Capítulo 3

Nos miramos un segundo.―Luna, sé que todo esto no es fácil de digerir, pero debes hacerlo. Debes ver la realidad, darte cuenta de que el mundo en el que vivías no era real, sólo era un muro separandote de tu verdadera vida, de tú origen.―Inspiró profundo.―De tú destino.

Separé la mirada y miré hacia otro lado, en silencio. Él chico suspiró y continuó conduciendo el auto. Esperen, el chico, no sabía su nombre, él sabía el mío...¿Cómo?

―¿Cómo sabes mi nombre?.―Pregunté.

―Cada Elegido tiene un protector asignado. Yo fui asignado a ti en el momento en que naciste.

―Espera,―Dije tratando de entender―Entonces, ¿No estaba a tú disposición si querías o no? Es decir, eras pequeño, ¿No? Cuándo te asignaron a mí. ¿Era obligatorio?

Asintió.―Al principio, sí. Pero me entrenaron desde que nací, así que cuando tuve la edad de decidir acepté el riesgo y el cargo. Además de que me gusta el riesgo cuándo está en mis narices.―Me lanzó una mirada, y pude notar el brillo en sus azules ojos. Un brillo que no logré entender o distinguir.―Sé tu nombre, por que, cómo sabes ya, soy tú protector y como tal debo saber todo de ti: Tú vida, nombre, ocupación, edad, padres...

―Bien...―Eso sonaba sádico, que él supiera todo sobre mí y que yo lo haya conocido apenas hace una hora. Es más, creo que ni siquiera lo conozco, apenas he hablado con ese chico tan misterioso que sólo frunce el semblante a cada tanto.- Entonces,¿Qué edad tengo?

―17.

―Demasiado fácil.―Dije.―¿Cuántas amigas tengo?

―Dos: Sasha, Émile.

―¡Oye! Sus nombres era mi siguiente pregunta.―solté mientras él negaba  con burla. Vamos, otra cosa.―¿Escuela?

―Preparatoria Westton High.

―¿Grado?

―Tercero de preparatoria, un año más y vas a la universidad.

Abrí los ojos con sorpresa. Eso si que parecía sádico.― ¿Como crees que soy?.―Eso si que era difícil. Dudaba de que la pudiera siquiera responder. Aunque él sabe todo sobre mí...

―No eres una puta sin cerebro, eso si,-Apunta, lanzándome una mirada―Eres el tipo de chica promedio de calificaciones normales, antisocial, que se la pasa leyendo libros y suspirando por el chico popular, este...¿Luke Callahan?―Dijo con ironía, cómo si yo fuese una chica típica de los suburbios que sólo se la pasa estudiando y leyendo o con sus hermosas amigas que sí son sociales y populares.

Wow, duele tan sólo recordarlo.

Me crucé de brazos enojada y miré hacia la ventanilla.― Acabaron los preguntas.―Grazné.

Pasó media hora en la cuál nos manteníamos en silencio, el conduciendo y yo por mi parte sintiendo los párpados pesados. Bostece, y cerré los ojos por la pesadez que sentía en ellos y me dejé llevar por el sueño.

Estaba en un lugar oscuro, más bien el vacío, todo estaba completamente negro. No podía ver nada. Me sentía cómo un ciego, el cuál no encontraba rumbo qué seguir. Caminaba perdida, en la nada cuando de repente, de un segundo a otro apareció un punto de luz, muy pequeño. Se va haciendo más grande a medida que se acerca, gigante,tan gigante y cegador. Luego, ya nada está oscuro. Todo es claro y brillante.

Me encuentraba en un campo de batalla, muchas personas tiradas en la arena, muertas. El cielo oscuro, y el sol tan cerca de este extraño lugar, que es una suerte que no nos hayamos achicharrado. La luna estaba a la izquierda tan brillante y pura, pero de repente se vuelve roja, como la sangre y empieza a gotear ésta misma. Me asusto ante tal cosa y corrí con temor.

Miré hacia atrás y el campo de batalla ya no estaba allí, sin embargo, una pradera repleta de flores silvestres. Me acerqué, pues ví  personas allí acostadas. Mis ojos se abren, tanto que en un segundo podrían salirse de mis cuencas. Mis padres están allí y mi hermano también. Bañados en sangre y muertos. Lágrimas salieron  de mis ojos y di un paso atrás asustada de lo que tenía  frente a mí. Tropecé con algo y me di la vuelta y volvi a ver lo mismo, personas yacían amontonadas en el verde pasto de la pradera bañados en sangre. Muertos. Ahogué  un grito ante lo que mis ojos veían.

