CAPÍTULO TRES

[ THE NEW WOMAN ]

CAPÍTULO TRES

❛una extensión blanquecina, azulada, llena de fuego y caos❜


    FUE DIFÍCIL LEVANTARME A LA MAÑANA SIGUIENTE, pero debía hacerlo sin hesitar. Teníamos una misión. El cetro de Loki nos esperaba en una base de Hydra en Sokovia, tal y como el Profesor me había hecho saber y yo había transmitido a los Vengadores. El tema de los mejorados seguía en el aire, al menos por mi parte. No sabía qué medidas emplearíamos contra ellos, pero mi puesto en el campo de batalla a la hora de eliminarlos no estaba del todo claro.

Debía concentrarme únicamente en Strucker y el cetro. Aunque más en Strucker.

Había olvidado, por un momento, lo que su nombre escondía detrás. Mi cautiverio; mi tortura. No me consideraba una persona vengativa, no me corría la sed de sangre, pero en este caso, quería hacerle pagar todo lo que me había hecho a mí y al mundo en general. No solo era yo la que se encontraba entre sus celdas y la que soportaba sus injusticias. Bucky había sido un producto más de su salvajismos, los mejorados... y el mundo. Tendría que erradicar sus objetivos y su persona en general. En esto sí que no iba a arriesgarme, sí que no iba a dudar. Strucker tenía que ser eliminado. Y lo sería.

La cama estaba vacía para cuando reuní fuerzas suficientes al hacerle frente al frío del amanecer. Steve siempre se levantaba antes para ir a correr o prepararse antes, por lo que no era ninguna sorpresa ver su lado de la cama hecho. Me metí en la ducha, bajo el agua caliente, queriéndome despejar un poco, suspirando al no poder demorarme un rato más. Con solo un albornoz cubriéndome, salí al dormitorio para buscar el traje que Tony se había encargado personalmente de confeccionar para mí.

Aquella sería la primera vez que lo usaría, y aunque fuera perfecto para la ocasión, me sentía un poco incómoda en él. Se amoldaba a mi cuerpo como si fuese una segunda piel, sin restringir ningún tipo de movimiento. Era una tela flexible, resistente e impermeable. El color me hacía justicia y el azabache de mi cabello contrastaba con el tejido blanquecino. Las botas de combate eran medianamente altas, confortables y de suela dura, se adherían a cualquier tipo de extensión; bien podría correr con ellas sobre tierra, mar y cielo. No pesaban, era como no tener nada.

Tony se había encargado de que todo fuera perfecto.

─Señorita Carter -anunció de pronto la voz de Jarvis, sacándome de mis cavilaciones- La esperan todos en el salón.

─Está bien, Jarvis. En seguida estoy ahí.

Sin perder un minuto más, ya que no quería ser más impuntual de lo que al parecer estaba siendo, me coloqué el cinturón de armas sobre la cadera y busqué en unos cajones secundarios del armario mi arsenal de armas. La torre tenía su propia armería, pero yo era muy tradicional. A excepción del último artilugio de Stark. La pulsera que había creado para mí casi me hizo reír, se suponía que eso transformaría mis impulsos neuroeléctricos en un látigo. En un primer intento funcionó, ya veríamos si a la práctica se cumplía. Guardándome algo de munición extra por si a caso y finalmente armada con lo que necesitaría, me dirigí hacia dónde todos me esperaban.

Una mirada nueva se posó sobre mí. Steve me vio escrutarlo con confusión, pero finalmente caí en su no tan desconocida identidad.

─Agente 13, es un placer conocerla finalmente -se adelantó el rubio de pelo largo y capa roja, armado con un gigantesco martillo y equipado con una armadura bastante excéntrica- Soy Thor, Dios del Trueno e Hijo de Odín, Padre de todos. Me honra tener su presencia entre Los Vengadores, he oído hablar mucho de usted.

─Sí -asentí desconcertada por su presentación, dejándome estrechar la mano como si fuese un simple brazo de muñeco- Yo, igualmente. Es un placer conocerle... Dios del Trueno.

─Solo Thor -pidió sonriendo, soltando mi mano.

─Claro -asentí de repente abochornada por las sonrisas divertidas a las espaldas de mi nuevo compañero.

─Bien, hechas las presentaciones -habló Tony, dando una palmada para llamar la atención- Todos al Quinjet.

En seguida, y tras su orden, seguimos sus pasos hacia la dirección mencionada. Busqué con la mirada a Steve, quien ya estaba a mi lado posando un brazo por mis hombros. Lo miré, sonriendo de lado al verlo uniformado. Él correspondió mi gesto, dirigiendo un rápido vistazo a mi nueva indumentaria.

