09.- ♫ ꜱᴛʀᴀɴɢᴇ ꜱɪɢʜᴛ ♪




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•✦───────────•✧ NOTA DE LA AUTORA:

¡Hola, gente hermos@! Les saludo deseándoles buenos días, tardes o noches, según la hora en la que estén leyendo esto.

Había pasado por un bloqueo, pero ya estoy aquí con un nuevo capitulo.

Gracias por su apoyo en esta historia ❤️✨.

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La noche transcurrió lentamente después de que Nadya tuvo que explicarle a Irina lo que había ocurrido con sus gallinas. A pesar de que la castaña intentara reconfortarla informándole que su pollito estaba a salvo, al igual que sus patitos que se habían quedado toda la tarde en el baño, eso no fue suficiente para calmar su llanto y el dolor que sentía en su pecho.

El corazón de la pequeña estaba destrozado ante la pérdida de sus amadas mascotas. Se aferró a los brazos de su madre mientras sus lágrimas caían. Hasta que transcurrieron un par de horas o tal vez solo fueron minutos, cuando Ina quedó profundamente dormida. Benson se acomodo a su lado con cuidado de no despertarla, para poder estar con ella toda la noche en caso de que tuviera una pesadilla o se sintiera sola.


—Mamá.—Irina trataba de despertarla, sacudiéndola con "suavidad", antes de picar su ojo.—Tu celular esta sonando y no me deja dormir.

—Lo siento cariño.—murmuro Nadya antes de tomar su teléfono e intentar salir del cuarto de su hija, tambaleándose entre cada paso debido a su entumecimiento matutino.—Habla Benson.—contesto la llamada quedando de pie en medio del pasillo.

—¿Habías notado que cómo agentes del FBI tenemos ese habito de contestar el teléfono con nuestro apellido? Es como si estuviéramos programados para ello.—la voz de su amigo Spencer se escucho desde el otro lado de la línea.

—¿Reid?—pregunto la castaña dándole un vistazo rápido al reloj.—No me digas que es un caso en domingo . . . son apenas las siete y media.

¿Que? . . . Oh no, nada de eso.—el castaño soltó una ligera risa ante el comentario de la chica.—Hace unas semanas me dijiste que podría ir a tu casa . . . ya sabes una comida casera, aunque si la oferta ya no esta disponible lo entiendo.

—Claro que sí, Reid.—Benson tallaba sus ojos en búsqueda de mayor claridad.—La oferta sigue en pie, espero que te gusten los panqueques para desayunar.

¿Segura?, porque te escuchas muy cansada . . . no quiero ser una visita importuna.—murmuro Reid mientras se escuchaban las noticias de fondo.

—Si, estoy muy segura . . . solo que tuve una noche difícil, Irina estaba bastante triste . . . Un gato entro al corral de las gallinas y bueno solo sobrevivió un polluelo.—informo la castaña sintiendo un nudo en su garganta al recordar los sollozos de su niña.—Creo que tu presencia le subiría el animo.

—¿Irina esta bien? —preguntó el genio con preocupación ante los sentimientos de la pequeña.

—Está bastante triste, pero creo que irá mejorando.—la castaña suspiró, sintiéndose culpable por no priorizar el corral.—Einstein y el detective Plumitas están a salvo, al menos eso es algo.

—Tengo una idea de cómo ponerla feliz, llegare en . . . una hora.—expreso Spencer mientras que en el fondo se escuchaba una voz femenina.—Solo te pido que no me odies.—fue lo ultimo que dijo antes de finalizar la llamada.


La mente de Nadya estaba en blanco, totalmente confundida. ¿Acaso Reid estaba saliendo con alguien, o peor aún, qué "sorpresa" tenía en mente para levantarle el ánimo a su hija? ¿Por qué, si viven a diez minutos de distancia, tardaría una hora en llegar?  Sin embargo, al posar su vista en el desastre que había hecho el día anterior para limpiar y cerrar el corral, tenía que empezar a limpiar antes de empezar a cocinar. 

Pasaron un par de minutos y la castaña comenzó a moverse rápido por toda la casa, limpiando de aquí para allá. Esperando que no se viera nada tirado ya que viviendo con una niña bastante imperativa de cuatro años era difícil mantener el orden. Una sensación de paz y tranquilidad la invadió cuando empezó a mezclar los ingredientes provocando un aroma delicioso en todo el lugar.


