¡Esto esta mal!
Espero que les guste~
Petición y ayuda de: IsabelKax2000
-¿Pero que...?- Ink mira a su alrededor, sorprendida de ver que el Páramo se viera tan viejo y abandonado. Todo el lugar estaba totalmente opaco, con los habitantes caminando como zombis y con un gran agujero en sus pechos. -¿Que fue lo que paso aquí?-
-Tú...- se volteo ante la repentina voz y tragando en seco al ver a Oswald, quien se acercaba a ella a paso lento con ojeras visibles y ceño fruncido, junto un gran agujero en su pecho. -...tú...- gruño, luciendo más enojado a medida que avanzaba.
-¿Oz?- retrocedió a medida que él se acercaba.
-¡Lo quiero!- se lanzo sobre ella, quien lo esquivo rápidamente y se alejo un poco.
-¿Qué es lo que quieres?- frunció el ceño, estaba confundida por la mala actitud ajena.
-¡Lo que es mio por derecho!- respondió con enojo en su voz.
-¿Lo que...?- lo miro, confundida. Su pecho empezó a brillar de un suave pero brillante color rojizo, logrando que abriera grande los ojos con sorpresa al entender. -¿Mi corazón?- frunció el ceño. -Sabes que no puedo dártelo, es mio- negó y su pecho dejo de brillar.
-Si no me lo das...- sonrío de manera aterradora. -...¡yo mismo lo tomare!- gruño. La coneja chillo y empezó a correr hacia el castillo, sabiendo que el rey la seguía. Esquivo a los que se interpusieron en su camino, entrando rápidamente y cerrando la puerta, poniéndole tranca y poniendo el sillón enfrente por seguridad. -¡Dámelo! ¡Es mio! ¡Se supone que debía ser mio!- grito al otro lado, golpeando la puerta con fuerza. -¡Si yo no lo tengo, él lo tendrá!-
-Ho cielos...- retrocedió, asustada por lo molesto que se escuchaba su amigo y sin entender a que se refería. Se volteo, dispuesta a buscar algún tipo de respuesta, deteniéndose en seco al ver a la felina de falda. -¿O-Ortencia?- se le acerco a paso lento, temerosa de como podría reaccionar.
-Ink...- la gata la miro con tristeza y un toque de alivio.
-¡Ortencia!- la abrazo con fuerza, ignorando como pudo el agujero en el pecho ajeno. -Y-Yo...no entiendo n-nada- sintió como su amiga le palmeaba ligeramente la espalda.
-Eso no importa- se separaron lentamente, la felina alzando su mano para acariciar suavemente la mejilla de la coneja, quien sintió un nudo formarse en su garganta ante la repentina desesperación que apareció en los ojos de la mayor. -Tienes que irte, ahora mismo-
-¿Q-Qué...?- negó. -¿P-Por qué?-
-Él esta aquí- murmuro con lo que pareció ser tristeza y miedo.
-¿Él?- frunció el ceño, confundida. Su respuesta pareció llegar como un fuerte ruido proveniente de arriba, como si alguien estuviera rompiendo cosas.
-Vete, ahora- tomo las manos de Ink entre la suyas, dándole un suave apretón antes de soltarla. -Los proyectores están arriba, solo debes evitarlo como pueda-
-Me iré...- asintió con resignación. -...e intentare arreglar todo esto- sonrío.
-Lo sé- Ortencia le mostró una suave y triste sonrisa, despidiéndose con un ademan de mano. Ink corrió escaleras arriba y deteniéndose a llegar a lo más alto, empezando a caminar a paso lento y cuidadoso, mirando a su alrededor. No sabía quien o que era "él" pero presentía que no seria nada bueno. Noto dibujos en las paredes, que parecían ser corazones tachados tachado con mucha ira. Dio un paso y se detuvo al verlo: de una habitación, salía una criatura relativamente alta, con el rostro cubierto de tinta y garras, con unas apenas visibles orejas redondas.
-¡¿Mickey?!- lo reconoció. Hizo aparecer su martillo y se lo lanzo, logrando que entrara nuevamente a la habitación en la que estaba. Corrió para cerrar la puerta con llave, tirando esta a un lado y empezando a correr por el pasillo, ya escuchando los gruñidos y golpes ajenos. -¡¿Donde están? !¡¿Donde están?! ¡¿Donde están?!- miro de manera rápida dentro de cada cuarto, desesperándose cuando los gruñidos se empezaban a acercar. -¡Aja!- se detuvo en seco y sonrío enormemente. Miro de reojo al pasillo, haciendo una mueca al ver que lo que antes era su amigo ratón se estaba acercando. -Lo siento...- murmuro con tristeza y corrió para saltar dentro de uno de los proyectores.