─No está mal -comentó sin despegar los ojos de mí, casi quemándome con ellos, haciéndome ruborizar por un momento.

─Siento que me ahogo con esto -me quejé estirando el cuello del traje, bajando un poco la cremallera para aliviar el malestar.

Steve dirigió la mirada hacia donde terminaba la abertura de la cremallera, revelando algo más de piel de lo normal.

─Creo que podré acostumbrarme -murmuró detrás de mí, siguiéndome el paso hacia dónde se dirigía el equipo.

ººº

El viento golpeaba mi rostro como si de una mano invisible se tratara. El terreno era una extensa superficie blanquecina, pero la motocicleta atravesaba el dominio como si fuera simple asfalto. Mis manos se aferraron al abdomen de Steve mientras éste conducía, los brazos tensos sobre el manillar. Su escudo estaba sobre mi espalda, para así no molestarme durante el trayecto, pero su cinturón de armas se clavaba sobre mis caderas.

A mi al rededor todo era un borrón, los árboles desaparecían de mi campo de visión tan rápido como lo hacía la moto. Los enemigos empezaban a revolotear entre mis pensamientos, por lo que estábamos cerca de su zanja de batalla. El resto del equipo nos seguía, Hulk con sus pisotadas, Stark sobrevolando el terreno gracias a su armadura y Thor con su martillo, y Clint y Natasha esquivando los múltiples disparos enemigos.

─¡Mierda! -de pronto lo oí gritar por el intercomunicador.

─¡Esa lengua! -le reprendió Steve- Jarvis, ¿qué vistas hay desde arriba?

─El edificio central está protegido por una especie de escudo de energía -respondió la voz de nuestro asistente digital- La tecnología de Strucker es muy superior a la de cualquier otra base de Hydra tomada.

─El cetro de Loki está aquí -afirmó Thor entonces, más seguro que nunca- Strucker no podría montar esta defensa sin él. Por fin.

─Ese por fin se está haciendo un poco largo -se quejó Romanoff.

─Sí -asintió Barton en un tono ahogado- Creo que hemos perdido el elemento sorpresa.

─Un momento -habló Stark- ¿Nadie va a comentar el hecho de que el Capitán me ha dicho esa lengua?

El comentario me hizo poner los ojos en blanco, aunque en el fondo no pude reprimir una sonrisa torcida por el humor infantil del multimillonario.

─Lo sé -respondió mi hombre estrellado. A unos metros por delante, los cuales iban reduciéndose debido a la velocidad de la motocicleta, nos esperaba un jeep llevado por los soldados de Hydra. Steve giró el rostro hacia mí, sabía lo que significaba- Salta.

Aunque tuviese ganas de quejarme, me solté del agarre de su cintura e impulsándome hacia atrás, caí sobre el terreno nevado de costado, arrastrando tierra en mi traje. Steve, de un rápido movimiento, lanzó la motocicleta hacia el vehículo de los enemigos, provocando una explosión y por lo tanto reduciendo el número de enemigos. Me levanté del suelo, irguiendo una rodilla sobre éste y mirando a Steve mientras me recolocaba el cinturón de armas.

─Se me ha escapado -se excusó ante mi mirada reprobatoria por su extraña manía de lanzar motocicletas.

De pronto su comentario se vio callado por un borrón electrizante que pasó por su lado, derribándolo. Los reflejos de Steve fueron rápidos y contuvo la caída en un mortal hacia atrás, pero yo no corrí la misma suerte y volví a yacer en el suelo de bruces, probando el sabor de la nieve mezclada con la tierra.

─Hay un mejorado sobre el terreno -comunicó Steve, dirigiéndose a mí y tendiéndome una mano para ayudarme a levantar.

─¡Clint está herido! -avisó también Natasha mientras corríamos hacia la horda de enemigos que se aproximaban, armados y apuntándonos- ¿Alguien se encarga de ese búnker?

Mientras me concentraba en enviar a mis dedos una señal de energía, me fijé que unos metros a mi derecha algo colapsaba brutalmente contra otro conglomerado de soldados. Una masa verde y musculosa repartía puñetazos a diestra y siniestra, deshaciéndose de cualquiera que se interpusiera en su camino. Era la primera vez que veía a Banner, o más bien, a Hulk en acción, y aunque hubiese visto muchas cosas en la vida, ese hombre o cosa no dejaba de sorprenderme.

La energía se acrecentó, aumentando notablemente a medida que los enemigos se acercaban, dispuestos a atacar; y cuando lo intentaron, cuando sus disparos se dirigieron a mí, de mi brazo corrió lo que sería un látigo hecho de mi propia potencia. De un basto movimiento enredé la correa de mi brazo en las piernas del que había disparado contra mí estando más cerca, y sacando una pistola con la mano libre, apunté a su pecho.

