06.- ✿ ꜱɴᴏᴡᴍᴀɴ ❀





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Un par de días habían transcurrido desde el tiroteo que presenciaron en Seattle, a pesar de las sesiones de terapia. Las noches seguían siendo un campo minado de pesadillas para Nadya. En cada sueño, revivía los aterradores gritos, aparecían las personas heridas y resonaba el eco de los disparos. Aquella noche no fue la excepción: descansaba en su cama, pero su cuerpo estaba agitado y cubierto de sudor mientras luchaba contra el recuerdo vívido del caos.

Entre sus movimientos inquietos, hubo uno en especial que la trajo de vuelta a la realidad, un sutil vaivén al final de la cama. La castaña intento abrir los ojos, parpadeando un par de veces, hasta que ajusto su visión borrosa y entre la neblina del sueño y la oscuridad, distinguió a Irina, estaba envuelta en sus cobijas, abrazando con ternura un conejito de peluche.



—¿Te desperté mi niña?—pregunto la madre estirando su mano para encender la lampara que estaba en su mesita de noche.

—El hombre malo apareció en mi sueño—confeso la pequeña mientras entraba a las cobijas para abrazar a su madre.

—Tranquila mi amor.—Nadya acariciaba el cabello de su hija en tratando de consolarla—Nada malo te pasara mientras yo este aquí.

—¿Lo prometes?— Irina alzaba su dedito meñique, era un gesto adorable, pero a la mismo tiempo serio, era su forma de sellar un pacto.

—Con todo mi corazón—murmuró Nadya, entrelazando su dedo meñique con el de su pequeña, cumpliendo con el ritual que para la pequeña era sinónimo de autenticidad en las promesas.


Benson apagó la luz, sumiendo la habitación en oscuridad. Sin embargo, esta vez era diferente; resultaba reconfortante contar con la presencia de su hija. Así que la chica se acomodo en el lado de su cama, cerrando los ojos, anhelando descansar un par de horas más antes de regresar al trabajo, pero pronto percibió que Irina no compartía esa misma intención.

La niña se removía inquieta a su lado, emitiendo un suspiro suave pero audible. Sus pequeños pies patalearon un poco bajo las sábanas y su madre podía sentir que quería decir algo.


—¿Qué ocurre ratoncito?—pregunto Nadya en voz jama sintiendo como su hija se recargaba contra su espalda.

—Papá dijo que no vendría en Navidad—dijo Irina subiéndose arriba de su madre, como si quisiera asegurarse de que este escuchándola.—¿Hice algo mal para que ustedes no vivan juntos?

—Oh, cariño, no, no hiciste nada malo —respondió Nadya con voz suave, acariciando el cabello de Irina, a pesar de que sentía un nudo en el pecho, tenía que aclararle esa situación—. Mamá y papá tomaron una decisión adulta porque hay cosas en las que no siempre estamos de acuerdo. Pero eso no tiene nada que ver contigo, cariño. Nosotros dos te amamos más de lo que puedas imaginar, y siempre estaremos aquí para ti.

—¿Y por qué no podemos estar todos juntos en Navidad? —preguntó la niña con cierta curiosidad.

—Bueno Mark . . . tu padre vive muy lejos de aquí, su trabajo como doctor es importante, vidas dependen de él—la castaña trato de justificar su ausencia, sin embargo no sabía por cuanto tiempo—Pero . . . . te adelantare una pequeña sorpresa . . . . Tu tía Liv vendrá pasara las fiestas con nosotras.

—¿De verdad? —exclamó Irina, emocionada por la idea de tener a su tía cerca, habían pasado de vivir con ella a verla una vez cada dos meses.—Pero, ¿No íbamos a ir con tus amigos?—pregunto la pequeña confundida.

—Si . . . . Pero, ella también puede venir, sabes que lo importante es que estemos juntas—la castaña beso la frente su hija con la esperanza que deseara dormir.—Descansa mi niña—se cubrió con las sabanas, pero la voz de la pequeña sonó de nuevo.

—¿Podemos comprarle un regalo a Jack?—preguntó la pequeña, con una voz llena de emoción y anticipación por la Navidad.

—Hablaremos de eso en la mañana—la castaña respondió con suavidad, girándose hacia un lado de la cama y cerrando los ojos, aunque en su mente sabía que esa discusión no terminaría ahí.

