceño fruncido, y la dependienta de la tienda con confusión.
– Ah... quería...
– ¿Ella es su alfa? – La simple pregunta de la omega terminó por avergonzar a ambos.
– ¡S-Se equivoca, yo...!
– ¡No tengo nada que ver con esta idiota!
La dependienta se sorprende por las reacciones, y después ríe. Tal vez se haya equivocado con su deducción, pero eso no quita el hecho de que esos dos se veían tiernos sonrojados.
– Lo siento, pero acompáñeme joven. Le mostraré unas cuantas ropas que están muy de moda – Habla dirigiéndose a Bakugou – Oh, mi compañera puede atenderle a usted, señorita – Esta vez se dirige a Momo.
– ¿Se le ofrece algo? – La otra dependiente era igual omega, con compañero; su edad pasaba más allá de los sesenta. De seguro era la dueña de la tienda trabajando para ayudar a sus empleados.
– En realidad, solo estaba mirando...
– Entiendo –Aun así, la mujer no se fue de su lado. Yaoyorozu ve a lo lejos como los otros omegas veían, se probaban y compraban ropa. Era tan diferente a la normal.
– Sabe sí... quiero decir, ¿Qué podría regalarle a un omega con el que quiero hacer amistad?
– Vaya, ¿Amistad? Eso es nuevo. Generalmente los alfas vienen aquí a comprar regalos para cortejar a algún omega. Pero supongo que por algo debe empezar uno a acercarse.
– N-No, no quiero cortejarlo; solo... quiero llevarme bien con él – Al decir eso, la mirada de Momo se fija en Bakugou quien miraba unas prendas que la dependienta le mostraba.
– Oh, ¿Ese omega? Es distinto a cualquiera que haya entrado a la tienda. Imagino que es su primera vez aquí. Llegó con un aroma a melancolía antes de entrar – Aquello último la hizo entristecer también a ella.
– Está pasando momentos difíciles, por eso quiero ayudar. Pero debo llevarme bien con él antes – La mujer asiente dándole la razón.
– Bueno, ahí está. Ve con él y ayúdale a escoger algo de ropa. Si el chico quiere verse así para algún alfa, tal vez la opinión de uno pueda ser de ayuda – La chica se muerde el labio, pero tuvo que darle razón a la omega.
– Gracias por el consejo – Y luego camina hasta donde se encontraba, llamando la atención de los dos omegas – Hola otra vez – Solo recibe un chasquido de lengua del rubio.
– Puede probarse la ropa y preguntar qué tal le queda. La opinión de un alfa siempre será bien recibida – Comenta la dependienta con emoción, dejándolos solos luego de llevarlos hasta los probadores.
El ambiente se puso incómodo.
– Si vas a reírte, hazlo de una maldita vez.
– ¿Qué?
– Joder, es la primera vez que vengo a una puta tienda omega y tenía que encontrarme contigo. ¿Qué? ¿Le dirás a toda la escuela?
– Bakugou-san, no entiendo a qué se refiere, pero no vine a reírme de usted – Los ojos rubí le miran con desconfianza – Bien, admito que sí lo seguí pero no con la intención de burlarme.
– Me das asco.
– Sí, es una frase que muchos alfas están acostumbrados a oír.
El silencio incómodo volvió, Bakugou abre una de las cortinas y deja las ropas que había elegido. Momo estaba por irse pero la voz del omega le llamó.
– Oye, si estás por aquí al menos sé útil. Dime qué tal me veo con la ropa. Y sé sincera – La pelinegra ahora tenía emoción saliendo por cada poro de su piel, en forma de feromonas – Mierda, y cuida tu olor, bastarda. Estás apestando todo la jodida tienda.
– Perdón – Antes de que Katsuki pudiese cerrar la cortina, Yaoyorozu le dijo algo – Bakugou-san, no se vista para alguien, vístase para usted, con ropa que le haga sentir bien, cómodo y bonito.
El rubio cierra la cortina, para que la alfa no viese la sonrisa que se había formado en sus labios.
...
