Capítulo 2
Capítulo 2.
— Así que tú eres la famosa Bridget. ― Fue lo primero que dijo la chica que estaba delante de otras dos que no pude ver.
— ¿Y tú quién eres? — Preguntó mi amiga un poco a la defensiva.
— Tú eres la chica con la que Finn salió ayer, ¿Cierto? — Pregunto la otra chica dando un paso al frente.
Y por primera vez las pude reconocer, eran las amigas de Montse Chalamet, no tan populares como ella. En ese momento entendí todo, tenía razón cuando dije que aún estaban juntos... ahora mi amiga estaba metida un problema muy cabrón.
— Ella no tiene nada que ver en todo esto. — Hablé rápidamente. No sabía cómo se supone que saldríamos vivos de esta pendejada.
— No venimos a pelear, sólo queríamos decirte el tipo de basura que es Finn. — Respondió la mismísima Montse abriéndose paso entre sus dos amigas. — Todo este tiempo nos ha estado engañando, yo soy su novia, su exnovia... No pretendo desilusionarte, pero está más que claro que alguien que se hace llamar hombre no le sería infiel a su novia de 3 años, no deberías hacerle caso.
Sin más que decir tomó de la mano a las dos chicas y fue directo a la cafetería.
— ¿Qué acaba de pasar? ― Murmuró Cole.
― No sé...
Volteé a ver a mi amiga y pude notar como sus ojos estaban cristalizándose.
— Brid... ¿Quieres ir al baño?
Ella simplemente se levantó y como si estuviera hechizada, camino en línea recta haciendo que los demás alumnos se quitaran para dejarla pasar.
— Va por él. ― Fue lo último que dije antes de ir tras ella y poder detenerla antes de que hiciera alguna pendejada.
A diferencia de ella a mí no me dejaban pasar por lo que choqué con varios hombros tratando de no perder de vista a Bridget. Sabía que iba a cometer una pendejada y yo debía de estar así para hacerla entrar en razón.
Ella seguía caminando sin importarle que yo le gritara, vi al grupo de Finn a lo lejos, empecé a caminar más rápido.
Cuando por fin pude alcanzar a mi amiga, está ya estaba enfrente del chico.
Desde ahí todo pasó muy lento. Finn la volteó a ver sin darle importancia pero Bridget alzó la mano para estamparla en su mejilla derecha. De pronto todos lo que estaban alrededor voltearon a ver la escena y comenzaron a reír.
Tomé de la mano de mi amiga para sacarla de ahí.
— Mierda.
Miré a la castaña que estaba alado mío y pude notar como en sus ojos se empezaban a acumular lágrimas.
— Ya pasó.... —Fue lo único que pude decirle.
Ambas caminamos en silencio hacia nuestro respectivo salón. No sé qué tanto va a afectar esto mañana.
[***]
En la hora de la salida, como siempre me tocaba esperar a Tom en frente de la escuela ambos salíamos al mismo tiempo pero él siempre encontraba la manera de salir veinte minutos después de mí.
Estaba bajo un árbol grande con flores de un color rojo intenso. El clima había cambiado abruptamente para cambiar a un día nublado y con un poco de brisa fresca.
Me quedé mirando la puerta principal de la escuela cuando me di cuenta de que la chica que había provocado todo el alboroto del recreo iba saliendo junto a su hermano. Ambos se despidieron y fueron por caminos diferentes.
Cuando sus amigas se pararon enfrente de nosotras realmente pensé que querían provocar una pelea entre Montse y Bridget, pero cuando ella habló, hizo que cambiara un poco mi manera de verla. Ya que no cualquier chica tendía la mente lo suficientemente clara después de enterarte que tu novio te fue infiel para le avisara a la otra chica que clase de tipo era.
— ¿Esta lista? — La voz de Tom mi asusto provocando a que diera un pequeño grito. — Vamos, ya sé que es una suerte de que alguien tan guapo como yo te hable, pero no es para tanto.
— Cállate idiota, es todo lo contrario. Me asusta pensar que mis amigos son tan feos, teniendo en cuenta de que nos juntamos con personas parecidas a nosotros.
— ¿Eso quiere decir que la estás diciendo feo a Cole?
— ¿Qué? No, yo...
— Entonces le estas diciendo guapo
— Basta, se te hace tarde para ir a trabajar.
