23 ┊✧²
• AU •
Capitulo desligado de la línea temporal de la serie original tanto como de sus acontecimientos.
La luz le estaba jodiendo los ojos de una manera increíble, por lo que se cubrió el rostro con su brazo. Sintió un peso encima, cosa que le disgustó, le dolía la cabeza por la resaca y lo que menos quería en ese momento era que el tío con el que se había encamado la noche anterior se quisiera hacer el chulo dándole una mamada apenas despertar.
Deslizó su mano por abajo de las sábanas, tomándole de el cabello con fuerza, sacándole un gemido que sonó muy forzado para sus oídos; se sintió asqueado por ello. Le alejó de su lugar entre sus piernas, y el contrario sonrió ignorando su cara malhumorada y acercándose a la fuerza, subiendo por su torso con la intención de besarle.
Horacio al notar esto volteó su rostro, negándose totalmente a dejarle hacer un acercamiento tan íntimo para él.
— Aparta, pesado — Se enderezó en su lugar, tomando la sábana blanca para cubrirse hasta los hombros, como si aquel hombre ya no pudiera ver más su cuerpo después de anoche.
— A-Ah, ¿quieres ducharte?, ¿te molesta si te acompaño? —
— Si, me molesta — Le miró severo, tal nivel de desdén asustó al menor. Es como si aquel chico que le tomó con pasión hacia unas horas, hubiera cambiado apenas salir el sol — Pedí los cargos a mi tarjeta, puedes irte como si nada —
Iba a decir algo, confundido por su actitud, pero el más alto cerró la puerta del baño cuando terminó de hablar sin permitirle pronunciar palabra.
Horacio suspiró, recargandose en la pared pulcra y blanca, pues después de todo nunca entraría a un hotel de mala muerte aún si solo tenía una aventura nocturna.
Cuando escuchó un portazo en la silenciosa habitación junto a un "gilipollas de mierda" como despedida, pudo tomar su baño con tranquilidad. El agua se deslizaba con fluidez por su bien trabajado cuerpo, agradeciendo a Dios por no ver ninguna marca desagradable en su cuidada piel cuando se ocupaba de quedar limpio.
Estaba empezando a aburrirse, cansado de no encontrar ese sentimientos con nadie más que con aquel rubio que despertó de todo en él; después de su fugaz encuentro en un día tan aleatorio, no había tenido suerte con otra persona que fuera capaz de darle el mismo placer y ansias que el sujeto que conoció como Gustabo en esa fiesta.
Estaba desanimado por pensar en que después de dos semanas de eso, no había recibido ni un mensaje suyo. ¿Habría anotado mal su número por la prisa de su despedida?, ¿o quizás para el rubio no había significado más que algo de un día?; era hipócrita de su parte, porque en su vida había hecho lo mismo más veces de las que podía contar, e irónicamente ahora le estaba pasando eso, algo para reírse pero que le sucediera ahora era la mayor putada de su vida.
Salió de la ducha, poniéndose un cambio igual de vistoso que su ropa del día anterior, y recogiendo sus cosas se dispuso a llamar un taxi para dirigirse a su trabajo, mirando su teléfono cada que llegaba una notificación.
Tenía que mantener la esperanza como la persona virtuosa que era.
Tomó un sorbo de su café, haciendo una mueca cuando su lengua se llenó de el amargo sabor de este. Dejó la taza, dándose cuenta de que había otra al lado; había tomado la de su padre, y se llevó una mano a la frente al notar lo distraído que se volvía con las cosas cuando se concentraba en una sola.
Cuando volviera su padre le regañaría por beber tal asquerosidad a su edad.
Observó los papeles sobre su escritorio, estaba ayudando a recaudar información junto al superintendente para un caso importante. A pesar de su corta edad era reconocido por su gran habilidad para observar y deducir cosas, la mayoría acertadas y otras muy cercanas a la conclusión de las investigaciones. Su talento nato y prestigio por su apellido le habían dado un buen lugar en los lares de los que imponían la ley en Los Santos, y con un renombre así era imposible no respetarle.
La puerta se abrió con fuerza, casi haciéndola chocar con la pared y llamando la atención de Gustabo, sabiendo desde antes de levantar la mirada que era Conway.
— Joder, a este paso nos vamos a quedar sin agentes —
— ¿A quién degradaste ahora? — Preguntó con gracia en su voz, estirándose en su silla.
— A un puto anormal que sabrá la gorda puta de su madre de donde salió, pero me cago en su jodida estampa —
— Cálmatee —
— ¡Es que estoy rodeado de gilipollas!, ¿entiendes eso?, no puedo más, de verdad — Se dejó caer en su asiento, queriendo sacar un cigarrillo para zampárselo ahí mismo.
— Si quieres después te ayudo a ver quien les hizo las pasantías y descartamos peña. Pero deja de lado a los nuevos y mira esto — Le extendió una de las tantas hojas que tenía en su desordenado escritorio, y el de lentes la leyó en silencio, con la mirada llena de expectación de su hijo encima.
