La cita.

Jungkook suspiró por milésima vez en el día.

Desde que le había pedido una cita a su crush supremo Kim Taehyung y este la había aceptado no paraba de soñar despierto, imaginando cómo sería su boda con el castaño y el nombre que elegirían para sus futuros hijitos.

Se encontraba en su casa junto con su mejor amigo Jimin, el pequeño rubio no paraba de resoplar, ya que había ido a encontrarse con el menor para planear la dichosa cita que tendría lugar el próximo sábado, más el pelinegro solo se la pasaba tendido en su cama entre sonrojos, sonrisillas tímidas y suspiros.

Jimin masajeó el puente de su nariz y se acercó a Jungkook para darle un golpe en la cabeza.

—¡Ah! ¡Tonto! ¿Por qué hiciste eso?

—Me pediste ayuda para planear tu cita porque también soy amigo de Tae. Así que no seas idiota, levanta el trasero de esa cama ahora mismo y acompáñame. ¿O acaso crees que lo haré solo? ¿Quieres quedar mal con Taehyung?

—¡No! Por supuesto que no, e-es que... —sus mofletes se colorearon de rosa y sus ojitos brillaron por la esperanza y el anhelo que reflejaba en ellos—, solo estaba pensando como sería nuestra casita cuando vivamos juntitos.

El rubio negó con la cabeza y agarró la mano de su amigo para arrastrarlo fuera de su habitación.

—Vamos, tenemos que comprar las entradas para el cine.

[...]

—¿Estás seguro de que a Tae le gustan las películas de fantasmas?

—Claro que sí, yo le pregunté.

—Pero...

—Pero nada Jungkook, tú confía en mí.

El menor asintió resignado y siguieron su camino hacia el centro comercial.

Jimin, luego de pasarse dos horas dando vueltas por todas las tiendas para comprar los últimos preparativos con los que el menor sorprendería a Taehyung, se despidió del pelinegro.

Jungkook suspiró feliz, al fin con todo listo para el día en que su relación con el castaño cambiaría de ser solo un poco más que conocidos a futuros esposos —porque él estaba seguro de que así sería—.

Desde que había visto a Taehyung por primera vez cayó irremediablemente flechado por la belleza angelical que desprendía su ser, y no era para menos, el castaño era el chico más popular y hermoso del instituto, tenía una larga fila de pretendientes, sin embargo, no salía con nadie y a todas las personas que se le declaraban les decía lo mismo "En estos momentos lo más importante para mí son mis estudios, no tengo tiempo de estar en una relación". Pero a pesar de eso Jungkook no se contuvo al pedirle una cita, claro que el miedo de ser rechazado estuvo siempre presente, pero él decidió que en la vida había que tomar grandes riesgos y jamás se rindió. Porque para él, Taehyung era mucho más que el chico perfecto que tenía a toda la escuela a sus pies, no, ya esa etapa de enamoramiento había pasado. Jungkook lo había estudiado, había observado cada faceta del castaño y aseguraba que si no era su alma gemela, pues entonces, posiblemente no tendría una.

¡Sí! Que lo llamaran acosador, maniático, obsesionado o como quisieran. A él no le importaba.

Se sorprendió en grande cuando el mayor aceptó pasar la tarde del sábado junto a él, pero claramente haría hasta lo imposible para que el chico que le gustaba no se arrepintiera de su decisión.

[...]

El tan esperado día llegó.

El pelinegro llamó a su mejor amigo, no sabía si era por los nervios, pero tenía el presentimiento de que algo saldría mal.

—Jimin ¿estás seguro de que a Tae le gustará el regalo?

—Por favor Jungkook, ¡claro que sí! Ya te conté que hablé con él y le saqué información sobre todo lo que le gusta, así que tú no te preocupes y haces lo que yo te dije.

—Está bien. ¿Al menos puedo ver qué es?

—¡No! Luego eres tan torpe que no lo sabes envolver bien.

—Pero dim-

El rubio colgó, Jungkook suspiró rendido y se arregló para salir al encuentro con Taehyung, llegando media hora antes de lo acordado.

Había quedado con el castaño en reunirse en un parque para tomar helado y posteriormente ir al cine.

Jungkook se encontraba sentado en una banca cerca de una hermosa fuente, no paraba de mirar a su alrededor, en busca de la presencia del castaño, hasta que por fin, sus ojos enfocaron a la persona por la que tanto suspiraba.

Taehyung caminaba con gracia hacia él, Jungkook estaba seguro que ese momento era como en las películas cuando Cupido hacía su aparición y en la escena solo se encontraban los dos protagonistas envueltos entre pétalos de flores y corazones, y todo sucedía en cámara lenta. Sí, definitivamente eso era.

El pelinegro observó embobado al ángel frente a él, Taehyung vestía unos pantalones un poco holgados, un suéter blanco y su precioso pelo castaño era cubierto por una boina amarilla. Simple, pero jodidamente perfecto.

Tan pronto el chico estuvo delante de él, se paró rápidamente y besó su mejilla.

