9 ⚠ ┊♡⃕ ¹

• AU •
Capitulo desligado de la línea temporal de la serie original tanto como de sus acontecimientos.

El lazo era más que una marca, más que reclamar a una persona como de su propiedad, era una muestra de lealtad, de entrega y sobre todo de el amor incondicional que alguien puede ofrecer a su pareja.

Todo debía ser en un momento especial, uno en el que los sentimientos que compartiera con su ser amado se unieran. Con ternura y delicadeza propia de tratar a con quien elegías pasar el resto de tus días.

Desafortunadamente la vida no era el cuento de hadas que Horacio quería, nada pasaba como en las historias que llegó a escuchar, porque a veces la vida era tan cruel como para dejar desamparado a apenas un niño, en las sucias manos de un cualquiera, destrozando sin piedad la inocencia de alguien que apenas podía saber lo que estaba pasando.
Porque cuando se encontró en el suelo de aquel sucio lugar, temblando por el dolor que recorría cada parte de su cuerpo, asustado por ver sangre en sus manos al palpar su nuca, no pudo hacer más que llorar, llorar hasta destrozarse la garganta, tan destruida como cada ilusión y cada rincón en ahora su indefenso y asqueroso cuerpo.

Para un niño que no sabía qué es lo que sucedía, pero estaba seguro de que no debió pasar, maldiciendo porque no pudo hacer nada. Sintiendo culpa, sufriendo el ardor, el escozor de cada herida, las punzadas de dolor y la falta de aire cada que su corazón se oprimia con rabia y tristeza.

Ahí, con tan solo catorce, fue tomado en todo los sentidos en los que un alfa podía tomar a un omega.

Desprotegido, por el mundo y por la piedad de el cielo, solo fue capaz de derrumbarse sin importarle qué pasaría después.

La humedad en su rostro era tan fría a diferencia de sus mejillas, que se sentían arder hasta sofocarlo, y su corazón latiendo como loco solo lo estaba asustando más de lo que podía soportar. El aroma tan dulzón que desprendía pronto empezó a impregnarse en la habitación, y la idea de que eso llamara la atención solo provocó que su vista se volviera borrosa, mientras acallaba los gimoteos qué salían de su boca con unas manos temblorosas.
Se acurrucó más en el rincón qué había tomado en aquella sala, sintiéndose indefenso, sólo, como si las paredes se hicieran más cercanas hasta el punto de querer aplastarle.

Ya se había rendido en la tarea de levantarse y buscar ayuda, pues sus piernas hacia unos minutos que al poner el mínimo esfuerzo empezaban a temblar, callendo nuevamente al suelo.

No muy lejos de ahí, un encapuchado olfateó profundamente, deteniendo la tarea de guardar su armamento y equipo reglamentario que portaba  para poder salir de servicio. Como si un balde de agua fría cayera encima suyo, se congeló en su lugar unos segundos al reconocer aquel aroma tan dulce que empezaba a propagarse por las instalaciones a un ritmo acelerado.
Sus pies resbalaron por el pulcro suelo, queriendo ir más rápido de lo que podía siguiendo el rastro de feromonas que con cada paso se hacía más intenso de lo que ya era.

— Ay la madre que me parió — Se decía a sí mismo, abriendo cada puerta en la comisaría qué parecía cada vez más impregnada con el aroma aquél, poniéndolo aun más nervioso de lo que estaba.

A pesar de llevar todavía su pasamontañas, llevó una mano a su nariz, respirando por la boca para no absorber de forma directa las feromonas y causar un accidente.

Fue hasta que recorrió los pasillos en donde se encontraban las salas de interrogatorios que pudo sentirse más calmado; maldijo a quien hubiera puesto una misera ventanilla rectangular en las puertas, porque apenas y podía ver hacia adentro. Su olfato ya no funcionaba en ese lugar al estar totalmente lleno de el aroma de Horacio, pero cuando pudo visualizarlo en un rincón dentro de uno de los cuartos sintió un gran alivio, dándose el gusto de suspirar.