—Buen día ratoncito.—Benson hablo cuando escucho unas pisadas detrás de ella antes de sentir que su hija de aferraba a su pierna.—Hice panqueques para desayunar, se que son tus favoritos.

—Quiero hablar con papá.—murmuro Irina con una voz tímida.—¿Puedes llamarlo por mi?

—Claro mi amor.—Nadya dejo todo lo que estaba haciendo para realizar la llamada, esperando que su pequeña encontrara consuelo en las palabras de Mark.


La pequeña rubia se sentó cerca del desayunador, sujetando el teléfono contra su oreja, viendo como su mamá seguía apilando panqueques en un plato mientras intentaba picar algo de fruta. Jugaba con sus pies de manera impaciente hasta que la llamada fuera contestada, pero cuando fue dirigida al buzón de voz, dejo el celular en medio de la mesa.


—Creo que esta ocupado . . . . Lo intentare más tarde.—hablo Ina recostando su cabeza sobre la mesa.

—Mi amor, ¿Quieres hablar de lo que te molesta o prefieres que estemos en silencio hasta que te sientas lista?—pregunto Benson caminando hacia ella dejando un beso en su frente.

—No quiero hablar de eso ahorita . . . más tarde.—contesto la pequeña con una sonrisa apenas visible mientras se ponía de pie para poner las cosas para desayunar.

—¿Puedes poner un lugar más?—Nadya señalo una tercera silla dejando como misterio la visita de su amigo a lo que su hija solo respondió con un asentamiento confundido.


Cuando el timbre finalmente sonó, Nadya le hizo una señal a su hija para que se cubriera los ojos, indicándole que se trataba de una sorpresa, recibiendo un chillido emocionado como respuesta. 


—No tardaste una hora como . . . —las palabras de la castaña quedaron atoradas en su garganta cuando abrió la puerta.

—Se que debí de preguntar.—menciono Reid con una sonrisa nerviosa.—Pero en mi defensa me dijeron que era un lindo detalle.

—¿Enserio?—pregunto la mujer con un tono incrédulo, escuchando a su hija correr hacía ellos, posiblemente reconoció la voz del genio.

—¡UN PERRITO!—grito Irina cargando el cachorro que traía el castaño.—¡GRACIAS TÍO REID!

—Creí que si el problema era un gato . . . la solución podría ser un perro.—confeso Spencer entrando a la casa con cautela ante la atenta mirada de su amiga.

—Hubiera apreciado un mensaje de advertencia . . . . tan si quiera.—expreso Nadya viendo a su hija mostrándole la casa al cachorro.

—Lo siento . . . no me tome el tiempo para pensarlo con claridad . . . solo supuse que Irina estaría feliz en tener un nuevo amiga, además de que los perros Border Collie son utilizados para cuidar el ganado y como tienen un corral afuera . . . puede ahuyentar a cualquier depredador.—explico el genio como si fuera lo más lógico del mundo.

—Bueno . . . supongo que eso tiene sentido.—Nadya admitió, mirando al cachorro con cariño.— Aunque no lo creas, te lo agradezco, cambio su animo demasiado rápido, creo que a mi pequeño monstruo de la destrucción le encantará tener un secuas.

—Irina debe de ser la envidia de sus amigos.—confeso Spencer ganando una mirada curiosa de parte de su amiga.—Ya sabes . . . algunos padres no dejan que sus hijos se salgan con la suya . . . al menos mi madre jamás me dejo llevar un perro a mi casa . . . . bueno no es que quisiera uno, pero tu entiendes.—expreso de manera sincera mientras se acercaba al comedor.

—Es una larga historia.—confeso la castaña con una sonrisa nostálgica mientras le brindaba un plato para que tomara panqueques.—Cuando era niña, hacía lo mismo que mi hija . . . . Metía a cuanto animalito se me cruzara, así no veo porque deba ser diferente con Ina.

—Ohhh, creía que era por la ausencia de su . . . —Reid intento argumentar, pero al notar lo que iba a decir mejor se quedo callado.—Lo siento . . . a veces lo hago inconscientemente, no es que intente ser grosero o hacerte sentir mal.

—Tranquilo, no pasa nada . . . Ina me pone en situaciones bastantes comprometedoras—Benson le brindo una sonrisa para tranquilizarlo mientras comenzaban a desayunar


Irina solo se acerco a Spencer para agradecerle por su nuevo amigo canino, informándole que lo llamaría Simba por su película favorita antes de tomar su plato con un par de panqueques e irse a la sala a desayunar.