Su acercamiento en el centro comercial había sido fructífero, pero aún le faltaba esforzarse más si quería formar parte de la vida de Bakugou y ayudarle. Por otro lado, el aroma a tristeza del omega resultaba demasiado fuerte cuando Todoroki intentaba cortejar a Midoriya.
– ¿Bakugou-san? – Habla acaparando la atención del rubio. Ambos estaban en el sofá del living mientras que algo alejados, se encontraban el grupo de amigos de Deku.
– ¿Qué carajos quieres, cola de caballo? – Pregunta con ferocidad, ahora soltando feromonas de que no le quería cerca. Pero ya había juntado valor, no iba a retirarse ahora.
– ¿Quiere comer conmigo el domingo? – Su petición queda en el aire junto a su aroma de nerviosismo. Lo dijo claro pero en el momento que había un extraño silencio en el lugar, acaparando las miradas del grupo de Izuku y de la bakusquad, que recién ingresaban ahí.
– No – Katsuki fue claro, no estaba interesado. Pero una mirada rápida a la alfa y sentir el olor de la derrota, le hizo recordarse a sí mismo que estaba haciendo lo mismo que el bastardo mitad y mitad le había hecho a él.
El dolor del rechazo era algo que aún sentía, pero contrario al bicolor, esta vez él sí iba a darle una oportunidad a la chica de hablar, de acercarse.
– Quiero decir, domingo no – Aclara antes de que Yaoyorozu se fuera – Mejor el sábado, ¿Bien?
Momo asiente efusivamente ante la respuesta afirmativa, reemplazando el olor a rechazo que anteriormente había expulsado por el de felicidad pura. Con una sonrisa de oreja a oreja, se fue del living dejando a los que presenciaron esa escena confundidos mientras la veían irse.
Por eso nadie notó como Bakugou se pegaba al lugar del sofá donde la pelinegra había estado, disfrutando el rastro de feromonas que la alfa dejó.
...
– ¿Bakugou? – El chico se tensa al escuchar una voz que no quería oír ni en sueños.
– ¿Qué quieres, bastardo icyhot?
¿Por qué justo ese día tuvo que encontrarse con aquel estúpido alfa? Ni siquiera estaban en la escuela, si no en la calle. El destino realmente no le quería.
– Nada realmente, solo saludaba.
– Meh.
Katsuki no tenía ganas de pelear, no en esos momentos. Lo único que quería era que el otro se fuera pero no veía que lo hiciera. Ni fin de semana se salvaba de verle la puta cara quemada.
¿Por qué? Justo el día que iba a salir con Yaoyorozu y se había puesto algo de la ropa omega que había comprado. El overol de pantalón de mezclilla negro, un suéter blanco y una camisa naranja de manga larga a cuadros atada en su cintura. Todo eso con unos converse sencillos.
– Te ves bien – Intenta sacarle plática el bicolor. El interior omega de Katsuki se siente feliz pero, recordó las palabras de la chica que le habían hecho cambiar de opinión con su instinto.
– Ajá – Contesta toscamente, sin siquiera dirigirle la mirada. Estaba concentrado buscando la cabellera pelinegra de la alfa que le había invitado a salir.
– Bakugou, yo...
– ¡Bakugou-san! – La chica interrumpe apareciendo detrás de ellos y causándoles una ligera sorpresa al no verla venir. Momo respiraba agitadamente – ¡Siento mucho la demora, pero quería darte esto! – Un ramo pequeño de girasoles fue lo que el rubio recibió – ¡Cuando las vi me recordaron mucho a ti y...! Oh, hola Todoroki-san.
Los tres se quedaron en un silencio incómodo, aunque era claro que el único que nada tenía que hacer ahí, era Shouto. Las feromonas de Yaoyorozu comenzaron a sentirse cada vez más intimidantes, con el mensaje "lárgate" esparcido por todo el aire.
– Creo que mejor me voy, hasta luego – Se despide el bicolor, alejándose de alfa y omega. La idea de ir a casa de Midoriya para continuar su cortejo pasó a segundo plano con lo que acaba de ver.