Trató de abrir la puerta para ayudarle, pero esta se encontraba bloqueada; seguramente en un arranque al notar como su celo empezaba a mostrarse se fue a encerrar para evitar algún incidente en comisaría.
Ahora el problema era el como le sacaría de ahí sin ayuda. No confiaba en el juicio de los demás oficiales, pues después de todo eran alfas al final del día, nada era más peligroso para su amigo que eso, y no estaba dispuesto a correr ese riesgo. Se recargó en la puerta, mirando con tristeza a el pequeño bulto que era el moreno en aquella esquina, volviendo a maldecir.

— ¿Qué cojones pasa aquí? — Escuchó una voz a sus espaldas, y apenas quizo contestar cuando fue interrumpido con la misma rudeza — ¿Por qué vino a trabajar así?, ¿qué no sabe el anormal lo que es un puto ciclo? —

Gustabo frunció el ceño, pero no podía enojarse con su superior por no saber algo que no le habían contado; suspiró con suavidad para calmarse — Su celo es irregular, Conway, pero no se preocupe que ya lo saco yo de aquí — Se dispuso a tocar la puerta, pero sintió a el mayor mirar a un costado suyo.

— Gilipollas, de aquí no lo sacas ni de coña — Le tomó del hombro y le apartó, tocando la puerta de una forma más suave de no normal — Horacio — Llamó con firmeza para poder ser escuchado, y pudo ver como el bulto en esa esquina dio un saltito en su lugar.

— No lo vaya a alterar, se pone muy sensible, más con...con ustedes — Advirtió, acercándose como si quisiera evitar cualquier movimiento que el hombre hacia, tomando una postura a la defensiva.

— Tranquila fiera — Sonrió levemente, encontrando ridícula la actitud de su subordinado — Solo vine para que ningún capullo venga a tocar los cojones —

Le miró en silencio, aún desconfiado de sus palabras, pero todo eso pasó a otro plano cuando escuchó un escandaloso sonido arrastrarse durante unos segundos, suponiendo que por fin Horacio había decidido salir, y un click le hizo querer alejar a el superintendente de la puerta, pero este se mantuvo en su lugar, imperturbable ante el omega en el suelo haciendo el mayor esfuerzo de su vida y a el delta detrás suyo a nada de saltarle a la yugular para arrancarsela.

— Conway... — Murmuró, jadeante y claramente débil, lo que alertó a Gustabo, arrodillandose en el suelo para revisarlo.

Tomó su rostro entre sus manos, sintiendo como su piel prácticamente hervía al tacto. Miró que el collarín que tenía estuviera bien puesto, dando un vistazo rápido a su ropa que a pesar de estar desarreglada no parecía haber nada fuera de su lugar.
Escuchó a su jefe ordenar estrictamente a todos los agentes ir a patrullaje, sin excepción alguna. Dedujo que era para poder salir de comisaría sin tener que manejar accidentes que podrían pasar en cuanto pisaran el estacionamiento.

— Horacio, ¿tienes supresores o algo? — El mayor le ayudó a levantar a el omega, notando como su tacto era cuidadoso y gentil, sintiéndose extraño ante la faceta tan desconocida que mostraba el hombre.

— Los tiene en casa — Respondió por él, cosa que sirvió pues no había nadie que conociera más de su condición que su compañero.

