Capítulo 18: Fuera Del Juego.

La policía se trasladaba rápidamente hasta la Iglesia de Hell's Kitchen advertidos por el reciente ataque al lugar. Una de las monjas caminaba por la acera más cercana cuando vio a un hombre vestido con traje rojo y máscara de diablo saliendo mal herido de la entrada principal del templo. Nolan caminó hasta un callejón donde se quitó la máscara y la tiró al suelo. 

—¡Maldito imbécil! — exclamó el hombre con furia. — tengo que moverme… — continuó. 

Amy había logrado despertar a su tío James, lo puso de pie y le ayudó a caminar hasta la salida donde se encontraron con la monja. 

—¡Amy! ¿Qué sucedió? — preguntó la mujer. 

—Hermana… ese asesino mató al Padre Castle. Tengo que llevarme a Matt de aquí, la policía viene en camino. — contestó Amy. — Lamento mucho dejar así al padre pero tenemos que irnos. 

—Lo entiendo… yo me quedaré con él, ahora tienen que irse. — contestó la mujer. 

Amy salió del lugar junto a James quién comenzaba a recuperar la conciencia. 

A las afueras del departamento de James ya se encontraban reunidos un grupo de hombres conformado por cinco de ellos. 

—Bien, Blake dio la orden así que el plan será sencillo. Las cegaremos con granadas de humo, preparen sus lentes de visión térmica. Una vez la habitación esté llena de humo las atrapamos y nos las llevamos. ¿Preguntas? 

—No, señor. 

—Excelente, actuemos. 

Sam se encontraba escribiendo algunas cartas para sus amigos y conocidos, mientras Erin entraba a la sala de estar recién despertando. 

—Buenas… ¿Qué haces? — preguntó la pelirroja. 

—Escribo algunas cosas, ¿Ya tienes hambre? 

—Un poco, no puedo creer que me dormí. Se supone que estaría averiguando cosas para la siguiente parte del plan del feo y de Andrew. 

La conversación fue interrumpida por el sonido de varias ventanas rompiéndose. Los hombres que recién vigilaban afuera habían comenzado su plan. 

—¿Erin? — preguntó Samantha al notar lo que sucedía. 

—¿Qué fue eso? — cuestionó la pelirroja. 

El humo comenzó a salir de las granadas tapando la vista de ambas hermanas mientras los cinco hombres entraban muy sigilosamente al departamento. 

—Mierda… — susurró Erin quién comenzó a realizar su transformación rúnica, sin embargo, antes de completarla, recibió un golpe en su cabeza dejándola inconsciente. 

—¡Erin! — exclamó Sam. 

—Shhhh, en silencio y será más fácil. — dijo uno de los hombres apuntando con su arma a la mayor de las Sawyer. 

—Tenemos a una. — agregó otro de los atacantes. 

El hombre que amenazaba a Sam la golpeó con su arma en la cabeza dejándola fuera del juego. 

—Tengo a la otra, plan completado, hay que salir de acá. 

Andrew llegó a su departamento, se quitó la máscara de su traje y la colocó con cuidado sobre el sofá. El hombre estaba muy malherido tras los golpes recientes de sus rivales, se sentía algo cansado. Las heridas en su cuerpo eran más graves de lo que pensaba pues en cuestión de segundos el hombre cayó desmayado en el suelo de su departamento. 

Amy y James entraron al departamento, la mujer ayudó al pelirrojo a recostarse sobre el sofá para curar sus heridas. El hombre había caído inconsciente nuevamente por lo que trasladarlo hasta su hogar fue bastante complicado para la rubia. La chica tomó varias cosas del botiquín, se acercó hasta el sofá y sin ayuda comenzó a suturar algunos cortes y limpiar la sangre acumulada en la cara de James. 

Mccoy había caminado hasta el departamento de Andrew, subió las escaleras y lo primero que vio fue la puerta entreabierta. 

—¿Andrew? — preguntó el hombre de cabello rubio. 

Sin pensarlo entró al departamento y tomó un palo de madera que se encontraba cerca. 

—¿Quién anda ahí? Estoy armado… y no temo usar este palo. 

El rubio caminó con cuidado por el departamento, se dirigió hasta la habitación de su amigo y antes de entrar pisó algo. Era la mano de un hombre que se encontraba desmayado en el suelo. 

—¿Andrew? — preguntó el hombre preocupado al ver el cuerpo de su amigo tirado en el suelo. 

