Capítulo 22


— ¿Lista?

Con una respiración profunda y mirando mi reflejo en el espejo, asentí. Estaba lista para volver. Volver a mi pasado, a los recuerdos y a la profunda tristeza. Parte de mis cosas me esperaban fuera.

Miré a James cuando me voltee hacia él. Y trate de sonreír, en cambio una mueca lo sustituyó y las lágrimas no pudieron ser contenidas, y los sollozos salieron al aire, fuera de mí y sentí como se me hacía un nudo en la garganta, y como me apretaba con fuerza y me dejaba sin respiración.

Sentí sus brazos alrededor de mí, apretándome con fuerza hacia él y susurrándome que todo estaría bien, pero no era cierto. Todo estaba mal, estaba cada vez peor.

Me alejó de su reconfortante pecho y me miró a los ojos y luego a mis labios, y por un momento pensé que iba a besarme.

Me equivoqué.

—Escucha. Cambio de planes, ¿bien? Julia estará contigo. Se supone que las dos son primas y que vives con ella, —me miraba con atención— todo estará bien. No nos separaremos, Luna. Estaré cerca de ti y voy a protegerte.

—Se supone que ese es el trabajo de Jonathan— miré mas allá de su hombro, tratando de tranquilizar mis sollozos.

Sentí como sus músculos se tensaban y como su quijada se endurecía, sus ojos miraban más allá de mí. Sus pensamientos lo llevaban lejos de mí y de todo lo que nos estaba rodeando.

De pronto, como si hubiera vuelto en sí, me miro y metió un mechón de mi pelo detrás de mi oreja—, si... el también está incluido en el paquete— su voz denotaba algo de rencor.

—Vamos.

Caminamos fuera de aquella habitación y nos dirigimos hacia el túnel oscuro que nos guiaba a la copia exacta de la biblioteca de la base.

Allí estaban todos, esperándonos. James camino lejos de mí yendo hacia Brock y saludándolo. Isamar lo miro con una sonrisa y le saludo también. Julia estaba alejada del grupo, con una tableta inteligente, sumergida en lo que estaba haciendo, sus lentes siempre más grandes que su rostro. Y Jonathan. Este me miraba con fijeza y sin parpadear, un halo de misterio y belleza en toda su persona. Y en ese momento, solo me estaba preguntando que pensaba aquel chico de mirada oscura y rostro impertérrito.

— ¡Bien! Están todos aquí— anunció Brun con su sonrisa de permanente condescendencia.

Me crucé de brazos—, ¿y los demás helvecios? Ellos merecen saber que está ocurriendo—, dije mirándolo.

—Ellos ya lo saben, querida. Lo anuncié ayer, durante la cena en el gran salón— caminó de un lado a otro, con sus manos posadas detrás de su espalda, dándole un aire de sabio profesor—. Y, al parecer se muestran de acuerdo con el plan.

— ¿Y por qué yo no estaba allí cuando fue anunciado? Se supone que debo estar al tanto de todo lo que ocurra aquí— estaba algo enojada, y no era por lo que hicieron sin avisarme. Me enojaba el hecho de que me ocultaran cosas, si me ocultaron eso pudieron haberme ocultado muchísimas cosas más.

Pero Brun se acercó a mí y toco mi hombro, mirándome sin culpas y con una falsa sonrisa—, perdóname, querida. Pero estabas demasiado ocupada pensando en el plan. Y no te culpo, claro que no.

Alejé su mano de mi hombro con brusquedad y lo miré a los ojos— odio que estén ocultándome cosas—, dije en susurros, de modo que solo el escuchara. Luego me dirigí a todos los demás, advirtiéndoles—. Si me están ocultando algo, díganlo ahora. Porque no quiero estar con alguien que miente y es hipócrita. Si quieren que haga esto, dejen los secretos fuera. Eso es lo único que estoy pidiendo a cambio.

Cada uno de ellos me miró en silencio. Ninguno dijo nada. Pero sabía que me estaban ocultando algo.

—Bien, al parecer ninguno tiene nada que decir al respecto.

—Luna— empezó James mirándome, pero lo enfrente con mi ceño fruncido y se cayó de inmediato.

—Querida...

—No. Todos ustedes me tienen harta. Exigiendo algo que va más allá de mí. Exigen mi poder, lucha y sacrificio. ¿Y ustedes qué? No les he pedido nada hasta ahora, he asentido sin rechistar a todo lo que me han pedido y solo les pido algo tan simple como respirar y no pueden darme eso.

Tranquila, niña. No nos conviene tus estupideces justo ahora. Acata el plan, que es muy simple.

—No es tan simple como dices— dije a mi mente.

— ¿Perdón?— intervino Brun, mirándome con extrañeza. Lo ignoré y traté de permanecer en la conversación con ella.

Eres demasiado rebelde y tonta. Todos ellos te mienten, incluso tu les mientes a ellos ¿acaso les has dicho sobre la voz en tu cabeza? No pidas que no sean hipócritas contigo cuando tú, en primer lugar lo eres con ellos. Les mientes, todos se mienten mutuamente. La única que sabe la verdad de todos y todo soy yo.

—Pero, ¿Qué dices?

Entenderás con el tiempo, niña. Acata las órdenes y no armes un espectáculo cada vez que descubres una mentira o algo que no te agrada.

Todos me miraban atentos a lo que estaba ocurriendo. Luna White hablando consigo misma, una loca. Julia sonreía y escribía con rapidez en su tableta.

—Necesito saber cómo llamarte— le dije a ella—, ¿Cómo puedo hablar contigo cuando quiera?

No funciona así, niña. Estaré siempre cuando sea necesario y para tu bien.

—Pero... necesito saber tantas cosas, y hay poco tiempo.

Lo sabrás con el tiempo, Luna. Tranquila.

—Pero...

Pero ella se había ido, y estaba sola. Sentía mi mente sola y oscura, y como el dolor llegaba a mi cabeza.

— ¿Qué fue todo eso?—, dijo Brock mirándome atónito.

Los miré a todos sin saber que decir.

Julia fue quien se acercó a mí y me miro con una sonrisa en el rostro—, háblanos de ella, Luna.


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