Capítulo 10
Capítulo 10.
La música estaba muy fuerte, no podía escuchar mis propios pensamientos, pero aun así, estaba pasándola bien, Timothée nos sacó bebidas del bar, la mía era frutal, sabía que tenía alcohol pero no sabía cual ni cuanto, la verdad es que sabía más a jugo que nada.
Los cuatro estábamos haciendo el ridículo en medio de la pista, no estábamos pensando, sólo nos divertíamos.
Las horas pasaban entre risas y sonrisas, cada vez que alguna otra persona intentaba llevarse a Timothée, él las rechazaba amablemente, a veces eran tantas que llegaba ser molesto, pero él siempre nos ponía antes que a todos.
Cuando ya no sentía los pies, fui a uno de los bancos que estaban desocupados, mi visión ya estaba afectada por el alcohol, las cosas se veían triples, dejé de contar cuantos vasos me había tomado después del quinto. Saqué mi celular para la ver la hora, 3 de la mañana, ¿En qué momento se fue el tiempo así de rápido?
Me quité los zapatos, los cuales me estaban matando, cuando escuché una voz encima de mí.
— ¿Te la estás pasando bien?
Alce la vista y ví a Timothée, con el cabello despeinado y una sonrisa inocente, la luz estaba a espaldas de él, lo cual lo hacía ver como un tipo de momento angelical.
—¡Claro que sí! En la vida había tomado tanto alcohol como hoy.
Le di mi mejor sonrisa, intentando actuar lo más sobria posible pero las palabras arrastradas que salían de mi boca no eran fáciles de ocultar.
— Creo que ya has tomado suficiente Mag', deberías de ir a dormir.
— No quiero ir a dormir, mis amigos aún están aquí.
Miré en donde se suponía que estaban Tom y Montse pero ninguno de los dos apareció.
— Ya sólo quedamos nosotros dos, no te preocupes por ellos.
Era inútil seguir aquí, pero era aún más inútil intentar subir a mi habitación en este estado.
— No te preocupes, yo te ayudaré a subir.
— ¿Cómo le haces para siempre saber lo que pienso? Cada vez que pasa algo, es como si tú ya lo supieras lo que creo.
— Eres muy expresiva niñita, es fácil de adivinar qué estás pensando si me pones tus muecas antes de contestarme.
Intenté reír, pero mi cerebro entró en un momento de reflexión, ¿Qué rayos estaba haciendo?
— Entonces... ¿Me ayudas?
— Claro.
Timothée me tomó de la cintura poniendo mi brazo alrededor de su cuello, esta escena se sentía peor de lo que se veía, tal vez fue el hecho de levantarme rápido pero mi cabeza comenzó a dar vueltas.
Ambos subimos por el elevador, intentaba no verlo a la cara, no quería que supiera el inmenso efecto que causaba en mí con el sólo hecho de tener su mano en mi cintura. Aunque, quería convencerme de que era el alcohol que me hacía sentir las cosas de diferente manera.
Al llegar a mi habitación, me ayudó a abrir la puerta y dejar mis tacones tirados en el suelo.
— Hoy me la pasé bien. — Traté de decir, me salió un poco más alto de lo que planeaba.
— Si, no estuvo mal, ir al centro de la ciudad fue... toda una experiencia, gracias por dejarme ir con ustedes.
— No tienes que agradecer nada, al contrario, desde el autobús, no has hecho otra cosa que ayudarme.
— Si bueno... no es para tanto, tal vez sólo quiero que la amiga de mi hermana menor no esté triste.
— La amiga de tu hermana menor... — No sé por qué me dolió esa forma de verme, o sea, no llevamos tanto tiempo hablando, sólo van dos días en los que hemos convivido, antes de eso, nuestra relación sólo se basaba en amistosos saludos y un par de comentarios cuando nos veíamos en su casa. — Funciona para mí. — Corté, al fin de cuentas, él también es el sólo el hermano de mi amiga, que ha sido muy comprensivo conmigo y me está apoyando en un mal momento, no debería montarme películas.
— Ya es tarde... creo que debería de irme. ¿Crees que estarás bien?
No, realmente no, quería que se quedara, pero... marcó una línea, la cual debía de respetar.
— Si, claro, muchas gracias otra vez por todo... descansa.