Steve, sirviéndose únicamente de su escudo, derribó a tres sujetos más mientras yo me acercaba a mi segundo, cuerpo a cuerpo.

─¡Stark, tenemos que entrar! -le recordé mientras le propiciaba un puñetazo, haciéndole caer y enterrando la suela de mis botas en su cara.

─¡Me estoy acercando! -contestó apurado, haciéndome bufar. Necesitaba encontrar a Strucker urgentemente.

Una descarga azulada provocada por las armas de Hydra casi me rozó el hombro, y al no ver a ningún enemigo delante, me giré, topándomelo detrás y apretando de nuevo el gatillo. Su disparo, por suerte, no terminó de completarse ya que Steve lanzó su escudo hacia él, salvándose de la bala de energía.

─Gracias, Ojos Azules -murmuré, mandando de nueve una onda de corriente a mis dedos, plasmándola en mi tan útil látigo y atrapando el arma de otro enemigo que se acercaba corriendo hacia Steve. Se giró, dándose cuenta que esta vez había sido yo quien le había defendido, guiñándome él un ojo en asentimiento- ¡Stark! -insistí.

─El puente levadizo está bajado -avisó para mi suerte- Qué impaciente, chispitas.

─¡Solo quiero acabar ya con esto! -dije arrancando a correr detrás de Steve, quién se había encontrado con Thor.

─¿Y el mejorado? -inquirió éste recuperando su martillo después de habérselo propiciado a un enemigo, obviamente dejándolo inconsciente.

─Es solo un borrón -informó Steve entre jadeos- Nunca antes había visto un enemigo así.

─Directamente no lo has visto -le recordé, pues el mejorado había sido tan rápido que prácticamente había sido imposible prevenir el golpe.

Me miró, ignorando el comentario o al menos dejándolo pasar, pues aquél no era el momento para iniciar una de nuestras cariñosas disputas de orgullo; pero en el fondo sabía que le había hecho gracia.

─Yo puedo llevar a Barton al jet, cuanto antes salgamos mejor -propuso Thor- Vosotros dos y Stark conseguid el cetro.

─Recibido -asintió el Capitán.

Dirigimos la vista al frente, donde nos esperaba otro tanque rodeado por una docena de soldados. El látigo se desenredó de mi antebrazo, vibrando, dispuesto a utilizarlo de nuevo.

─Parece que se alinean -comentó el Dios nórdico observándolos.

─Están muy animados -le respondió Rogers ladeando la cabeza, mirando a su compañero y asintiendo a algo que tenían en mente.

Sin darme a mí tiempo a reaccionar, Thor impactó su martillo contra el escudo de Steve, provocando una colisión que hizo derribar a los soldados y reventar el tanque en dos. Miré a mi novio y a su compañero, gratamente sorprendida. El dios hizo como si nada, insistiendo en que nos hiciéramos con el cetro, y haciendo girar su martillo para salir volando con él a continuación.

Incliné la cabeza hacia atrás, viendo por donde había salido Thor, dejando un rastro de hojas cayendo al saltar entre los árboles. Traté de asimilar las nuevas experiencias que estaba viviendo en cuestión de horas, negando con la cabeza.

─Esto es de locos -susurré siguiendo a Steve, el cual de nuevo, había arrancado a correr en dirección a la base, ahora disponible para nosotros.

Un poco de terreno montañoso por el que subir, unos enemigos que se ponían de por medio pero que eran fácilmente quitados de encima y en cuestión de minutos ya estábamos dentro de las instalaciones de Hydra. Todo me dio vueltas, los recuerdos, supuse. No es que la base me fuera familiar, sino el sentimiento. Años atrás ─décadas, siete en concreto─, había estado con Steve y el Comando Aulladores irrumpiendo en bases nazis y destartalándolas. Setenta, ochenta años más tarde, había perdido la cuenta, seguía igual; solo que en un nuevo siglo y sin mis antiguos compañeros de batalla.

Le estaba cubriendo las espaldas a Steve. Este controlaba el perímetro, escondido en una esquina, visualizando si el camino estaba despejado, mientras yo me ocupaba de la retaguardia. El pasadizo estaba tenuemente iluminado, apenas la luz de los ventanales llenaba el oscuro espacio. Todo estaba muerto en un completo silencio, los quejidos de dolor y los disparos en el exterior apenas eran audibles, por lo que la voz de Natasha a través del intercomunicador me sobresaltó.

─Aquí está todo controlado.

─Pues ve con Banner -le avisó Steve, ajustándose el pinganillo en el oído, adelantando unos pasos al ver que estaba el camino libre-, cántale una nana.