Un grupo de autos conducían a toda velocidad camino a aquella mansión de Blake. Los autos se detuvieron en la zona de entrada y rápidamente se bajaron varios hombres cargando a dos mujeres inconscientes hasta dentro. 

—Ponles el objeto nuevo, probemos si funciona. — dijo uno de ellos. 

Uno de los hombres colocó un brazalete en una mano de cada mujer. 

—Cuando despierten sabremos si funcionará, si no, hay que tener listo el plan B. 

—Sí señor, estaremos atentos. 

—Excelente. 

Erin y Sam habían sido encerradas en una habitación oscura y fría. Uno de los hombres que las transportaron subió hasta el último piso del edificio esperando a Blake para informarle sobre las buenas nuevas. 

Habían pasado un par de horas desde el ataque a la iglesia, la policía había investigado en el lugar y retirado el cuerpo del Padre Castle. 

—Ponme al día oficial, ¿Qué mierda sucedió aquí? 

—Las víctimas indican que el hombre vestido de rojo asesinó al padre, supongo que sabía algo y tú empleador lo envió a asesinar. 

—Tenía entendido que él no era el objetivo si no una mujer rubia llamada Amy Brismonth. 

—¿Hay que buscarla? 

—Preferiblemente, Nolan se meterá en problemas grandes si Blake se entera que no cumplió el trabajo. 

—Entendido, avisaré a mis hombres. 

La conversación fue escuchada por la monja que pasaba cerca del lugar. 

Amy había terminado de curar al pelirrojo quien se encontraba recostado en el sofá, estable pero aún medio inconsciente. La rubia había bebido una botella entera de whisky escocés mientras esperaba alguna reacción de su familiar. 

—¿Tío James? — preguntó la mujer mientras se acercaba al pelirrojo quien recién se había movido. —¡No te levantes! Estás herido… 

—¿Qué sucedió? — preguntó con dificultad el hombre malherido. 

—El farsante del traje te noqueó, casi te mata. ¿Cómo te sientes? 

—Carajo… desearía estar mejor. ¿Dónde están todos? 

—No tengo idea, cuándo llegamos no había nadie. 

James se levantó suavemente y se sentó sobre el sofá para luego frotar sus ojos. 

—¿Sabes algo de Andrew? 

Amy respondió negando con su cabeza. 

—Pedí comida china, ¿Te apetece? — le preguntó la rubia a su tío. 

—Claro, me vendría bien. 

Andrew se encontraba inconsciente en el sofá de su departamento, el hombre comenzaba a escuchar los ruidos de su alrededor lentamente y las vibraciones llegaban a su mente la cual comenzaba a despertar. Sentía dolor y un poco de frío pues ya no portaba su traje rojo, sintió un fuerte olor a sangre, su sangre. 

—¿Andrew? — dijo Mccoy con una cerveza en su mano.

—¿Mike? ¿Qué estás haciendo acá? 

—Salvandote la vida, ¿Qué demonios ha sucedido? — cuestionó el hombre rubio. 
 
—Un accidente… sólo eso. 

—¿Un accidente? No sabes mentir. Te encontré moribundo con un traje rojo y una máscara de diablo en el suelo y dices que fue un accidente. ¿Tú fuiste quién atacó el periódico? 

—No fui yo, Mccoy, otra persona lo hizo. 

—¿Y por qué se parece a ti? 

—Porque él robó uno de estos trajes, es uno de los hombres de Blake… quieren inculparme de todos sus crímenes. 

—Sí, cómo el de esta noche.

Andrew se quedó confuso mientras intentaba sentarse. 

—¿Qué sucedió? 

—Ese tipo entró a la iglesia y asesinó al padre Castle. 

—¿Qué? — preguntó exaltado el pelinegro. 

—Los rumores dicen que peleó contra Nómada pero ganó. Si ese tipo es más fuerte que él no hay nada que pueda detenerlo. 

—Quizá yo pueda. — dijo Andrew. 

—Sí, hablando un poco de eso. ¿Qué se supone que haces? 

Andrew intentó esquivar el tema, sin embargo, Mccoy insistió. 

En la mansión de Blake, el hombre elegante y corpulento se había desocupado luego de un par de horas en una importante reunión. 

—Steven, haz los preparativos para este fin de semana, inauguraremos el edificio el próximo sábado en la noche. Nueva York va a temblar ante mí. 

—Sí señor. 

—¿Tengo visitas? — preguntó el hombre a su guardaespaldas. 

—Vincent lo espera en su oficina, señor. 

—Excelente. 

El hombre calvo caminó hasta su oficina y entró encontrando a su empleado de pie esperando. 