... ... ... ...
Ahora esta en el estudio del demonio, el cual se ve mucho más abandonado que antes, con muchas más manchas en las paredes y techos, junto a grandes charcos de tinta en el suelo. Empezó a caminar, intentando pensar en donde podría estar Bendy y esperando que este estuviera bien. Se detuvo en seco al ver que, en la misma mesa donde una ves estuvo Boris con el pecho abierto y los ojos en cruz, ahora estaba Felix.
-Felix...- hizo una mueca al verlo, triste.
-...iba a abandonarme...como todos- se tenso ante la voz viniendo detrás de ella, reconociéndolo al instante. Bendy se veía extraño, con su moño algo roto, uno de sus ojos en espiral, también tenía su sonrisa y cuernos medio derretidos. Ink levanta las manos con un sonrisa nerviosa, temblando ligeramente sin darse cuenta.
-O...k- trago con dificultad. -Intentemos...no hacer una locura...¿te parece?- retrocedió un paso cuando él avanzo.
-Tu también te iras, ¿no es así?- ríe, enviándole escalofríos a la conejo. -No te dejare...-
-Ho rayos...- pensó justo antes de empezar a correr hacia algún lado, sabiendo que el demonio la seguía pues podía escuchar sus pasos y su risa. -¡Necesito un proyector!- chillo con miedo, rogado y rezando a quien sea que la escuchara por algún tipo de salvación. Corrió por lo que parecieron ser horas, sonriendo al ver lo que buscaba. -¡Mi salvación!- se lanzo dentro del proyector sin siquiera pensarlo.
... ... ... ...
-Uff...- Ink cayo al suelo y se acurruco, cerrando los ojos. Estaba cansada, había corrido de quienes eran sus amigos sin parar en ningún momento y con cada minuto que pasaba, se sentía más confundida. No entendía absolutamente nada. -Muy bien...- se sentó y respiro hondo, dándose ánimos. Abrió los ojos, jadeando con horror: el mundo usualmente colorido de los hermanos taza, ahora se vea deteriorado y abandonado, los arboles ya no tenian hojas y se vea seco, igual que el pasto a su alrededor. Se levanto corrió hacia la casa del par, sintiendo que sus ganas de llorar aumentaban al ver que esta estaba destruida, con dos tasas muy familiares rotas en el suelo. -N-No lo entiendo...- sollozo, abrazándose a si misma. Todo estaba mal: Oswald se había vuelto loco, Mickey ahora era un monstruo, Felix era un cuerpo diseccionado, Bendy había perdido la cordura, Cup y Mug estaban muertos, los mundos estaban totalmente destruidos y ella no podía hacer nada más que llorar.
-Esto fue mucho más divertido de lo que esperaba...- fue lo último que pudo escuchar antes de que todo se volviera oscuro y se sintiera caer, una risa muy familiar resonando a su alrededor.
... ... ... ...
Ink abrió los ojos, sentándose de golpe y jadeando, sintiendo una mano acariciarle la espalda con cariño y escuchando voces que no podía entender del todo.
-¿Qué...?- miro a su alrededor, algo sorprendía de encontrarse con los rostros preocupados de Bendy, Felix y Mickey.
-Hey...- Mickey llamo su atención, sonriendo suavemente. -...¿recuerdas lo que paso?- ella negó rápidamente, había un nudo en su garganta y sentía que si hablaba, empezaría a llorar.
-Estábamos dando una vuelta por "Ciudad Creppy"...- hablo Bendy.
-...cuando este payaso feo salio de la nada y te llevo con él- Felix señalo detrás de él.
-¿P-Payaso?- miro y pudo notar que, algo alejado de ellos, había un payaso muy familiar flotando con un aura rojiza a su alrededor (cortesía de Tails Doll), recibiendo múltiples disparos de los hermanos tasas y descargas eléctricas del control del conejo. -¿P-Pennywise?- lo reconoció sin mucha dificultad, sintiendo que algo de la tensión abandonaba su cuerpo.-¿Todo...fue una ilusión?- pegunto, casi con miedo.
-No sé lo que te mostró pero claro que lo fue, querida- dijo el demonio, apoyando su mano en el hombro de la coneja y sonriendo con cariño. -Estas a salvo con nosotros~- ella lo miro fijamente por unos segundos, solo para que después las lagrimas empezaran a salir sin control de sus ojos y correr por sus mejillas.
-¡Estaba tan asustada!- se abalanzo para abrazarlo a los tres, sollozando. Aun estaba sacudida y temblorosa por todo lo que paso pero entre los brazos de sus amigos, escuchando sus palabras de consuelo, se sentía un poco mejor.
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