Le seguí los pasos al Capitán, de pronto sintiendo aglomeración de pensamientos irrumpiendo en mi cabeza. No estábamos solos, aunque eso no era ninguna sorpresa.

─Hay más por aquí -le avisé. Y de pronto sentí algo agitarse con miedo en mi mente, una voz recelosa manchada de un curioso acento- Y Strucker también.

Steve me miró, asintiendo y adelantándose, topándose con los dos soldados de los que le había hablado. Cada uno nos encargamos de ellos, Rogers usando su escudo y yo sirviéndomde de mis habilidades, lanzando los cuerpos a metros más allá de nosotros, justo donde un cuerpo tembloroso corría para huir.

Era él.

─El Barón Strucker -lo llamó Steve, apareciendo en su campo de visión junto a mí. Cuando sus ojos, uno de ellos a través del monóculo de cristal, se posaron en los míos, tembló temiéndose lo peor-, el matón número uno de Hydra.

─Técnicamente soy matón de Shield -le corrigió con sarna, mofándose con la mirada.

Y sin saber el motivo exacto, dejé de centrarme en sus voces para ocupar la de una nueva. Una teñida de rojo, de ira, de venganza opacada por el miedo. Sus garras querían penetrar mi mente al igual que las mías la suya, pero ninguna nos dejábamos vulnerar. Sabía quién era, de quién se trataba su misteriosa presencia, su poderío impregnado de enigma.

Entonces la vi, apareciendo por una esquina, sigilosa y con sus ojos y manos inyectadas en una nebulosa escarlata. Su cabello caía lacio por su rostro, ocultando sus faces, lo cual la hacía ver aún más temeraria. Ella me vio, y sonriendo de lado, movió sus manos hacia donde Steve y yo nos encontrábamos.

Quise advertirle, prevenir su ataque, pero la mejorada estaba intentando arañar las superficies de mi mente, dejando un rastro de su bruma carmesí, haciéndome temblar de dolor. Era fuerte, no sabía por qué, pero lo que habían conseguido hacer de ella era un milagro. Un desastroso y peligroso milagro. Rasgó, más profundo, haciendo sangrar mi mente, y dejando como una bomba de relojería la nube granate de poder.

Fue como una inyección, una letal. Mi cuerpo intentó rechazarla, yo intenté ahuyentar la horda de nervios electrizantes que punzaban mi cerebro, pero no terminé de expulsarla del todo. Y como si de una descarga se tratase, mi cuerpo convulsionó al mismo tiempo que mi visión cambiaba violentamente a una más oscura, menos iluminada, rodeada de barrotes, de suelo sucio y húmedo, de gritos agudos e hirientes, de órdenes. Y de nuevo volví a convulsionar, esta vez volviendo al mismo escenario de antes, a la base, con Steve a mi lado y a Strucker tendido en el suelo, con el monóculo roto y aparentemente inconsciente.

Oí los llamados de Steve como si fuese en otro sitio, como si estuviese lejos, y cuando clavé la mirada en él, en su azul agitado y en sus labios preocupados, sus demandas empezaron a sonar claras.

─Sharon -me llamó, sosteniendo mi espalda entre sus brazos, intentando levantarme- Sharon, Dios. ¿Estás bien?

─Ha sido ella -murmuré, incapaz de formular una oración, la descarga de recuerdos, el carrete de imágenes aún rondando mi mente.

─La he visto -asintió- También me atacó.

Me erguí, apartándome de sus brazos en mi espalda para sostenerme por mí misma, gimiendo al sentir un dolor en la cadera, seguramente al caer. Miré a Steve, el cual estaba sobre una rodilla, con su escudo en el suelo y su mano sujetándome del hombro.

─¿Tú estás bien? -inquirí altamente preocupada por lo que esa mejorada podría haberle hecho.

─Sí, solo ha sido una caída -me avisó- Pero tú...

─Chicos -habló la voz de Stark desde el intercomunicador- Tengo el cetro.

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[ SIN EDITAR ]

siento muchísimo estar tanto tiempo sin publicar, últimamente no sé qué me pasa que apenas estoy inspirada y las ganas brillan por su ausencia, así que no tengo excusa, porque sinceramente tiempo me sobra.

sé que no es gran cosa lo que traigo pero ya tengo el siguiente capítulo empezado y espero poder acabarlo pronto ya que las cosas ahora empezarán a ser rápidas.

muchas gracias por el apoyo, los comentarios y la espera. y gracias sobretodo a las nuevas lectoras por tomarse el tiempo de llegar hasta aquí después de dos largas temporadas.

un abrazo muy fuerte a todo el mundo.

-mina vega, xoxo

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