Tal vez solo iría a casa.
...
– Yaomomo, ¿Por qué tan animada? – La pregunta de Mina atrajo la atención de los chicos en el living del edificio. Shoji, Asui, Todoroki y Aoyama – Hasta pareces brillar más que él – Bromea señalando al rubio.
– ¿Eh? ¡N-No es nada, en serio! – El nerviosismo sale a flor de piel, haciendo que Mina sonriera más. Algo había ahí, y Momo debía hablar.
– ¿Y a dónde llevas esa ropa? El dormitorio de las chicas queda para allá – Se burla al ver a la pelinegra caminando tranquilamente con algunas prendas en dirección al dormitorio de chicos.
– ¡Ah, p-pues yo...! Y-Yo... – Yaoyorozu cierra la boca, da media vuelta y sigue su camino. Ignorando por completo cualquier otra pregunta, como si en el living no hubiese nadie.
– ¡Oye, Yaomomo! – El chillido de Ashido fue inútil, su compañera no le hizo el más mínimo caso – Mooo~ solo quería saber por qué estaba tan feliz – Comenta para los chicos en el living.
– Le estaba llevando la ropa a Bakugou – Habla Shoji contestando la queja – Últimamente ellos dos han estado muy juntos, la he visto cuando salgo de mi habitación; probablemente la ropa sea de ella y la está llevando para el nido.
– ¡No es justo que Yaomomo pueda ver el nido de Bakugou y yo no! – La pelirrosa comienza una nueva horda de quejas que esta vez nadie respondió.
Todoroki se mantuvo mirando fijo la lata de soda que había estado bebiendo en el living antes de que Yaoyorozu apareciera. Tsuyu, a su lado, decide empezar un tema de conversación que casi toda la academia sabía.
– Todoroki-kun – Le llama – Ya va a empezar la temporada de apareamiento, ¿Piensas proponérselo a Midoriya-kun? – Shouto la mira, pero fue incapaz de responder correctamente.
– Me tengo que ir – Y huyó a su habitación.
...
La pelinegra veía al omega regocijarse en su nido lleno de prendas nuevas. Tanto de ella, como de él, así como de Kirishima, Mina, Sero, Kaminari y le pareció ver una ahí de Jirou que le provocó un ligero pinchazo en el pecho. Se sentía afortunada de que Bakugou le permitiese ver todo eso, siendo que los nidos son personales para los omegas.
Luego de su salida el sábado, había confesado querer ayudarle con sus sentimientos, y de algún modo atraer la atención de Todoroki. El rubio aceptó, más por el hecho de que el olor de la alfa le tranquilizaba, porque le recordaba a su padre. El aroma de Yaoyorozu era a manzana dulce, y el de Masaru era de la exótica manzana ácida Pink Pearl.
– La temporada de apareamiento está cerca, Bakugou-san – Habla capturando la atención del omega, quien dejó de jugar en su nido.
– Lo sé, ¿Qué quieres que haga? ¿Qué hablé con el puto padre tiempo o algo así para evitarla?
– No, solo preguntaba, ¿Quería saber cómo se siente y lo que piensa hacer al respecto?
– Joder, te lo expliqué esa vez que salimos a comer – Momo recuerda la plática que habían tenido aquel día – ¿Qué quieres que haga? No le gusto, jamás lo haré. Mi olor y actitud son desagradables para ese bastardo. Quiere un omega obediente y de olor dulce como el estúpido Deku. Bien, puedo vivir con ese rechazo.
– No, no es así. ¡Eres un omega increíble! ¡Todoroki-san es un tonto, pero estoy segura que sabe diferenciar a un buen omega cuando lo ve! Solo necesitamos un empujoncito...
– ¿Y qué sugieres, cola de caballo? – Momo sonríe con la idea que tenía en la cabeza antes de ir con el rubio.
– Oh es simple, que durante la temporada de apareamiento finjas ser mi omega. Ya verás que la magia se cumple sola.
...
