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• AU •
Capitulo desligado de la línea temporal de la serie original tanto como de sus acontecimientos.

Bebió de su vaso, haciendo una mueca y jugando con el liquido que empezaba a diluirse con el hielo derritiéndose en él, algo que obviamente pasaba cuando no hacías otra cosa que sostenerlo entre tus manos, en donde el calor podía sentirse apenas entrar a la enorme sala.

Llevó la mano libre que tenía a el bolsillo de su chaqueta, estirando el cuello con cansancio. Recordó las palabras de su amigo cuando lo invitó a aquella fiesta:

"- ¡Unas copitas y nos vamos tío!, pero sonríe que con esa cara no levantamos más que miedo -"

Exhaló, tratando de relajarse porque de verdad que desde aquella propuesta no tenía nada de ganas de salir, pero con tanta insistencia y por mucho que se negara, no pudo escaparse. Y ahora estaba en un rincón de aquel lugar, acabando su cuarto cóctel, viendo como todos bailaban a pocos metros de él con mucha más alegría que la que tendría en meses.
Si no hubiera tomado sus pastillas quizás hasta estaría tratando de seguir el ritmo con gente random en la pista, pero ahora solo quería recostarse en su cama, esperar a que su alarma sonara, para después ignorarla por querer descansar de su padre y todo el trabajo que le daba en comisaría.

Quiso suspirar; si de pura casualidad él se enteraba que estuvo bebiendo apenas cumplir los dieciocho, en un "bar de mala muerte", se venía una grande.
Dejó su vaso en la barra, recargandose en la pared. Su amigo se había perdido después de ir a coquetear con unas mujeres de por ahí, y no quería levantarse a buscarle, así que lo esperaría en su lugar. Tomó su teléfono, eran casi las doce de la madrugada; se suponía ya debería estar dormido, pero confiaba en que su padre llegaría tarde como siempre, lo que le daba tiempo a llegar a casa, asearse, y acostarse en su cuarto.

- ¿Le sirvo algo más? -

Gustabo volteó a ver al bartender, bajando su teléfono y mirando de reojo la carta con las bebidas. La tomó ante la amable sonrisa del hombre, y después de un vistazo rápido, apuntó lo que se veía más colorido de ésta.

El contrario leyó lo que indicaba su dedo, lo pensó un segundo pero no dijo nada al respecto - Enseguida -

Tan pronto se puso a ello, el rubio dejó la carta en su lugar nuevamente y se acomodó en su silla, apoyándose en la barra.
La gente a su alrededor empezó a ser más ruidosa que antes, quizás aclamando algo que sucedía en un rincón de el extenso salón, algo que claramente le importaba una mierda.
El bartender volvió, puso una tarjeta negra frente a él y encima posó con cuidado una copa coctelera con una bebida en que pasaba de rojo a negro, degradado hasta que el pequeño fondo se volvía transparente, dejando ver algo que parecía ser hielo molido; encima había una hojita, quizás de menta, y una cereza que fue lo que más quiso tomar al verla.

- Disfrute, caballero - Dijo antes de retirarse a atender a las demás personas en la barra. El tono pícaro del tipo le confundió un poco, pero no le tomó importancia.

Levantó la copa y tomó la cereza, disfrutando de su sabor algo ácido, a la vez suave y sutilmente dulce en su boca. Dejó el tallo de ésta sobre la tarjeta todavía en su lugar, y bebió un largo sorbo; el sabor no era muy diferente, pero cuando tragó sintió un pequeño picor en la garganta.
Lo dejó pasar, pues tampoco había sido desagradable, y con el gusto tan adictivo y fresco que tenía aquel trago, era una cosa de nada. Rápidamente se sintió más relajado, casi que gozando de su pequeño momento.

Sólo, con música que fuera del ruido de la gente ponía ambiente, y con ánimos de pedir otra copa de lo que había pedido, ignoró por completo a la persona que se sentó a una silla de él.

- Lo de siempre - Dijo mientras se abanicaba el rostro con la mano y se secaba el sudor con el dorso de la otra, sonriendo como un niño que quiere volver rápidamente para seguir jugando.

