Capítulo 12:

Las hojas secas sobre el suelo crujieron bajo los pasos de un hombre encapuchado que avanzaba a prisa bajo la luz de la luna.

Gritó del susto, pues lo habían tomado por el cuello y luego sintió un tirón en el estómago. Apareció en una estancia con paredes rocosas, alumbradas por candelas.

El hombre frente a él, con el rostro severo lo dejó caer en el suelo. El muchacho de la capucha dio paso a una bocanada de aire, dejando entrar todo el oxígeno perdido hacía unos segundos.

Su jefe, lo miraba furioso, siempre lo miraba así. Presa del fallo de hace casi un año.

Se desquitaba con quien podía, pero él solía ser su víctima más frecuente.

—¿Como va todo? —preguntó con voz sombría.

El joven aún trataba de respirar con normalidad. Respondió en un nervioso cacareo:

—Parece que el plan funciona de maravilla, señor... Han llegado... Llegado... Reportes de un ataque en un cementerio en West Midlands.

—¿Eran ellos, peleaban?

—Así es... —dijo una nueva voz. Un hombre entraba a la estancia mientras caminaba con un característico cojeo. Saludó secamente al "señor" y se acercó a la ventana que daba lugar a un patio de entrenamiento.

El jefe, se acercó al visitante y le señaló con la barbilla lo que había más abajo. Ambos miraron a el grupo de personas unidas entrenando con magia, el hombre levantó sus manos y exclamó unas palabras:

—Aquí está nuestro ejército, nuestro equipo, con todos esos expertos en magia, podemos derrotar a esos malditos. Y con nuestra arma secreta, los destruiremos completamente...

Era de noche, y en la casa Sawyer-Wood se inspiraba cierto aire de tranquilidad. Habían pasado dos días luego de la pelea que sucedió en el Ministerio. Los grupos, aún divididos, trataban de llevar sus vidas de nuevo a la normalidad. Esperando poder llegar a un acuerdo.

—James... Llegó una carta —Abril irrumpió en la habitación con un pergamino en su mano, se la tendió a su esposo, quien no dudó dos veces en tomarla.

—¿De quién es? —preguntó Adela, que estaba acostada sobre el sofá.

El joven Sawyer inspeccionó la letra y la firma. Suspiró y respondió:

—De Wilsa. La leeré —el pelirrojo abrió el sobre y sacó el pergamino que venía en él.

Empezó a leer en silencio.

"James, hemos tenido diferencias y gracias a eso nos hemos estado distanciando, pero quiero resolver nuestros problemas hablando como gente civilizada, quiero que nos veamos en West Midlands junto a los demás, si no llegas, sé que nunca querrás resolverlo.

Atte. Wilsa Griffith."

El muchacho pelirrojo se quedó pensativo ante la misiva. Solo reaccionó hasta que sintió el golpe de un cojín en su cara.

Había sido Adela.

—¿Y... que dice? —apresuró Adela.

—Quiere resolver esto. Debemos estar todos en West Midlands para hablar.

Minerva justo entraba a la habitación cuando le escuchó decir eso, rápidamente preguntó:

—¿Cuando?

—Ahora.

En la residencia Griffith, un grupo variado se encontraba terminando de ponerse abrigos y las características bufandas de sus casas de Hogwarts. Aún graduados, mantenían esa lealtad de siempre al que fue su segundo hogar.

—Bien chicas, nos vamos a West Midlands, ya saben el plan, Odhet y Maie, lleven esto —Elías aparecía en el recibidor de la casa y les entregaba una carta a cada una.

—Son una señal en caso de que algo salga mal, o que esté todo preparado, la envían a mí o a Bella. ¿Entendido? —las chicas asintieron con su cabeza y Wilsa apareció.

—Es hora de irnos Elías, ahijada — Bella acompañaba a Wilsa y Elías hasta West Midlands y Laia iba detrás de ellos.

...

James y el resto del grupo aparecieron en el punto de reunión que Wilsa había indicado al dorso de la carta. El sol aún se estaba poniendo, pero aparentemente el lugar no tenía muggles a la vista.

Por si una nueva batalla surgía.

—¿Los ves? —preguntó Adela, mientras caminaba mirando curiosa el lugar de reunión.

—¿Y si fue una trampa, James?

—Tranquilos, no creo que... allá viene Wilsa —la castaña se acercó junto a Bella, Elías y Laia y del otro lado, James junto a Abril, Erin, Marckus, Luis, Minerva y Adela.

—¡Hey! Chicos, nosotros... queremos disculparnos por lo que ha sucedido, peleando no fue la mejor manera —dijo la joven mientras extendía su mano para dársela a su amigo, el cual miró a todos de forma extraña, pero accedió al apretón de manos.

—Queremos que a partir de ahora, si peleamos, que sea juntos en contra de algo y no entre nosotros —intervino Elías— ¿Qué tal?

—Yo... también lo siento, si hice algo —dijo Mimi.

Algo en el ambiente no estaba bien, se sentía, cuando Luis se dió cuenta y preguntó:

—¿Dónde están Maie y Odhet? – luego de eso, Wilsa tragó grueso.