Primavera era la época más alocada del año. No por alguna festividad, si no por los olores y promesas de apareamiento por todos lados. No era como San Valentín, aquí los instintos jugaban un papel importante. Instintos de reproducción en masa para los alfas y omegas emparejados.
Afortunadamente, la clase 1-A no tenía ninguna pareja de ese tipo. Hasta ese momento.
– Buenos días – Saluda la pelinegra entrando al salón con su dedos entrelazados con Bakugou.
Uno que otro contestó el saludo, todos los demás ahí dentro quedaron completamente sorprendidos por esa relación. Es decir, Shoji había comentado algo al respecto, pero ¿Quién iba a pensar que realmente se volverían alfa y omega? Eran tan diferentes, pero al mismo tiempo, tan...
– Perfectos – Comenta Iida, siendo escuchado por Todoroki y Midoriya,
– ¿Eh? ¿Qué quieres decir, Iida-kun? – Pregunta el peliverde saliendo del pequeño trance al ver a su amigo de infancia con una alfa.
– Me refiero a ellos dos como pareja. Son diferentes, sí; pero cada uno tiene las características que complementan al otro. Incluso sus aromas, manzana y caramelo, una perfecta combinación. La perfecta relación alfa-omega.
– Yaomomo nunca nos comentó nada – Se queja Uraraka mientras se unía a la conversación al escuchar la explicación de Tenya – Sí que se lo tenía bien guardado, quedarse para ella sola un omega como Bakugou-kun, no es justo.
Izuku se muerde el labio, decaído ante tales palabras.
– ¿Midoriya, estás bien? – Pregunta Todoroki notando el cambio repentino, ignorando la molestia en su pecho al ver a Momo y Katsuki.
– S-Sí, no es nada Todoroki-kun.
...
– ¡Eres una maldita zorra! – Uno de los cojines del living se impacta en la cara de Yaoyorozu que pasaba por ahí con dirección al dormitorio de Katsuki.
– ¿Eh? ¿Qué pasa?
– ¡No te hagas la víctima! ¡¿Cómo te atreviste a salir con Bakugou y no decirnos nada?! – Otro cojín fue aventado pero la pelinegra lo esquivó.
– ¡No, chicas, esperen!
– ¡No te lo perdonaremos! – Gritan Uraraka y Mina, esta vez arrojando sus pantuflas que aunque no dolían, Momo tuvo que esquivar.
– ¡Lo siento! ¡Es algo personal!
– ¡Traidora!
– Dejen de molestar a Yaomomo, no tenemos porqué meternos en su vida personal – Yaoyorozu agradece mucho que Tsuyu haya intervenido.
– ¡Pero no es justo! – Chilla Mina – ¡Bakugou es un omega increíble! ¡¿Por qué Yaomomo se lo tiene que quedar para ella sola?! ¡Que lo comparta!
– ¡Además! ¡Somos amigas! ¡¿Por qué nunca nos dijiste nada?! ¡Habíamos acordado no guardar secretos entre nosotras! ¡Traidora! – Continúa gritando la castaña.
– ¡L-Lo siento! – Intenta defenderse, pero Uraraka y Ashido seguían gritándole siendo ayudada únicamente por Asui.
Todoroki pasaba por el living, pero al escuchar tremendo alboroto prefiere quedarse escondido un rato hasta que los gritos pararan; pero muchos de estos llamaron su atención, y le hicieron preguntarse cosas que pensó que ya sabía, pero ahora se daba cuenta de que no tenía idea.
¿Qué clase de omega era Bakugou y por qué todas las alfas lo querían?
...
– Bien, pregunta para Sero, ¿Usas tus cintas para depilarte o algo así? – La clase A se había visto envuelta en un círculo de preguntas mientras Aizawa había decidido dormir. Estas iban por un orden aleatorio.
– ¡Por supuesto que no! – Grita el pelinegro avergonzado – Aunque admito que muchas veces la uso como una telaraña para colgarme en las paredes – Termina confesando.
– Bien, ¿Quién sigue? – El orden aleatorio cae en Bakugou – Vaya, esto va a ser divertido – Comenta Hagakure, siendo ella quien le diría la pregunta.
