Capítulo 6:
[Hogsmeade, Inglaterra]
Se escuchaban los pasos sobre las rocas de dos jóvenes apurados, que trataban de escapar del incidente ocurrido en la casa de Wilsa.
—¿Qué rayos pasó ahí? —preguntó James con la voz cansada, giraron por un callejón, y se aseguraron de que nadie los seguía.
Mimi posó sus manos sobre las rodillas y empezó a respirar cansada. Alzó la vista y amarró su cabello en una coleta:
—Elías intentaba usar Imperio contra mí. Wilsa me quiere de su lado —puso sus manos sobre su vientre, estaba agotada. Miró hacia un lado—. Pero ella no entiende que no estoy de acuerdo con esa idea. No solo estoy de tu lado, James, me tomo esto de forma personal.
—¿Personal, por qué?
La joven de cabellos rojos miró nerviosa a otro lado.
—Wil es mi hermana —explicó atropelladamente—, si la descubren haciendo esto, puede ir presa. No voy a permitir eso.
El joven asintió dando la razón. Ambos comenzaron a caminar más tranquilos, pero alertas.
—¿Cómo te libraste de la maldición?
—No funcionó.
James la vio incrédulo.
—¿Cómo es eso posible?
—Elías es muy diestro en la magia. Pero no en la oscura. Y además, aprendí Oclumancia con él —hizo una pausa para tomar aire—. Al final, fingí que estaba siendo controlada por él, y cuando me dio la varita, comencé a atacar. Así, parecería que las cosas se le fueron de las manos. Debe estar en un buen lío justo ahora.
La joven rió un poco.
Estaban llegando a su destino.
—Bien, Mimi —dijo James—, ve a buscar a los demás. Tengo unas cosas por hacer en casa. Los veré en una hora, avisaré el lugar.
—De acuerdo, James, envíame un Patronus si pasa algo —la chica de cabello rojizos comenzó a alejarse en dirección a la casa de Adela, mientras James entraba en lo que parecía ser su casa.
Buscó lo que necesitaba sin hacer mucho ruido, y empezó a caminar hacia la salida. Ya en la puerta, se detuvo sobre sus pies.
"No puedes irte sin darle una explicación a tu esposa, James", pensó. Giró y decidió dejarle una carta, por lo que se fue hacia el pequeño despacho y tomó pergamino y pluma. No se percató que Abril se acercaba lentamente, dándole un abrazo en su espalda y susurró:
—¿Por qué has venido tan tarde cariño? —sin respuesta, la chica de ojos verdes se asomó sobre el hombro de su esposo y leyó parte de la carta mientras preguntaba qué era eso:
"Abril, sé que no es la mejor opción, pero sabes que no puedo dejar que jueguen con el cuerpo de mi amigo como lo piensan hacer, te dejo esta carta para informarte que saldré de casa por unos días, para resolver este problema, no apoyes a Wilsa, por favor. Te amo
Atte. James."
Abril, puso una cara seria y miró a su esposo preguntando:
—¿Cómo que irte? ¿A dónde? —su voz empezaba a alzarse— ¿Qué se supone que le diré a los niños cuándo pregunten por ti?...
—Abi, yo...
—Él también era mi amigo... Me equivoqué la primera vez al dejar que no fueras en su momento, pero con la idea de Wilsa podemos saber qué ocurrió y evitar que pase una vez más...
—No funcionará esa idea —respondió tajante.
—No pongas en peligro tu amistad con ellos... —exclamó la chica con un tono triste al mismo tiempo que miraba al suelo— Wilsa es tu mejor amiga, ¿no crees que es mejor estar de acuerdo? Estaremos juntos en esto. Tú puedes ayudar también.
—Te amo... —pronunció James— no me obligues a tener que estar en tu contra.
Abi lo miró decidida.
—Si te vas... No esperes que te deje volver.
James tragó grueso, no esperaba eso de su esposa. Se acercó a ella y la abrazó, sintiendo eso como una despedida. Con las manos sobre las mejillas de la joven de cabellos violetas, dejó un beso sobre su frente al tiempo que una lágrima se formaba en la comisura de su ojo. Murmuró:
—Te amo... —la soltó y se dirigió hacia la puerta.
—¿Papi? ¿Por qué te vas a estas horas? Ya es tarde.
Claire apareció en las escaleras, Abi aún no salía del despacho. James se giró y sonrió a su pequeña.
—Debo salvar a un amigo, cariño. Cuida de mamá, ella te necesita.
Abrió la puerta con decisión y salió con su abrigo y su varita como compañía. En su vieja mochila, llevaba una camisa más, un pergamino, pluma y tintas, por si necesitaba enviar una carta.
Pero además de llevar eso, la pesadez en su corazón y una lágrima rebelde también le acompañaban. Tenía miedo de que las cosas con su esposa se hubieran arruinado. Y probablemente se arrepentiría de eso.
Hizo un esfuerzo por convocar un patronus y enviar el mensaje a Mimi. Estaba por llegar.
La confusión rondaba en la casa Griffith. Elías permanecía con la cabeza baja, pues el plan había fallado. Bella y Odhet intentaban aún poner las cosas en orden, Maie preparaba té y Wilsa, la cabeza del grupo, caminaba pensativa por el espacio.
—Buscaremos a James y Mimi en la casa Sawyer, si no están, debemos prepararnos y comenzar nuestro plan, lo más pronto posible. Mañana mismo de ser necesario —se escuchó murmurar a Wilsa con un tono serio.
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