Capítulo 14
La miré sin comprender, ¿Como podía destruirlo todo, si apenas conozcia mi poder? ¿Como... si era tan insignificante? ¿Acaso vio peligro en mí después de que le hice daño? Aunque era entendible, no todos los días alguien te lanza cómo trapo hacia un árbol rompiendo todos tus huesos como papel.
Yo no lo entendía, pero ella sí, ella siempre lo supo, sólo que yo no lo quise entender desde un principio, no lo quise ver, y ahora me arrepiento tanto.
Isamar me sonrió tratando de tranquilizarme, yo en cambio le miré tratando de disimular mi ignorancia sobre lo que ella en ese entonces entendió al segundo y yo no.
―¿Y... por que no me trasladaron aquí cuando me encontraron en el bosque? ¿Que era aquel lugar en el que estaba recuperándome?
Isamar hizo una mueca, negativa a decirme, pero luego lo hizo ―Esa es la enfermería, exclusiva sólo para las personas cómo tú.
―¿Como yo?
Ella asintió ―es decir, las personas con privilegios, ya sabes, como eres la ultima de los elegidos, no iban a ubicarte en un cuartucho público de enfermería donde todo el mundo se recupera, ya sea de una enfermedad contagiosa o una herida mortal o lo que sea.
Una punzada de dolor me sucumbió en el pecho. A ella la dejaron allí, en aquel cuarto de enfermería, incómoda y maltrecha, mientras que a mí me habían puesto en una habitación exclusivamente para mí, con acondicionador de aire y ella, con el calor notandose a leguas con tan sólo entrar en la habitación, el caliente te atacaba desde todos los ángulos.
Incluso sabiendo que fui yo quien la dejó en aquel estado, no la cuidaron o trataron como debería, en cambio yo, que fui la culpable de todo, me acomodaron lo mejor que podían y eso me hervía en la sangre. Era injusto.
Al notar mi silencio ella le restó importancia a la situación, tratando de que yo me sintiese mejor, pero nada lo hacía ―hombre, Luna, vamos. No es para tanto.
Asenti sin convicción. Le dije que debía irme y ella asintió sin chistar. Salí de allí y vi a Jonathan caminando hacia mi por el pasillo contrario al que yo iba. Me alcanzó y se puso a mi lado caminando al mismo ritmo que yo.
―Brun quiere hablar contigo.
Ni siquiera lo miré, por que sabía que me recordaría a la discusión que más temprano habíamos tenido. Por que sentía coraje para con él y no soportaba el pensamiento de que yo pensase tanto en él.
―Es justo allí a donde voy. ―Dije no muy convencida, no era allí a donde justamente iría. Ni siquiera sabía a dónde iba, pero no me iba a ir mal con reclamarle a Brun sobre la igualdad de condiciones en la base. Ya que, eso de tener favoritismo conmigo solo por que era la que se sacrificaria no significaba que tuviera que tratar a los demás cómo si fuesen algo inferior a mí. Eso no era justo.
―¿Que hacías en el ala de enfermería?
―Decidi visitar a Isamar, ya sabes, dicen por ahí que es egoísta pensar sólo en tu pellejo cuando eres tú el culpable de lo que les causas a los demás. ― escupi con enojo.
Por primera vez desde que me encontró en el pasillo me miró, pero no enojado, si no culpable, arrepentido ―Luna...
―No. Me lo dejaste muy en claro, soy mala persona. Y se supone que las buenas como tú deben tenerme odio. ¿Me equivoco? ―solté con ira contenida. No soportaba el odio de él hacia mí, tan sólo quería... quería saber, comprender por qué, por qué.
Abrió la boca varias veces para responder, pero no salía una silaba de sus labios, nada. Enojada caminé casi corriendo hacia la biblioteca, dejándolo atrás. Abrí las dos grandes puertas que la componían y me acerqué al despacho sin puertas donde Brun yacía caminando de aquí para allá, con una mirada que nunca llegué a ver en él, una mirada que no supe en aquel momento cómo definirla. Brock se encontraba sentado en uno de los muebles liando un cigarro junto a James, quien miraba sus manos, ajeno a lo que pasaba a su alrededor. Por eso me encantaba tenerlo como amigo, cómo con tan facilidad se perdía en su propio mundo.
