01.
Entraban al templo Jedi, dos caballeros de gran importancia. Sus nombres eran John Deacon y Farrokh Bulsara, aunque él prefería ser llamado Freddie.
Habían perdido contacto con el transmisor de su compañero y aquello era claramente preocupante. Geonosis era un planeta oscuro.
— Jóvenes Deacon y Bulsara —saludó el maestro Presley al verlos entrar—. Siento sus preocupaciones a flor de piel. Algo sucedió, ¿no es así?
— Maestro —Deacon se arrodilló—. Perdimos contacto con Syd. Está en Geonosis, pero ya no sabemos de él.
— ¿Pueden sentirlo? —preguntó Preasley.
— No, señor —respondió Freddie.
— Enviaré una misión a buscarlo —respondió—. Siento una perturbación. No está solo en Geonosis.
— Sí, señor —dijo el Jedi de mayor edad—. ¿Puedo preguntar quién será el encargado?
— Eso tengo que pensarlo con el consejo —respondió el maestro—. Es posible que lo que encuentren sea un ser corrompido por el lado oscuro. Tengan cautela.
— No creo que a Syd lo logren corromper —asegura Freddie—. Ha estado en contacto con el lado oscuro muchas veces.
— Uno nunca está seguro —dijo el maestro—. Hablaré con el consejo Jedi para que mañana parta alguien a buscarlo. Solo espero que el elegido de la profecía llegue pronto y así acabe esta guerra.
— Sí, maestro —dijeron ambos Jedi para hacer una reverencia y posteriormente retirarse.
(...)
Un joven Jedi de rubios cabellos meditaba en una de las múltiples salas del templo. Su sable de luz color zafiro estaba apagado y sujeto a su cinturón, mientras sus orbes azules permanecían cerrados. En aquel estado de profunda meditación, sintió una fuerte perturbación en la fuerza. Un grito de ayuda. Una exclamación de dolor.
Abrió los ojos asustado. Algo había pasado y alguien estaba en peligro. Alguien cercano a él. Volvió a intentar conectarse con la fuerza, pero su preocupación se volvía un obstáculo para ello.
— ¡Roger! —interrumpió Freddie entrando súbitamente al cuarto. El joven dio un respingo—. Lo siento...
— ¿Qué sucede? —preguntó.
— Perdimos el contacto con Syd en Geonosis —explicó—. El maestro Preasley quiere hablar con el consejo para una misión de rescate.
— ¿Qué? —preguntó el rubio con preocupación.
— Sí, ahora mismo el concejo está hablándolo.
— Yo iré —aseguró.
— ¿Ah? ¿Estás seguro? Es muy peligroso y llevas poco tiempo siendo un Jedi.
— Estoy seguro —se levantó decidido—. Syd es como mi hermano. Nos encontraron al mismo tiempo en el mismo planeta. Los dos estudiamos juntos, hemos sido amigos toda la vida... no puedo dejarlo.
— El maestro Presley dijo que era peligroso. Puede que Syd ya no sea él.
— Créeme que lo será —dijo—. Le diré a Nancy y a George. Iremos a buscarlo mañana mismo, buscaré a mi unidad R2.
— Roger, comprende lo peligroso de esto. Puede que Syd ya no esté en sus cabales. Puede que haya sido absorbido por el lado oscuro.
— No importa, iré a buscarlo, y si se pasó al lado oscuro, lo ayudaré a salir de él.
— Estás dejándote controlar por tus emociones —intervino Freddie—. Usa la fuerza para llegar a la razón.
— Bien, tienes razón —suspiró—. Pero no descartaré la idea y lo hablaré con el maestro Presley.
— Está bien, y si vas, que la fuerza te acompañe.
— A ti también, Fred —dijo y tras darle una ligera palmada en el hombro a su amigo, se dirigió a la sala del concejo Jedi.
Esperó afuera unos instantes, hasta que le indicaron que pasara. Dio un suspiro y abrió las puertas para encontrarse con el gran consejo Jedi.
— Joven Taylor, estuvimos esperándolo —anunció el maestro Dylan al verlo entrar. Roger miró con cautela a los miembros del consejo. Bastante nervioso.
— Puedo notar su nerviosismo —comentó el maestro Kanani, un twi'lek que era muy respetado dentro de la orden.
— Lo siento —respondió el rubio haciendo una inclinación.
— Sabemos la preocupación que lo invade por su amigo —dijo Nagasaki, una Jedi Mirialana que también formaba parte del consejo—. Por lo mismo, queremos que entienda lo peligroso que es que vaya a esa misión.
— Maestra, he entrenado toda mi vida con Syd, es como mi hermano, yo... —guardó silencio aún algo preocupado.
— Lo sabemos, y es por lo mismo que no puedes ir —dijo Presley—. Tus emociones te consumirían y estarías expuesto al lado oscuro.
— Si fuera no iría solo —argumentó—. Pediría la ayuda de Nancy y George...
— Ellos son hábiles caballeros Jedi, peo lamentablemente ustedes son demasiado unidos. Es muy peligroso —dijo Kanani.
— Por favor, maestro, si Syd se pasó al lado oscuro, solo nosotros podremos ayudarlo a volver a la luz.
El concejo intercambió una serie de miradas llenas de confusión. Por un momento le pidieron a Roger que saliera de la sala para poder hablarlo mejor. Él obedeció esperando afuera.
Tras un rato, el concejo le pidió que volviera. Roger lo hizo y se paró nuevamente en el centro de la sala.
— Hemos pensado en lo que dijiste —comenzó Presley—. Y creo que tienes razón. Partirás con los caballeros Wilson y Harrison mañana mismo a Geonosis. Lleven sus unidades R2 y sus sables de luz. Puede ser peligroso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top