Prólogo:

    [Londres, Inglaterra. Diciembre 1957]

Era un día de invierno, la luz blanquecina del cielo se reflejaba en las ventanas, salpicadas con nieve, de la casa Nuttley. Se escuchaban risas desde fuera. El fuego prendido en la chimenea, daba un aspecto de calidez a la sala principal, donde, al parecer, había una reunión de amigos. Las "Patatas", charlaban entre ellos mientras los hijos de algunos corrían por las habitaciones compartiendo sus nuevos juguetes obtenidos la semana pasada en Navidad.

Bella entró con una bandeja de galletas mientras Abril le seguía cargando un platón con tazas de té.

—¿Así que técnicamente inventó esas cosas para hacer conflictos? —se escuchó decir a Mimi, a lo que James solo asintió con su cabeza.

—Eso es estar demente... —dijo Wilsa, el grupo comenzó a reír sobre lo dicho por la chica. Las risas se fueron apaciguando cuando miraron que una lechuza se posó sobre el alféizar de una de las ventanas de la casa. Bella dejó las galletas en la mesa del centro y caminó hacia el ave, abrió la ventana y tomó la carta que traía la lechuza.

—James —dijo—, es para ti —se acercó al pelirrojo y le entregó la carta.

"James, sé que no nos hemos visto últimamente, pero quería saber si has tenido contacto con uno de nuestros amigos: Dean. Ha sido secuestrado y nuestras sospechas apuntan a aquellos hombres en Chipre. No te pido que vengas, ni tampoco que nos ayudes, pero sí debes estar informado y protegerte, saludos a todos. Estén alerta.

Atte.: Arthur".

—¿Pasa algo cariño? —dijo Abril al mirar la cara de preocupación de su esposo.

—Dean fue secuestrado... la carta es de Arthur —respondió el chico, quien aún tenía su mirada en la carta—. Debemos ir... debemos encontrar a Dean.

El grupo se miró y Wilsa intervino:

—James, es peligroso que vayamos. Si secuestraron a Dean también pueden secuestrar a algunos de nosotros —dijo la chica.

—Pero si nos quedamos de brazos cruzados tampoco lograremos mucho. ¡Hay que ir! —exclamó James, se puso de pie y miró al resto.

—Creo que concuerdo con Wilsa, James. Es peligroso —dijo Elías mientras miraba a su amiga con cara seria, James caminó hacia la puerta y se detuvo antes de llegar a ella, diciendo unas palabras:

—¿Quién está de acuerdo en ir conmigo? —Adela saltó y levantó su mano, Mimi notó la acción de Adela y la imitó, Luis y Marck levantaron su mano de último y el resto de personas no hizo nada más que una mueca, James continuó—: bien, es una buena idea salir cuanto antes.

Wilsa lo interrumpió:

—Pones un pie fuera de Londres y juro que no te lo perdonaré, Sawyer.

—Debo ayudarlo, así como él me ayudó a mí en su momento —dijo el pelirrojo.

—¿Acaso no piensas en tus hijos? Si te pasa algo, ¿qué harán ellos sin su padre? —se escuchó decir a Abril, lejanamente. James puso una cara seria y miró a Wilsa.

—Te tendré vigilado... —exclamó la chica.

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