OO1 | ANGELICAL
Observaba cómo la mujer pelirroja ahora cambiaba de posición, apoyando las rodillas y las manos en el colchón, dándole una vista espectacular de su trasero y vagina. Rápidamente se acercó a ella, llevando el miembro con el condón todavía colocado, a su entrada, frotándolo sobre su clítoris, haciéndola gemir aun cuando se vino segundos atrás.
Llevó la punta a su entrada, pero se detuvo tomándola de la cadera.
—¿Lista?
—Hazme venir otra vez follándome duro —ordenó con la voz entrecortada por estar todavía agitada.
Al escucharla de esa manera, mordió su labio inferior, enterrándose profundo en su vagina para comenzar a embestirla con rapidez y dureza, arrancándole un grito.
—¡Oh, mierda, sí! ¡Sigue así!
Su pelvis chocaba con fuerza contra los glúteos de la mujer, haciéndola chillar y gritar lo bien que estaba sintiéndose, la forma en la que quería más de él. La tomó con más fuerza de las caderas a la vez que incrementaba la velocidad, intentando concentrarse porque estaba frustrándolo el hecho de no poder correrse, ya que llevaba días donde estaba demasiado estresado.
El haberla visto en el museo, que le hablara sobre una de las esculturas, que luego le invitara a beber para conocerse, llamó demasiado su atención. Rápidamente notó que buscaba que su mirada se dirigiera a sus grandes senos, aunque decidió fingir cierto desinterés para así averiguar hasta donde podría llegar, por lo que al estar bebiendo y conversando, sonrió satisfecho cuando su mano que llevaba largas uñas pintadas de rojo, la dirigió a su entrepierna y acariciaba sin pudor alguno, lo que hizo que su miembro reaccionara a eso.
Adrienne era una mujer demasiado atractiva, que no aparentaba para nada sus cuarenta años y podía provocar la calentura de cualquier hombre, así como provocó la de él, por lo que no iba a negarse para nada cuando necesitaba descargarse de una vez. Pero ahora tan sólo estaba llegando a frustrarle el hecho de no poder concentrarse, que lo que sentía no era suficiente, por lo que comenzó a embestirla con más fuerza.
El escucharla lloriquear, no estaba gustándole, así que llevó su mano a la cabeza de la mujer haciendo que enterrara el rostro en la almohada a la que se aferraba con fuerza, dificultándole el respirar. Gruñó dándole un azote en el trasero y ella chillaba mientras su cuerpo se llenaba de temblores, apretándole el miembro, lo que hizo que fuera consciente de como una corriente de placer empezaba a invadirle el cuerpo.
Estaba cerca de poder finalmente descargarse, hasta que unos golpes en la puerta llamaron su atención, por lo que tomó con más fuerza a la pelirroja, decidiendo concentrarse nuevamente en ella para quitarse el estrés. Pero esta noche no parecía ser cuando lo haría, porque los golpes volvieron a escucharse, por lo que se salió bruscamente de su interior para levantarse, escuchándola soltar un quejido mientras caía por completo en el colchón.
—¡¿Señor Jeon?!
Caminó rápidamente hacia la puerta al escuchar esa voz masculina, abriéndola sin importarle en absoluto que se encontrara desnudo, algo que tampoco le importó a Jun Gihyuk, el cual mantenía su semblante serio y su mirada fija en la de él.
El hombre era varios centímetros más alto que Jungkook, su cabello corto y oscuro echado hacia atrás con gel, ojos cafés, tez pálida que resaltaba la cicatriz horizontal en el puente de su ancha nariz y la vertical en su labio superior fino. Vestía un traje oscuro que hacía notar sus anchos hombros y su cuerpo robusto que seguía ejercitando en sus tiempos libres.
—¿Qué carajos sucede? —preguntó frustrado.
—Encontramos a Yoo Jinsoo, señor.
Aquello hizo que, de repente, su frustración desapareciera, por lo que asintió mientras volteaba quitándose el condón.