— Desvío de fondos...pero no lo suficiente como para acabar negocios aquí y fugarse, ¿verdad? —
— Exacto; prácticamente están varados en Los Santos. Así hasta parece que son unos mierdas cualquiera — Se burló, sacándole una sonrisita a el mayor casi imperceptible para cualquiera — Con los informes sobre donde les suelen ver, preparamos una emboscada y a chuparla —
— No, sería muy arriesgado hacerlo solo con esto — Agitó la hoja en su mano, dejandola enfrente de ambos — No sabemos si han usado el dinero para otra cosa, no creo que sean tan gilipollas como para estar estancados sin hacer nada —
— ¿Y si lo son?, ¿y si solo compraron más droga para volver a forrarse en dinero y largarse antes de que los encontremos? — Habló seguro de sí, confiando en su propio juicio.
— Gustabin... — Acarició el puente de su nariz, manteniendo la calma — Sería poner en peligro a los agentes que se involucren, lo sabes. No pienso arriesgar sus vidas por tus suposiciones —
— ¡¿Pero qué agentes?!, ¡si vamos a ir tú y yo! —
— ¿Cómo que "tú y yo"? —
— ¡Pues claro!, tú apuntas a matar y yo te cubro, como ya lo hemos hecho —
— Fue una situación en donde no teníamos más opción. ¿Crees que si no expongo a alguien del cuerpo, lo voy a hacer contigo? — Se cruzó de brazos, y vio a Gustabo enmarcar una ceja con fastidio — Es un rotundo no, vamos a esperar, necesitamos que nos confirmen que no hay actividad sospechosa en donde se están escondiendo —
— Claro, que se escapen a la mínima y que cuando lleguemos nos espere un pintacaras para vestirnos de payasos, de puta madre —
— Gustabo — Su voz fue firme, queriendo intimidar.
— Conway — Se burló, y se levantó de su lugar para salir de aquella oficina con los gritos de su padre de fondo.
Salió de comisaría sin un destino fijo, solo quería respirar un segundo y olvidarse un rato de que parecía que su padre nunca le tomaría en cuenta para nada, a diferencia de todo el mundo.
— ¿...Gustabo? — Murmuró, dejando de pasar la fregona encima del mostrador, casi tirando un florero cuando sus pies se movieron para detenerlo — ¡Gustabo! —
Giró sobre sus talones casi en automático, escuchando ese llamado anteponerse a la campanilla de la puerta de cristal que se abrió detrás suyo. Imposible no reconocer esa voz.
— ¡Horacio! — Sonrió con genuina alegría, acercándose a el más alto — Que raro verte a la luz de día — Rió, y el contrario miró sorprendido lo despampanante que se veía.
Su pecho se agitó, y se acercó de más sin notarlo.
— ¡Hombre!, ¿cómo has estado? — Dejó un pequeño y rápido beso en su mejilla como saludo, haciendo que el rubio se pusiera un poco nervioso.
Le miró a detalle mientras comenzaban a hablar; Horacio vestía un uniforme que a pesar de ser sencillo, él le daba un toque colorido y especial. La camisa blanca que usaba estaba arremangada, dejando ver sus fornidos brazos con tatuajes, y el delantal verde oscuro se apretaba a su cadera, que prácticamente le invitaba a rodearla con sus manos. Con los accesorios que llevaba encima un look tan natural se tornaba vibrante y hasta bello a su parecer.
El teñido peinó su cabello para atrás, y con disimulo hizo lo mismo que el más bajo, cosa que fue un poco difícil pues tener esos ojos azules encima y esos preciosos labios brillantes hablando con una sonrisita, Horacio no podía mantener la calma. Cuando por fin salió de su trance miró algo que no fuera su cara, como su ropa: tenía una chaqueta negra, o quizás azul marino, y a la vista una tarjeta enmicada que colgaba de su cuello.
Se Inclinó para verla mejor, y pudo ver una foto de el rubio en ella junto su nombre y otras cosas que no entendía, captando su atención las siglas del CNI.
— Ah, todavía no me dan una placa. Pero esto se supone es lo mismo; no se lo cree ni mi abuela —
— No pensé que trabajarías con la policía. Te ves muy joven —
— Lo sé, soy muy pequeño y sexy para esto — Dramatizó, sacándole una risita a Horacio — Pero oye, yo no pensé que trabajarías en una florería —
— ¿Por qué no?, es lo más pacífico que puedes encontrar en esta ciudad que parece no descansa — Abrió la puerta a sus espaldas, extendiendo su mano en una invitación a pasar — ¿No te apetece hablar acá adentro? —
Le siguió, viendo la decoración del lugar con cierto encanto. Era nueva la sensación de sentirse agitar por la belleza de el individuo enfrente suya — Tienes razón, aún así me cuesta imaginarte haciendole un arreglo de orquídeas a una señora mayor —
Rió, apoyándose en el mostrador a sus espaldas — A una vieja no, ¿pero que tal a ti? —
— ¿A mí? — Se apuntó, costandole un poco mantenerle la mirada.
— Las orquídeas son un regalo muy bello, ¿no te gustaría recibir unas de mi parte? —
— Pues si se da, adelante. Solo no te quejes cuando te venga a comer todo el morro —
— Trato —
Hubo un corto silencio, cómodo para ambos, pero Gustabo recordó el motivo de su presencia ahí. Aclaró su garganta y sacó su teléfono para ver sus notas.