—Hola Kookie. ¿Llevas esperando mucho tiempo? —preguntó un poco sonrojado por el tierno beso que recibió.

—No, no, llegué hace unos minutos —mintió.

—Oh, está bien...

—Estás hermoso, digo, yo... —se rascó la nuca con vergüenza por no poder contener esas palabras.

—Gracias —sonrió tímido y agachó la cabecita un poco avergonzado—. T-Tú también —musitó bajito.

—Vamos por un helado —Jungkook tomó la mano de Taehyung y lo guió por el parque hasta llegar a la heladería para ordenar dos nieves de limón. Le entregó el helado al castaño y este hizo una mueca de desagrado.

—¿Qué pasa?

—Creo que no tomaré helado.

El pelinegro lo miró confundido y luego asintió—. Bueno, vamos, la película está por comenzar.

Los chicos llegaron al cine, compraron palomitas y refrescos y se adentraron a la sala.

La película empezó tranquilamente, Taehyung suponía que era de misterio, al presenciar momentos tan intrigantes. Pasó media hora y en la enorme pantalla se reproducía una escena donde los protagonistas se hallaban durmiendo en sus habitaciones y las sombras los asechaban, a ese punto el mayor ya estaba demasiado nervioso, dando por seguro que el filme era de terror, Jungkook desvió la mirada de la pantalla y la posó en el castaño, que estaba sudando frío, sin pensarlo mucho, agarró su mano y entrelazó sus dedos. Taehyung lo miró, sintiéndose más tranquilo y le regaló una sonrisa cuadrada que le derritió los sentidos. Justo en ese momento un grito proveniente de la película sobresaltó al mayor, haciéndolo pegar un chillido.

El menor miró aterrado como los ojos de Taehyung se comenzaban a cristalizar por el miedo y lo abrazó fuertemente.

Se levantó con el castaño casi en brazos, e importándole poco las protestas de los demás abandonó la sala.

Taehyung no paraba de sollozar, el azabache limpió sus mejillas y lo volvió a estrechar contra su cuerpo con mucha fuerza. Podía sentir lo desenfrenado que latía el corazón del castaño y se sintió un poco molesto de ver a su precioso ángel en tal estado.

—Tae perdóname, yo pensaba que ese tipo de películas eran tus favoritas —lo balanceó de un lado a otro tratando de calmarlo.

—Está bien Kookie, perdóname a mí por comportarme así.

—No tienes que disculparte por nada, la culpa fue mía, debí preguntarte que películas te gustan —y no hacerle caso al enano mamón de Jimin. Pensó, con altas ganas de querer ahorcar a su amigo—. Tengo algo para ti —sacó de su bolsillo un pequeño sobre y se lo entregó a Taehyung.

El castaño lo miró sorprendido y lo tomó, abrió el envoltorio y su rostro cambió a uno totalmente indignado—. ¿Es una broma verdad?

—¿Qué pasa? ¿No te gusta?

—¿Crees que soy un cualquiera?

—¿¡Qué!? ¡¡No!! ¿Cómo podría pensar yo eso?

—¿Ah sí? ¿Y esto qué es? —sacó las bragas del sobre, se las tiró en la cara al menor y se dio la vuelta dispuesto a marcharse.

Jungkook parpadeó confundido, el no había visto el regalo —ahora mismo se arrepentía de no haberlo hecho— Jimin le aseguró que al castaño le encantaría y le había creído, a fin de cuentas era su amigo ¿no? Saliendo de su confusión, corrió para alcanzar a Taehyung y explicarle la situación.

El castaño revivió el llanto de momentos atrás, pero esta vez no por el miedo, sino por la gran decepción que crecía en su interior, a él también le gustaba Jungkook desde hacía muchísimo tiempo, por eso rechazaba a los demás, él también estaba dispuesto a pedirle una cita al pelinegro pero este se le había adelantado para su gran sorpresa.

—¡Tae espera!

Escuchó a Jungkook llamarlo pero no volteó, aceleró el paso y limpió el rastro de lágrimas con la manga de su suéter.

De repente sintió unos brazos rodearlo por la espalda—. Tae, déjame explicarte, por favor.

El mayor se dio la vuelta para encarar al pelinegro y reprocharle pero las palabras murieron en su garganta al ver los ojitos brillantes de Jungkook y la frustración y desesperación que lo envolvían.

—Tae, lo siento, yo no compré eso, Jimin me lo dio y me dijo que te gustaría.

—¿Jimin?

—Sí, el me ayudó a planear la cita... T-Tú me gustas mucho, yo jamás pensaría que eres un cualquiera.

—Está bien Kookie, te creo —limpió las lágrimas de Jungkook y besó su mejilla—. Aunque ahora que lo pienso, el día que Jimin me preguntó acerca de lo que me gustaba, encontré raras todas esas preguntas y además él estaba un poco pasado de tragos porque acababa de regresar de una fiesta.

—¿Qué?... ¿Me das un segundo? —el mayor asintió perplejo y el pelinegro sacó su celular del bolsillo.

—¿Diga?

—¡Maldito enano te voy a patear el trasero cuando te vea!