—Deshazte de ella. Iré a darme un baño.
—Como órdene.
No pasó mucho tiempo cuando salió del baño con sus bóxers negros, buscando la ropa que se colocaría. Y una vez que se colocó una polera gris, chaqueta, pantalones con cinturón y zapatos negros, salió de la habitación, encontrándose con Gihyuk que esperaba a un costado.
—¿Dónde está esa rata?
—Está quedándose en una pequeña casa, algo alejada de la ciudad —respondió oprimiendo el botón del elevador—. Kyesang y Taesang están reteniéndolo.
—Perfecto —asintió entrando al elevador.
Se mantuvieron en completo silencio mientras esperaban bajar al primer piso del hotel, donde vio a las personas entrar y salir, la mayoría siendo familias que parecían tan felices que le generaba un gran disgusto a Jungkook. Ignoró por completo las miradas comenzando a caminar hacia el estacionamiento con Gihyuk a su lado, el cual al llegar al coche se apresuró a abrirle la puerta.
Durante el camino observaba hacia la ventanilla, notando cómo a pesar de ser tarde, la ciudad seguía manteniéndose en movimiento. Pues, aunque el nivel de vida en Estrasburgo resultara alto, podía notar que varios de los que estaban ahí disfrutando eran personas que venían de visita como él, como también en su mayoría parecían ser universitarios los que hacían las noches animadas en la ciudad.
Una vez que Gihyuk aparcó el coche, se bajó para rodearlo, abriéndole la puerta. Al bajar observó a su alrededor cómo las casas eran pequeñas, pero modernas, siendo una zona poco alumbrada y habitada, escuchando solamente la brisa correr.
Cuando volvió su vista hacia el frente, vio al hombre rubio y rapado, Taesang, frente a la puerta, por lo que comenzó a acercarse, lo que hizo que este hiciera una reverencia para luego abrirle la puerta.
Aquella claridad hizo que arrugara ligeramente la frente mientras intentaba acostumbrarse al gran cambio.
—Aquí tiene —habló el de tez canela, llamando su atención, Kyesang.
Dirigió su mirada a él, observando cómo llevaba una navaja negra en su mano, por lo que la tomó escuchando cómo el hombre pelinegro que estaba sentado en la silla con un pañuelo en su boca y sangre en partes de su rostro como también camisa blanca, intentaba gritar por el miedo.
—Soy un hombre que suele ponerse en los zapatos de los demás, que intenta dar oportunidades para no llegar a ciertas situaciones...—habló acercándose a paso lento, pasando su dedo índice por la navaja—, pero aunque le di un plazo de tres meses, fue tan imbécil como para intentar huir de mí.
Rodeó la silla donde se encontraba atado, dándole una patada por detrás provocando que este soltara un quejido al caer hacia adelante, golpeando parte su rostro ensangrentado. Podía escucharlo lloriquear, como también intentar hablar, pero no poder a causa del pañuelo, por lo que se colocó en cuclillas para desatar el nudo y tirarlo a un lado.
—P-Por favor.... perdóneme. Yo... no...
—¿Huye de mí como una rata y eso es todo lo que tiene para decir? —alzó una ceja mientras él le miraba atemorizado, balbuceando.
—N-No me mate, por favor. Yo... voy a pagarle, sólo...
—¡Ah! No vine aquí con intención de matar —soltó una ligera risa amarga—. ¿Por qué tipo de monstruo me toma?
—¡¿En verdad?! —preguntó con voz temblorosa, pero ilusionado—. Sólo deme unos días, yo prometo que...
—¿No ha podido pagarme en tres meses y cree que podrá juntar todo el dinero en unos días? —cuestionó cínico. Su mirada volvió a mostrarle el terror que le tenía, por lo que chasqueó la lengua mientras negaba con la cabeza—. No debió pedirme un préstamo si luego no iba a poder pagarme.
—No, no...
