Capítulo 11:

—Estúpido clima —murmuraba Minerva mientras caminaba por los senderos de Hogsmeade.

El invierno seguía en su apogeo, copos de nieve caían mientras la joven de cabellos rojos avanzaba envuelta en un abrigo grueso y su bufanda con los colores de Gryffindor en ella. Daba vuelta por una de las calles cuando vio su casa. Las luces del lugar se encontraban prendidas. De seguro su hermana y sobrina estaban dentro. O Wilsa planeaba algo sin que los demás se dieran cuenta.

Bajó el rostro y siguió el camino, faltaba poco para llegar a la casa de James y Abril.

—¿Por qué no nos contaste nada? —se escuchó decir a Elías, su voz era un eco.

—Pensé que no era necesario saber esto —respondió Mimi—. Iba a tener el bebé, sí. Eventualmente todos se darían cuenta, una barriga no se puede ocultar. Pero, ¿para qué saber el nombre del padre si estaba muerto?

James tomó la mano de Abril y ambos se acercaron a Mimi. El pelirrojo agarró su mano y junto al resto de sus amigos desaparecieron en un fuerte estruendo. Aparecieron frente a la Residencia Bagnold, Minerva observó la puerta de dicha casa y Adela dijo algo.

—¿Estás bien Mimi? —rápidamente, la pelirroja respondió de forma seca.

—Solo quiero descansar —respondió mientras soltaba un suspiro.

—Sabes que no vivo sola. Odhet puede aparecer en cualquier momento aquí y entonces estaremos fritos —dijo Adela, Marckus y Luis dieron la misma respuesta sobre sus parejas, cuando James exclamó.

—Pueden quedarse en nuestra casa, ahora que Abi está con nosotros... —le dio una mirada a su esposa, Luis interrumpió.

—¿Lo está? —Abril miró a todos y dió un paso al frente.

—Cometí un error, sabía que no era la forma correcta de resolver el problema y sin embargo, accedí —dijo la chica de ojos verdes—. Pero me di cuenta que no debía estar de ese lado, no si eso me convierte en alguien que le quita la paz a un muerto.

—Aunque para ser sincero, esta tampoco es la forma correcta... —James dijo algo rápidamente.

—A veces hacer lo justo no significa hacer lo correcto... —esas palabras, se repitieron varias veces mientras la imagen del grupo se volvía más borrosa, hasta que todo se oscureció, Minerva abrió los ojos y miró el techo de la Residencia Sawyer.

Lo había vuelto a soñar.

—Buen día Mimi, ¿Desayuno? —dijo James.

—Por favor...

—Bien, vamos al comedor. Nos están esperando.

Wilsa se encontraba sentada en la mesa rodeada de sus amigos, mientras miraba fijamente al frente pensando en tantas cosas. A dos asientos de ella, Elías susurraba con Odhet.

—Pensé que todos éramos amigos... ¿Porque tiene que pasar esto? ¿Por qué Mimi no dijo nada, aún no comprendo? —tocaron la puerta, rápidamente Bella se levantó a abrir, invitó a pasar a la persona que se encontraba tras la misma.

Laia, con su característica capa verde oscuro, entró a la casa Griffith y caminó hasta la mesa donde estaban todos presentes.

Compartió una mirada con la joven. Wilsa estaba determinada a hacer lo posible, para saber por qué habían causado todo esto, y para darle un padre a su futuro sobrino.

Haría todo lo que estuviera en sus manos.

—¿Qué haremos? —preguntó Laia, todas las miradas se dirigieron a Wilsa, esperando una respuesta.

En la casa de los Sawyer, James caminaba de un lado pensativo. Todos se encontraban expectantes, suspiró y respondió:

—Pelear. – dijo James, respondiendo a la recién pregunta que había cuestionado su hermana Erin. 

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