—¿Esa es tu forma de agradecer por la grandiosa cita que te organicé?

—¡Lo arruinaste todo estúpido!

—¿Pero cómo...? Tae me dijo... ¡Oh!... P-Puede que me haya confundido y te haya dicho que le gustaba lo que en realidad no...

—Eres un... —Jungkook apretó el celular fuertemente con sus dedos, sintiendo como la ira se apoderaba de él y miró a Taehyung que se encontraba riendo. Colgó dejando de lado a su mejor amigo y volviendo con el castaño—. ¿Por qué te ríes?

—Eres muy adorable cuando te enfadas.

—Tae, en serio siento mucho lo que pasó, yo... Quería que nuestra cita fuera perfecta...

—Lo fue Kookie.

—¿Qué? Pero si todo fue un desastre.

—Bueno sí, tengo que admitirlo, odio el helado de limón, las películas de terror me alteran demasiado y cuando me diste esa braga pensé que solo me pediste salir porque querías acostarte conmigo... Pero... Sí, fue una cita perfecta después de todo... porque a pesar de los malos entendidos, pasé mi tiempo contigo... Y... T-También me gustas Jungkook —dijo tímidamente, sus mejillas enrojecieron furiosamente.

El menor lo miró sorprendido, se olvidó de como respirar por unos segundos. ¿Había escuchado bien?

Taehyung le dio una cachetada trayéndolo de nuevo a la realidad—. ¡Jungkook respira!

—Lo siento... Es que... ¡Oh Dios mío! ¡Te amo! —gritó y lo abrazó alzándolo en el aire, haciendo que el castaño se sonrojara como un tomatito—. Tae... Hice las cosas mal, pero, ¿quieres tener otra cita conmigo? —musitó atropelladamente sin poder contener la emoción—. Esta vez Jimin no tendrá nada que ver —le aseguró.

—Claro Kookie ¿cuándo será-

—Ahora... Bueno, si quieres, podemos ver películas en mi casa.

—De acuerdo.

[...]

Taehyung y Jungkook estaban sentados en el sofá de la sala del menor, el azabache había traído unas mantas y estaban envueltos en ellas bien acurrucaditos, él abrazaba por la espalda al castaño mientras este sostenía entre sus piernas el recipiente con las palomitas que habían preparado. Decidieron ver películas infantiles, con cero monstruos, fantasmas y asesinatos, solo tranquilidad y alegría.

El tiempo pasó y los dos chicos dejaron de prestarle atención a la película, Jungkook le daba de comer al mayor, su corazón latía frenéticamente cada vez que sus dedos rozaban los labios del castaño al llevarle las palomitas a la boca.

Para cuando la película se acabó, el mayor se encontraba dormido, su mejilla estaba apoyada en el pecho de Jungkook, el pelinegro acariciaba la espalda de Taehyung suavemente, a veces desviaba las manos hacia los abultaditos mofletes rosaditos y rozaba sus dedos contra sus gruesos labios.

Jungkook, odiándose por tener que perturbar el sueño del castaño, lo removió un poquito para que despertara.

—Tae... Es un poco tarde... Vamos te llevaré a casa, porque supongo que no puedes pasar la noche aquí ¿O sí?

—No... Mi mamá se preocupará.

Jungkook lo acompañó hasta llegar a la puerta que daba entrada al jardín del castaño.

Los dos se quedaron parados, sin decir una sola palabra, solo mirándose y sonriendo tontamente.

—Así que... ¿somos novios? —preguntó el pelinegro un poco nervioso.

—No.

—¿No? —se desconcertó—. Pero dijiste que te gustaba.

—Sí, pero no te lo haré tan fácil —comenzó a reír.

—¿Me puedes dar un beso?

—Vas muy rápido para una primera cita ¿no lo crees?

—En realidad es la segunda así que merezco mi beso.

—Está bien tú ganas —se acercó a él y lo rodeó por el cuello con sus brazos—. Pero sin lengua, ese privilegio solo lo tendrá mi novio.

—¿Estás jugando conmigo?

—No, digamos que te estoy castigando. Aún no olvido la braga que me regalaste.

—Tae, ya te dije que-

El castaño lo besó, Jungkook lo agarró por la cintura y siguió el ritmo que marcaba el mayor con sus labios, Taehyung acarició con su lengua los belfos del menor y el pelinegro abrió sus belfos para darle acceso a la traviesa lengua.

El mayor lideraba la batalla, mordía y chupaba los labios de Jungkook con vehemencia. Se separaron por la falta de aire, con los labios rojizos e hinchados.

—¿Sin lengua eh? —inquirió el menor con tono burlón alzando las cejas sugestivamente.

El castaño le golpeó el brazo y le sacó la lengua. Jungkook aprovechó la proximidad y la atrapó con sus labios, chupándola suavemente.

—Sé mi novio Tae.

—S... Nop.

—¡Tae!

El mayor rió por la desesperación del pelinegro, dándose por vencido, a fin de cuentas ¿quién no caería ante tan adorable chico?

—Soy tu novio Kookie —dijo y volvió a unir sus labios.

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