—Sólo le daré una pequeña lección para que no se atreva a cometer otro error —advirtió mientras Taesang se acercaba rápidamente para soltar sus muñecas, sosteniendo rápidamente uno de sus brazos. Jinsoo apoyaba su otra mano en el suelo, teniendo el impulso de huir, mirándolo aterrorizado.
—No...
—Shh... no cometa otro error —murmuró tomando su muñeca para acercar la navaja a su dedo meñique.
—¡No, por favor....!
—¿Señor Jeon?
Al escuchar esa voz masculina a sus espaldas, suspiró girando mi cabeza para ver a Gihyuk, el cual tenía su celular en su mano.
—Está llamándolo su hijo.
—Rechaza la llamada, ¿no ves que estoy ocupado?
—Pero, quizás es por el viaje...
—Ya, entonces, atiéndele tú. Dile que estoy ocupado y pregúntale qué carajos quiere —ordenó frustrado.
—Como órdene.
Al verlo hacer una reverencia y salir cerrando la puerta tras sus espaldas, volvió a dirigir mi atención a Jinsoo que seguía suplicando.
—Ya, no será tan malo. Míralo a él —apuntó a Kyesang.
Este enseñó cómo su mano izquierda contaba tan sólo con cuatro de sus dedos, siendo el meñique el faltante, pero eso en vez de calmarlo, pareció alterarlo más.
—¡No, por favor! ¡Se lo suplico...!
El que siguiera suplicando mientras lloriqueaba, provocaba que se estresara más al punto de sentir su cabeza palpitar, por lo que rápidamente llevó la navaja a su meñique. La sangre comenzaba a brotar y manchar el suelo, lo que hizo que él se callara, probablemente, por el shock emocional de ver su dedo meñique separado de su mano.
Jungkook creyó que seguir escuchándolo podría hacerle explotar la cabeza, pero para su sorpresa no pareció ser capaz de soportar el dolor, ni seguir viendo su sangre brotar, ya que acabó desmayándose. Soltó un suspiro mientras Kyesang le extendía un paño blanco con el cual se limpió las manos, para devolvérselo y llevar una al bolsillo de chaqueta sacando la cajetilla de sus cigarrillos. Kyesang volvió a acercarse rápidamente con el encendedor para encenderle el cigarrillo mientras escuchaban la puerta volver a abrirse.
—Taesang, Kyesang, encárguense de esta rata —ordenó antes de darle una calada al cigarrillo, para comenzar a caminar hacia la puerta, la cual abrió rápidamente Gihyuk.
—¿Señor...?
—¿Ahora qué rayos sucede?
—Taehyung va a estar a primera hora en su casa en Seúl —informó acercándose mientras él expulsaba el humo—. Llamaba para saber a qué hora estaría usted, también me dijo que quería hablarle de algo.
—¿Tenemos el vuelo ahora?
—A las seis de la mañana. Llegaremos por el atardecer —respondió mientras este asentía—. No le gustó demasiado saberlo. Estaba molesto porque usted le dijo que llegaría por la mañana.
—¿En serio le dije eso? —frunció el ceño mientras pasaba los dedos por las hebras de su cabello que estaba echado hacia atrás.
—Eso me dijo.
—Oh, debí haberme equivocado —se encogió de hombros, restándole importancia mientras retomaba el camino hacia el coche a la vez que le daba otra calada al cigarrillo—. Vámonos de una vez.
—Por cierto, el Vicepresidente quiere que averigüe qué tan real es lo de Kim...
—Ya, no me interesa saber más nada de nadie —lo interrumpió tirando el cigarrillo sobre la acera mientras él le abría la puerta del coche—. Ahora mismo estoy demasiado agotado y sólo quiero descansar.
—Está bien.
Gihyuk asintió mientras él subía al coche, por lo que le cerró la puerta y se encargó de pisar el cigarrillo.
(...)
