CAPÍTULO DOCE
[ THE NEW WOMAN ]
CAPÍTULO DOCE
❛no todo era blanco o negro❜
BARTON TENÍA UNA CASA MARAVILLOSA pero no lo suficientemente grande como para acoger a todos Los Vengadores. Tuvieron que compartir habitaciones y algunos incluso dormir en sofás o con colchones en el suelo. Steve y Sharon se ofrecieron a ocupar el salón, que aunque no era del todo incómodo no dejaba de ser un sofá un tanto duro para unas espaldas tan machacadas después de un largo día de trabajo.
Laura les había proporcionado un arsenal de sábanas y almohadas a cada uno y poco le habría faltado para arroparlos, pero acabó dándose cuenta que no eran miembros de la realeza, sino simples colegas de su marido.
Cuando durante la noche no se oyó más que las cancioncillas de los grillos, a Sharon no se le ocurrió mejor momento que rememorar los acontecimientos de, no solo las últimas horas pasadas, sino días.
El hecho de que la Bruja Escarlata no hubiera decidido atacarla de nuevo rondaba por su cabeza como un misterio sin resolver. El equipo entero, a excepción de Barton, había caído bajo las garras de sus manipulaciones y había dejado mella en ellos.
Steve aún no había comentado el tan caótico episodio que había tenido que sufrir y aunque quería ayudarlo, Sharon no se atrevía si quiera a sacar el tema.
Pero de repente, y como si fuera él quien pudiera leer mentes, su voz se oyó entre la oscuridad y rompió el silencio de aquella tan rara noche.
─Estabas ahí ─su voz fue apenas un murmullo, como si aquello fuera una declaración de culpabilidad y estuviera delatándose ante la policía─. Cuando la chica Maximoff hizo... eso, tú estabas ahí.
Sharon se inclinó en el sofá, aguantando el peso de su cabeza con una mano y con la otra echando hacia atrás los mechones rebeldes de una improvisada coleta de caballo. Steve yacía acostado en el sofá de al lado. Su cabeza descansaba sobre su reposabrazos. Los sofás estaban colocados en una especie de L y lo más cercano que tenía de él eran los pies. La tenue luz de la luna que se filtraba a través de la persiana bajada se reflejaba en las aguadas pupilas de Steve. Y su cabellera, un remolino de oro, brillaba en plata.
─¿Qué viste?
Un suspiro confirmó la duda de querer o no continuar con el relato. Sin saber o no qué era, entendía y sabía lo difícil que le estaría resultando seguir adelante. A veces es peor explicarlo en voz alta que dejarlo ahí almacenado entre el caos de los recuerdos.
─La guerra había acabado y había una gran fiesta. Todos bailaban y bebían, algunos incluso se peleaban entre risas. No entendía nada. No entendía... qué hacía ahí. Y no entendía dónde estabas tú. Entonces tu hermana me saludaba desde lejos y se acercaba.
Steve entonces la miró a los ojos y Sharon pudo ver el peso del sueño en unas bolsas oscuras e hinchadas.
─Llevabas ese vestido azul que te pusiste la primera vez que fuimos juntos al Storch Club ─el recuerdo de aquella lejana noche les provocó a ambos un retortijo en el estómago─. Llevabas un niño en brazos. No sé, tendría un año o dos. No tengo ni idea.
─¿Y qué ocurría?
La voz de ella se convirtió en un susurro ahogado; temía la respuesta y no sabía si quería quedarse con la duda o confirmar las sospechas de las propias palabras de Steve.
─Me mirabas ─prosiguió─. Decías "ahí está papá", y el niño corría a buscarme.
No, claro que no había sido una pesadilla como tal. Wanda no había jugado con su mente obligándole a ver escenas de muerte y destrucción, pero había hecho una pelota con todas sus ilusiones frustradas y la había pisoteado, le había golpeado con ella. La familia que nunca tuvieron la ocasión de formar, la familia que no sabían si algún día llegarían. El baile al que nunca pudieron ir después de la guerra.
─Lo siento, Steve ─se limitó a contestar, pues no sabía qué decir─. De verdad lo siento.
Y sí lo sentía, sentía su pena y su frustración de la misma manera que ella sentía el miedo en el cuerpo cada vez que se iba a dormir, atenta a si habrían pesadillas o no. Sentía su dolor como el suyo propio, como una paliza reciente, como una bala en el corazón.
─Sí, yo también.