Gustabo al escuchar la voz extraña se detuvo antes de llamar al hombre que lo había atendido, pero éste le notó, asintiendo a el primer cliente para después dirigirse a él - ¿Y usted?, ¿no querrá repetir, o desea otra cosa -

- A-Ah, si, deme lo mismo que antes, por favor -

De reojo pudo notar la mirada de la otra persona encima suyo, pero su atención se fue en ver al bartender preparar su bebida y la de el antes mencionado, mostrando su gran habilidad o quizás solo experiencia y práctica. Bastaron cinco minutos para que éste volviera, repitiera el proceso de servir y con gracia deslizara ambas copas enfrente de sus respectivos clientes.
Cuando tuvo la suya, miró la de el hombre a su lado, notando con sorpresa que era el mismo coctel y de mera casualidad a tiempo cuando el moreno tomó la cereza en su copa y con un gesto atrevido a sus ojos la comió.

Desvió la mirada, clavandola en la barra y con un nerviosismo que no era común en él, tomó de su trago.
Al pensarlo un poco se sintió ridículo, ¿por qué habría de ponerse nervioso con un extraño?, él podía hacer lo que quisiera, mientras no le tocara los huevos no le debería de importar. Masticó la escarcha que se deslizó por sus labios al beber, sin poner atención a cómo el teñido de al lado se quedó mirándole un par de minutos más antes de volver a la pista de baile.

La música hizo vibrar el suelo dando la una y pico de la madrugada, mareandole, quizás hasta se hubiera tambaleado si no fuera por las fuertes manos que se aferraban a su cintura como si su vida dependiera de ello. Echó la cabeza para atrás, sintiendo el aliento ajeno chocar con su cuello, enredando sus manos alrededor de su trabajado torso y sorprendiéndose de lo mucho que podía disfrutar de algo que nunca le había llamado la atención: darse una escapada para manosearse con alguien, encima con un hombre que apenas y sabía su nombre.

Apretó los labios, pues a pesar de el ruido que tenían de fondo, le era casi humillante que le escuchasen gemir o hacer cualquier tipo de sonido en un lugar como ese.
Sus ojos se nublaron, cristalizandose porque el más alto le había mordido en la fina y linda piel de entre el cuello y el hombro, pero no le disgustó el trato duro que estaba teniendo el contrario. Éste se pegó más, acorralandole y rozando sus intimidades con deseo, jadeando por la leve estimulación a algo que pedía a gritos atención inmediata. Gustabo apoyó su frente en su hombro, mirando como su cinturón era abierto, deleitandose con esas manos tatuadas y decoradas con anillos y pulseras extravagantes como todo en él, que buscaban tocarle sin exponerle en un sitio así. Pensó que debería hacer lo mismo, y sus dudas desaparecieron después de que una risita ronca en su oído le estremeciera, dándole libertad de seguir con lo que quería.

Rápidamente ambos empezaron aquello, tocándose entre suspiros por parte de uno y con el otro murmurando comentarios tan calientes e icitantes que lo único que podía hacer era estrellar sus labios contra la pequeña porción de piel que tenía a su alcance, usando su mano libre para tomar su nuca y no dejar que se alejara, algo que parecía ser mutuo.
El teñido no podía borrar su sonrisa, se sentía realmente atraído por aquel chico que su nombre y lindos ojos azules era lo único que podía procesar con el extasis que sentía con el alcohol y los intentos de chupetones que sentía en su cuello, erizandole la piel por lo bien que su pálida mano sujetaba su miembro, queriendo devolverle el favor por tan emocionante encuentro. Llevó su mano a su barbilla; hubiera querido apresar su cuello pero pensó que no era lo indicado para una primera experiencia, por lo que al tener su atención con eso, rozó sus belfos, un tanteo y pedida de consentimiento que Gustabo claramente aceptó, dejándolo probar, lamer y hasta meter su experimentada lengua. Eran fríos, no sabía si era la temperatura normal del moreno o si era por el hielo en las últimas cinco bebidas que compartieron juntos antes de quererse comer mutuamente.
Le dejó tener el mando del beso, pues con su poca práctica era mejor dejarse guiar por alguien que parecía saber lo que hacía, y le venía de perlas pues con la intromisión en su boca, su voz era contenida mejor, y más en el momento en que la mano contraria bombeó con más rapidez, aferrándose a él cuando el orgasmo llegó con una intensidad tal que lo borracho quedó a segundo plano y sus piernas temblaron en un pequeño espasmo al ver como el otro acababa un poco después, dejando sus labios entumecidos cuando se separó lentamente sin dejar de arrinconarlo en esa esquina.