Gihyuk conducía mientras Jungkook iba relajado en el asiento trasero al ya encontrarse nuevamente en Seúl, camino a su casa, por lo que observaba por la ventanilla por momentos, sacando del bolsillo de su chaqueta el celular. Le gustaba leer alguna que otra noticia, poniéndose al día de lo que sucedía con ciertas Empresas que podía considerar sus competencias, soltando una risa amarga al ver cómo ciertas "personas importantes" podían verse arruinadas por chismes, algo que se le hacía gracioso a pesar de que también había pasado por eso alguna que otra vez, lo que provocó la rabia del Vicepresidente. Eso no le importó para nada en su momento, pues prefería que fuera por chismes que eran fáciles de aclarar y no como estaba pasando ahora, que alguien tan importante como Kim Seokjin que trabajaba en la competencia, se viera envuelto en un problema por lavado de dinero, por lo que comprendía a lo que quería llegar el Vicepresidente, queriendo su ayuda para hundir más a su competencia y arruinar la buena imagen de esa Empresa.
—¡Ja! Maldito imbécil, ¿en quién confiaste?
—¿Está hablándome, señor? —preguntó luego de unos segundos, mirándolo por el espejo retrovisor, Gihyuk.
—No, estoy hablando solo.
Siguió bajando mientras su ceño se fruncía.
"Así anuncia la modelo que se tomará un descanso..."
—Agh, ¿a quién carajos le importa eso? —preguntó deslizando nuevamente el dedo hacia abajo, decidiendo ignorar la fotografía, por más que veía su cuerpo en ropa interior.
—¿De nuevo hablando solo?
Levantó la mirada notando que estaba mirándolo por el espejo retrovisor al estar esperando que los coches avanzaran.
—La juventud de hoy es una mierda —comentó volviendo a guardar el celular en el bolsillo de la chaqueta.
—¿Por qué dice eso? ¿Pasó algo con su hijo?
—No. Esta vez no lo digo por él.
—Oh, está bien —asintió mientras se concentraba nuevamente en el camino—. Por cierto, ¿ya pensó en algún regalo para él?
—¿Regalo? No es un niño para que le lleve alguno por haber viajado.
«De todas maneras, ¿lo hice cuando lo era?»
Pensaba en eso mientras presionaba los labios, aunque su memoria no parecía ser muy buena, porque, quizás, siempre se centró más en su trabajo que en la familia que eran.
Un grave error del que podría seguir lamentándose.
—No lo digo por eso —aclaró sacándolo de sus pensamientos—. Pronto va a ser su cumpleaños.
—¿No lo fue hace unos meses?
—No.
Arrugó el rostro mientras intentaba hacer memoria.
—Su cumpleaños es el diez de julio.
—Vaya...—murmuró acariciándose la mandíbula—. ¿Soy un mal padre, Gihyuk?
—No, para nada, señor.
Asintió satisfecho con su respuesta, volviendo la mirada hacia la ventanilla, olvidándose de la conversación que acababa de tener y de cierta culpa que podría llegar a sentir mientras los minutos pasaban e iban en completo silencio.
Una vez que llegaron, Gihyuk se bajó del coche para abrirle la puerta mientras Jonghoon se apresuraba en hacer una reverencia y darle la bienvenida, para luego bajar las maletas de la cajuela del coche.
Al bajar se acomodó la chaqueta, comenzando a caminar hacia la puerta, aliviado de estar finalmente en su casa.
—Subiré la maleta a su habitación, señor —informó Jonghoon, por lo que asintió—. Buenas tardes, joven.
—Buenas tardes.
Al escuchar los escalones y esa voz masculina grave, volteó rápidamente a ver a su hijo que parecía emocionado de verlo.
—¡Hasta que te veo, papá!