—¿Quieres contarme de tu novia?—pregunto Nadya levantando las cejas de manera juguetona haciendo que su amigo se ahogue con un sorbo de café.

—No es mi novia.—dijo el genio tosiendo un par de veces.—Ni siquiera se su nombre . . . me da pena acercarme a ella.

—Espera me perdí un poco.—la castaña le daba ligeras palmaditas en la espalda para ayudarlo a respirar.—¿Cómo la conociste? ¿Es de la UAC o alguien de alguna universidad donde das tus conferencias?

—Bueno . . . solía jugar ajedrez con un niño, en el parque.—hablo el castaño recordando el inicio del 'caos'.—Nos veíamos los fines de semana a las dos de la tarde en el mismo lugar, pero en una ocasión no llego, creí que se había aburrido.

—Cariño, no hay nada aburrido en ti. Eres bastante bueno con los niños, Spencer. Tienes un don que hace que te vean como el tío Reid—Benson le aseguro con una sonrisa recibiendo un abrazo como agradecimiento.

—Gracias Nad.—el genio se separo del abrazo antes de continuar su historia.—Bueno, mi amigo Christopher apareció una semana después . . . me dijo que su madre había muerto en esos días, al parecer estaba solo hasta que su tía viajo desde Texas para cuidarlo.

—Ohhh, entonces solo la conoces de vista.—recalco la castaña recibiendo un tímido "Si" como respuesta.—¿Y como es ella? ¿Es linda?

—Si . . . ella es linda.—el genio contesto rápido, como si no tuviera que pensar en una respuesta.—Ella es muy . . . muy . . . linda.—la mirada del chico estaba perdida en el horizonte con una gran sonrisa.—De hecho, ella es tan linda que siento mariposas con sólo pensar en ella.


Nadya solo miro al chico con una expresión de un total enamorado, sabía que su amigo no era un experto en el tema, así que estaba dispuesta a ayudarlo, esperando que sus consejos le sirvieran de algo.






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Las cosas transcurrían de manera normal en la UAC, con algunos casos que el equipo llevaba de un lugar a otro, pero nada fuera de lo común. Además, de que el agente Hotchner estaba usando el pretexto de ayudar a Nadya con sus cursos de perfiles solo para estar cerca de ella, algo que no pasó desapercibido para ninguno del equipo.


—¿Así que ya están juntos de nuevo?—Rossi se acerco a Aaron, quien estaba recargado sobre el umbral de la puerta de su oficina.

—No, solo estamos saliendo como amigos.—aclaro Hotch mientras su mirada estaba puesta en la castaña.—¿Se nota mucho mi interés?

—Bueno . . . . Creo que si sigues viéndola de esa forma recibirás una queja por acoso.—bromeo David soltando una risa ante el rostro molesto de su amigo.—Trata de disimular un poco más, porque pareces un buitre rodando su objetivo.

—Ultima vez que te pido tu opinión.—comento el pelinegro rodando los ojos, fingiendo cierta molestia.—¿Crees que debería invitarla a salir?, ya sabes solo nosotros dos.

—Creí que ya no querías mi opinión.—Rossi rio de manera "discreta" dándole una palmada en su espalda en señal de apoyo.—No pierdes nada con intentarlo de nuevo . . . ya saliste con ella en el pasado, sabes que camino tomar.

—Es complicado.—confeso Hotch haciendo contacto visual con Benson al menos por algunos segundos antes de que la chica se volteara.—Nuestros hijos pasan todos los fines de semana juntos . . . Jack me pregunto hace poco si  Nadya era su nueva mamá e Irina me vio besando a su madre en Navidad.

—Lo entiendo.—respondió Dave con un tono suave.—Pero eso demuestra que lo que sientes por ella no es algo pasajero . . . porque si fuera así no hubieras involucrado a tu hijo.

—¿No crees que es algo rápido?—cuestiono Aaron sintiendo el hueco donde estaba su argolla de matrimonio.

—Si hacemos cuentas . . . Hailey murió hace dos años y por lo que sabemos y Nadya lleva cinco años divorciada.—corrigió su amigo intentando borrar todo rastro de dudas de su cabeza.—Tu eres especial para ella, solo que tu gran cabezota no te lo deja ver.

