Capitulo 4
Ni ___(tn) ni Austin debían haberle oído, porque no se dieron la vuelta. Zayn se deslizó por la escalera del patio.
Su acalorada conversación llenaba sus oídos, y se detuvo para poder escuchar desde la distancia.
―Maldita sea, ___(tn), ¿qué se supone que debo hacer? Te comportaste como una especie de puta. Yo no lo esperaba.
___(tn) apretó los puños a su lado.
―¿Sólo porque te sugerí hacer algo más de lo habitual,
chupar la polla y el misionero, me hace una puta? ―gritó ella.
―¡Cállate, por Dios!
―No, Austin, no voy a callarme. Se acabó. No sé por qué estás aquí, pero desde luego no voy a cambiar de idea. He dicho todo lo que tenía que decir esta mañana.
―¿Estás rompiendo conmigo? ―preguntó incrédulo. ―Mierda, ___(tn), no estás siendo razonable. Deberías haberme advertido o algo así. Tenías anillos para los pezones. Como una especie de fulana barata. ¿Qué diablos te poseyó? Es por eso que me hiciste esperar un mes sin sexo? ¿Así podrías darme esta extraña sorpresa de mierda? Y luego me dices cómo quieres que tome el control para que tú no tengas que decidir cómo lo hacemos todo el tiempo. Dale a un chico un descanso.
¿Anillos para los pezones?
¡Oh Jesús. ___(tn) tenía anillos para los pezones. Esto sin duda era un nuevo avance.Zayn la había visto en bikini en muchas ocasiones, y estaba condenadamente seguro que se habría dado cuenta de los anillos para los pezones.
Así que ___(tn) estaba tratando de diversificarse y el capullo de su novio había lanzado un ataque. Bueno, bien por ella por deshacerse de él.
Era obvio que no la merecía.
―Eso es exactamente lo que estoy haciendo, ―dijo ___(tn) con frialdad ―darte un respiro. Hemos terminado. Finito.
La ira brilló en la cara de Austin y Zayn empezó a avanzar.
Sabía que esa mirada sólo podía significar problemas.
―¡Eres una puta provocadora! ―gruñó Austin.
Fue a cogerle el brazo, pero ___(tn) le esquivó y le dio con la rodilla en la entrepierna.
―¡Mamón bastardo! ―dijo entre dientes mientras él caía al suelo.
Zayn se interpuso entre ellos y arrastró a Austin por la camisa. El hombre todavía estaba pálido con dolor y agarrándose sus partes pudendas, todo lo que para él tenía valor.
Zayn lo estrelló contra la camioneta de Austin y se puso en su cara.
―Si alguna vez te veo a tres metros de ___(tn) de nuevo, voy a hacer que lo que ella hizo parezca una mamada. ¿Me entiendes?
Austin gruñó y luchó para soltarse.
―Sí, lo entiendo. Saca tus jodidas manos de encima. Puedes llevarte a la perra psicópata.
Zayn le derribó de un golpe. Austin cayó al suelo, la sangre brotaba de su nariz.
Austin se agarró la cara con ambas manos, aullando de dolor.
Se puso de pie y manoseó para abrir la puerta de su camión.
―¡Tú hijo de puta! Si me rompiste la nariz, presentaré cargos.
Zayn se rió entre dientes e hizo un gesto con el pulgar en dirección a la ventana de la cocina.
―Hazlo, maricón. Pero debes saber que dos policías están mirando desde esa ventana de allí, y me imagino que ellos jurarán que no vieron tal cosa.
Austin se lanzó dentro de la camioneta, jurando y golpeando la sangre que corría por su rostro. En unos segundos, salió de la calzada, arrojando un sendero de piedras y tierra de varios metros de alto.
Zayn se volvió hacia ___(tn), que tenía una mirada de asombro en su cara.
―¿Estás bien? ―preguntó suavemente.
―Sí, estoy bien ―ella lo miró, sus cejas arqueadas en interrogación. ―¿Qué diablos fue todo eso?
Zayn sabía por qué estaba confundida. Nunca se había entrometido en sus asuntos así. ___(tn) era más que capaz de cuidar de sí misma. Eso era algo que admiraba de ella.
Se encogió de hombros y puso una mano sobre su hombro.
―Sólo se veía como que podrías necesitar ayuda, eso es todo.
―Sí, bien, gracias ―murmuró mientras emprendían el regreso a la casa.
Cuando se detuvieron en las escaleras, ella lo miró, el labio
inferior atrapado entre los dientes, un signo seguro de agitación.
―¿Tú no... tú no oíste la conversación, verdad? ―preguntó nerviosamente.
Zayn casi sonrió.
Sí, suponía que ___(tn) se moriría si sabía que él había escuchado eso y más. A partir de lo que había recogido de su conversación con Michelle y su lucha con Austin, parecía que estaba extendiendo sus alas un poco y aventurándose dentro de nuevos territorios.
Territorios con los que él estaba íntimamente familiarizado.
―No, yo acababa de salir cuando él hizo un movimiento hacia ti ―mintió. ―Parecía que estaba tratando de hacerte daño.
―Bueno, gracias ―dijo de nuevo, los hombros caídos con alivio.
―No hay problema. ¿Para qué son los amigos?
Puso su brazo alrededor de su cuello, dejando que su mano colgara sobre su hombro, algo que había hecho un millón de veces antes. Sólo que ahora, era muy consciente de la proximidad de la mano a sus pechos.
Y a esos anillos para los pezones que se estaba muriendo por ver.
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