Apresuró el paso, sorprendiéndolo por completo cuando se abalanzó a sus brazos, pasando las manos por su espalda. En ese momento, pudo notar que ya contaba con su misma altura, lo que le hizo preguntarse cómo es que el tiempo había pasado y él no era consciente de que estaba convirtiéndose en un hombre. Ni siquiera pudo aprovechar su niñez, pero tampoco es que pudo sentirse conectado a él, lo que hacía que ahora al sentir el aroma a su colonia colarse por sus fosas nasales, como también sentir su calor corporal, tan sólo pudiera darle unas palmadas en su espalda, deseando que rompiera de una vez el abrazo.
—Ya...
Taehyung se separó observándolo con su particular sonrisa cuadrada, la misma que tenía su madre, por lo que intentó ignorar eso, fijándose en su cabello castaño que ahora llevaba más largo y llegaba a ondularse, cómo sus ojos cafés contenían un brillo especial, lo que hacía que siguiera con las comparaciones y se frustrara.
—¿Qué tal estuvo el viaje?
—Bien.
—Hacía mucho no nos veíamos, papá —recalcó mientras notaba que tenía la intención de volver a acercarse para darle otro abrazo, pero retrocedió mientras se desajustaba la corbata.
—Sí, bastante. Subiré.
Comenzó a caminar hacia las escaleras, todavía sintiendo su mirada de decepción.
—Pero... espera, debo decirte algo —lo escuchó decir mientras se acercaba, pero lo ignoró subiendo las escaleras—. Oye, quiero hablar algo importante contigo...
—Luego, ¿sí? —se detuvo volteando a verlo—. Estoy agotado por el viaje y quiero darme un baño.
Vio la cara de decepción de su hijo que soltaba un suspiro, pero continuó subiendo las escaleras mientras se quitaba la chaqueta.
(...)
Jungkook doblaba las mangas de su camisa azul luego de haberse vestido al salir de la ducha, la cual había durado más de lo esperado porque quiso relajarse. Una vez que estuvo listo, salió de su habitación pasando los dedos por las hebras de su corto cabello que estaba echado hacia atrás.
Caminaba tranquilamente por el pasillo, preguntándose qué podría querer hablar con él su hijo, rogando que no fuera algo que considerara una estupidez y que le hiciera estresarse.
Taehyung no era lo que realmente esperaba, por lo que de por sí necesitaba conversar con él para que pudiera reaccionar y no siguiera lo que consideraba el "echando a perder su vida", tan sólo por creer que podía tenerlo todo al tenerlo como padre, cuando podía tener un futuro realmente brillante por sí mismo, sin tener que pasar por lo que él tuvo que pasar para llegar a conseguirlo.
Intentaba no seguir pensando que podría ser algo malo, pero al comenzar a bajar las escaleras, unas risotadas llamaron por completo su atención.
—¡¿Taehyung?! —alzó la voz, llamando su atención al bajar los últimos escalones.
Su presencia provocó que el silencio reinara, como también se formara una gran tensión, mientras dirigía su mirada hacia la sala, acercándose con sus facciones endurecidas al notar que su hijo no estaba solo. Jungkook alzó una ceja al ver que había una joven que estaba a su lado, unos pocos centímetros más baja y delgada. Tenía su cabello color miel, ojos grandes y azules, con largas pestañas arqueadas, nariz larga y fina, labios esponjosos y rosados, su piel blanquecina donde resaltaban algunas pecas como también lunares, llamando más su atención el que tenía en su mejilla izquierda que era más grande que los demás.
—¿Y ella quién es? —preguntó con su ceja todavía alzada, mirándola de pies a cabeza, notando cómo sus curvas resaltaban con aquel top blanco y falda rosada que enseñaba sus largas piernas
—Soy Hazel Ryers —habló con una gran sonrisa que enseñaba su perfecta dentadura blanquecina, pareciendo sacada de un comercial de pasta dental, lo que hizo que Jungkook ignorara por completo cómo estiraba su mano para saludarlo.
—¿Es tu novia? —indagó volviendo su mirada a Taehyung.