—¿Y cómo la invito a salir?—preguntó Hotch, buscando la orientación de su compañero, esta vez no podía usar el pretexto de llevar a sus hijos a conocer la feria.—No puedo invitarla a salir como cuando éramos adolescentes.—dijo recordando que solo la raptaba cuando salían de la escuela o la ayudaba a salir de su casa por la ventana.

—Tranquilo yo me encargo.—murmuro David dejando confundido a su acompañante antes de hacerle una seña a la susodicha para que se acercara.


La castaña noto el movimiento sutil de Rossi así que dejo de lado sus reportes para acercarse a los dos hombres que no despegaban su vista de ella.


—Deberían de dejarme de ver así, me hacen pensar que están a punto de despedirme.—expreso Nadya soltando una risa incomoda antes de que miraran hacía otro lado.

—Lo siento es la costumbre.—se disculpo Dave antes de acercarla más hacía ellos, atrayéndola del brazo.—Como sabrás el agente Hotch, aquí presente es bastante serio, pero quiere invitarte a cenar el Viernes, en la noche.

—Pedí un consejo, no que jugaras al cupido.—murmuro Aaron viendo una risa contenida por parte de su amiga.

—Si saben que . . . tengo que irme, me espera un compromiso muy importante, porque . . . . bueno inventen un pretexto por mi.—dijo Rossi antes de caminar hacia los escritorios dejando a la pareja en medio del pasillo.


Un silencio sepulcral inundo la extraña e incomoda situación para ambos agentes, mientras el pelinegro evitaba el contacto visual debido a la vergüenza que lo inundaba, la castaña dejo salir una gran risa que tuvo que ahogar poniendo su mano en su boca para no llamar la atención.


—Esto me recuerda a la primera vez que me invitaste a salir.—Benson hablo con un tono lleno de diversión, dándole un pequeño empujón con su codo.—¿Recuerdas?, fue tu amigo Travis quien me invito a salir por ti.

—No se de que hablas, tal vez estas delirando o me estas confundiendo con alguien más—Aaron mintió negando la cabeza divertido al recordar que era la segunda ocasión que lo metían en una situación como esta.

—Ohhh, vamos, no puedes negarlo.—la castaña se acerco un poco más su amigo, buscando que nada vergonzoso llegara a oídos externos.—Recuerdo claramente cómo Travis me dijo que 'su amigo Aaron' quería invitarme a cenar, pero era demasiado tímido para hacerlo.

—No . . . Esta vez no fue así.—Hotch aclaro la situación invitando a la chica a pasar a su oficina.—Solo pedí un consejo . . . no estaba seguro de que te sintieras cómoda con todo esto.

—¿Enserio lo preguntas?—la agente Benson cuestiono las dudas que tenía su amigo mirándolo directamente a los ojos antes de tomar asiento.—Tengo que admitir que aún inicio no quería . . . tener algún tipo de acercamiento e incluso pensé en regresar a mi unidad en Nueva York.

—¿Qué fue lo que te hizo cambiar de idea?—el pelinegro indago sentándose cerca de la chica, observando sus facciones con lentitud.

—El dinero.—contesto la chica sin alguna duda antes de reír de la expresión de su compañero.—Ser una especie de madre soltera requiere de un dinero extra para la niñera y otros gastos que Mark no cubre o lo hace fuera de tiempo. 

—Por un momento me sentí especial.—jugo Hotch con un tono lleno de sarcasmo, antes de acercarse más a ella.—Pero si vemos el lado positivo de todo esto. . . nos acercarnos de nuevo . . . bueno al menos ya no me miras como si quisieras estrangularme.

—Si, supongo que es un avance.—contesto Nadya haciendo retroceder a Aaron con un 'sutil' movimiento, asegurándose de mantener su espacio personal libre.—Respecto a lo de la cita . . . que sea el sábado por la noche, mi vecina me debe un favor así que no podrá negarse a cuidar a mi pequeña.

—¿No crees que a Irina le moleste que salgamos?—el pelinegro inquirió curioso a la reacción de la rubia, ya que no quería causar problemas con la amistad que tenía con su hijo.

—Para nada, ella es una personita que no odia a nadie.—contesto la castaña con una sonrisa, reconociendo que la estaba criando bien.—Irina ve las cosas de otra manera, como si todo el mundo mereciera una segunda oportunidad . . . El gato que ataco a sus gallinas hace poco a estado rondando por la casa de nuevo, ella simplemente saco un plato con comida para el.