Cerró la puerta y me dejó ahí, en el cuarto obscuro, se supone que Montse estaría aquí, pero obviamente estaría con Tom... creo, me comencé a quitar la ropa para ponerme el pijama, no entendía muy bien qué estaba pasando por mi mente, me dolía la vida, el hecho que Cole estuviera a unos metros de mi besándose con quien era nuestra amiga, me parecía algo ilógico, ¿En qué momento pasó?
Creí que todo en nosotros estaba bien, ¿No? Era cierto que los últimos días, Cole se había comportado distante, ¿Pero al puno de esconder un romance con alguien más? ¿Acaso las personas son tan desalmadas que dejan de sentir de un día a otro?
Estaba perdiendo la cabeza, pensé que... no éramos una simple pareja adolescente, que entre nosotros había algo especial... Si bien nuestra historia comenzó como un cliché más... habíamos construido algo, cada día nos veíamos, siempre salíamos juntos, a veces solos... a veces con Tom y Montse... Y sí.... ¿Y sí tal vez lo atosigué demasiado? Fue demasiado tiempo estando juntos... pero entonces, ¿Por qué nunca me dijo nada?
Las lagrimas fueron imposibles de parar, Cole había sido mi primera relación y ni siquiera fue mala, como se supone que debería de ser. Nunca le dije que lo amaba, esperaba un momento especial para hacer y... antes de que todo esto pasara, pensé que este viaje, pensé que con la magia de las luciérnagas, iba a suceder.
Estuve con él en los momentos malos, cuando se peleaba con sus papás siempre estuve ahí para consolarlo y dejar que se desahogara, amé cada mínimo detalle de él, y.... pareciera que no le importó, tal vez él nunca sintió lo mismo por mí, al menos no tan fuerte como siempre me decía...
Maldita sea, debí de pensar en esto antes de que me enamorara tan perdidamente. Le tomó menos de un día para ir con ella, quien sabe cuánto tiempo estuvo planeando dejarme y... olvidarse de todo lo que teníamos.
La puerta sonó, tenía tantas lágrimas en los ojos que no podía distinguir las formas, rápido termine de ponerme el pantalón y me saque las lágrimas con la manga.
— Un segundo. — Traté de que mi voz sonara lo más normal posible, pero como era de esperarse, sonaba atropellada.
Cuando abrí, los ojos de Montse fue lo primero que ví.
— ¿Estás sola? — Preguntó más confundida que otra cosa.
— Sí, tu hermano se acaba de ir, ¿Por qué? ¿Todo bien?
— Sí pero veo que tú no.
Miré adentro de la habitación, no había encendido la luz así que todo el cuarto tenía un aura obscura, sólo iluminada con la luz de las lámparas de afuera que se colaban por la ventana.
— ¿Por qué estabas llorando? ¿Cole?
— Es ridículo, lo sé. — Dejé que pasara.
— No es ridículo, acaba de pasar, es normal que te sientas mal...
— Yo sé que no vale la pena, que básicamente él me dejó por irse con alguien más, pero no entiendo... ¿Cómo es que puede estar bien con esto? ¿Cómo mandó todo a la mierda por alguien que no conoce lo suficiente?
— Espera, Maggie, no trates de entenderlo... porque no lo vas a lograr, él tomó sus decisiones, no sabemos si eran lo mejor para él, lo único que te debe importar ahora eres tú.
— Ya sé, pero enserio lo amaba.
Las dos nos quedamos calladas, no quería que se incomodara consolando a una niña borracha por las noches porque no supera a su ex.
Viendo las cosas desde ese punto, era bastante triste.
— ¿Dónde está Tom?
— Está en la habitación de a lado, se supone que íbamos a ver una película.
— Ah ya... ¿Vienes por tu ropa?
— Algo así, llegó Timothée y me dijo que te había dejado dormir, así que vine... y te encuentro medio borracha llorando por tu ex.
— No me pasa nada, sólo fue sobre pensar las cosas... nada grave.... Montse... ¿Te puedes quedar?, sé que apenas comienzas con Tom y pues... es la oportunidad perfecta para que estén juntos...
— Claro que sí Maggie, no te preocupes, ya era hora de que estuvieras conmigo y no con mi hermano.
