CAPÍTULO DOS

[ THE NEW WOMAN ]

CAPÍTULO DOS

❛tenía miedo que no le necesitara porque él lo hacía todo el tiempo❜    


    ERA DE NOCHE CUANDO LLEGUÉ A LA TORRE. Ya sabía qué me esperaba al salir del ascensor; una jauría de perros hambrientos se me tiraría encima. Aún sin tener a Steve delante, pude ver la crispación en su rostro. No le había llamado ni devuelto los mensajes, tenía motivos para estar preocupado, pero no me acordé de él mientras estaba con Peggy. Sinceramente, no me acordé de nada. Pero aquí estaba devuelta, junto a Los Vengadores, a quienes tendría que darles respuestas sobre mi repentina escapada con el Profesor Xavier. Respuestas y avisos.

En cuanto el cubículo de metal abrió sus puertas, pude ver lo que me deparaba al otro lado. Todos estaban reunidos, mirando hacia mí. Steve también lo hacía, me miraba, me pedía explicaciones con solo arrugar la frente. Pero sobretodo, además de escudriñarme, suspiraba aliviado. Fue el primero en levantarse de su asiento, y a pesar de yo acercarme a ellos, él decidió acortar la distancia para llegar antes hasta mí.

─Siento no haberte avisado -hablé antes que él, pues no quería oír ningún interrogatorio- Sé que llevo horas fuera, pero después de estar con Xavier fui a ver a Peggy.

En seguida su rostro, el cual lo había mantenido tenso y contraído en una mueca seria, se aserenó con un asentimiento de cabeza. Supe que tenía más preguntas por hacerme, mas calló y me dejó hablar mientras me iba deshaciendo de la chaqueta y el bolso.

─El Profesor Xavier y yo hemos mantenido una interesante conversación esta tarde -anuncié ante la atenta mirada del equipo. Dejé mis cosas a un lado, tomando asiento en la esquina de la mesa que tenían delante. Steve se quedó de pie a mis espaldas- Jack Abrams habló de un ejército de mejorados. Solo son dos.

─¿Por qué tanto secretismo entonces si son solo dos mejorados? -preguntó Clint.

─Salen del cetro de Loki, deben ser poderosos -respondió su amiga pelirroja en dirección al arquero.

─Y peligrosos -añadió Banner.

─La base está en Sokovia, junto al cetro y los mejorados -agregué, pasando la mirada por cada uno de los miembros del equipo.

─¿Cómo estamos seguros de eso? -inquirió Steve detrás de mí, avanzando unos pasos hasta quedar a mi lado, donde pude verlo de perfil.

─Charles Xavier lo está -dije- Lo sabe.

─Entonces no tenemos tiempo que perder -exclamó Tony levantándose, dando una palmada con entusiasmo.

Todos siguieron al multimillonario, dejando sus asientos vacíos y a punto de dirigirse cada uno a sus respectivas tareas. Me levanté, aún en la misma posición, notando el movimiento a mis espaldas. Steve se mantuvo a mi lado, observándome de reojo, esperando mi reacción. Sabía que no había terminado de hablar, que había algo más.

─Creo que deberíamos terminar de aclarar el asunto de los mejorados.

Entonces se giró, quedando totalmente cara a cara contra mí. El movimiento de antes se detuvo, prestándome atención. Nadie volvió a sus asientos anteriores, se quedaron por ahí, dispersos por la sala.

─Son solo dos -habló Tony- ¿Qué más hay que aclarar? Podemos sacárnoslos de encima fácilmente.

─Ahí es donde quería yo llegar -le contesté, avanzando a tientas por la estancia- No creo que debamos eliminarlos como un simple soldado de Hydra.

─¿Qué, los adoptamos?

─No son mascotas -escupí- Deberíamos darles otra oportunidad.

─Nosotros somos Vengadores, de dar segundas oportunidades que se encargue Dios -habló Clint.

─A mí me la disteis -les recordé- Me sacásteis de ahí aún sabiendo que estaba con ellos.

─Eso es diferente -intervino entonces Steve- Yo te conocía de antes, sabía cómo eras. Tú nunca accederías a unirte a Hydra. No sabemos si ellos sí.