Ninguno dijo nada. Dos minutos fueron como dos noches sin dormir. Entonces Sharon lo buscó con la mirada, encontrándolo ausente, seguramente aún en aquella fiesta a la que nunca asistieron ni asistirían. El peso de su mirada hizo mella en él y respondió a lo que pedían sus ojos. Se removió entre las sábanas, apartándolas y caminando hacia ella, buscando el calor de su cuerpo, que al encontrarlo provocó una ola llena de calma, un viaje al lugar más seguro de la Tierra.
─Al menos nos tenemos el uno al otro ─susurró Sharon acomodándose como podía en la estrechez del sofá y la magnitud del cuerpo de Steve.
Pero en el fondo y para ambos, eso no era suficiente.
ººº
El primer rayo de sol fue capturado por un rápido y somnoliento bostezo por parte de la Agente Trece. Steve, cómo no, había desaparecido y las mantas que por aquella noche le habían pertenecido ahora estaban sobre ella, abrasándola de calor. El salón estaba vacío, seguramente porque todos dormían o empezaban a ocuparse de las primeras labores de la mañana. Aun habiendo descansado lo que su cuerpo necesitaba, sentía que mentalmente debería haber dormido ocho horas más. Pero reuniendo toda la posible fuerza de voluntad almacenada en su interior, se levantó y, estirándose en un intento de desperezarse, se mentalizó de que no estaban de vacaciones en una alejada casa rural. Esto duraría horas, y muy a su pesar, supondría la continuación de una árdua misión.
─¿Quieres café?
La voz de la señora Barton la sorprendió. Asintiendo, recibió la cálida taza humeante que le ofrecía.
─Puedes darte una ducha. Hay ropa limpia en la habitación de invitados que quizá puedas usar.
─Gracias, Laura. Tanta hospitalidad es... abrumadora ─reconoció enrojecida, sintiéndose como una niña pequeña a la que la invitan por primera vez a una fiesta de pijamas─. Creo que estamos todos de acuerdo en que este es un sitio genial.
─Clint y yo lo construimos ─contestó Laura apoyándose en la encimera de la cocina, mirando hacia la ventana que tenía detrás, donde se apreciaba una encantadora vista del jardín trasero─. Bueno, Clint más que yo. Pero estamos en ello. Es una casa grande, necesita mucho trabajo.
─Estoy segura de que quedará perfecta.
Entre mujeres se sonrieron, Sharon soñando con la que podría ser la casa de sus sueños, quizá muy parecida a la que ahora la acogía. Se imaginaba el pastor alemán correteando por el porche, tal vez unos cuantos gatos. Le encantaban los gatos, aunque su padre era alérgico y nunca le dejó tener uno. No quiso adentrarse en la idea de los niños. No de nuevo, no necesitaba otro dolor de cabeza siendo tan temprano y habiendo amanecido de tan buen humor.
─Por si te lo estás preguntando, Steve está fuera ayudando en algunas tareas.
─El bueno de Steve ─asintió Sharon después de haberse terminado el último sorbo de café y dejándolo en la pica para posteriormente lavarlo─. Iré a darme esa ducha. Gracias de nuevo por el café.
Laura contestó un silencioso de nada que únicamente resonó en su mente, pero que hizo saber con un asentimiento de cabeza. Tras una corta pero reconfortante ducha, Sharon se vistió con las ropas que Laura le prestaba. Unos cómodos y cortos pantalones, un top de tirantes y una camisa con mangas por si a la sombra del jardín empezaba a refrescar. Con el cabello aún algo húmedo, salió al jardín, encontrándose a Tony y a Steve que, mientras mantenían una acalorada discusión, no dejaban de partir montones de leña.
─Eh, fortachones, se os oye desde el piso de arriba ─bromeó Sharon acercándose a los dos superhéroes, colocando los brazos en jarra, una falsa posición de madre echándoles una reprimenda─ ¿Qué ocurre ya?
─Estaba por decirle a tu novio que desconfío de cualquiera que no tiene un lado oscuro ─Sharon frunció el ceño, desconociendo el motivo de la disputa y por ende del comentario─. Llamadme antiguo.
─No estoy entendiendo nada.
Steve, a la vez que empleaba toda su fuerza en partir un trozo de tronco por la mitad, murmuraba algo entre dientes.
─¿Sabes que Ultron intenta dividirnos, verdad, Capi?
─Supongo que tú lo sabrías. Que no nos lo dijeras es otra cuestión. Y eso va también por ti ─acusó Steve apuntando a Sharon con el dedo.
─Ah, ¿que ahora esto también va por mí? ─inquirió ésta señalándose a sí misma, sorprendida del cambio de tornas.
