Capítulo V:
[4 de Enero, 1956, 23:03 P.M]
Luego de algunos inconvenientes para encontrar su destino, la pareja logró llegar al lugar que tenían planeado, el contacto de la pareja, una persona de confianza les había prometido que, al llegar, tendría un lugar donde pudieran quedarse, una pequeña cabaña en el bosque, al llegar, sacaron sus varitas y comenzaron a revisar el lugar, todo estaba tranquilo y decidieron descansar por esta noche. La misma había llegado, en una cama ambos descansando, un profundo silencio acompañado de la oscuridad y una pequeña luz de llamas apunto de apagarse proveniente de una fogata, se podía oír todo ruido que había en el bosque desde esa cabaña.
[5 de enero, 1956, 05:09 A.M]
La pareja se encontraba abrazada en la cómoda cama, se sentía que el amanecer saldría pronto cuando de repente, el silencio que había en el ambiente cesó, comenzaron a escucharse ruidos de golpe en las paredes y puerta de la cabaña, golpes secos pero no tan fuerte, como si alguien lo golpeara con sus propias manos, esto incomodó al joven pelirrojo, haciendo que despertara, aún somnoliento, pensó que era un sueño, pero un fuerte golpe hizo que su sueño desapareciera, su esposa no se percató, el pelirrojo tomó su varita y se dirigió con cuidado a la puerta, la abrió y apuntó a los lados con ella, al parecer no había nada, cuando se giró para volver dentro de la casa, sintió como su varita salía de sus manos cayendo al suelo, levantó su mirada y en un abrir y cerrar de ojos, todo se tornó negro para él, el joven había caído al suelo, desmayado mientras unas personas lo tomaban y se lo llevaban, pero el seco golpe del cuerpo de James contra el suelo, había despertado a la joven Wood, la cual al mirar a los tipos que se llevaban a James, reaccionó tomando su varita, pero antes de que pudiera lanzar algún ataque, los otros magos habían desaparecido, junto a James. - ¡No! - gritó la chica de ojos verdes, dejando caer su varita al suelo, preguntándose dónde estaría su esposo y si estaba con vida.
[5 de enero, 1956, 5:15 AM]
La tierra húmeda del bosque llenaba la planta de sus pies mientras corría por los alrededores de la cabaña donde minutos antes se encontraba descansando con su esposo, a quien habían raptado inesperadamente. Al no encontrar rastro de él ni de sus captores decidió regresar a la cabaña, cambiarse de ropa y preparar su mochila con algunas cosas necesarias para partir en su búsqueda. Una vez que tuvo todo listo, salió de la cabaña a paso rápido y con la varita en mano, adentrándose en lo profundo del bosque, después de unas horas de búsqueda y nada de pistas sobre el paradero del pelirrojo, vio un lago cerca de donde se encontraba, se sentó bajo un árbol agotada por las horas de búsqueda sin descanso, se sentía abrumada por el suceso tan repentino, además había salido tan de prisa que había olvidado coger algo para comer en el camino. Sentada en la fría hierba y bajo la sombra del árbol recordó la cara de su esposo momentos antes de desaparecer con aquellas personas aún desconocidas para ella. Tomó el relicario de su bolsillo y lo abrió con cuidado de no activar su vital función, la imagen de sus padres y de James se posó sobre sus ojos, los cerró por un momento y un recuerdo llegó a su mente: los señores Wood se encontraban parados y sonrientes al lado del piano mientras ella les tocaba la melodía que su padre le había enseñado. Una sonrisa estaba dibujada en su rostro, sin embargo, ellos comenzaron a desaparecer, dejándola sola en aquel lugar sombrío, triste y sintiéndose sola. El recuerdo cambió de pronto, se encontraba sentada frente al mismo piano, pero alguien estaba sentada al lado suyo, era James, cuando recién se habían conocido. Ella le tocaba la misma melodía que a sus padres y de vez en cuando volteaba a verlo y ambos se regalaban sonrisas de felicidad, hasta que él también comenzó a desaparecer, dejándola completamente sola. Unas lágrimas se deslizaron por su mejilla al tiempo que terminaba de tocar. De pronto el lugar se llenó de luz y un pelirrojo de 25 años se sentó a su lado.