─Son niños -añadí, sintiendo la presión del grupo sobre mis hombros- El Profesor lo ha visto. Son jóvenes. ¿Qué adolescente querría unirse a Hydra? Puede que los hayan retenido contra su voluntad.

─No creo que debamos arriesgarnos a juzgar o no -dijo Natasha- Si son peligrosos debemos tener mano dura. Ablandarnos no es una opción.

─No estoy hablando de ser blandos, sino de ser humanos.

Steve se acercó a mí. No supe determinar si mis palabras le habían terminado de convencer o no, pero quería conocer el por qué de mi repentino posicionamiento. Ni yo estaba segura sobre qué hacer exactamente en caso de verme delante de los mutantes, pero quería, o al menos estaba intentando tener claro qué se debería hacer; qué sería lo correcto.

─Todos hemos oído a ese tal Abrams -esta vez fue el turno de Banner, quien hizo evidente su presencia, la cual a veces pasaba desapercibida en los debates- Esto podría provocar una guerra.

─Según Purifiers, todo provocaría una guerra -dijo Steve. Lo miré sorprendida, pues aquello habría sido uno de los argumentos que escogería como respuesta- Pero tenemos que decidir qué protegerá a los civiles.

─Esos mejorados en definitiva no serán su salvación -contestó Romanoff- Vamos a tener que estar atentos con ellos. Que sean dos no significa que sean presa fácil.

Bufé molesta, debatida. Me consideraba la primera en desconfiar de todo aquello que se viera relacionado con Hydra, pero la llamada de Purifiers era sospechosa. Querían que nos posicionáramos en su bando sin preguntarnos por qué. Yo lo había hecho, había indagado en el meollo del asunto. No querían que los X-Men se involucrasen porque sino perderían la partida, sabían cómo evitar que los llamara a mi equipo, sabían que tenía relación con ellos y querían evitar eso a toda costa. No lo habían conseguido.

Y aunque las incógnitas aún estuviesen del todo resueltas, habían logrado tenerme entre la espada y la pared. Para mí, dudar era peor que actuar y hacer las cosas mal. Si te lo piensas mucho, acabas rindiéndote. No quería doblegarme ante nadie, por mucho que nos avisaran del fin del mundo, por mucho que previnieran una inminente guerra, no les daría la razón tan fácilmente.

Aunque quizá tuvieran razón. Esos mejorados podían ser peligrosos y yo estaba defendiéndoles como una tonta para que tuviesen una oportunidad. Me estaba arriesgando, estaba poniendo al mundo en peligro por dos experimentos de Hydra. Pero lo hacía, básicamente, porque yo había sido uno de ellos. La única diferencia, tal y como había dicho el Profesor Xavier, era que yo conocía los dos lados de la moneda. Conocía el lado bueno y el malo. Cara o cruz. Esos dos chicos solo conocían la cruz de la vida, lo malo de la moneda.

─Sharon -me llamó de pronto Steve, poniendo fin a la horda de pensamientos- No podemos correr el riesgo.

Lo miré. Su mano apretaba con suavidad mi hombro derecho, como si quisiera contenerme más que convencerme. Me habló y en sus ojos no vi la imagen del Capitán América, dispuesto a arriesgar sus vidas por las de los demás; vi al líder de un equipo de justicieros. La justicia es relativa al bando del que luchas. Esto es como la vida en general, cuánto más vives más experiencia ganas. En este caso era exactamente lo mismo. No sabrás qué estás defendiendo hasta que estás en los dos bandos. Ellos no han estado entre las rejas de Hydra, yo sí. Sé por lo que quiero luchar, y pensaba tomar el riesgo. Si contaba con su ayuda, mejor. Sino, no importaba. Me valía yo sola.

Vi cómo poco a poco, al asegurarse que mi parte del debate se había terminado, se separaban. Cada uno tomaba su puesto en la Torre, y Steve seguía delante de mí, como si fuese una niña perdida en Central Park. Apretó con delicadeza el agarre sobre mi hombro y tirando suavemente de mí, me acercó a su pecho para estrecharme contra este. Agradecí el gesto, pero no el motivo.

─Lo siento -susurró, depositando un casto beso sobre mi cabeza.