─Banner y yo investigábamos...
─Algo que iba a afectar al equipo ─le interrumpió Steve.
─Iba a ponerle fin ─terminó de decir Stark─ ¿No es esa la misión? ¿No es por el por qué luchamos? ¿Para poder acabar con la lucha, para volver a casa?
Steve, enfurecido o más bien tratando de contener toda la furia que albergaba en su interior, terminó por destrozar todo un pedazo de madera que, con sus propias manos, hizo volar una lluvia de astillas a su alrededor.
─Cada vez que alguien intenta ganar una guerra antes de que empiece, mueren inocentes.
Tony, justo en el momento en que sus labios iban a formar una réplica ante la sentencia de Rogers, fue interrumpido por Laura, que habiendo presenciado parte de la discusión, hizo el amago de retroceder.
─Perdón ─una mueca en su boca fue partícipe de la incomodidad del momento─. Señor Stark, Clint ha dicho que no le importaría, pero nuestro tractor parece que no quiere arrancar.
─Le echaré un vistazo ─asintió Tony dándose la vuelta, pero girándose hacia Steve por última vez─. No cojas de mi montón.
Cuando el multimillonario se hubo alejado lo suficiente, Laura y Sharon se echaron una mirada cómplice y cargada de apoyo mural que solo entre mujeres entendían. Dejándonos a solas, Rogers decidió continuar con su quehacer, ignorando completamente a su compañera.
─No deberías ser tan duro con él.
─Ocultó información al grupo. Igual que tú.
─Ya te lo dije, no quería meterme en líos. Esa información acabó en mis manos por accidente ─trató de excusarse sin querer perder los nervios o formar un escándalo─ Él solo intentaba hacer las cosas bien.
─Pues el querer hacer las cosas bien le ha salido mal. Somos un grupo, Sharon. Y las cosas se deciden en grupo.
─Pues lo solucionaremos en grupo ─un suspiro de cansancio escapó de sus labios─. No vale la pena seguir con esto. Ya lo ha dicho Tony, Ultron solo intenta dividirnos.
─Sí, y ya sé de qué bando estás.
Aquel comentario hizo enfurecer a Sharon, mas reunió todo el valor necesario para controlar la oleada de ira que crecía en su interior.
─Creo que estás exagerando.
─Sharon, Tony no es Howard. Deja de defenderlo.
En cuanto Steve soltó esas palabras, él mismo se dio cuenta del peso que recaía en ellas. No quería decir algo como aquello, ni siquiera lo pensaba de verdad, pero la rabia estaba jugando en su contra y esta vez iba a ser Sharon la que saliera perdiendo. Escuchar decir algo tan horroroso de la única persona a la que realmente le había confesado todos sus temores fue como recibir la peor de las palizas. Sharon retrocedió, como si la onda expansiva de aquellas palabras la hubiera herido no solo por dentro sino físicamente. Steve soltó el hacha y la leña, intentando acercarse al perrito herido que ahora lucía Sharon.
─Lo siento, no quería decir...
─Ese comentario ha estado fuera de lugar y lo sabes.
─Sharon, lo siento. Sabes que no pienso eso de ti. Es... esta situación, me supera.
En el fondo, aunque habiendo tenido que oír eso le dejara un agujero en el corazón, tan doloroso como los viejos recuerdos, perdonaba a Steve. Todo el peso del equipo caía en él. Aunque fueran siete en uno, él era la voz y la imagen del equipo. Y su espalda cargaba con todo el peso que Ultrón estaba dejando caer lenta y caóticamente.
─No todo es blanco y negro, Steve ─se limitó a decir mientras Sharon se alejaba de él, camino al cobertizo en el que Tony se había adentrado para arreglar el supuesto tractor que la familia Barton tenía inutilizado.
Durante la lejanía del trayecto no tuvo la necesidad de oír sus voces o de sentir la presencia del ex director de Shield, la fuerza de sus pensamientos se clavó en su mente y sin ser invitada se coló en la conversación que Iron Man y Nick Furia estaban manteniendo. Y aunque lo de ser cotilla era algo que le encantaba con o sin poderes, no consideró que aquél atentado a la intimidad de ambos compañeros fuera una jugada limpia, por lo que simplemente se limitó a presentarse y a dejar que le dieran una bienvenida de todas formas, pues enterarse, ya se había enterado de todo.
─¿Sabes que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas? ─preguntó Tony Stark con cierta ironía al verla llegar.