―Esto es lo que pasará si no te entregas a mí.―Dijo una voz profunda. Giré la cabeza por todos lados buscando encontrar el dueño de la voz. Corrí asustada por aquella voz siniestra. Hasta que escuché mi nombre.

Luna. Luna. Luna...

―¡Luna!―me zarandeó él chico de ojos azules.

Abrí los ojos y lo miré y senti como el miedo volvía a mí de nuevo. Lo tomé  de los hombros con fuerza.

―Está bien, estás bien. Sólo fue una pesadilla.―Me soltó y me hundí en el asiento. No era sólo una pesadilla, se veía tan real...―Además, ya llegamos.

―¿Adonde?―Pregunté mirando por la ventanilla el lugar.― Sólo hay árboles frondosos y bosque y más bosque.

―Eso es lo que tú crees.-Dijo para después bajar del auto. Abrí la puerta y antes de salir tomé mi bolso que estaba en el asiento de atrás. Luego, salí y ví  al chico parado esperando por mí. Suspiré y cerré  la puerta del auto, siguiéndolo mientras caminaba adentro del bosque.

Lo alcancé con el bolso a rastras.―Hey, nunca me llegaste a decir tú nombre.

Me lanzó una mirada.―Soy Jonathan.―Me miró con suspicacia. Bueno, ese chico ya tenía nombre.

―Oh. Y, ¿Tu edad? Por que supongo que no pasas de veinte y tantos.

―19, aunque en Helves nadie tiene...Edad.

―¿Que, no qué? ¿Y cómo sabes que tienes 19?―Me lancé  el bolso al hombro.

―Solo calculé el año que aterricé  aquí en la Tierra. Según aquí en la Tierra, nací en 1995, es decir, el año en el que vine de Helves a éste mundo pero en Helves nací hace siglos.

―¿Como?―¿Que?

―Como ya dije antes, la Galaxia Andrómeda está a 2,3 millones de años luz. Es decir la unidad de distancia. Por lo tanto duras millones de años viajando hasta aquí.

―¿Y cómo no envejeces?

―Cuando viajas a la velocidad de la luz, experimentas el tiempo de una forma menos acelerada, es decir, mientras viajas a la velocidad de la luz desde Andrómeda hasta aquí el tiempo para ti es lento, se contrae.―Dijo mirándome.―Mientras que en Tierra no pasan del mismo modo, se acelera. Podrías notar por ejemplo qué la Tierra está en el 2014,¿No? Si estás en Andrómeda y luego aterrizas aquí, ya no será el mismo tiempo. Habrían pasado en la Tierra 2.400.000 años, mientras que tú sólo experimentaste  quizás unos diez años más o menos.

―Wow, y,¿Entonces yo en realidad no tengo 17? ¿No tengo...Edad?

―Demasiadas preguntas para un día, ¿No crees, Luna White?.―Sonríe de lado.

―Soy un poco curiosa, además, tengo derecho a saber si soy un alienígena.- Dije con ironía.

―No somos alienígenas, Luna.―Me miró fulminante― Somos una especie, como en este planeta y cualquier otro.

―¿Ah, sí? ¿Y qué tipo de especie? Por que humanos no es la palabra para definirlo―Dije enojada. No era justo. No era justo que yo tuviera que ser esto, y no una humana. No era justo que mi vida sea justo como lo era en aquel momento.

No contestó a eso debido a que él sabía que yo estaba enojada.

Caminamos por el bosque, adentrándonos más a éste. Pero no entendía, sólo caminábamos y caminábamos  sin parar. Sin ir a un lugar en específico.

―Aquí.―Dice parando en seco, yo hice lo mismo. Sólo que tarde, provocando que mis pies tropezaran con una rama, cayendo al piso. Lo bueno era que el bolso me sirvió para amortiguar la caída.

―Jonathan, no veo nada. Sólo una pared rocosa.―Y era cierto. Estábamos frente a una pared irregular rocosa, a los dos lados habían dos robles altos.

Jonathan caminó hacia la pared y buscó con las palmas en la pared a tientas. Segundos después encontró no sé que cosa, pero me acerqué y vi que había encontrado una pequeña roca irregular que no calzaba tan bien cómo las demás rocas. Éste impulso con la mano la roquita y de repente la pared antes rocosa se convirtió en una abertura a algún pasadizo desconocido.

―Wow, esto es... ―Jonathan me miró con una sonrisa ladeada- Fantástico.―Dije maravillada ante lo que estoy viendo. Es totalmente increíble, nunca vi algo de esta forma.

Jonathan alzó su mano hacia mí,―¿Vamos?―Dijo y tomé su mano.

―Vamos.―Y entramos al lugar desconocido y nuevo para mí.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top