Mentía. No sabía qué sentía porque él no lo había sentido, no sabía cómo sentirse. No lo sentía, era mentira. Pero yo lo dejé estar. Como aquél que pasa una diapositiva, yo pasé del tema, y me centré en el que más me concernía en el fondo. Peggy.

─Da igual -le respondí del mismo modo, destensando los brazos y dejando que lo rodearan con cansancio, como si fuesen dos varas de hierro en lugar de extremidades del cuerpo humano- Siento lo de esta tarde, no estuve pendiente del móvil y...

─No te preocupes -me interrumpió. Se separó de mí unos centímetros, los suficientes para permanecer juntos pero pudiéndonos ver al mismo tiempo- ¿Cómo está Peggy?

Suspiré. Observé lo que me rodeaba. Estábamos solos en el salón, pero sentía que no era el lugar adecuado para tener una conversación de este tipo. Pero tampoco me apetecía hablar sobre ello en ese momento, antes de llorar por ella quería aclarar sus asuntos antes.

─Hablamos de esto en unos minutos -le pedí- Tengo que ver a Tony.

─Voy contigo -se ofreció Steve, siguiéndome.

─No te lo tomes a mal, Steve -me detuve, haciendo que también dejara de caminar- Pero solo serán unos segundos. ¿Por qué no vas preparando la cama? Estoy cansada.

Él me miró. Obviamente la respuesta no le había gustado, pero en el fondo me entendía y no quería provocar una conversación. Así que se limitó a asentir con la cabeza, dándome la razón y retirándose a nuestra habitación mientras yo me dirigía al laboratorio donde sabía que se encontraría Tony. Este, delante de mil monitores funcionando, no se giró a verme, pero sabía que entraba a por él.

─No voy a tener contigo una discusión sobre mejorados, mutantes o soldados de Hydra -se adelantó a decir antes de que me acercara a él- Así que si esas son tus intenciones, te recomiendo ir a consolar al Capi. Ha estado preocupado por ti desde que te fuiste.

─El Capi puede esperar -respondí ocupando una esquina de su escritorio para poder sentarme y jugueteando con un bolígrafo que había por ahí- Es sobre mi hermana.

En seguida dejó de hacer lo que fuera que estuviese haciendo, dedicando única y exclusivamente su atención en mí. Tony no me conocía de mucho tiempo, pero parecía que lo hiciese. Quizá fue el legado de su padre sobre mí, o quizá era simplemente un libro abierto. La gente, o me leía entre líneas, o simplemente no sabían hacerlo. Tony conocía la letra pequeña de mí.

─Está empeorando -me limité a explicar, pues no hacía falta entrar en detalles- Solo habla de volver a casa, de regresar a Londres.

─¿Y qué vas a hacer? -inquirió girando la silla de ruedas hacia mí- Sé que la familia es importante, pero no podrás compaginar ser una Vengadora con cuidar a tu hermana.

─Lo sé -asentí- Y ella también lo sabe. Tiene familia ahí, en Londres, así que no terminaría de estar sola.

Me dolió imaginarme a mi hermana muriendo a solas en una cama de hospital, pero más me dolía pensar que su último deseo no se cumplía. Ella solo quería volver a casa, de la cual había estado alejada durante años. No iba a ser yo la que la mantuviera encerrada en una habitación de mierda.

─Yo no entiendo de esto, así que por favor, busca una buena clínica en Londres. No escatimes en gastos, yo me encargo de ellos y no tengo ningún problema en gastar lo que sea. Y reserva vuelo para cuatro personas, además de Amanda nos acompañará una enfermera durante el viaje.

─Del vuelo no tienes que preocuparte, puedes ir en mi avión privado -propuso Tony.

─No quiero aprovecharme de ti, bastante estoy pidiendo.

─No me ocupará más que cinco minutos, ya lo sabes -me tranquilizó, levantándose y posando una mano sobre mi brazo, sonriendo amistosamente- ¿Para cuándo exactamente tienes pensando ir a Londres?

─Cuanto antes, mejor -respondí encogiéndome de hombros.

─¿Steve sabe algo? -inquirió, seguramente conociendo la respuesta- Porque no creo que le guste la idea de dejarte viajar sola en una situación como esta.

─Voy con Amanda -le recordé- Además, él deberá quedarse aquí en la Torre por si pasa algo.

─Claro, porque el resto de los Vengadores no somos nadie para salvar al mundo si el Capitán América no está.