Conway asintió — Entonces los llevaré, supongo no es necesario pasar por el hospital —

Negó, y no pudieron notar la pequeña pena que vislumbraron los ojos cansados del alfa, porque pudo imaginar que algo así ya era recurrente en sus vidas. Acomodó sus gafas, y se dio la vuelta esperando ser seguido, cosa que aseguró cuando escuchó palabras tranquilas y suaves murmuradas por Gustabo para calmar a Horacio.
Salieron por la entrada trasera de comisaría, subiendo a una patrulla rápidamente antes de llamar la atención; el rubio le ayudó a el menor a quitarse el chaleco y de pasó le registró para retirar las armas y cargadores que pudiera tener encima. Conway durante el camino solo se limitó a verles, notando un extraño sentimiento por la familiaridad de la escena, sintiendo otro olor invadir levemente el auto, uno que no era de el omega, y que le llevó a un vago recuerdo que no pudo vislumbrar muy bien.

No pasó mucho antes de que pudieran llegar al departamento de el menor. Fueron acompañados hasta la puerta, con el alfa mirando detenidamente los alrededores para que pudieran entrar tranquilamente.
Después de un par de minutos Gustabo volvió con él, entre abriendo la puerta para poder hablar.

— Lamento las molestias, super — Decía quitándose el pasamontañas, mostrando más preocupación de la que había imaginado el mayor.

— No te rayes con eso — Se cruzó de brazos, sintiéndose incómodo por la mirada fija del delta — Si necesitan algo llámame, por lo mientras ve con él, no creo que se tome bien estar solo ahora —

— Gracias de nuevo — Hubo un par de segundos en silencio antes de que el rubio cerrara la puerta.

Suspiró, yendo a subirse a el patrulla, encendiendo un cigarrillo porque estaba seguro que a alguien no le gustaría encontrar el fuerte y empalagoso olor a cerezas encima suyo, como si hubiera hundido las manos en perfume.

Gustabo se dirigió rápidamente a la habitación, encontrando sólo un bulto debajo de las sábanas. Dejó el vaso de agua que tenía entre sus manos en el mueble al lado de la cama, sentándose a un costado.

— Horacio — Le llamó, conteniendo las ganas de acariciar su cabeza, pues ahora las feromonas eran más dulces, mostrando que el miedo que sentía había desaparecido para dar paso a los síntomas comunes de el celo. Eso significaba que el omega sólo haría caso a sus instintos, y no podría perdonarse si se veía arrastrado por aquello.

Le vio removerse, descubriendo su rostro y mirándole como si estuviera en trance. Sus ojos estaban dilatados, exhaustos, pero aún así brillaban dulcemente por tenerle enfrente.

— ¿Te vas a ir? — Cuestionó bajito, dándole pena a Gustabo, que notó las manos del menor enredarse en su torso.

— Tengo que darte tu medicina —

— No quiero...mejor quédate aquí conmigo — Pidió en un pequeño puchero, apretando más el tenso cuerpo de su amigo.

— Anda, no seas caprichoso. Después cuando estés mejor hacemos lo que quieras —

Cerró los ojos, haciendo caso omiso y restregando su mejilla en uno de sus laterales, notando el pequeño rastro de feromonas que había soltado el delta en la patrulla junto a Conway. Una especie de ronroneo salió inconscientemente, sintiéndose cómodo con el olor casi imperceptible, sonriendo satisfecho al percatarse de sus propias feromonas impregnadas en el mayor. Nunca pensó que algo como el empalagoso aroma de las cerezas quedaría tan bien con lo amargo de una lima. Se avergonzó ante aquel pensamiento, estaba seguro de que su amigo nunca se fijaría de esa manera en él, pero a veces ilusionarse de esa manera le hacía feliz.
Si tan solo pudiera deshacerse de tan enorme venda de los ojos.

— Quítame el collarín — Pidió, y pudo ver el miedo en la expresión de Gustabo.

— ¿Qué dices?, no puedes — Le recordó escandalizado — Es por tu bien, sigo siendo...ya sabes —

— ...¿aunque yo quiera? —

Nuevamente reinó el silencio, esta vez entre respiraciones agitadas y un ambiente en expectación.
Horacio lo había pensado durante un largo tiempo, quería hacerlo, enlazarse con la única persona que quería a su lado. Con los pensamientos nublados pudo preguntar algo que nunca podría estando en sus días de lucidez, pero no podía sentir arrepentimiento ni inquietud, solo el ferviente deseo de ser correspondido.