—Buenas noches señor Blake. 

—Buenas noches, ¿A qué debo su visita? 

—Señor, hemos capturado a las hermanas de James Sawyer, están acá con nosotros. 

—Eso son buenas noticias, Vincent. Debemos probar el artefacto que envió el Ministro de su mundo y realizar las pruebas necesarias. 

—Ya el artefacto fue puesto, señor. Esperaremos a que despierten y veremos si funciona, si no lo hace, actuaremos mediante el plan B. 

—Gente como ustedes necesita esta ciudad. Muy buen trabajo, sigan en lo suyo. 

Sin más, Vincent se despidió de su jefe y salió de la oficina. 

Mientras tanto, Samantha comenzaba a despertar de su profundo sueño causado por el golpe que recibió hace algunas horas. 

—¿Dónde estoy? — preguntó en voz alta. 

—¿Samy? ¿Estás aquí? — preguntó una voz familiar. 

—¡Erin! No puedo ver nada… ¿Qué ha sucedido? 

—Nos secuestraron Samy. He intentado usar mis poderes pero no puedo. 

Sam intentó usar su habilidad de fuego pero fracasó, Erin tenía razón. 

—¡Mierda! Tampoco puedo usarlos… 

—Tengo un artefacto extraño y pesado en mi muñeca, ¿Tú también? 

—¡Sí! ¿Crees que sea por eso? — cuestionó Sam. 

—Supongo que sí… no podemos hacer mucho. Esperemos que un guardia aparezca y le brindaré una paliza. 

Amy y James terminaban de comer, el hombre se había puesto de pie para dejar su plato sobre la mesa, se sentía un poco mejor. 

—Al menos ya puedes caminar… me asustaste allá adentro. 

—¿Cómo me trajiste hasta acá? Solo recuerdo el último golpe de ese infeliz. 

—Cuando caíste inconsciente al suelo él trató de matarte con una estaca de madera. Lo impedí golpeandolo con un enorme palo de madera, luego cayó al suelo y se fue. Estabas medio consciente puesto que me dijiste que no debías dejarlo ir. 

—No recuerdo eso… — contestó el pelirrojo. 

El hombre escuchó pasos a las afueras de su departamento, era un hombre que bajaba las escaleras lentamente. James miró a Amy y le dijo que guardara silencio con un gesto. El hombre caminó hasta la puerta del departamento y bajo la misma lanzó una carta, luego salió del lugar a toda prisa. 

—Es una carta… — susurró Amy quien caminó hasta la puerta y recogió el papel en el suelo. 

La mujer comenzó a leerla, al terminar miró a James, preocupada. 

—¿Qué pasa? — cuestionó el pelirrojo. 

—Ya sé dónde están tus hermanas, James… — contestó Amy enseñándole una foto al hombre que venía con la carta, una foto de Erin y Sam inconscientes. 

Andrew le había contado toda su historia a Mccoy quien se encontraba un poco molesto. 

—¿Y todos esos golpes fueron hombres de Blake? — preguntó el rubio. 

—Sí, me tendieron una trampa. No pude localizarlos con mis sentidos porque eran muy callados hasta que los escuché exhalar el aire, ahí los derroté. 

—¿Y quiénes son esos malditos? 

—Son los mismos hombres que atacaron a la familia Sawyer Wood en el hospital la noche que el imbécil que me robó el traje atacó el periódico. 

—Todo esto es una locura… creí que eras ciego de verdad, llegué a sentir lástima por ti. 

—Yo no te pedí eso, Mccoy. 

—Lo sé, lo sé. Tienes que darme un momento, Wilson. 

—Sé que la información es muy fuerte para ti. 

—Es fuerte e increíble al mismo tiempo. James Sawyer es Nómada y tú eres el otro justiciero que lo acompaña, es increíble. 

—No puedes decirle a nadie, Mike, por favor. 

—¿Amy lo sabe? — preguntó el hombre, Andrew asintió con su cabeza. — ¿Y ahora qué piensas hacer? 

—La ley no va a encerrar a Blake, Mccoy. Tenemos que actuar con nuestra propia mano, James y yo. Es lo que haremos. 

—¿Y piensas que es lo correcto? 

—No lo es, pero este es el punto en el que la ley choca con la realidad y debemos actuar conforme a ella. Y si en algún momento tengo a Blake cerca… 

—… lo voy a matar, juro por mi familia que lo haré. — dijo James Sawyer con rabia mientras arrugaba el papel que tenía en sus manos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top