—También podríamos comprarle algo a Morgan, el fue el caballero que nos salvo del hombre aterrador—Irina recordó que fue él quien las saco del hospital.—Y tal vez al chico que odia a las gallinas . . .Reid . . . —entrecerró los ojos como si nombrara a su mayor enemigo, solo por tratar de convencerla que esos animales pueden enfermarla— mamá se que estas despierte—se quejo la pequeña sacudiendo el brazo de su madre—Ya vi que te reíste . . . .


Nadya soltó una carcajada antes de dar inicio a una guerra de cosquillas que, claramente, ella ganaría. Consciente de que se avecinaba una madrugada difícil, ya que Irina suele tener mucha energía, así que se propuso agotarla tanto como fuera posible.

Pasaron un par de horas antes de que cayeran dormidos y lo malo de desvelarse es que Nadya no quería ir al trabajo, su hija tenía suerte las vacaciones aun seguían en curso, pero ella tenía que cumplir con sus responsabilidades en la UAC, así que sin algún otra demora se levanto casi arrastrando sus pies alistándose para salir corriendo.



—Llegaste a tiempo por . . . . dos minutos y treinta . . . dos segundos—informo Reid cuando vio a su compañera sentarse en el escritorio, brindándole una taza de café como solía hacerlo todos los días.

—Gracias Reid, sabes como alegrarme las mañanas—dijo la castaña antes de darle un sorbo a la taza.—Creo que poco a poco voy llegando antes de la hora—comento soltando una risa.—Irina . . . suele tener mucha energía y es bastante parlanchina.

—Si . . . creo que pude darme cuenta cuando la conocí, tuvimos una pequeña discusión sobre quien era mejor si los patos o las gallinas—informo Spencer reclinándose en su silla.

—Ahhh, con que fuiste tú—Nadya lo miro divertida, había encontrado al culpable de los temas que Irina tocaba.

—¿De que hablas?—pregunto el genio acercando su silla hacia su amiga, como si fueran a compartir un secreto.

—Irina se la paso casi toda la madrugada hablándome sobre "su sentido especial para encontrar comida debajo del agua" o "sus fechas de migraciones" —informo la agente Benson negando la cabeza con una pisca de diversión.

—¿Enserio? . . . . ¿Lo recordó todo . . . ella me estaba prestando atención?—cuestiono el castaño emocionado a lo que estaba escuchando y sonrió enormemente cuando su compañera asintió.


Nadya estaba a punto de de contarle de manera más exacta que fue lo que decía Irina, pero un pequeño toque es su hombro llamara su atención, haciendo que la chica volteara.


—Nady, Hotch quiere hablar contigo en su oficina lo antes posible—mencionó Morgan con una sonrisa forzada. Después del "inconveniente" con Mark, ambos agentes no habían hablado del tema y suponía que Aaron quería ofrecerle una disculpa o tal vez explicar su reacción.

—¿Tiene que ser ahora?—pregunto la agente Benson haciendo ojitos mientras señalaba un pastelillo de chocolate, delatando sus intenciones de desayunar.

—Lo siento preciosa, pero creo que es urgente—Derek vio a la chica levantarse, pero decidió retenerla un poco, porque solo serían un par de segundos—Nad yo quería preguntarte si . . . . Bueno tenía pensado en comprarle algo a Ina por Navidad y tal vez no se . . . . salir a cenar pasando las fiestas, ¿Qué opinas?

—Morgan, no es necesario, aprecio que quieras hacer algo por mi hija, pero no me gustaría ser una molestia o que te sientas comprometido a comprarle algo.—la castaña sonrió nerviosa intentado avanzar, pero al parecer el no se rendiría tan fácil.

—Lo sé, pero quiero hacerlo, eres parte de este equipo y por ende ella también.—agrego el chico con una sonrisa viendo como ella "cedía" con un asentimiento— Y lo de la cena, ¿Qué te parece? Podríamos ir al restaurante que les guste, solo nosotros tres.


Nadya se detuvo por un momento, aunque la idea de compartir una cena con Derek y su hija le parecía encantadora, también dudas, ¿Estaría haciendo lo mismo que Mark al integrar a alguien a la vida de Irina?