—¿No la recuerdas, papá? —se colocó al lado de la fémina, pasando el brazo por sus hombros, lo que hizo que ella lo mirara aún sonriente, al igual que él también lo estaba.
—¿Debería...?
—¡Papá, por Dios! —suspiró negando con la cabeza en modo de desaprobación—. Hazel era la niña que solía ir a casa cuando era un niño. Es hija de la señora Astrid.
Al escuchar eso, Jungkook abrió los ojos a la par por un momento, como si aquello fuera una gran sorpresa para él y los recuerdos volvieran.
—¿La mejor amiga de tu madre?
—¡Sí!
—Es un gusto volver a verlo, aunque no se acuerde de mí, señor Jeon —volvió a hablar con una pequeña sonrisa, mientras que Jungkook la miraba aún intentando reaccionar.
—¿Ahora sí te acuerdas?
—Algo —respondió mientras Taehyung lo miraba frustrado—. Así que ustedes ahora son...
—Amigos. Seguimos siendo mejores amigos, papá —recalcó con una falsa sonrisa, mirándolo algo amenazante mientras Jungkook asentía presionando los labios, volviendo su mirada a la joven que parecía algo tensa.
—Vaya, sí que has crecido bastante...—comentó mirándola nuevamente de pies a cabeza.
—Bueno, entonces, ¿si es bienvenida aquí? —volvió a hablar su hijo, llamando su atención—. Quise decírtelo ayer, pero no contestaste la llamada, y hace un rato también lo intenté, pero te fuiste a bañar...
—Está bien.
—¡Perfecto! —exclamó emocionado, pasando nuevamente el brazo por los hombros de ella, la cual soltó una ligera risa pareciendo aliviada—. Siéntete como en tu casa...
—No —intervino llamando la atención de ambos jóvenes—. No es su casa, ni la tuya, es mía, Taehyung —recalcó alzando una ceja—. Aquí no quiero estupideces de fiestas, ni ningún tipo de problema si van a quedarse, ¿entienden a lo que me refiero?
—Papá, por Dios...—se cubrió el rostro con la mano, comenzando a frustrarse—, en verdad ya te comportas como un viejo...
—Ya, está bien. Tiene toda la razón —intervino con una sonrisa tranquilizadora—. No se preocupe. No le daremos problemas. Se lo prometo.
—Eso espero. Dile a Jonghoon que se encargue de llevar la maleta a la habitación donde va a quedarse.
—No te preocupes. Puedo hacerlo yo —aseguró acercándose a la maleta para tomarla—. No los necesito para todo como tú.
—Por algo los contraté y les pago, Taehyung —recalcó mientras él decidía ignorarlo.
—Vamos, te enseñaré tu habitación y luego toda la casa.
Taehyung comenzó a caminar hacia las escaleras mientras Jungkook volvía su vista a Hazel, la cual lo miraba con una pequeña sonrisa nerviosa.
—¡Ven, Hazel!
—Con permiso —murmuró haciendo una pequeña reverencia, para luego seguir a Taehyung.
Jungkook observó de reojo cómo su hijo cargaba con una mano la maleta mientras con la otra tomaba la mano de Hazel, comenzando a subir las escaleras, notando cómo ella volteaba a verlo.
Carraspeó la garganta y decidió comenzar a caminar hacia el despacho, sin poder evitar todavía seguir pensando en que se trataba de la hija de Astrid, y en cómo pasó de ser una niña a una joven que parecía deslumbrar con una belleza que llegaba a considerar hasta angelical. Algo imposible de ignorar.
¡Hola!
¿Qué les pareció el primer capítulo? ¿Les va gustando este Jungkook? ¿Les gustaría que el siguiente se concentrara más en Hazel?
Lamento si en algunas partes parece escrito en primera persona, pasa que en un principio mi intención fue narrarla de esa manera y hasta escribí más de la mitad así, pero empecé a sentir que no lo estaba haciendo bien, así que lo cambié.
Espero que les haya gustado, si es así no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos pronto!
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