Sentí las mejillas rojas, era cierto que llevábamos tiempo de ser amigas pero nunca se había presentado una situación tan difícil como esta. Y la primera vez que pasa, me refugio en su hermano que con suerte, le había hablado un par de veces antes.
— Lo siento Montse... no he querido intervenir en tu felicidad con Tom, tal vez... — Comencé a excusarme, ¿Qué más podía hacer?
Montse comenzó a reírse
— No tienes por qué disculparte, prefiero verte con el idiota de mi hermano a que estes llorando en las esquinas.
Estuvimos hablando mucho más tiempo, sobre todo en realidad, cosas banales, estuvimos hablando de cómo se sentía con Tom y como las cosas habían cambiado.
No me di cuenta hasta qué hora nos quedamos dormidas pero me sentía bien.
A la mañana siguiente, los cuatro bajamos al bufet del hotel, no teníamos planeado nada, después de tres días intensos era necesario descansar.
— ¿Iremos a la alberca hoy?
— ¡Estamos en la playa! ¿Por qué perderíamos el tiempo en ir a la alberca en vez del mar? — Contestó Montse a Tom.
— Tienes razón hoy sólo deberíamos de ir por una piña colada y dormir en los camastros. — Timothée me dio una mirada mientras tomaba de su jugo.
Cuando terminamos de desayunar, fui con Tom a apartar los cuatro camastros juntos, mientras los otros dos iban por nuestras toallas.
— ¿Entonces...?
— ¿Entonces qué?
— Pues no sé, siento que hace años que no hablamos, no me has dicho nada de Montse, no me has dicho sobre su cómo te sientes... vamos Holland, necesito detalles.
— No te pongas así, sabes que te quiero, sé que nos hemos alejado pero pareciera que ya encontraste un remplazo en menos de una hora.
— ¿Un reemplazo?
— No actúes como si Timothée no te interesara.
— ¿Timothée? ¿El hermano de nuestra amiga y tu nueva novia?
— No te hagas la santa, veo cómo lo ves.
— Yo no veo a nadie de ninguna manera, por si no lo recuerdas, el posible amor de mi vida me acaba de dejar y Timothée se ha portado decentemente para que no estuviera triste.
— Engáñate lo que quieras, te conozco y si no te gustara ni siquiera lo hubieras dejado sentarte en el autobús contigo.
Antes de que pudiera responderle, escuché las voces de los hermanos, Tom tenía una sonrisa de oreja a oreja, parecía divertirle mucho la situación.
Pasamos la tarde con piñas coladas, cocteles de fruta y arena, cada tanto, los chicos se iban a jugar voleibol con los otros estudiantes, Montse y yo nos quedábamos platicando, estaba disfrutando mucho la playa, era una manera tranquila de pasar el día.
Tom y Timothée llegaron y se acostaron en sus lugares, tenían el cabello mojado y estaban sudando terriblemente.
— Tom, ¿Quieres ir al mar un rato?
— ¡Claro!
Montse y Tom se alejaron, volteé a ver a Timothée y él me veía de vuelta.
— ¿Cómo estás?
— Estoy todo lo bien que puedo estar.
— Eso no suena como una buena respuesta.
— No lo es, pero al menos es una. — Ambos nos reímos, era una sensación extraña estar con él, me hacía olvidar de toda la tristeza por la que estaba pasando, pero al mismo tiempo era un sentimiento de estar haciendo algo malo.
— Deberíamos de ir con ellos.
Montse y Tom estaban gritando y riendo, tratando de hundirse el uno al otro, se veía divertido. Pero no estaba de humor. — No lo sé, me gusta estar aquí, es mucho más cómodo.
— No te estaba preguntando.
Entes de que pudiera entender lo que estaba diciendo, Timothée me cargó sobre su hombro, como si fuera un costal y me llevó hasta la orilla corriendo.
Después de eso, sentí cómo el agua golpeaba mi cuerpo. Había sido una manera rara de hacerme reír.
Ambos nos separamos, Tom y Montse comenzaron a reír, nadé hasta Timothée, lo tomé de los hombros y lo hundí, pero sin darme cuenta, él me había tomado de las manos llevándome con él.
Así comenzó una guerra entre todos, sobre quien se mantenía más tiempo en la superficie. Seguimos jugando con las olas hasta que comenzó a obscurecerse, todos teníamos frío y estábamos cansados.
Había sido un buen día.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top