—Lo voy a pensar, porque para ser sinceros le agradas a mi hija—confesó la agente Benson, con un tono de voz que revelaba la mezcla de sentimientos que bullían en su interior. Recordaba las comparaciones que Ina hacía de Morgan con Superman, y eso resonaba profundamente en sus reflexiones—Después de lo que pasó en Seattle, eres su héroe.

—¿Entonces es un si?—pregunto Derek esperanzado en salir con la chica.

—Es un tal vez, pero ahora tengo que ir con Hotch antes de que me mande a llamar de nuevo—la castaña se abrió paso dejando atrás a los dos agentes.


Morgan solo la veía alejarse con una sonrisa de victoria, le agradaba su compañera de manera sentimental y sabia que la prioridad de la chica sería su hija, así que esperaba tener una buena relación para que Irina no lo vea como un intruso.


—¿Tu plan es gánate a la niña para que sea más fácil que Nadya te acepte?—pregunto Spencer trayendo a su amigo de regreso a la tierra.

—Bueno, Hotch me ha dicho que ella no iniciará una relación por el bien de Irina . . . Así que si empiezo a caerle bien, creo que ella me aceptará como una posible pareja para su mamá y las cosas serán menos complicadas—confesó Derek encogiéndose de hombros

—No creo que a Hotch le agrade eso—informo el genio recordando todas las cosas que había notado en su comportamiento.

—Lo se . . . . se que han sido amigos desde pequeños y que él trata de . . . . —Morgan interno exponer su punto, pero Reid lo interrumpió.

—No me refería a eso—explicó Spencer, colocándose junto a su amigo—. Si hablamos desde el punto de vista neurocientífico, he notado que las pupilas de Hotch se dilatan notablemente cuando está cerca de Nadya. Además, existe una teoría psicológica sobre la sonrisa involuntaria —indicó discretamente, señalando la interacción que tenían desde el otro lado de la habitación. Ambos reían sin preocupaciones, como si solo existieran entre ellos dos en el lugar—. El lenguaje corporal a menudo revela más de lo que las personas están dispuestas a admitir. Por ejemplo, en este momento, la postura de Hotch cambia sutilmente porque está con ella: sus gestos se relajan, su expresión facial se suaviza, lo que indica una conexión emocional.

—Hey, amigo . . . Sé que intentas desanimarme porque ella es tu amiga y crees que solo le romperé el corazón, pero no es así. Realmente me interesa—argumentó el moreno mientras observaba fijamente la escena frente a él.

—Morgan, creo que en este caso aplicaría el dicho de no hay peor ciego que no quiere ver—el castaño contesto con algo de duda, no sabía si decirle lo que habían encontrado o quedarse callado.

—¿Acaso sabes algo?—pregunto Derek al ver la expresión pensativa de su amigo.

—Para ser perfilador y agente del FBI eres muy lento—se burlo Spencer dándole una palmada en el hombro.—Rossi tomo "prestado" un anuario del ultimo grado del instituto de Hotch, creo que deberías de verlo.—le aconsejo antes de caminar hacia su escritorio.



Mientras Morgan pensaba en las posibilidades de que Hotch sintiera algo similar por Nadya ellos dos estaban encapsulados en su propia burbuja, hablando de lo sucedido en Seattle.



—No tienes nada de que disculparte—confeso la castaña soltando una pequeña risita—Creo que sentí algo de envidia al ver que tu lo golpeabas.

—Enserio no se que me paso, tuve unos días estresantes y él solo gritaba—Hotch alzo las manos en manera de justificación, agradecido de que ella no se haya molestado.

—Aprecio mucho que me hayas defendido . . . A pesar de que hayan pasado cinco años desde que nos separamos, es bueno contar contigo a pesar de todo—dijo Nadya algo nerviosa ante la mirada del hombre.

—Creó que le hubiera dado una mejor paliza, pero me detuvieron a tiempo—Aaron se sincero encogiéndose de hombros.—Tal vez se hubiera comparado con el niño que te empujo de la bicicleta a los diez.—menciono con una pizca de nostalgia y diversión.

—Era increíble el desorden que lograbas hacer en tan poco tiempo, recuerdo que te rompiste la nariz esa vez—la agente Benson se rio al recordar las pequeñas peleas en las que se metía cuando salían.