Relamió su labio superior, deleitandose con el sutil y delicioso sabor a cereza que dejó el intenso jugueteo que habían tenido. El teñido alcanzó un par de servilletas y se encargó de limpiar el pequeño desastre que hicieron ahí abajo, pasándole una para que se limpiara la mano, mirándole a los ojos como por segunda vez desde que se acercó a hablarle. Pensó que era por las luces u otra cosa, pero de tan cerca pudo comprobar que sus ojos eran diferentes, fuera del color, había una profundidad que le resultaba casi hipnotizante, y el maquillaje rojo que llevaba solo lo hacía resaltar más.

Contuvo un quejido cuando se agachó un poco para subirle la ropa interior, sintiéndose sensible todavía. También le ayudó a acomodarle mejor la chaqueta, con mucha más calma y amabilidad que cuando estrelló su espalda en la pared para abalanzarsele en esa habitación tan privada.
Ahora que lo pensaba, no habían ni tocado la cama, una pena pues se veía hasta cómoda. Desvió su atención de esta cuando su mejilla quedó apoyada en el hombro de el moreno.

¿Era un abrazo?, levantó la mirada, encontrándose con una expresión tranquila que le hizo sentir cómodo. Le envolvió de vuelta, cerrando los ojos, logrando escuchar el calmado latido de su corazón, y sus mejillas se sintieron arder un poco por lo cursi que le resultaba aquello.
Era la misma persona que le acababa de masturbar y hablar al oído como si fueran a follar toda la noche, ¿verdad?.

- ¿Quieres volver abajo?, ¿o quieres quedarte aquí? - Resonó su suave voz, pasando su mano con una calidez amable por su espalda.

Lo pensó un segundo, buscando su teléfono en sus bolsillos - Pensaba irme a las dos, ¿qué hora es? -Sintió las palabras rozar un balbuceo, queriendo reírse pues parecía que todavía no se le bajaba del todo el alcohol.

- Ah, son las dos cuarenta - Contestó con simpleza, mirando el reloj que colgaba encima de la cama.

- Dos cuarenta - Repitió, adormilado por lo comodo que resultaba ser descansar en el pecho de un hombre.

- Yep -

Se balancearon un par de minutos, sin prisa, disfrutando de la compañía del otro.
Horacio tuvo el deseo de besar su cien, pues teniéndolo a la vista, lo rojo de sus orejas hacia ver ese pedacito de piel tan bonito como para dejar su labial plasmado ahí.
Estaba en ello, dejando una bonita mancha que podría borrar enseguida a diferencia de las mordidas y marcas de besos en la tersa blanquecina que tenía enfrente, cuando Gustabo se separó de repente, alterado.

- ¡Dos cuarenta, la madre que me parió! - Gritó, queriendo correr a la puerta cuando Horacio le detuvo de la muñeca.

- Pero tío, ¿qué pasa? -

- Me tengo que ir, ya -

- Oh... - Bajó la mirada, desanimado. Entonces tomó el teléfono del rubio, lo desbloqueó y tecleó su número - Ten, cuando no estés apurado llámame - Guiñó coqueto, retomando esa sonrisita traviesa mientras le devolvía el aparato.

Gustabo le vio plasmado, tomándolo desprevenido por lo que no supo qué otra cosa hacer más que acercarse con prisa y dejar un cariñoso y fugaz beso en su mejilla como despedida, corriendo escalera abajo y atravesando a toda la gente que al parecer no tenían casa ni vida más que bailar hasta no poder más, dejando a un embobado Horacio en esa habitación.

Ya tendría tiempo para pensar en su encuentro, lo que más quería ahora era volar y llegar antes que su padre, sin saber que éste ya estaba encendiendo un cigarrillo en la sala, esperando con calma a que llegara y decirle un par de cositas.

HII!!

Que tal?, como están?

Por fin me digné a escribir, lo que no hice en una semana lo hice ayer en la madrugada y hoy hsbsb, espero les guste TT

Eeh, mi plan era actualizar lo de el AU teenagers, pero no me dio la cabeza, se atravesó la escuela y pues a chuparla
Pero bueno, cosa que ya dije en mi tablero: creo que era el capitulo 14, hice cambios pequeñísimo para que no me jodan la secuencia de lo que siga, pero nada más grande, solo quitar nombres y parecidos para no confundir.

Esto ya está muy largo lol. Una última cosa, esta semana inicia una responsabilidad que quizás me reduzca mi poco tiempo libre, so, lo de atrasarme con los lapsos de una semana se vea mucho más; de adelanto pido una disculpa si me desaparezco demasiado /cry

Eso es todo y espero vernos pronto♡

Ciao.

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