– Solo suéltalo ya, idiota – Aunque el rubio tenía una leve idea de lo que le preguntarían. Teniendo en cuenta que se encontraba sentado junto a Momo, y demasiado cerca.
– No es ningún secreto que tú y Yaomomo estén saliendo y me parecen una pareja encantadora.
– Esa no es la puta pregunta. Solo apresúrate, maldición.
– ¿Cuántos cachorros piensan tener?
La pregunta provoca un shock en toda la clase. No pensaban que Tooru fuese tan directa y descarada para preguntar aquello, de seguro solo había activado el instinto asesino que habitaba en Bakugou. Apenas estaban saliendo, hablar de cachorros era demasiado pronto, y solo esperaban el momento en el que el rubio gritase y explotara todo.
– Tres... – Sin embargo, el susurro de Katsuki confunde a la clase.
– ¿Qué...?
– ¡Que quiero tres, carajo! – El grito fue acompañado de un sonrojo y el ceño fruncido. Y Yaoyorozu de igual forma estaba avergonzada con eso.
– ¡¿Qué, en serio?! – Kaminari no se la creía, y fue la voz de toda la clase. Ellos pensaban que Bakugou detestaría tener bebés, pensó que no los soportaba – ¡Yaomomo, ¿Qué piensas de eso?!
– Ah, pues y-yo... – Debía encontrar rápido una mentira que siguiera con esa farsa, no pensó que el rubio realmente contestara – Supongo que estaré feliz de hacer los bebés con él.
Queda silencio en todo el salón después de su respuesta. Esta podía ser interpretada con doble sentido, algo de lo que Yaoyorozu se dio cuenta –lamentablemente– después de haberla dicho.
– ¡M-Me refiero a criarlos! ¡No a la acción de hacerlos literalmente! ¡D-Digo, con el corazón, no de forma física! ¡Por favor, no lo tomen a mal, no quise decir nada indecoroso! – Las justificaciones de una avergonzada Momo fue tierno para la clase, incluso para Bakugou, quien aunque avergonzado, le tomó de la mano para tranquilizarla.
– ¡Bastarda, cierra el pico! – A su manera claro.
El único que no se estaba sintiendo cómodo con todo eso –y tampoco sabía por qué – era Todoroki Shouto.
...
– ¿Cómo sabes cuándo un omega te gusta? – La pregunta de Todoroki atrajo la atención de Kirishima, quien estaba sentado en el sofá del living con él.
– ¿A qué te refieres, Todoroki?
– Hace unos días que creo que me gusta Midoriya, pero ¿Cómo sé si realmente lo hace?
– Bueno... – El pelirrojo se rasca la mejilla algo avergonzado – Supongo que puede ser por el olor, o por su actitud, no estoy muy seguro.
– ¿Nunca te ha gustado un omega? – Eijirou ríe nervioso pero termina suspirando.
– Lo siento, no soy el más indicado para contestar eso. Mi único interés amoroso fue un beta.
– Oh – Todoroki está sorprendido con esa confesión – ¿Y cómo sabías que te gustaba?
– Cuando pasábamos tiempo juntos era increíble, y sé que es extraño porque yo soy alfa, pero creía que habíamos nacido para estar juntos – Todo eso es tan romántico, de no ser porque el rostro de Kirishima solo reflejaba tristeza al decirlo.
– ¿Qué sucedió? – El pelirrojo suelta un suspiro derrotado.
– No era para mí – Es lo único que dice, y Shouto no quiere preguntar más para no incomodarlo. Creyó que tal vez el otro chico había tenido una atracción por Bakugou, pero ahora sabe que solo son amigos.
De cualquier manera, ¿Qué tiene que ver Bakugou en su conversación?
– ¿Por qué crees que te gusta Midoriya? – Kirishima vuelva a hablar luciendo un poco más animado. Todoroki se muerde el labio intentando buscar las palabras exactas.
– Es un omega lindo, fuerte, me gusta su olor.
– ¿Es todo? – Pregunta el pelirrojo confundido.