—No soy el único con buena memoria—se burlo Hotch con el argumento que la chica le había dicho en el pasado—Aunque también peleaba en los pasillos, corría de un salón a otro para acompañarte a tu siguiente clase y digamos que empujaba a varias personas que no eran muy amigables con el chico enamorado.

—Claro, pobre de ti—Nadya continuo la broma de Aaron antes de sentir una mirada a lo lejos—Bueno . . . tengo que regresar a trabajar, aún tengo reportes que llenar y no planeo quedarme tiempo extra.

—Nad, espera—el hombre hablo, haciendo que la chica retrocediera unos pasos y lo mirara fijamente—Ammm . . . Jack quiere invitar a Irina a jugar a la casa, bueno ya sabes pasando las fiestas, así que me gustaría preguntarte si, ¿Estas de acuerdo?

—Si, por supuesto—la castaña sonreía mientras asentía, pues su hija extrañaba mucho a sus amiguitos de la escuela en especial a Jack.—Podemos ponernos de acuerdo para que jueguen un fin de semana y no estar tan presionados con los tiempos.

—Entonces . . . . queda ese asunto pendiente—reitero Hotch viendo como ella asentía y se alejaba hacia su escritorio.




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Llegó la noche de la cena navideña y Nadya estaba completamente lista. Se había arreglado y maquillado horas atrás, pero ahora se encontraba esperando a que Irina terminara de buscar su zapato izquierdo. A pesar de ofrecerse a ayudar, su hija insistió en que ya era una "niña grande" capaz de hacerlo sola.

La castaña decidió quedarse en la primera planta de la casa, llamando con impaciencia a Olivia no sabía a que hora vendría o si se había quedado a doblar algún turno, estaba llamando a la estación para preguntar por ella, hasta que finalmente el timbre sonó. No dudo ni dos segundos antes de correr a abrir la puerta.


—Siento la tardanza, pero el trafico era espantoso—Liv abrazo a su hermana después de unas semanas de no verla.—¿Y el pequeño remolino de destrucción?—pregunto notando la ausencia de su sobrina.

—En su habitación . . . . perdió un zapato y aún no lo encuentra—informo Nadya con una mueca—¡INA!, tu tía esta aquí—grito escuchando como azotaba algunas cosas, tal vez tratando de buscar más rápido.

—Creo que tendrás un desorden que limpiar al regresar—Olivia comento de manera divertida viendo a la pequeña bajando las escaleras.—Mi pequeño ratoncito, ¿Me extrañaste?

—¡Tía Liv!—exclamó Irina, lanzándose a los brazos de su tía con entusiasmo.—Si te extrañé, pero creo que te extraña más mi mamá—susurro la pequeña soltando una risita.

—Vamos a ponerte los zapatos para ya irnos—menciono Nadya recogiendo el par que fue tirado a mitad de escalera.

—Antes de eso quiero darte tu regalo—anunció la mayor de las Benson, haciendo saltar de emoción a la niña.—Iré al auto por él, pero espera aquí.

—Mami, ¿puedes darme tu regalo también, por favor?—pidió la niña con ojitos de cachorro—Así ya le contaré a Jack que me dieron y no tendré que esperar una semana.

—Está bien, ratoncito. Pero solo uno. El otro te lo daré más cuando regresemos—respondió Nadya con una sonrisa cómplice, cuando escucho la puerta abriéndose tapo tapido los ojos de su hija.—Sin ver no hagas trampa y quieras ver tu . . . . . —las palabras de la castaña quedaron en el aire al ver a su hermana.

—Déjame ver—Irina se quitó las manos del rostro y volteó a ver a su tía—. ¡Es un pato!—gritó emocionada, corriendo a tomar el animalito de la mano de Liv.

—Bueno . . . tu madre siempre hablaba de como creció con animales de granja a su al rededor y luego salió el tema que querías algo igual—explicó Liv, disfrutando la alegría contagiosa de su sobrina, pero su sonrisa se borro cuando vio a su hermana—Nad . . . . . se que debí consultarlo contigo, si te molesta podemos regresarlo o . . . .

—No, no es eso . . . es que . . . yo le compre la gallina que quería—confeso la castaña provocando otro grito de su hija.

