12 ┊❀¹
• AU •
Capitulo desligado de la línea temporal de la serie original tanto como de sus acontecimientos.
— ¡Bueno!, ¡¿y a ti qué más te da lo que haga?! —
— ¡Vivimos juntos por el amor de Cristo, no puedes traer a cualquier cara nabo a nuestra puta casa! —
— Eh, ¿cómo que cara nabo? —
— ¡Cállate, calaveras, contigo no estoy hablando!, tienes toda la cara de un nabo —
Suspiró, posando sus manos en las caderas de su acompañante para evitar una pelea entre este y su mejor amigo — Vete por ahora Claudio, por favor, que éste está insufrible — Después de fulminar con la mirada a Gustabo, besó los labios del castaño rápidamente, siendo correspondido con gusto e ignorando de forma olímpica al rubio que les miraba con los brazos cruzados y una muy mala hostia — Te llamo después, ¿vale? —
— Pero llámame — Sonrió, mirando al amigo de Horacio con burla.
El hombre tomó sus cosas junto a la ropa que todavía no tenía puesta y salió con un aire despreocupado de la habitación, no sin antes lanzarle un beso de forma pícara a Horacio como despedida. Éste sonrió alagado, pero en cuanto recordó la presencia de Gustabo una vez el moreno se fue, todo ápice de algo positivo se vio opacado por una fea mueca de irritación.
— Si esperas que me disculpe, no lo voy a hacer. Pero no te preocupes, aquí no vuelvo a meter a nadie, ya pido asilo en otro lado —
— Horacio, te estoy diciendo esto por tu bien. ¿Qué pasa si un día por traer a un cualquiera nos roba?, o peor, ¡te hace algo que no quieras! — Se acercó al teñido, tomándolo de los hombros, buscando más excusas para frenar aquello — Hoy fue el de enfermería, mañana vas a comerle el morro a, yo qué sé, al primer guarro que se te cruce —
— No soy una prostituta, Gustabo — Murmuró con indignación, llevándose una mano a la cara — Si el miedo es nuestras cosas o yo, sé escoger muy bien con quien me acuesto y quien no. ¿Te molesta, el ruido u otra cosa?, me voy a un motel —
— No, no, no me entiendes — Sus ojos se abrieron con desesperación, sin poder sacar su verdadera preocupación a flote, causando molestia a el menor — ¿Qué cojones vas a hacer en un motel? —
— ¡Es que tío, no sé qué mierda quieres!, no puedes prohibirme follar con quien me dé mi puta gana como si fueras mi padre, ¡ni él hizo eso! — Tomó sus muñecas, alejando el ahora tembloroso tacto de Gustabo de su cuerpo con total desdén; la mirada de Gustabo se oscureció con tristeza al notarlo.
Mordió sus labios con impotencia, sin poder objetar a lo que había dicho. Era verdad, no tenía ningún motivo real ni ningún derecho para detenerle. Miró al suelo un segundo; tenía una carta aún sin jugar, pero era una sin retorno, una que podría marcar un después o un hasta nunca en su relación, y no estaba del todo seguro en usarla.
¿Y si pensaba que era una broma?, ¿y si se ofendía?; tenía que decidirse ya mismo, pues Horacio comenzaba a mirarle con confusión al no recibir una respuesta, casi incómodo por el silencio.
Estaba a nada de irse a un todo o nada, pero el estridente sonido de una ruidosa canción llamó la atención de ambos; una muy inoportuna llamada.
Horacio tomó su teléfono, y el rubio pudo ver como la cara del menor se iluminaba en un segundo. Una enorme sonrisa apareció en su rostro, y pareció olvidar su disgusto cuando le enseñó la pantalla de su móvil, como si supiera quien era un tal "Ruso sexy".
Contestó aun con aquella euforia, haciendo que un nudo se le formara en la garganta.
— ¡Hey! — Saludó, alargando la vocal — ¿Qué pasa, lindo? —
Exhaló, un bufido que buscaba transmitir gracia, pero terminó mostrando su hastío por la situación. Gustabo no podía saber qué hablaba la otra persona con su amigo, pero por las muecas y demás expresiones de total emoción que mostraba, seguramente era algo que haría a su corazón encogerse de una manera que no lograba explicar, como cuando le veía despertar con alguien más, cuando no llegaba a casa en las noches por meterse a un bar de aquellos, o como cuando se recostaba a pensar y no era capaz de ponerle nombre a ese malestar que le daba por ver a Horacio con otro hombre que no fuera él.
Se sentó, esperando a que el chico terminara tan entretenida llamada, pues ahora le veía reírse a carcajadas. Apretó los puños; juraba que podría ir y reventar a hostias al primero que viera, si era Claudio mejor.
— ¡Gustabo!, ¿adivina con quién voy a salir mañana? — Preguntó una vez terminó.
"Con el de gorrita de la vez pasada no, por Dios", rogó.
— ¿Quién? —
— Con un tío que conocí ayer — Contó con las mejillas tintadas, como si fuera una quinceañera — Me dijo que fue agradable hablar ayer y que saliéramos a dar un paseo mañana —
— ¿Paseo?, ¿a la noche quién sale a un "paseito"? —
— No, no, no. Literal me dijo que me invitaba un café en la tarde y eso, que porque no es mucho de fiestas — El mayor alzó una ceja con extrañeza — Es la primera vez que me invitan a algo que no sea un club nocturno — Decía con emoción, casi dando saltitos en su lugar.