– También fue el único que me hizo entrar en razón con usar mi lado izquierdo – Eijirou parece pensativo ante las respuestas del bicolor, como si estuviera procesando la información.
– Supongo que sí, podría gustarte – Termina aceptando – Deberías intentarlo, sé que quieres cortejarlo y se acerca la temporada de apareamiento.
– Sí... – Pero por alguna razón, Shouto no está conforme con esa respuesta.
– Es todo en lo que puedo ayudarte TodoBro... – Se disculpa Kirishima palmeándole la espalda, mostrando una sonrisa de tiburón – Deberías intentar preguntarle a Yaomomo, después de todo ella sale con Blasty. Estoy seguro que te ayudará mejor que yo.
Todoroki siente una punzada en el pecho, leve pero repentina. Pero el pelirrojo tiene razón. El único alfa que conoce y que tiene pareja, es Yaoyorozu, los demás están solteros.
– Bien, intentaré preguntarle a ella – Sin embargo, sabe que solo se miente a sí mismo.
...
– Toma, bastarda – Bakugou se acerca a donde se encuentra Momo, dejando una caja en su escritorio. La pelinegra le mira con ojitos cariñosos al darse cuenta que el omega le ha hecho el almuerzo.
– Bakugou-san... – Comenta conmovida.
– ¡No malentiendas las cosas, idiota! – Y dicho eso, el rubio se retira con las manos en los bolsillos, listo para alejarse del salón.
La escena ha sido presenciada por la mayoría de la clase, aunque no todos le dieron la misma atención. Podría decirse que el único que vio aquello claramente fue Todoroki, al sentarse al lado de la chica.
Yaoyorozu destapa el recipiente dándose una espectacular vista que le hace babear, su nariz sensible a los olores detecta la delicia que pronto estará saboreando. Arroz, pollo teriyaki, una mini ensalada y salchichas cortadas como pulpo.
– ¡Yaomomo, eso se ve delicioso! – Grita Ochako al acercarse a ver lo que Bakugou le había dado a la alfa – ¡Tienes que compartir!
– Lo siento, pero no – Dice con toda la seguridad del mundo, lista para comer lo que Katsuki le había dado voluntariamente. Ese omega era un amor.
– ¡No seas egoísta! – Insiste la castaña pero Momo solo la ignora mientras disfruta del bento.
Todoroki, a su lado, se pone a soñar despierto. ¿Midoriya le haría el almuerzo si se volvían pareja? La respuesta era no, el peliverde apenas podía con el suyo propio, e incluso la mayoría de las veces compraba algo en la cafetería. Bakugou debía ser increíble si le hacía el almuerzo a un alfa además de a sí mismo, cocinar en la mañana no es algo fácil.
El aroma de la comida llega a sus fosas nasales y tiene que admitir que huele delicioso. No puede evitar sentir un poco de envidia al recordarse que pudo ser él quien disfrutara esos manjares. Rechazó a Bakugou meses atrás porque estaba enamorado de Midoriya, no había nada malo en sus sentimientos, ¿No?
Entonces ¿Por qué ahora quiere la atención del omega rubio de vuelta en él?
...
– Todoroki-kun, me halaga saber que soy un omega de tu gusto, en serio; pero... yo ya tengo a un alfa que llama mi atención, lo siento – El rechazo de Izuku no le dolió tanto como pensó. Creía que confesándose podría alejar ese extraño sentir con respecto a Bakugou pero no pasó nada.
– Está bien, realmente agradezco que me hayas dejado salir contigo – Todoroki hace una reverencia – Espero que esto no arruine nuestro vínculo afectivo.
– C-Claro que no, Todoroki-kun – Contesta el otro nervioso – Seguiremos siendo amigos.
Eso da por finalizado la plática, y finalmente ambos se retiran sin nada más qué decir. Shouto no siente ni coraje ni tristeza; intentó cortejar a Izuku pero falló, y terminó rechazado. Sin embargo, no le duele, no se siente devastado.