—¿Dónde esta?—pregunto guardando al patito en su caja, acariciándolo con suavidad, para que no se moviera—Esta es la mejor Navidad de mi vida.


Después de tomarse un par de minutos para acomodar a los dos animales en los corrales y permitir que la pequeña Irina les pusiera nombre, se dirigieron hacia la casa de JJ.

Al llegar, notaron varios vehículos ya estacionados; esperaban no ser las últimas en llegar, pero esa sensación de nervios e incomodidad fue borrada ante la cálida bienvenida de sus amigos, invitando a Nadya a presentar a su hermana con toda confianza, mientras el equipo se dedicaba a compartía algunas anécdotas divertidas y vergonzosas sobre los primeros días de la chica. Como aquella vez que quedó atrapada en un elevador o cuando accidentalmente descompuso la máquina de asistencia. Sin embargo todo ese ambiente juguetón cuando fueron llamados a la mesa, para dar inicio a la cena, expresando su agradecimiento por la cálida hospitalidad que les estaban brindando.

Aunque el equipo notaba la enorme sonrisa de Irina, todos asumieron que se debía al hecho de que estaba disfrutando de nuevo jugando con Jack. Sin embargo, desconocían que en realidad había conseguido la gallina que tanto ansiaba desde su llegada a Quántico, además de un pequeño pato. ¿Podría esperar algo más esa noche? ¿O acaso ya había alcanzado todo lo que deseaba?



—Gracias por las galletas—hablo Spencer mientras señalaba la bolsa de galletas caseras que la castaña les había preparado.

—Bueno no quería llegar con las manos vacías . . . . Además fue idea de Irina—confeso Nadya, sabiendo que el plan principal era comprar un pastel, pero quedo confundida cuando Spencer solo asintió y se fue.—¿Dije algo malo?—pregunto la chica algo nerviosa.

—No . . . . Solo es Spencer siendo . . . . Spencer, no pasa nada del otro mundo—bromeo Hotch antes de hablarle a su hijo susurrándole algo al oído.—Gracias por el regalo que le dieron a Jack, últimamente tiene esa obsesión por los dinosaurios.—señalo todos los juguetes que algunos miembros del equipo le habían regalado a su hijo esa noche.

—Me alegra que le gustara, la verdad no estaba muy segura—expreso la castaña haciendo una mueca pensativa—Irina es de gustos diferentes cada vez que compramos algo, un día puede amar los libros de princesas y al siguiente prefiere un libro de aventuras.

—Fue perfecto créeme . . . comenzó su colección de peluches hace unas semanas y ahora creo que ese será su favorito—dijo Aaron haciendo una pausa antes de hablar—Nad, espero que no te moleste que le hayamos traído un regalo también—le hizo una señal a su hijo para que le diera la caja a su amiga.

—¡Mami, mira un pollito!—gritó la niña, abrazando a su amigo con emoción.—Ginger puede ser su mamá—sugirió con inocencia, esperando que la gallina aceptara cuidar a un pollito que no era suyo.

—¿Ginger?—pregunto Hotch confundido, comprendiendo que tal vez hubiera sido mejor hablar con la castaña antes de comprarle una mascota.

—Es que ya le había regalado una gallina.—informo la chica, sin imaginar el desastre que estaba por llegar, al ver que Morgan y Spencer entraban con cajas similares.—Ohhh, dios . . . no, por favor no—susurro para si misma.

—Gracias, gracias, gracias—Irina le señalo a su mamá la gallina que le había dado Morgan y un patito de parte de Spencer—Jack y yo les pondremos nombre—anuncio la pequeña antes de abandonar el lugar.

—Debimos preguntar antes ¿Verdad?—pregunto Spencer cuando escucho que ya le habían regalado otros animalitos ese día.

—Lo siento es que ella hablo de que quería una gallinita . . . hasta me enseño un dibujo—Derek se excuso levantando las manos en son de paz.

—Creo que podrías volver a vender los huevos de las gallinas, como cuando eras niña, así ganarías un dinero extra—propuso Hotch ante la situación tan extraña que estaban viviendo.