─No me refería a eso -le corté frunciendo el ceño.

─Lo sé, lo sé -asintió, terminando con la broma- Yo me encargo de todo, no te preocupes.

Sonreí, agradecida por su amabilidad y molestarse en ayudarme con todo el tema de Peggy. Él había sido la primera persona en la cual había pensado respecto buscar ayuda. Sí, podía contar con Steve, con Amanda misma teniendo en cuenta que es su nieta; pero Tony era simplemente eficaz, rápido. Y no podía permitirme perder el tiempo, no con Peggy en tal estado.

Me separé del agarre de su brazo para rodearlo con los míos. El gesto le tomó por sorpresa, pues aunque nuestra amistad fuera sincera, nunca nos habíamos acercado a estos niveles. Pero supongo que su lealtad en este momento y la seguridad al saber que podía contar con él para todo había conseguido que me abriera de esta manera. Se separó de mí, aún con una sombra de desconcierto en su rostro. Volví a sonreírle y, alejándome, pensé en cómo se tomaría Steve la noticia de que había decidido no contar con él para llevar a mi hermana a casa. Entendería si se enfadaba pues si fuera al revés yo me sentiría una completa inútil, pero era algo mío, algo que quería hacer por mi cuenta. Necesitaba involucrar a cuantas menos personas, mejor.

Él me esperaba en la habitación. La cama estaba desecha y con él dentro, leyendo algo y en un simple pijama que consistía en pantalones de chándal y camiseta de tirantes blanca. Alzó la vista cuando me vio entrar, y automáticamente dejó la lectura y se levantó de la cama para recibirme. Con él acercándose me dediqué a guardar el abrigo y el bolso y a quitarme los zapatos, arrojándolos a un rincón de la estancia. Se sentó a mi lado, rodeando mis hombros con uno de sus fuertes brazos. Sentí sus músculos bajo la tela de mi camiseta.

─¿Qué ocurre? -preguntó en un tono de voz casi inaudible, lo suficiente para poder escucharlo a un susurro en mi oído. Besó el lóbulo de mi oreja castamente, con delicadeza, haciéndome temblar.

─Peggy está enferma -respondí, deteniéndome a mirar el suelo al soltar un suspiro- Amanda y yo la llevamos a casa.

─¿Hay algo que pueda hacer al respecto?

─Tony está encargándose de ello, no te preocupes.

Lo miré, su rostro a penas un par de centímetros del mío. Acaricié con la yema de los dedos la línea de su mandíbula y descendiendo hacia su nuez de Adán. Frunció los labios, escondiéndolos tras una mueca rosácea. Sabía en qué estaba pensando, en cómo lo dejaba a un lado, como si su ayuda me fuera inútil o un lastre que arrastrar. Besé su boca a pesar de que no respondió el beso, y me levanté de mi asiento para desnudarme en el baño y darme una ducha.

No quise quedarme mucho tiempo bajo el agua pues quería solucionar cualquier tema que Steve y yo tuviésemos pendiente. No me gustaba irme a dormir sabiendo que estaba enfadada con él. Y aunque este no fuera el caso, pues no sentía ninguna decepción hacia Steve, quería evitar dejar asuntos sin resolver. Era un hecho conocido el no dejar para el día siguiente lo que se pudiese hacer hoy.

Él estaba como lo había encontrado al principio, tumbado en la cama. Y aunque esta vez no leía, tampoco dormía. Me estaba dando la cara para cuando salía del baño, ya con ropas cómodas y el cabello algo húmedo. Me metí entre las mantas, buscando el calor de su cuerpo y abrazándolo a pesar de que tampoco reaccionó a tiempo para devolverme el gesto.

─No todo está en tus manos, Sharon -dijo de pronto, rompiendo el silencio. No me moví, no respondí- Peggy no morirá ni se salvará por mucho que quieras ocuparte tú sola del asunto. Es ley de vida, a todos nos llega la hora. Y el mundo no se destruirá por sí solo si haces algo mal. No todo pesa sobre ti, deja de sentirte responsable de todo porque cada uno lo somos de la misma manera que lo eres tú.

Incliné la cabeza hacia atrás, mirándolo. Su rostro se mantenía impasible, firme hacia el techo, como si no le estuviese hablando a nadie en general.

