deux. ⁺ ˖˚
Irene solo llegaba a mi pequeño apartamento cuando las cosas con su esposa no iban bien. En esos momentos de crisis, buscaba refugio en mis brazos, en mi amor incondicional, en la calidez de mi hogar improvisado.
Le brindaba consuelo, le ofrecía mi hombro para llorar, le susurraba palabras de aliento en su oído. Mi voz, dulce y melodiosa, era un bálsamo para su alma herida. Mis caricias, suaves y tiernas, aliviaban su dolor. Mi cuerpo le proporcionaba el calor que no encontraba en su hogar.
Sabía que ella no me amaba de la misma manera. Lo veía en sus ojos, en su forma de actuar, en las palabras que no decía. Pero aún así, me aferraba a ella con todas mis fuerzas, como un náufrago a un trozo de madera en medio de la tormenta. Era consciente de que nuestros encuentros eran solo una escapatoria temporal para ella, pero para mí, eran momentos eternos que atesoraba en lo más profundo de mi ser.
Esa noche no fue diferente. Joohyun llegó a mi apartamento, derrotada y abatida, con los hombros caídos y la mirada perdida. Parecía una mujer al borde del abismo, luchando por encontrar un resquicio de esperanza. Al verla, mi corazón se encogió de dolor.
La acogí en mis brazos sin juzgarla, sin reprocharle nada. La dejé llorar, la dejé desahogarse, la dejé ser vulnerable por un momento. Sentí sus lágrimas empapando mi camisa, y aunque cada lágrima suya era una punzada en mi corazón, me mantenía fuerte por ella. Sabía que necesitaba alguien en quien confiar, alguien que la sostuviera cuando todo lo demás fallaba.
ㅡGracias por estar aquíㅡme susurró entre lágrimas, su voz quebrada por la emoción ㅡNo sé qué haría sin ti.
ㅡSiempre estaré aquí para tiㅡ le respondí, acariciando su cabello con ternura.
En ese momento, la amé con más intensidad que nunca. La amé a pesar de su dolor, a pesar de sus errores, a pesar de que no me pertenecía por completo. Sabía que estaba compartiendo un pedazo de su vida que no podía compartir con nadie más, y eso, de alguna manera, me hacía sentir especial.
La noche transcurrió entre besos apasionados y caricias furtivas. Sus labios, suaves y urgentes, buscaban los míos con una necesidad desesperada. Cada beso era una promesa rota, cada caricia un susurro de lo que nunca podría ser. Sentía su cuerpo temblar bajo mis dedos, y me entregaba a ella con la esperanza de que, por un momento, pudiera encontrar algo de paz en medio del caos.
Después de hacer el amor, nos quedamos abrazadas en la oscuridad, escuchando el silencio de la noche. Sentía su respiración calmándose poco a poco, y con cada suspiro, me preguntaba cuánto tiempo más podría soportar esta vida de sombras y suspiros. Pero por ahora, en ese instante fugaz, teníamos la una a la otra.
ㅡOjalá las cosas fueran diferentes ㅡmurmuró, su voz apenas un susurro en la oscuridad.
ㅡLo sé ㅡrespondí, apretando su mano. ㅡPero mientras estemos juntas, nada más importa.
Joohyun se quedó dormida en mis brazos, y mientras la observaba, me prometí a mí misma que, sin importar lo que ocurriera, siempre estaría allí para ella. Aunque mi amor no fuera correspondido de la misma manera, aunque nuestro tiempo juntas fuera limitado, cada momento valía la pena. Porque amar a Joohyun, incluso en la sombra, era lo único que sabía hacer.
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