Capítulo 10
•James en la fotografía•
Había pasado una semana, en la cuál la había pasado con James. Con el tiempo que pasé con ese chico de rulos castaños me había dado cuenta de que él era dulce, gracioso y gentil. Teníamos mucho en común, y era el tipo de persona incomprendida de toda la base, sólo yo le entendía.
Desde aquel día en el que me escapé al bosque no había oído ni visto a Jonathan. James me dijo que él era así, sólo jle importaba él mismo e Isamar, era comprensible, es decir ¿Como no importarle, si era su mejor amiga?
Tampoco continuamos con el entrenamiento, ya que lo habían aplazado para darme un respiro, según Brock, para digerir todo lo que me había pasado.
Estaba en mi habitación dibujando a... Dibujando. Sí, tan sólo mencionarlo me daba vergüenza, pero es que él era un idiota. Odiaba pensar en ese chico, él sólo era un pretencioso narcisista. No sé cómo, pero no puedo dejar de pensar en él, tan sólo... No podía dejar de pensar en sus ojos azules cómo el cielo, y profundos, cómo si ocultasen algo... Su pelo enmarañado cayendo desenfadado en su frente, y su sonrisa ladeada y segura de sí mismo. Ugh, le odiaba. Jonathan era un tonto.
Escuché que tocaban a la puerta, así que me dispuse a abrir. Hablando del rey de Roma. Tenía al mismísimo Jonathan frente a mí, su rostro serio, mirando un punto equis del pasillo.
Me crucé de brazos Apoyándome en el umbral de la puerta.
―Vistete, tu entrenamiento continúa. ― dijo con voz tosca, sin mirarme el muy idiota.
Asenti con la frente en alto y antes de entrar a la habitación me volteé hacia él ―Ah, y no me esperes. James me viene a buscar, me iré con él.
Su mirada indiferente se tornó a una incrédula ―¿James y tú... Son amigos?
―Si, y por favor, vete. Quiero ver tu cara lo menos posible. ―¡Bam! Ahí, justo ahí quería dar. Sus manos se convirtieron puños a sus costados, su quijada se endureció, apretando los dientes y provocando que una vena sobresaliese en la base de su frente.
Caminó sin decir nada más y yo por mi Parte me dispuse a vestirme con una sonrisa victoriosa surcando mis labios.
Veinte minutos después caminaba junto a James por él bosque. Llegamos al lugar indicado. Vi a Brock fumando un cigarro apoyado del tronco de un sauce; Isamar y Jonathan a un lado hablando en susurros bajos, con sonrisas en sus labios. Parecían todo menos amigos. Sentí un retortijón en la boca del estómago al verlos. Ella era hermosa, su pelo rojo brillando a la luz del sol, sus ojos grises y labios carnosos y con un cuerpo de muerte. Era comprensible que a Jonathan le gustara. Los dos son guapos, hacen una bonita pareja, en cambio yo, con mi pelo común castaño, mis ojos azules oscuros, no cómo los de James o los de Jonathan, mis labios para nada carnosos y mi cuerpo demasiado delgado para mi gusto... ¿Por qué acaso me estaba comparando con ella? No sabía que me estaba pasando últimamente. De seguro era el cambio de clima o el giro que tomó mi vida, no lo sabía.
―... Y así fue cómo caí de aquel edificio de diez metros, la señora me gritaba... ¿Luna? ¿Acaso me has estado escuchando? ―replicó James mirándome. Le miré sin comprender y luego miró hacia donde yo antes miraba con la cabeza perdida en mis pensamientos locos. Soltó un suspiro. ―Luna...No me digas que es por él.
―Es que no soporto que él sea mi protector. Debiste ser tú y no Jonathan.
Sonrió ―descuida, no importa si soy o no tu protector. Siempre estaré contigo, Lu. ― me rodeó con sus fuertes brazos por los hombros y besó mi mejilla, provocando que yo me sonrojara.
Nos acercamos hacia el trio y Jonathan nos miró con recelo. James me abrazó a él aún más fuerte.
Isamar nos miró de soslayo, cómo si hubiera tratado de descifrar algo. Yo sólo me encogía en mi lugar, que era en los brazos de mi nuevo amigo.
―¿Te encuentras bien? ―preguntó Brock tirando el cigarro que llevaba fumando en los labios al suelo. Asenti y éste sonrió. Sentí cómo cierta empatia surgió entre nosotros dos.
―Bien, debemos comenzar ―dijo Isamar mirando a cada uno de nosotros.
―¿Como comenzar, si ni siquiera sabemos en qué es buena? ―atacó Brock cruzándose de brazos.
Isamar soltó un suspiro exasperada. ―¡Bien! ¿Y qué propones, oh maestro sabedor de todo? ―dijo irónica.
Brock en cambio soltó una suave carcajada. ―Hacer lo mismo que hicimos la primera vez, dar con todo hasta ver en qué ella es capaz.
―Estás loco, ¿no? Tardaríamos mucho tiempo y eso es lo que no tenemos―Habló Jonathan por primera vez, provocando que yo centrara mi atención en él. Éste me divisó dándose cuenta de que yo le había mirado, avergonzada alejé la vista.
―No entiendo, Jonathan si fuiste tú quién lo propuso la primera vez. ― atacó James.
Jonathan lo miró fulminante e inspiró con agresividad. ―Bien, como sea.
Miré a James y él en me sonrió inspirándome confianza. Nos separamos e Isamar me indicó que corriera con Brock. Y nuevamente él me ganó, al parecer no soy lo suficientemente rápida. Peleé con Isamar y me dio tantos golpes que ni siquiera sabía si siquiera podía mantenerme en pie, y es que no podía, me era arduo el trabajo de tratar. Escupi la sangre que llenaba mi boca.
Isamar de vez en cuando me miraba a muerte y yo sólo podía encogerme en mi lugar asustada. Eran las cinco de la tarde más o menos y todavía no se sabía mi capacidad, Isamar me quería matar, con tan sólo verla me daba cuenta. Me gritaba exasperada, Jonathan por supuesto estaba allí tratando de tranquilizarla el muy estúpido.
Brock y James sin embargo me tranquilizaban diciéndome que era normal lo que me pasaba, es decir, el no saber todavía mi poder.
James se apoyó en el tronco de un sauce y Brock se acercó a Jonathan para hablar con él. Yo sólo miraba a Isamar desde mi lugar, ésta pateaba la tierra hablando entre susurros para ella misma. De un segundo a otro me miró con enojo y sacó el cuchillo que llevaba en la cinturilla de su pantalón de entrenamiento.
Sentí cómo el miedo recorría mis venas, dándome cuenta de lo que iba a pasar. Articulé un no asustada y di un paso atrás. Ésta lanzó el cuchillo hacia mí y luego todo fue tan lento.
El cuchillo llegó rápido hacia mí pero de pronto paró con agresividad flotando frente a mí rostro a unos centímetros, la punta del cuchillo rozando la punta de mi nariz. Solté un grito asustada y el cuchillo de pronto cayó al suelo terroso del bosque.
Isamar abrió lentamente la boca. Sus ojos denotaban sorpresa. Luego miré a los demás y me di cuenta de que ellos habían visto todo lo que hace segundos había pasado. Me miraban con sorpresa, asustados.
Y no sabía por qué, yo no había hecho nada, sólo... Sólo...
―¿Cómo... Cómo hiciste eso? ―preguntó Isamar con un deje de curiosidad y advertencia.
Di un paso hacia atrás y sentí mis piernas temblar ―Yo... Yo no lo sé.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top