— ...Eso suena a una cita —
— Quizás lo es, se escuchaba muy nervioso, es super mono — Apretó el teléfono sobre su pecho.
Gustabo chasqueó la lengua; estaba seguro de que el tío ese no era ni por cerca el príncipe azul del qué hablaba Horacio, pues después de calmarse se puso a hablar de lo caballeroso, guapo y educado que era ese tal Viktor.
— Hace mucho no tengo citas así, debo de buscar ropa más casual — Colocó una mano bajo su barbilla, tratando de repasar su closet con sus recuerdos — Pero...creo que tengo más medias de red que pantalones de vestir — Rió levemente, ignorando el milésimo suspiro de su amigo aquella noche.
— ¿Es muy necesario ponerte guapa para él? — Arrastró las palabras, apoyando su mejilla en su mano.
— ¡Claro que sí!, imagina que impresión le voy a dará yendo a las cuatro de la tarde a una cafetería con una falda de cuero —
— Todo te queda de puta madre, Horacio. Si ese tipo se pone de mal rollo por tu ropa, no vale la pena — Sus labios se curvaron en una mueca, lleno de amargura.
— Ya...pero, no tiene nada de malo quererme ver presentable para mí, ¿verdad? —
Sus ojos se conectaron unos segundos, y el silencio fue interrumpido por una exhalación, seguida por una pequeña sonrisa de el mayor.
— Entonces te acompaño a comprar ropa — Decidió, levantándose de su lugar.
Retuvo un gritito de emoción, levantando los brazos con una enorme sonrisa — ¡Vamos! —
— ¿Para mí? — Se apuntó a sí mismo, incrédulo.
— Por supuesto, las he traído para ti. Un pequeño regalo de mi parte — Extendió los brazos, casi pegando el detalle tan lindo sobre su pecho.
— Pues te lo agradezco muchísimo, son preciosas — Sonrió, mirando aquel arreglo floral, sintiéndose alagado por recibir un regalo tan cursi.
— Yo también puedo hacer eso — Murmuró con fastidio, apoyando los brazos en la mesa.
— Son lirios azules. Pensé que te gustarían —
— Y no te has equivocado — Abrazó el ramo junto a su pecho, y sus ojos llamaron la atención de el mayor. Brillaban con honestidad, y la peculiaridad de los mismos era casi hipnotizante.
El pálido hombre llevó una mano a su nuca, estando notoriamente nervioso. Gustabo bajó levemente sus lentes oscuros, asqueado por el tono tan rojo que cubría las orejas de el 'ijoputa que había invitado a su amigo a ese lugar.
— Ahm, t-también quería decirte que te ves muy bien hoy — Horacio dejó el ramo en la mesa, cuidando que no se dañara — Bueno, esa noche también, quiero decir...ya sabes, hoy más, no significa que antes no, solo- —
— Tranquilo, te entiendo — Dijo entre risas, quitándose el saco ante la mirada atenta y casi fija de dos personas en específico — Me vestí especialmente para hoy —
Su amigo le había aconsejado lucir aquella tarde con su marca personal, la cual se caracterizaba por resaltar. Al lado de un hombre pulcro y alineado vaya que cantaba un tipo tan extravagante y colorido, pero no pensó que a el hombre en cuestión le gustaría eso también.
No es que Gustabo quisiera sabotear la cita de Horacio, claro que no, solo quería saber si ese sujeto era un buen partido para él...a base de ridiculizarle y buscar un aspecto negativo del mismo, solo para asegurarse.
Se cruzó de brazos en su lugar, tratando de escuchar solo a el par que le importaba en el restaurante. Su posición en el local había sido planeada meticulosamente, ¿cómo?, viendo por la ventana y tomando una de las mesas cercanas, arriesgando su imagen publica como el hijo y sobrino de las figuras más importantes en la policía, a ser el mayor cotilla de Los Santos. ¿Pero qué no haría por Horacio?.
Viktor jugó con sus manos debajo de la mesa, mirándole de reojo ya un poco más sereno.
— Espero no haberte molestado con una invitación tan repentina. Solo quería, pues, pasar más tiempo contigo —
— No te preocupes, no suelo salir a algo tan normal todos los días. Un descanso de el alcohol y el humo en un lugar tan cerrado no viene mal —
El contrario asintió, apoyando sus brazos en la mesa mientras una pequeñísima sonrisa aparecía en sus labios.
Sin poder evitarlo sus cejas se contrajeron con una evidente irritación. Tenía que hacer algo ya mismo, porque el presentimiento en lo profundo de su pecho de que si no actuaba todo se vendría abajo, no paraba de gritarle en los oídos.
— Señorita — Llamó a una joven camarera que atendía a la mesa de enfrente; ésta se acercó con una expresión amable, sacando su bloque de notas, mientas Gustabo se abanicó el rostro con la carta del menú — ¿Me puede hacer un favor?, ah, y quiero una ensalada de macarrones con atún —
JSBSJS, perdón por lo corto, pero calma, va a haber segunda parte let's fucking gOO
Ejem, hi~
Que tal?, espero que todo genial
No hay mucho que decir, solo, será que Volkov se queda con el minito acá también?
Digo
Hasta la próxima semana, si no me agarra otro bloqueo /wink
Ciao.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top