Por el contrario, cuando se da cuenta de la cercanía de Momo y Katsuki siente que el estómago se le revuelve. Saber que son pareja le hace querer arrancar a la alfa del lado del omega, como si aquel chico le perteneciera. Los rechazos que Bakugou le da cuando le ve en algún lado le hacen sentir decaído.
Era como si el bonito omega que alguna vez confesó amarlo solo a él, de repente le haya cambiado por otro alfa mejor, y ahora no le quedaba de otra que recibir las mismas miradas desinteresadas que habían sido para él antes de que se llevasen mejor durante el examen de licencias.
Pero ¿Quién podría culpar a Bakugou por odiarlo? Todoroki le había rechazado, con palabras suaves pero un mismo mensaje: que el rubio no era lo suficientemente omega para salir con él. Y le había dejado con el corazón roto, llorando.
Momo fue la que se acercó al chico, fue quien reparó su corazón. Era justo que ella se lo quedase para sí, ¿No? Él había despreciado a omega tan perfecto como Bakugou y ahora pagaba las consecuencias quedándose solo. Las cosas debían ser así, ¿Verdad?
No, él no iba a rendirse. Así tuviese que arrancar al omega del lado de la alfa y marcarlo contra su voluntad, no iba a dejar que se lo quiten, no de nuevo.
...
– Quiero que peleemos, Yaoyorozu – Todoroki no fue discreto, claro que no. Tan solo unas semanas después de decidirse, pidió aquello frente a toda la clase.
– ¿Disculpa, Todoroki-san? – Pregunta la chica confundida. Bakugou se encontraba a su lado, y por la mirada heterocromática, supo de qué iba todo el asunto.
– Una pelea de territorios – La clase entera ahoga un jadeo de sorpresa, hace tanto que nadie ha pedido esos combates, generalmente porque alfas, omegas y betas se enamoran y desenamoran, y siguen su vida como si nada.
– Debo hablar por todos que eso...
– Silencio – La voz de alfa de la pelinegra interrumpe la explicación de Iida – Dime, Todoroki-san, ¿Estás consiente de lo que pides?
– Muy consciente de lo que pido – La mirada de Shouto se desvía hasta que llega a Katsuki – Y de lo que quiero – El omega frunce el ceño.
– Yo...
– No te atrevas a aceptar, cola de caballo – Interrumpe esta vez el rubio, tomando a su pareja para sacarla del salón. Deben hablar en privado, sobre todo lo que pasa.
– Bakugou-san, si Todoroki-san gana, entonces tú podrás salir con él – Momo confiesa su plan con entusiasmo, pero este desaparece al ver a Katsuki con el ceño fruncido – ¿Qué sucede?
– No quiero ser un puto premio, soy una persona y merezco ser tratada como tal – La pelinegra se muerde el labio sabiendo de lo que habla el chico – Acepté tu jodida ayuda porque creí que solo querías darle celos, y te seré honesto, no pensé que esta mierda funcione. Pero si todo termina en una estúpida pelea conmigo como premio, entonces se acabó.
– No, es buena idea. Todoroki-san está aprendiendo que tiene que luchar por lo que quiere...
– ¡No pensé que lo decías literal, carajo!
– ¡BASTA! – Sin querer, Yaoyorozu había usado su voz alfa, dándose cuenta unos segundos después – Oh, lo siento mucho Bakugou-san – Se disculpó cuando cayó en cuenta de que había dejado conmocionado al rubio. Pero al menos, ahora podía hablar – Lo que intento decir, es que me parece una buena idea la pelea, pero intentaré que no pasemos a mayores.
– No soy un premio...
– No, no lo eres, Bakugou-san; pero si esta es la única forma en la que Todoroki-san se dará cuenta de cuán genial eres, entonces que así sea – La pelinegra da un beso en la frente a Bakugou antes de ingresar de nuevo al salón, dejando al omega sin oportunidad de meterse.
– ¿Y bien? – Pregunta un impaciente Shouto mirando a los ojos de la alfa con desafío. Momo levanta la cabeza, firme y dispuesta a defender el honor del omega.
– Acepto.
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