─Te necesitan aquí en la Torre -le dije- Estaré un tiempo fuera, tú eres su líder.

Soltó un suspiro mezclado con una risita, algo así como ironía, lo cual no entendí.

─A veces siento que no me necesitas -dijo de pronto, haciéndome fruncir el ceño- Y me da miedo eso, Sharon. Porque yo te necesito todo el tiempo.

No respondí. No es que no le correspondiera, que el sentimiento fuera mutuo, simplemente me había dejado sin palabras. Sabía qué había dentro de Steve, pero escuchárselo decir aún seguía conmocionándome. Pasé la mano por su pecho, dejándola reposar en el centro, observando brillar la piedra en mi dedo anular. Steve la tomó, apretándola contra la suya, y la acercó a sus labios para plantar un beso en el dorso de ésta.

─Sé cómo eres -continuó- Yo soy más de palabras mientras tú eres más de impulsos. Lo que tengas que hacer lo harás, no eres buena expresándote. Pero a veces tienes que dejar claro algunas cosas.

─¿Insinúas que no... te quiero? -pregunté de golpe, sintiendo el repentino acelerón de mi corazón, sentándome sobre la cama- Steve, no es eso. No quiero que vengas porque no te quiero, simplemente, no quiero que vengas porque necesito enfrentarme a esto sola...

─No, no me refiero a eso -me interrumpió de nuevo- Sé que siempre harás lo que dicte tu corazón. Y eres una buena persona, Sharon. Siempre harás el bien. Pero a veces olvidas que eso implica ponerte a riesgo.

─Tú eres el que se sube a aviones para después estrellarlos, no me hables de tomar riesgos -escupí frunciendo el ceño, empezando a impacientarme por no saber qué dirección estaba tomando esta conversación.

─Veo que voy a tener que ir al grano.

─Si eres tan amable...

Me miró, debatiéndose entre si hacerlo o no, si soltar la bomba o guardarla. La soltó.

─No hagas caso a los X-Men, ni a Purifiers, ni a nadie más. Haremos lo que se tenga que hacer -contestó sin más rodeos- No es por acabar o no con esos mejorados, no es por venganza o ira, es por proteger al mundo. Sé que tu posición es complicada, sé que has estado en una situación parecida, pero esto no es solo decisión tuya. Ya lo dijo Nat al principio, ser una vengadora supone sacrificios. Vas a mancharte las manos de sangre para no derramar la del resto, no lo olvides.

─Intentas convencerte a ti mismo -dije- Yo tengo claro que si podemos evitar derramar sangre de civiles, me mancharé las manos todo lo que haga falta. Pero me las estoy manchando de mí misma. Yo he estado bajo la influencia de Hydra, ellos han intentado doblegarme y por un segundo, solo por uno, lo consiguieron. Vosotros me sacásteis de ahí, hice mi equipo, escogí un bando. Ellos no.

>>Puede que tengáis razón y sigan siendo fieles al enemigo, pero podíais haberos encontrado lo mismo conmigo. Solo tendríais que haber tardado un poco más para encontrarme... siendo otra. Siendo como Bucky.

Tras la mención de su amigo, Steve frunció el ceño, como si el nombre le hiriera.

─Él no es el enemigo -espetó con dureza, casi olvidándose que estaba hablando conmigo.

─No te equivoques -le pedí- Bucky, el concepto que tenemos de él, no lo es. No es el enemigo. Pero el Soldado de Invierno, lo que es ahora, sí lo es. Es peligroso. Yo podría haber sido lo mismo, Steve -él apartó la vista de mí, como si mirarme le enfureciera- Mírame cuando hablo Steve, porque no lo voy a repetir más. Yo estaba con ellos, ya no. Pero podría seguir en su bando, como sigue el Soldado, como ahora lo están esos mejorados. ¿Qué pasaría si aquél día no me hubieseis encontrado, si yo siguiera con Strucker?

─Es diferente -dijo- Tú eres diferente, ellos... No sabemos si...

─Soy diferente porque lo has comprobado, porque me habéis dejado demostrarlo.

No respondió. Le dejé unos segundos de margen para hacerlo, pero no lo hizo.

