Capítulo 16: Falsas esperanzas.
El equipo había llevado a Charles Ingstad hasta el departamento Patenger, donde Ruth lo vigilaba desde el otro lado de la sala de interrogaciones junto a Isaac.
—Te toca hacerlo hablar o vendrá Abril a regañarnos. — dijo Isaac.
—La tía Abril no nos regañaría ni a ti ni a mi. En todo caso, le podemos echar las culpas al tío James. — contestó la pelirroja. Ambos comenzaron a reír.
—Muy graciosos, pero ya tengo bastante problemas con tu tía Abril, señorita Strigoi. — contestó James, quien escuchó todo desde el otro lado de la puerta.
—Ups, miren la hora... — dijo Isaac, saliendo de la habitación y recibiendo un pequeño golpe en la cabeza de forma burlona por parte de James.
—Tío, lamento no haber podido detenerlo...
—No tienes de qué disculparte, Ruth. El tipo es fuerte, casi no puedo con él tampoco.
—Ay si, lo dices para hacerme sentir mejor. Lo hiciste añicos, mira su cara.
—Quizá necesitamos entrenar juntos nuevamente. — propuso el pelirrojo.
Ruth se acercó a darle un fuerte abrazo a su tío, el cual él correspondió.
—El día que creí perderte en esa nave muggle... lo pasé muy mal. He tratado de buscar a la tía Erin desde entonces pero, desapareció de la faz de la tierra.
—Podemos buscarla cuando todo esto acabe. Ingstad nos dirá dónde está Tessa, iremos por ella y todo esto terminará, lo prometo.
—Toc Toc... — interrumpió Mimi, tocando la puerta. — lamento interrumpir, rojos. James, ¿te importaría ayudarme a interrogar a este tipo? — preguntó la rubia.
—Será un placer. — contestó James.
Ambos entraron a la habitación, donde Charles tenía sus manos atadas a una pequeña estructura de metal.
—Esta sala es aprueba de encantamientos, señor Ingstad, he ahí la razón por la que no puede desaparecer y aparecer a gusto. — le dijo James.
—¿Qué quieren?
—Saber dónde está Tessa, que quiere hacer y su próximo plan.
El rubio comenzó a reír.
—¿Y creen que van a detenerla si la encuentran? Ilusos.
—¿Cuál es su plan?
—Tessa tiene dos de los siete entes de la magia, los quiere todos para restaurar el mundo mágico, ella dice que ve un descontrol y solo quiere mejorar las cosas... pero solo quiere poder, al igual que los antiguos restauradores.
—Vaya, no es difícil hacerte hablar. — dijo Mimi.
—No me queda opción, cuando se entere que me capturaron me va a mandar a matar, hable o no hable.
—Y el buen samaritano decide ayudarnos. ¿Qué quieres a cambio?
—Quiero mi venganza, Sawyer.
—No estás en condiciones y aunque lo estuvieras, ya perdiste. Admitelo, te duele perder y saber que hay alguien más fuerte que tu. — contestó Mimi mientras James cruzaba sus brazos.
—Algún día vas a arrepentirte de esto. — dijo Ingstad.
—Créeme, ya lo hago.
—Tessa no aparecerá pronto, está planeando los próximos ataques. Mi consejo, es que comiencen a buscar los entes sobrantes. Y cuidado con Arthur Roberts. — continuó el hombre.
—¿Arthur? — preguntó James.
—James, luego te cuento. Ya tenemos algo que hacer.
El dúo salió de la habitación, encontrándose con Isaac y Ruth de frente.
—Envíenlo a Azkaban, ya hizo suficiente. — ordenó Mimi.
—Pero Min, Azkaban aún no está lista para recibir prisioneros, no terminan de repararla.
—Entonces irá a Nurmengard. — dijo James. — les haré un mapa y hablaré con el Ministro para que los escolten unos aurores.
—No es necesario, ellos lo llevarán. — dijo el Ministro, acercándose al grupo. — Minerva y James, a mi oficina.
—Oh oh... — susurró Isaac.
James y Minerva siguieron al Ministro, entraron en l oficina del hombre y ahí estaban Abril, Laia, Maie, Bella, Luis y Mccall.
—Chicos... — dijo Mimi al verlos.
—Creí haberles dicho, señores, que no podían actuar en ninguna misión a menos que el Ministerio lo aprobara. Señorita Wood, como líder de este equipo, ¿tiene algo que decir?
—Abril no sabía del plan, yo lo planee todo. — saltó James en defensa de su esposa.
—Señor Sawyer, su "heroica" aparición al público provocó que el gobierno mágico le diera una explicación al Ministro muggle. ¿Cómo tomarán las personas que un hombre que creíamos muerto aparece trece años después a provocar un desastre en el pueblo de Hogsmeade?
—Con todo respeto, señor Ministro, ese no es mi problema. — contestó el pelirrojo.
—¿Disculpa?
—Si no hubiera dejado de buscar indicios cuando subió al cargo de Ministro, quizá hubiera aparecido antes. No me voy a quedar de brazos cruzados, viendo como atacan a nuestra gente solo porque a usted le preocupa lo que piensen de su gobierno.
Laia trataba de no reírse en la cara del Ministro luego de las palabras del pelirrojo.
—El punto acá, señores, es que salieron a capturar a alguien sin nuestro permiso.
—Si no hubiéramos intervenido, un grupo de sus aurores estaría desaparecido o incluso muerto. — intervino Mimi.
—Señores, piénselo bien, el documento firmado no sólo protege al gobierno, también a ustedes. Los libra de cualquier cargo del que puedan acusarlos, asesinato, robo.
—Señor, si muere alguien a tu cargo no te rindes jamás. — contestó James.
—¿Y quién se dio por vencido?
—Lo hacemos si no nos responsabilizamos de nuestros actos y este documento sólo transfiere la culpa. Si no le gusta nuestro modo de operar, lo siento, pero nada nos va a prohibir actuar cuando alguien lo necesite. Siempre estaremos ahí para ellos, incluso para usted.
James se giró y caminó hasta la puerta, rápidamente Laia se levantó de su asiento y siguió a su amigo, hasta que cada uno de los miembros del equipo se levantó y salió de la oficina del Ministro.
—Le diste una buena lección, rojito. — dijo Bella mientras caminaba con su esposo.
Abril tomó de la mano a su esposo, haciendo que él girara quedando frente a frente.
—Lo siento... — susurró la pelivino.
—No tienes porque disculparte. — contestó el pelirrojo, acariciando el cabello de su esposa.
—¿Qué vamos a hacer ahora con este caso? Tengo la mente totalmente en blanco.
—Debemos resolverlo juntos, como equipo. — contestó James. — eres la mejor líder, sé que nos guiarás bien.
—No sé... creo que estoy un poco cansada de liderar luego de tantos años. — Ambos se miraron, por primera vez en unos días, Abril tenía una idea. — pero sé de alguien que tiene un amplio historial en liderazgo y un largo tiempo sin hacerlo. — dijo con una sonrisa.
—Oh no no, ese es tu cargo. Yo decidí abandonarlo, no te equivocabas en eso.
—Pero yo soy quien te está otorgando el mando, James... al menos piénsalo. — dijo la pelivino, separándose de su esposo para caminar a su oficina.
El pelirrojo puso sus manos sobre su cintura y bajó su cabeza.
—Eres un idiota, James. — se susurró a sí mismo.
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