— Me he distraído un poco. Esto... — Buscó, frunciendo el ceño en lo que encontraba una manera de leer aquello — "Bleú e-et ay-" —
— "Bleu et ailé" — Corrigió con gracia — ¿En qué podemos servirle, mon beau? —
Suspiró aliviado de no haberse equivocado de lugar, curioso por el acento del de cresta. Éste se colocó detrás del mostrador, prestando atención a lo que parecía sería una serie de dudas por parte del rubio.
— Verá, caballero — Apoyó uno de sus brazos en la superficie de mármol, despreocupado — Hoy vengo en calidad de agente, por lo que le pido de su cooperación con las preguntas que voy a hacerle —
— Vale, señor agente —
Bufó con gracia — Primero, necesito su nombre completo, el tiempo que ha estado trabajando aquí y sus horarios —
— ¿Qué?, ¿sí me vendrá a ver, oficial? —
— Subinspector; y puede si lo que me diga me interesa, o si esas orquídeas que me prometió están en mi despacho después, ya veremos —
Sonrió pícaro, endulzando su voz — Horacio Pérez Laurent; llevo al rededor de dos años acá y ayudo a un familiar en la tienda todas las tardes por ahí de las dos —
Asintió mientras escribía lo que le decía el teñido — ¿Todos los días sin excepción entonces? —
— Así es —
— Pues voy a pedir que sea muy sincero, Horacio. Hace unos días recibimos avisos de personas sospechosas por la zona, por lo que quisiera saber si usted ha visto, o incluso hablado, con alguien que le haya dado mal rollo, que haya dicho "hostia como canta este" —
— Que directo —
— Dije que buscaba información, ¿no puede contestarme con mi misma sinceridad y cortesía? —
Usó el mismo tono juguetón, siguiéndole cómplice — No soy de hablar con tíos que parezcan chungos la verdad...pero — Agregó, como si acabara de recordar algo — He visto coches que si que cantaban pero vamos, aunque no es como si saliera a ver más, no sería lo más inteligente del mundo, ¿no? —
— Es preferible que no, no querríamos que se exponga así — Suspiró, hablando de forma distraída, pensando en qué más podría preguntar mientras el menor le admiró unos largos segundos, perdido en tan bellas facciones.
— ¿Y no me podría proteger usted, señor subinspector? — Preguntó, apoyando su torso en la superficie de mármol, extendiendo sus brazos hacia el agente que apenas salía de su trance.
— B-Bueno, eso sería estar aquí todos los días. Una vuelta puedo darme, si —
— Pues te voy a esperar encantado, Gus — Sus palabras eran ligeras como un suspiro, sin saber lo loco que volvió a el rubio, subiéndole los colores.
— Si, este, le-, te — Corrigió — Te voy a dejar mi número y eso, y aunque pase por aquí, ves cualquier cosa después me llamas y vengo de incógnito para investigar, ¿vale? —
— Entendido, yo te aviso — Se enderezó, arreglando un poco su ropa — ¿Ya te vas? —
— No quisiera, pero iba a salir a patrullar un poco —
— ¿Y tienes algo que hacer en la noche? —
Pensó un segundo, guardando su teléfono — Uhm, no, solo ir a casa y descansar, supongo —
— Vale, lo decía por si querías salir o algo, pero si estás muy cansado lo mejor será dejarlo para otro día —
— Depende — Sonrió, acercándose lo más que el mostrador le dejaba — Según lo que me propongas quizás y no es muy necesario el descanso —
Levantó su mano, alcanzando su mejilla, proporcionándole una suave caricia — No sé si te apetezcan un par de tragos, o igual te puedo invitar la cena y vamos a mi departamento — Murmuró cerca de su rostro, empezando un canto tentador para los desprevenidos sentidos de Gustabo, quien se dejó llevar por las manos de Horacio.
— Uy lo del departamento me molaría mucho hombre, andar gritandonos con música a tope no me pega después del día que tuve hoy —
— Me parece excelente, ¿me llamas para quedar entonces? —
— Te recojo si quieres, no hay problema; cuando termine de trabajar te mando un mensaje y voy a donde me digas —
Besó rápidamente sus labios, un beso delicado, un roce apenas que ambos habían deseado desde el primer segundo. Enseguida Horacio tomó una pequeña distancia, dejando al rubio con las ganas.
— Te estaré esperando, bombón —
Hi!
¿Qué tal?, ahora mismo soy un cachorro llorando después de no ver a su dueño por un tiempo /cry
Me dio un arranque para terminar este borrador que tengo como desde octubre, Dios. Supongo será la última actualización del año, espero se la pasen muy bien en las fiestas de fin de año✨💕
Y muchísimas gracias por el apoyo que le dan a la historia a pesar de mis semi-hiatus de la nada, se agradece demasiado y me hace muy muy feliz /hug + kisses
Eeeh, eso es todo por ahora, prometo que si hay otra parte de esto va a haber mambo wuu.
Hasta la próxima ♡
Ciao.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top