─Se hará lo que tenga que hacerse, tú lo has dicho -insistí- Eres el jefe. Si hay que mancharse las manos, nos las mancharemos. Pero yo no lo haré sin antes estar segura.

Respiré hondo, esperando una respuesta por su parte que tampoco llegó, así que me di por vencida y volví a tumbarme, ocupando esta vez una posición alejada de Steve. Le di la espalda, e inclinándome para apagar la luz, dejé que la habitación se sumiera en una incómoda oscuridad silenciosa.

No quería y no me gustaba esta situación, pero aunque fuera parte de su equipo, aunque vistiera su uniforme, no iba a hacer algo que no quería. Quizá estaba siendo algo dura con él cuando menos se lo merecía. Quizá estaba exagerando, que todo fuera más simple de lo que parecía, tal y como Steve me había asegurado antes; pero no podía permitir quedarme con la duda. Me disculparía cuando tuviera que hacerlo, dejaría mi orgullo a un lado al ver que mi opinión no era la correcta, pero lucharía por mi opinión. Lucharía por lo que pensaba, por lo que creía. Pediría perdón cuando me equivocara; de momento, nadie estaba equivocado y nadie estaba en lo correcto. Actuaríamos, después comprobaríamos las consecuencias.

Sentí el crujir de los muelles del colchón bajo el peso de Steve, quien se removía constantemente. Sabía que no dormía, que buscaba el sueño, pero no lo encontraba. Yo no quería dormir, no me gustaba hacerlo cuando sentía que había algo pendiente. Esto con Steve había quedado sin resolver.

Justo cuando pensé que había encontrado la posición adecuada para conciliar el sueño, sus brazos se movieron bajo las sábanas para encontrarme. A pesar de yo no moverme, él consiguió rodearme por el pecho, abrazando mis hombros contra él. Cerré los ojos, dejándome llevar por sus caricias. Pasó una pierna por encima de las mías, casi inmovilizándome. Su aliento chocó contra el hueco de mi cuello y todos los intentos por parecer imposible se vieron tirados por la borda. Me giré, a tientas entre la penumbra de la noche, enfrentando su rostro ensombrecido.

─No dejes que todo caiga sobre ti, Sharon -susurró- No eres la responsable de que el mundo esté cayendo constantemente. Pero si cae, y quieres levantarlo, deja que lo haga contigo. No tienes por qué hacerlo sola.

Volví a cerrar los ojos. Sus palabras ya no eran palabras, eran besos. Y sus besos ya no solo estaban llenos de ternura y cariño, estaban impregnados de necesidad. De dependencia.

─No estás sola -susurró, apretándome más contra su cuerpo- Estoy contigo en esto.

Dormí. Me dormí sabiendo que aunque tuviera alguien a mi lado, siempre tendría que hacer algo por mí misma; sola. No estaba mal acompañada, no sentía que lo estuviese. Tenía un buen hombre y lo quería para todos los días de mi vida. Pero también me quería a mí, para siempre, y tendría que aprender a valerme por mí misma, hacer lo que yo sintiera que debía hacer y equivocarme por mis propios errores, rectificar y corregirme a mí misma; ser yo misma.

Estaba bien tener a gente que me quería, pero mi mejor compañía era yo misma.

_____________

[SIN EDITAR]

k stá psando

dos capítulos en menos de dos semanas omg esto es amazing o no

voy progresando

siento si es un poco aburrido y no adelanta nada, pero teníais que ver qué lado está tomando sharon y por qué, cómo evoluciona su personaje y pOR QUÉ

no os asustéis, staron no está rompiéndose, el shipp sigue adelante, pero en una pareja no es todo de color rosa y a veces sus caminos toman direcciones diferentes. sharon quiere a steve, pero sobretodo se quiere a sí misma y con el tiempo ha aprendido que la mejor decisión es la que sabe tomar por sí misma.

en el proximo cap tendremos accion bc ya empiezan los sucesos de age of ultron, asi que pls be patient y si alguien esta confundido con sharon solamente quiero que sepa que eS UNA NUEVA MUJER ;););) *se emociona bc es el titulo del fic* *iora bc su bb esta creciendo* *c muere*

así que nada más, muchas gracias y muchos besos a todxs lxs que seguís aquí. nos vemos pronto bbs

-mina vega, xoxo

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top