—Sí, podría ser . . . . como en los viejos tiempos —respondió Nadya, secundando la idea de su amigo con una sonrisa divertida. Era algo increíble pensar cómo de un pato y una gallina habían terminado con dos patos, un pollito y dos gallinas.—Tengo que ir a decirle que no los saque de sus cajas, no quiero ensuciar la casa de JJ.—se levanto saliendo rápido del lugar.

—¿Alguien más noto que se emociono más con mi regalo o solo fui yo?—pregunto Spencer como un intento de romper el silencio de la habitación.

—Supongo que para la próxima tenemos que ponernos de acuerdo, espero y no sea un gasto extra para Nadya o que piense que somos algo entrometidos—pregunto Morgan sentándose en frente de su amigo.

—Bueno . . . . en realidad intentaba ser amable con Irina . . . . la vez que estuvimos en Seattle, expuse por dos horas mis argumentos porque unos animales son mejores que otros, hasta que Prentiss me hizo ver que estaba peleando con una niña.—explico Reid mirando hacia el lugar donde todos se fueron.

—Al igual que Morgan, espero no haberla metido en problemas.—menciono Hotch, prestando atención a su reloj—Tengo que darle su medicina a Jack, al parecer se quiere resfriar y prefiero prevenir antes de que enferme.—informo antes de salir a buscar a su hijo.



Penélope le informo a Aaron que su hijo había salido con Irina al patrio trasero, así que se dirigió hacia el lugar a pasos apresurados. Sin embargo al abrir la puerta trasera choco con la agente Benson, provocando que cayera al suelo.



—Lo siento, no me di cuenta de que ibas a entras—Hotch se disculpo ayudando a su amiga a levantarse.

—Tranquilo fue un accidente . . . porque no creo que vayas por ahí aventando personas ¿Cierto?—bromeo la chica mirando fijamente al hombre que tenía enfrente.

—No . . . no creo ser tan malo, solo buscaba a Jack—informo Aaron mirando al rededor del patio, viendo que no había rastro de su hijo.

—Ohhh, estaban jugando aquí, pero hacía mucho frio así que les aconseje que fueran por un suéter—confeso Nadya, pero Hotch parecía no escucharla, el solo señalo un objeto arriba de la cabeza de la chica.



La castaña subió la mirada y se encontró con el muérdago colgado de un árbol justo detrás de ella. Un destello de comprensión iluminó su rostro mientras recordaba el significado de esa planta en estas fechas. Entendió de inmediato por qué Hotch se había quedado callado de repente, notando el parecido entre la situación actual y su primer beso hace años.

Nadya volteó para bromear sobre la situación, tal vez con una pequeña broma o alguna ocurrencia para aliviar la tensión, pero antes de que pudiera decir algo, Hotch se movió con su típica calma. Se acercó a ella, una mano se posó suavemente en su mejilla, acariciándola con ternura, mientras que la otra posaba en su cintura, sus ojos se encontraron en un entendimiento silencioso.

El aire parecía cargado de electricidad y aunque ella no lo dijo nada en voz alta, él comprendió que estaba de acuerdo con lo que iba a suceder, cuando los ojos de la chica se posaron en sus labios. El eco de aquel primer beso resonaba en la atmósfera, ambos buscaban revivir ese recuerdo, volver a sentir los labios del otro, sus corazones latían al unísono en ese momento suspendido en el tiempo.

Cada centímetro que separaba sus labios se volvió insignificante mientras se acercaban, cerrando los ojos, anticipando el ansiado contacto. El aliento chocaba suavemente, sus respiraciones entrecortadas se sincronizaban.


—Nadya, Irina te busca—informo Olivia mientras salía al patio, separando bruscamente a la pareja que tenía en frente, evitando que sus labios se tocaran—Lo siento . . . no sabía que . . . . estaban ustedes ocupados . . . —se disculpo, aunque no había manera de saber lo que pasaba afuera de la casa, ya que no era algo lógico que tocara para salir.

—Enseguida voy —respondió Nadya, forzando una sonrisa mientras se apartaba, sintiendo la tensión no resuelta flotar entre ellos, sin antes voltear a ver a Hotch y formular un "Lo siento", sin emitir ningún sonido.


Hotch asintió, su mirada revelando una mezcla de sorpresa y algo más difícil de definir. Con un gesto disimulado, intentó recobrar la compostura mientras Olivia llevaba a Nadya hacia donde estaba Irina.




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