―Luna― dijo James dandose cuenta de mi presencia, se acercó a mí y me abrazó con fuerza. ―¿Estás bien?
correspondi a su abrazo, extrañandolo ―sí, estoy bien.
Nos separamos y me sonrió. Brun captó mí presencia y sonrió pero no llegaba a sus ojos. ―Luna, querida. Has llegado, ¿Cómo te han tratado en la Habitación en la que te recuperabas? espero que bien.
De pronto recordé lo que Isamar me había revelado. De que la Habitación era sólo para personas con privilegios.
Traté de ocultar mí enojo, pero es que era injusto lo que estaban haciendo, a mí me pudieron haber trasladado a la misma habitación que Isamar, e incluso a ella, quien fue la víctima en todo esto, la descuidaron y yo, que fui la culpable, me servían todo en bandeja de plata. No estaba bien.
―Ah, sí. Perfectamente. ―Sonreí con fingido calma ―sólo que hay cosas que deberían ajustarse, ya sabes. ―Caminé hacia él y me puse frente a su persona ―cómo, por ejemplo, dejar los favoritismos, que por supuesto no deberían darse en un lugar al que supuestamente llaman justo. Deberían tratarse a todos por igual. ―Dije lo último con fuerza. Escuché a alguien toser y di media vuelta, notando a Isamar en silla de ruedas y Jonathan detrás de ella, ayudandola a llevarla dentro del centro de la biblioteca.
Me miró y me indigné aún más. Ella merece que le traten mejor, merece más ―Luna, por favor. Déjalo así, no tiene importancia.
―Claro que la tiene, ―justifiqué a mí defensa ―mientras yo estaba en una lujosa habitación, en la estúpida Habitación, tú estabas pudriendote en aquel lugar al que llaman enfermería. Se supone que tú eres la que está herida, yo no. Se supone que eres tú la que necesita de cuidados, yo no. ¡Y lo peor es que fui yo la culpable de dejarte así! ¡Y aún así me trataron mejor que a ti! ¡Sólo por ser la estúpida elegida! ―tomé aire y traté de calmarme, pero no podía. James se acercó a mí y tocó mí hombro tratando de dejarme dicho que me detuviera pero no lo hice. ―es injusto que te hayan tratado de esa forma. Debería haber igualdad de condiciones, lo exijo.
Brun me miró y se notaba a leguas que quería estrangularme. ―No se puede hacer eso, Luna.
Solté una carcajada ―¿A, no? pues empieza a buscar a alguien más para salvarte el pellejo por que yo no lo haré si no cumples con lo que yo pido. Y es bastante sencillo lo que quiero y por favor, ―Lo miré retadora ― todos aquí quieren lo que estoy pidiendo. Igualdad de condiciones, o eso o no tendrás a tú elegida.
Luego de eso traté de salir de allí pero Jonathan no me lo permitió. ―Estoy cansado de que luego de que dices algo tengas la insolencia de irte cómo sí tuvieras la última palabra y eso, no es lo que tienes. ―Dijo Brun enojado, suspiré y me voltee hacia él. Sonrió con hipocresía y rodeó el escritorio y sentó en la silla. Los demás nos sentamos, bueno, menos Jonathan, quién se mantuvo con los brazos cruzados ―así está bien. Bueno, perdimos tiempo gracias a ti, querida ―se refirió a mí con la mirada, cruzó sus manos en el escritorio ―sobre lo que vamos a tratar ahora es sobre ti, Luna. Sobre tú poder. Brock ―le hizo un movimiento de cabeza en su dirección y éste asintió.
―Bien, pudimos investigar un poco sobre lo que le hiciste a Isamar y cómo lo hiciste ―miré a Isamar y sentí culpa, nuevamente. Cómo sí ésta hubiera estado dispuesta a romperme cada vez que quería. Brock prosiguió ―bien, sí, tú poder es mental, pero no sólo eso... ―Suspiró ―hay algo más pero...
―Pero, ¿Qué? ―pregunté interrogante.
―Eso sólo lo sabe otra persona.
―¿Quién? ―pregunté nuevamente.
Jonathan fue quién habló, después de tanto tiempo de silencio ―la persona con más capacidad cerebral de la base. Julia Miles.
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