— Maggie, nunca pensé que estarías tan roja por solo hablar de un chico.
— No tan roja como cuando ves a Amandla Stenberg.
Desde que conozco a Tom siempre me había dicho lo enamorado que estaba de una chica de su salón llamada Amandla, según sé, nunca le había dirigido la palabra (A excepción de un par de veces con excusas tontas).
Tom me tapó la boca con su mano mientras volteaba desesperado alrededor.
— Cállate Maggie. ¿Y si te escucharon?
Quité con brusquedad quité su mano y giré los ojos.
— No seas tonto Holland, no somos tan importantes como para que escuchen nuestras conversaciones.
— Pero...
— Suficiente Tom... Tardaste mucho, ya debo llevarte a la cafetería.
— Lo dices como si fueras una mamá llevando a su hijo a la escuela.
— Pues así es como se siente.
Ambos reímos y comenzamos a caminar hacia la cafetería, en donde Tom trabajaba de lunes a sábado. A veces lo esperaba hasta que se acabara su turno, pero hoy tenía que comprar las cosas de la despensa.
Llegamos al establecimiento, Tom tomó su delantal y se despidió de mí.
Me acomodé mi mochila para caminar, era muy notorio el cambio de ambiente cuando estaba junto con mi amigo. Tomé mis audífonos, puse música y me fui hasta el supermercado.
Afortunadamente, desde ayer en la tarde tenía el dinero y la lista de las cosas que necesitaba, en la mochila.
Luego de unos 5 minutos de caminar llegue a la puerta del centro comercial. Me dirigí directamente a la paquetería. Saqué la lista y el dinero para dejar mi mochila.
Vi la lista en donde estaba apuntado tomo mientras empujaba el carrito. Y como siempre choqué con uno de los estantes haciendo que un par de latas de sopa de champiñones cayera en al suelo.
Rápidamente recogí cada una de ellas mientras rogaba mentalmente que nadie me hubiera visto.
— ¿Estás bien?
Puta madre.
Miré hacia arriba, a un par de pasillos de distancia vi a un chico rubio agarrando una lata que había rodado hasta sus pies.
— Sí, no importa. — Traté de acomodar las latas para irme y dar la ''platica'' por terminada.
— Tú eres Maggie, ¿cierto?
Miré al chico quien ya estaba a pocos pasos de mí y por fin me di cuenta de que era uno de los amigos de Montse. Tomó unas de las latas que tenía y me ayudó acomodarlas.
— Eh... Sí. ¿Y tú eres...?
— ¿Acaso no me conoces? Soy Austin Butler, vamos en la misma escuela
— Pues, no... No sé quién eres.
— Eso no puede ser posible, creo que debemos de hacer algo al respecto, tomando en cuenta de que te ayudé a recoger todas esas latas, creo que tienes una deuda conmigo.
Comencé a caminar, me agobiaba estar hablando con un ''desconocido'' en un centro comercial.
— Pero no te preocupes, ya sé cómo me la podrías pagar.
— ¿Qué?
— Sal conmigo, el viernes, yo sé paso por ti, te llevaré a lugares que nunca has visto.
― Claro, es más si quieres hasta yo paso por ti.
― Wow... eso no lo esperaba, pero bueno, a las 5, ¿Ya sabes dónde vivo?
— Creo que hay personas que no están hechas para hablarles con sarcasmo.
— ¿Qué?
— Olvídalo, un gusto hablar contigo Austin Butler.
Mandé a la mierda las cosas que me faltaba, era más fácil comprarlas en la tienda que seguir aguantando a un tipo como él. Aprovechando su intento de popularidad que en unos años serán tan inservibles como su belleza.
Estaba formada en la caja mientras esperaba en la fila.
Cuando por fin fue mi turno, traté de hacer esto lo más rápido posible. Tomé todas las bolsas y fui a paquetería. Creo que debí de esperar a Tom para que por lo menos me ayudara con las bolsas.
Luego de tomar mi mochila, salí del lugar.
Honestamente nunca me había pasado algo similar, era muy rara la vez que yo salía sola, ya que siempre estaba Tom conmigo.
Pero para ser honesta sé que todo ese círculo son del tipo de personas que coquetean con cualquier cosa que se mueva.
Tomé todas las bolsas y como pude caminé hasta mi casa, afortunadamente pude llegar antes de que una inexplicable tormenta arrasara con la cuidad.
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