- Sabes, esa melodía es simplemente hermosa.
Ella levantó la mirada y vio a su esposo, con una enorme sonrisa y su cabello pelirrojo completamente alborotado. Él limpió sus lágrimas y le dio un abrazo.
- Eres una chica fuerte y superarás esto, no te dejes vencer, sé que me encontrarás, saldremos de esto y formaremos la familia que por tanto tiempo hemos soñado.
Ella le sonrió y asintió con la cabeza, entonces abrió los ojos y se encontró una vez más sentada bajo la sombra de aquel árbol...todo había sido un sueño.
- Tiene razón, sé que lo encontraré y saldremos de esta juntos, como siempre lo hacemos... pero necesitaré ayuda y se quiénes pueden brindármela, las personas de mi más entera confianza.
Con las pocas fuerzas que tenía sacó la varita de su bolsillo y conjuro un hechizo. El cielo comenzaba a teñirse de tonos rojizos, anunciando a la noche, por lo que decidió volver a la cabaña, en su condición actual no podía hacer mucho, así que esperaría a recibir respuesta. Su silueta fue perdiéndose entre los árboles mientras un dragón etéreo se convertía en una luz brillante y delicada que se dirigía a algún sitio del mundo con un mensaje importante.
[6 de enero, 1956]
Era seis de enero cuando el etéreo patronus entró por la ventana del hogar de los Nuttley, en dónde se habían reunido a tomar la nueva receta de chocolate caliente que habían descubierto en los libros de cocina que nadie había tocado; rompió la distracción de Adela y las risas de las mujeres en la habitación.
Escucharon el mensaje, todas y cada una de ellas prestaron atención la voz de Abril;
❝Mis patatas, sé que se molestarán porque no les contamos en donde estábamos ni que estábamos haciendo, ❞
─ ¡Claro que sí! ─reclamó Maie en voz alta, dejando la taza de chocolate caliente sobre la mesa con un golpe brusco.
❝pero ahora James está en problemas, lo han secuestrado y no sé dónde encontrarlo. Conozco las habilidades de cada una de ustedes y sé que me ayudarían muchísimo en la búsqueda, ❞
Se pudo apreciar a Odhet y Bella suspirando; como sí se lo esperaban, pero no querían admitirlo en voz alta. Las dos ─y únicas─ mujeres de reacción no explosiva del lugar bajaron su chocolate caliente, ya las cuatro resignándose a lo que venía y dispuestas a lo que fuese.
❝Me encuentro en Chipre, en una cabaña en el interior del bosque. Prometo contarles todo en cuanto lleguen. Espero su respuesta... las necesito amigas. ❞
Apenas el mensaje terminó, el patronus se habría desaparecido como sí una brisa se lo llevase; Adela sacó el dedo de su boca, el cual habría mordisqueado con angustia hasta que la voz de Abril abandonó el lugar.
─ Conozco ese lugar. ─interrumpió el silencio que se había formado entre las cuatro mujeres, con una mirada vacía haciéndose presente en los ojos de la Bagnold.
➵ 𝑬𝒔𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆; 𝟶𝟼 𝙳𝙴 𝙴𝙽𝙴𝚁𝙾
Las calles de Hogsmeade eran iluminadas por unas cuantas farolas y la tenue luz que la luna les brindaba; Agnes, Rey y Danielle estaban enredados en cobijas con los colores pertenecientes a su casa de Hogwarts y tenían las maletas hechas con todo lo necesario para todos los días que desaparecerían en la búsqueda. Agnes se abrazaba a Alex, la cual la cuidaría y Danielle podía verse abrazada de Marck; las dos niñas correspondientes tenían a sus madres frente a ellas, despidiéndose y prometiendoles que volverían sanas y salvas. Rey estaba frente a Odhet, haciendo lo mismo que sus amigas, Adela le dio un beso en la frente al pequeño Hufflepuff antes de recordarle a John Ávalon que los dulces debían durar hasta que volvieran del viaje, para después hacerle prometer que no esclavizaría al niño para no limpiar la casa él.