—Es igual a ti.—Aaron secundo lo dicho por su amiga, recordaba cuando ambos eran niños y Nadya siempre tuvo ese corazón de pollo ante cualquier situación.—Aún me sorprende que decidieras ser policía . . . siempre creí que serías doctora o tal vez maestra.

—¡DIOS NO!—Benson dramatizo la situación como si le aterrara la idea—¿Cómo crees que sería maestra?, era bastante despistada.

—En eso estoy de acuerdo, pase dos años enamorado de ti mientras tu solo te concentrabas en tomar fotografías para el diario escolar.—murmuro Hotch sosteniéndola de la mandíbula obligándola a mirarlo.


Nadya se sonrojó ante el repentino cambio de comportamiento. Tenía que reconocer que el Aaron que conocía unos años atrás no era el mismo que estaba frente a ella. 

La distancia entre ambos se iba acortando poco a poco mientras compartían miradas intensas, sus respiraciones entrelazadas en el aire cargado de electricidad. La mujer podía sentir el pulso acelerado de su corazón mientras Aaron se acercaba lentamente, su rostro a solo centímetros del suyo. Ella cerró los ojos, anticipando lo que estaba a punto de ocurrir. 

Los labios de Hotch encontraron el camino hacia los de la castaña en un momento suave, como si estuviera buscando alguna señal para apartarse. Sin embargo, al sentir una respuesta positiva por parte de ella, el hombre profundizó el beso, sus labios presionándose con fervor contra los de Nadya. El pelinegro se levantó de su asiento para atraerla hacía él con un movimiento firme, solo para recargarla en el escritorio, dejando caer algunas documentos e bolígrafos que estaban sobre. 

Ambos apenas notaron el ruido que provocaron esos objetos caídos, estaban tan perdidos en la sensación de los labios del otro que su única urgencia era descubrir la dirección que estaban a punto de tomar sus acciones.

Las manos de Hotch se deslizaron bajo la blusa de la chica, acariciando suavemente su piel y enviando escalofríos por toda su espalda. Ella suspiró contra sus labios, abrazándolo con más fuerza mientras se dejaba llevar por la ola de sensaciones abrumadoras que la envolvía.


—Hotch, Strauss quiere verte en . . . —las palabras de JJ quedaron en el aire después de cruzar la puerta de manera repentina, encontrándose con ambos sobre el escritorio.


Nadya intentó reincorporarse rápidamente para arreglarse la blusa, pero sus movimientos bruscos terminaron empujando a Aaron, haciéndolo caer al suelo. El silencio llenó la habitación mientras todos procesaban lo que acababan de presenciar.

Aaron cruzó miradas con JJ, quien estaba paralizada en el umbral, como si estuviera procesando todo lo que estaba viendo. La tensión en la habitación era palpable, y Nadya se sentía avergonzada por haber sido atrapada en una situación tan comprometedora.


—Lo siento, no sabía que estabas ocupado.—la rubia parpadeó un par de veces, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

—Yo . . . me tengo que ir.—murmuro la castaña sintiendo sus mejillas arder ante la comprometería situación en la que la habían atrapado.—Solo necesito . . . ayudarte con esto.—intento recoger todas las cosas, pero sus nervios la estaban traicionados.

—No te preocupes . . . yo me encargo.—Aaron expreso mientras veía a las dos mujeres salir de su oficina.


Benson comenzó a caminar hacia el baño escuchando los pasos de su amiga detrás de ella, esperando que no se saliera de control la situación.


—Nady, espera.—JJ la tomo del brazo llevándola a una oficina vacía.—Déjame ayudarte, no puedes ir por los pasillos así.—la chica abrocho correctamente la blusa de su amiga mientras intentaba acomodarle el pelo.

—No quiero que pienses mal de mi o creas que estoy aquí solo por que . . . —la castaña intento disculparse por la escena que había presenciado.

—Tranquila . . . no están haciendo nada malo.—la rubia le sonrió entendiendo las preocupaciones de su amiga.—Los dos están solteros, era obvio que había algo . . . sus miraditas no pasan desapercibidas . . . solo procura ponerle seguro a la puerta para la próxima.

—Te juro que no supe que fue lo que paso.—comento Nadya mirando a su compañera quien solo se reía apenada de haber interrumpido algo intimo.

—A veces nos dejamos llevar . . . por ese tipo de situaciones—se limito a decir JJ antes de retroceder unos pasos.









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