— ¿Cómo? — Le cuestionó, sin poder procesar lo que pasaba.

— Quiero, Gustabo. La marca prácticamente ya cicatrizó — Le recordó, tratando de sentarse en su sitio para poder mostrarle la seriedad con la que estaba hablando — Además, siempre me dijeron que si sobrevivía a el proceso de un lazo roto, las irregularidades en mí podrían desaparecer si existía otra marca. ¡Quiero que seas tú! —

Sus labios se abrieron para replicar, pero ninguna palabra pudo salir. Ahí estaba, tambaleante y en espera de su respuesta, pero lo único que podía era jadear por el cúmulo de emociones que le embriagaron. Entre las feromonas invitándole, tan repentina declaración y sus confusos sentimientos, solo pudo cubrir su rostro con vergüenza.

— ¿Gus...? — Le llamó, pero solo fue apresado entre los brazos del mayor, teniendo que retener un quejido al ser tocado cuando su cuerpo ya estaba tan sensible.

Una diminuta voz le susurró, muy dentro en su revuelta cabeza.
La marca podría regular todos los problemas que habían seguido después de que el lazo con aquel sujeto se rompió, pero, ¿por qué él?.

Horacio estaba desesperado, por sus propios sentimientos y por tener que soportar todas estas escenas por tan horrible incidente. Si había alguien que pudiera hacer tal cosa por él, sabía que ese era Gustabo.

— ¿Estás seguro? — Le apretó, inquieto ante sus propias dudas — ¿No prefieres un alfa?, ¿alguien normal? —

— Te quiero a ti — Dijo con una pequeña sonrisa, cruzando sus dedos detrás de su cuello, atrayendolo más.

Se sintió ahogado, ahora más cerca de la fuente de tan atrayente aroma, conmovido e inseguro. ¿De verdad estaba bien que alguien tan inestable estuviera junto a ese adorable omega?, ¿no era un desperdicio?, ¿una cadena a su felicidad?.

— Joder — Suspiró escondido en su hombro, tratando de retener un par de lágrimas traviesas que amenazaban con salir como siguiera siendo así de feliz.

Se sentía afortunado. El hombre que tanto protegió, el que le había acompañado en los momentos más duros, ahora podía estar seguro de que iban a estar juntos hasta el final, siempre juntos y sin nada que les pudiera detener.

Hola~

Primero, gracias por sus comentarios en el apartado (‼️), de verdad pensaba que nadie iba a hacerme caso HSBSH, y son de una gran ayuda para echar a volar mejor mi imaginación 💖💖💖
Me ha distraído de el luto que estoy manteniendo por mi mascota, y escribir esto también, así que estoy más contenta ^^

Segundo, es la primera vez que escribo algo así. Lamento si hay algún error o no es entendible;;
Fue mezclar borradores que tenía ahí y esto salió jsbs. La próxima semana hay segunda parte de esto si es que no se me ocurre otra cosa wuu

*[¡•! A mitad de el capítulo sentía que no se iba a entender mi idea o el modo en que se manejan ciertas cosas, o (perdón por la redundancia) cosas que se han mostrado de tal forma y las cuales cambié, ¿debería hacer una guía respecto a mi propia versión del omegaverse?. Leí varias cosas de páginas y guías, anoté algunos puntos y ajusté unos cuantos para mi conveniencia.

Pero si es demasiado, podría borrar esta nota después y aclarar cosas para que no sea muy confuso ni demasiado texto. Ah.]
*Ya está ese apartado, lol, pero me da lástima borrar esto jsbsb, solo pasen de largo ^^

Para no hacer más largo esto, pues eso es todo por esta semana

Muchas gracias por leer 💖
Ciao.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top