Capitulo 2: Soldado renacido.

Habían pasado un par de días desde que aquel hombre pelirrojo fue llevado hasta América para tratar de despertarlo. El hombre se encontraba recostado sobre una camilla, con algunas heridas en su cara que aún no se curaban del todo.

—Señor, el sujeto ha despertado. — dijo un doctor que se encontraba en la habitación. Otro médico entró al lugar y comenzó a hablar con el pelirrojo.

—Señor... ¿Cómo se siente?

—Cómo si me hubiera golpeado el titanic. — contestó.

—¿Recuerda su nombre, que ocurrió cuando cayó al mar?

—¿El mar? — preguntó James. — diablos...

—Señor, ¿Cuál es su nombre?

—James, James Sawyer.

El doctor se dio la vuelta y habló a su ayudante.

—Dile a la vocera que contacte al señor Robert Mccall, su amigo a despertado.

—¿Mccall? — pensó el pelirrojo.

—Señor Sawyer, vamos a hacerle unos estudios, nos gustaría que colaborara con nosotros.

James sólo cerró sus ojos y habló.

—No tengo otra opción, ¿No?

El doctor sonrió.

[Londres, Inglaterra]

El departamento Patenger estaba en movimiento tras la última misión del equipo. Agatha Sawyer se encontraba refugiada en el Ministerio. Loly escoltó a la ojiazul hasta la sala de interrogación dónde Abril le haría unas preguntas. Al otro lado del departamento, una mujer pelirroja caminaba por la sala, acompañada de un hombre castaño.

—¡Rojita! ¿Buscas algo? — le preguntó Adela.

—¡Ade! Vengo por unos papeles que me pidió el Ministro, de paso a hablar con Alexander.

—¿Griffith?

—Sí... ¿Porque?

—Creo que salió, Marck lo solicitó en Escocia para ayudarle con algo.

—Pues, se me adelantó...

—¿En serio me trajiste aquí a perder el tiempo? Dios, que molesto. — dijo el hombre castaño a la pelirroja.

—A ver, yo nunca te dije que vinieras. Iré por unos papeles y nos iremos, siéntate y me esperas.

—¡Hola Bronce! — exclamó Alie, quien iba pasando por el lugar.

—¡Hey, hola!

—Ya siéntate Bronce.

[París, Francia]

En un pequeño pueblo de París, un hombre se había quedado dormido esperando una carta de respuesta de alguien importante.

—¡Pst! — susurró alguien. —ya llegó, despierta.

El hombre, que se había dormido con sus gafas puestas, despertó rápidamente, con su cabello despeinado.

—¿Hablas en serio? — preguntó, mientras una mujer le entregaba una carta. El hombre la tomó, la abrió y comenzó a leer. Cuando terminó, solo sonrió. —al menos está bien...

—Se ve que la quieres mucho.

—La vi crecer, si hay algo que amo en esta vida, es a mis sobrinas. — contestó el hombre castaño.

—¿Porque no las visitas?

—No sé, creo que aún no estoy preparado para volver a aquel lugar.

El hombre de lentes se levantó de su asiento, guardó la carta en su chaqueta y se dirigió a la salida.

» Iré por ahí a caminar, nos vemos.

—Con cuidado, Elías.

[Alemania]

Una mujer pelinegra se encontraba sentada, con unos cuantos pergaminos en su mesa. La mujer vestía elegantemente para la época, algo que les encantaba admirar a los hombres que la rodeaban.

—Damas y caballeros, ya hemos esperado suficiente... ¿No creen? — dijo la mujer.

—Cuando usted quiera comenzar, señora, nosotros estaremos ahí para usted.

—Sé que así será. Ahora es nuestro momento, vamos a comenzar con la primera parte del plan, dominar Azkaban.

La mujer se levantó de su asiento y señaló a sus hombres.

» Ya saben que hacer. — dijo, con una sonrisa maliciosa. 

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