—Ellas andan... por aquí, es solo que vinieron antes y supongo que se perdieron.

—¿Y en qué parte están? —dijo James.

—Están en....

—El cementerio, ¿No? —rápidamente el pelirrojo sacó su varita de la manga de su suéter.

—James... es por el bien de Mimi, necesita un padre que críe a su hijo.

—Ya basta Wilsa, eso no sucederá —interrumpió su hermana, quien también sacó su varita. Los demás imitaron el acto y se preparaban para la batalla, cuando una lechuza se posó sobre el hombro de Wilsa con una carta.

"Todo listo".

De repente, sonó un fuerte estruendo y aparecieron Odhet y Maie. Todo el grupo de Wilsa apuntó al frente y atacó, algunos lograron esquivarlo entre ellos James y Mimi, pero el resto quedó aturdido en el suelo, el pelirrojo puso una cara de enojo y corrió hacia Wilsa, tacleándola y yendo en dirección al suelo, Wilsa hizo el procedimiento necesario para desaparecer junto a James, cuando los restantes se percataron, ya no estaban.

Adela y los demás se pusieron de pie y comenzaron a atacar a los que estaban con Elías comenzando una batalla entre ellos, pero en cuestión de minutos, el único que quedó de pie de los aliados de James, fue Marckus, quien tenía más experiencia en la magia por su edad, lanzando encantamientos no verbales y con una potencia muy grande, aturdió a Odhet, Elías y Bella, pero Maie aprovechó un momento de distracción de su esposo y lo aturdió.

Mimi, cansada, logró salir de los efectos y lentamente se levantó. Ayudó a Marckus a ponerse de pie y le pidió que hiciera lo mismo a los demás.

Giró sobre sus pies y con la voz rota habló a Bella y Elías:

—¡Chicos, por favor no lo hagan! No quiero que Dean vuelva, sería no dejarlo en paz...

—Lo sentimos Mimi...

—Déjalos que lo hagan, Minerva —interrumpió Marckus, cubriendo su espalda—. De todas formas, si logran revivirlo, sólo será en cuerpo, su alma, sus sentimientos y lo demás no estarán más en él —el grupo de Wilsa se miró, como si no supieran esa información—. ¿Creen ustedes que Mimi quiere algo así? ¿Por cumplir el capricho de darle "un padre a su hijo"? ¡Ella es quien tiene la última palabra, y si no quiere, déjenlo así!

El sentimiento de ser regañados duró muy poco, pues se enteraron de lo que estaban a punto de provocar.

—¡Hay que encontrar a James y Wilsa o se van a matar! —gritó Bella.

Un fuerte estruendo se escuchó y de él salieron Wilsa y James.

—¡Todo fue una trampa, confíe en ti! —dijo James furioso mientras Wilsa se ponía de pie.

—¡Lo hago por la seguridad de mi hermana, no por ti! —la chica le lanzó un encantamiento al pelirrojo, quien salió expulsado y cayó al suelo, pero rápidamente se puso de pie y contraatacó, comenzando una lucha intensa entre ambos, tras un pequeño lapso de tiempo de la misma batalla, se encontraban exhaustos, ambos se dijeron unas palabras.

—James... entiéndelo, si Abril te perdiera y estuviera embarazada ella accedería.

—Estoy seguro que no.

—Piénsalo mejor, ¿Porque tienes ese pensamiento tan egoísta, no quieres ver a tu amiga feliz?

—Mi pensamiento no es egoísta, por supuesto que quiero ver feliz a Mimi, pero hacerle eso a Dean no está bien. Y hacerle eso a ella tampoco. ¿No lo entiendes? No va a...

—Si no accedes, James —interrumpió— yo tendré que obligarte.

—Lo siento Wil, sabes que no haría esto si tuviera otra opción... Pero fue mi amigo —ambos se miraron, Wilsa arrugó su cara y le respondió a James.

—Yo también lo era... – rápidamente, la castaña atacó a James de forma intensa, cada encantamiento que lanzaba impactaba al pelirrojo, pero James tenía resistencia, tomó su varita y contraatacó a la que fue su amiga, Wilsa tampoco se rendía y logró sacarle la varita de las manos al chico y siguió atacando, hasta que él cayó de rodillas, Wilsa le puso la varita en su cabeza y le dijo algo.

—Como dije, tendré que obligarte, Sawyer... —James sonrió y dijo algo.

—No hoy —alzó sus manos para quitarle la varita a Wilsa y la empujó hacia atrás, se puso de pie y le apuntó a la castaña.

Lo miró, tratando de ocultar su sorpresa.

—¿Acaso no te cansas? —dijo mientras respiraba entrecortadamente.

James respondió:

—Podría hacer esto todo el día... —de repente, otro estruendo en el mismo sitio se escuchó, Mimi apareció junto a Laia.

—¡Minerva! ¿Qué estás haciendo aqu...? —la castaña fue interrumpida por Laia la cual impactó a Wilsa con un encantamiento para desmayarla.

—¿Por qué vinieron? No era el momento para... —el pelirrojo no pudo escaparse del destello blanco que salía de la varita de Mimi, cayendo al suelo también desmayado. 

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