Y las cuatro brujas, portando todo lo necesario comenzaron su viaje hasta la dirección que les había sido dada; varitas en mano, codo a codo y velando por la protección de la otra.
➵ 0𝟕 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝟏𝟗𝟓𝟔;
Bella Nuttley tarareaba múltiples canciones en el camino que seguían, tomando diferentes rutas que terminarían por llevarles a la cabaña que buscaban y Maie parecía querer matarle cuando cantaba la canción local que habían hecho los alumnos de Hogwarts cuando, por primera vez, el ingrediente de 'leche de tejón' apareció en su clase de pociones.
─ Cuando me enseñaron 'Oriéntame' pensé que me sería inútil por toda mi vida, pero una vez más me ayuda. ─ habría confesado la pelinegra del grupo, sacando su propia varita de su palma y guardándola con cuidado.
Odhet se había mantenido en silencio después del último pueblo que habían pasado, en dónde había visto a un niño con mucho parecido a Rey; Adela supuso que ya comenzaba a extrañarle, pero también que le aliviaba que estuviese con personas de su confianza.
La noche y el día habían pasado inadvertidos, el camino era todo lo que importaba. Pequeñas paradas se hacían en el camino, avanzando todo lo rápido que podían en todo atajo por más peligroso que fuese. Se pudo ver a Maie y a Bella sostener su varita con mucha más seguridad que en Hogwarts, ninguna de las cuatro permitiría que otra 'patata' fuese lastimada.
En un descanso, en un pequeño prado en el que podían ver las estrellas con claridad y Maie soltaba sus conocimientos de Astronomía, se reunían frente a una fogata.
─ Yo sólo quería graduarme, no estaba buscando por el pelirrojo con misiones suicidas. ─se habría quejado Adela, cuando Odhet mencionó la falta de sueño por la que estaban pasando.
Bagnold conocía el lugar, y la ruta por la que en un momento la habían llevado; pero así mismo sabía que el viaje les cobraría el sueño sí querían evitar alguna tragedia. Agradeció que la mitad de lo que había empacado Bella eran golosinas que les darían la suficiente energía para no tumbarse y darse como muertas, tal y como habían hecho en Hogwarts en sus épocas de Avanzados y ÉXTASIS.
Una vez recuperaron fuerzas, se levantaron y continuaron la ruta.
➵ 𝟎𝟖 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨, 𝟏𝟗𝟓𝟔;
─ ¿No creen que la madre naturaleza es bonita? ─habría dicho Bella, observando el lugar en el que habían hecho una ligera pausa por la montaña que se había cruzado en el camino y no podían rodear.
Ya cansada, Maie le lanzó una mirada─ ¡La madre naturaleza es una zorra! ─habría dicho con la poca respiración que había recuperado después de subir casi toda la montaña y así mismo bajarla.
─ Ya casi llegamos. ─calmó la Ravenclaw del grupo, su cabello estaba en una coleta y se dedicaba a sacarle el envoltorio a uno de los chocolates que traían consigo.
Adela estaba en el piso, con ojos cerrados y sus brazos extendidos en el salvaje césped de la montaña. ─ ¿Recuérdenme por qué me dejaron decidir la ruta?
─ Porque ya estuviste aquí. ─habló Maie, tirándose al césped después de resignarse en buscar comodidad en un árbol cercano.
─ Porque así no me gritas sí me equivoco de ruta. ─le siguió Bella con una nerviosa sonrisa, ante la cual el grupo terminó por reír.
Odhet, la cual se había adelantado a ver entre los árboles que tenían adelante, volvió corriendo hacia el grupo.
─ Llegamos, la cabaña está cruzando todos esos árboles. ─entre la alegría y respiración agitada por correr, las tres mujeres restantes se levantaron para salir corriendo.
Y en el mismo paso, Bella se golpeó la cara con una de las ramas mientras cruzaban lo restante de bosque que les quedaba.
─ ¡Te dije que la naturaleza era una zorra! ─gritó Maie en lo que Odhet y Adela reían, siendo la ex-Ravenclaw la que se acercaba a Bella para ayudarla a levantarse.
Y en cosa de nada, la cabaña estaba a sólo unos metros de ellas.
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