─No es culpa mía ─respondió dándose un ligero toquecito en las sienes─. Y tú tampoco tienes la culpa de nada, Tony.
El susodicho entendió a lo que se refería la Agente Trece, y asintiendo agradecido con la cabeza, se dirigió al moreno.
─Entonces, ¿ha venido ayudar?
─Puede ─encogiéndose de hombros y alejándose de la oscuridad de aquel desvencijado cobertizo, señaló a Sharon con la cabeza─. Es un placer verla de nuevo, Agente Trece.
─Me gustaría poder decir lo mismo, pero...
Una sonrisa escapó de ambos, el ex director pasó por su lado, apretando gentilmente el hombro de la mujer, la cual, agradecida por su presencia, le respondió el apretón. Dejando a la pareja de amigos a solas, Nick Furia se dirigía al hogar de Barton.
─¿En qué parte de la conversación has empezado a husmear?
─En esa que dices... ─Sharon tomó asiento en un montón de cajas viejas y apiladas, ensuciándose las piernas de polvo y sacudiéndoselo de encima─ Yo soy quién mató a los Vengadores ─imitó Sharon a Stark, poniendo una voz grave y burlona─ y vi morir a mis amigos. ¿Desde cuándo eres tan dramático?
Cualquiera habría pensado que Sharon estaba riéndose de Tony Stark. Y más teniendo en cuenta lo delicado que era el tema para él. Pero el multimillonario conocía a la chica, y conocía, además, la mirada que había tras esas palabras de falsa burla. Él la comprendía-
─Desde que Maximoff me dejó K.O.
─Sí, esa niña ha dejado mella en todos.
─¿Tú lo sabías? ─preguntó entonces él─ ¿Lo mío?
─¿Te refieres a si había husmeado en tu mente? No soy tan cotilla.
Tony rió, rascándose con nerviosismo la nuca.
─Pero sé que Ultron vino por todo eso, por tus pesadillas. Yo también he tenido las mías. No son muy bonitas que digamos.
─No, uno no pasa buena noche ─bromeó el hombre de hierro, destensando la situación─. Me pregunto qué habrán visto los demás. Si les habrá afectado tanto.
─Estoy segura de que cada uno lo lleva como puede ─contestó Sharon encogiéndose de hombros, pensando de pronto en Steve─. Sinceramente, yo aún sigo un poco tocada. Y después de todo esto, el tema de los Maximoff...
─¿Sigues pensando en adoptarlos? ─la pregunta de Tony estuvo cargada con una flecha que inspiró en ella la mayor de las dudas─. No sé si Steve y tú estáis preparados para ser padres. Y menos con unos hijos tan conflictivos.
─No, pensando en la chica Wanda a una se le quitan las ganas de ser madre.
Ambos rieron, ambos sabiendo que era otro tema delicado. Últimamente parecía que no se podía hablar de nada, que todo afectaba más de lo que en el fondo creían. Caminaban constantemente por terrenos pantanosos, pero no se hundían. No por el momento, al menos.
─Cualquier cosa que decidas, te apoyaremos ─dijo de pronto Tony después de unos segundos de silencio que parecieron una eternidad─. El Capi lo hará, así que nosotros también.
El comentario pilló a Sharon desprevenida y brindó una cálida y sincera sonrisa a su amigo. A su amigo Tony Stark, que no Howard, pero del que se acordaba inconscientemente cada vez que hablaba con el hombre de hierro. Eran como dos gotas de agua, y a primera vista podrían parecer dos versiones iguales, voces distintas, mismas palabras. Pero no, Tony no era como su padre. Ambos eran únicos y ambos ocupaban una parte muy importante en el corazón de la Agente Trece. Era una pérdida de tiempo ir comparándolos constantemente, no solo para ella, sino para él también. Debía ser duro ser siempre la sombra de Howard Stark, un genio en su tiempo, una obra maestra para la posteridad.
Pero Tony tenía mucho que aportar.
ººº
La noche cayó rápido para los Vengadores, los cuales, a excepción de Tony y Sharon, se llevaron una grata sorpresa al ver al ex director de Shield comer en la mesa de los Barton como un invitado más. Hechos los saludos y devorado todos los alimentos que entre Laura, Clint y Bruce ─Steve y Sharon seguían siendo unos negados para la cocina, por no hablar de Tony─ prepararon, el salón de la familia anfitriona se convirtió en una improvisada sala de reuniones.
─Ultron os ha sacado del partido para ganar tiempo ─explicaba Nick Furia mientras secaba unos vasos en la cocina─. Mis contactos dicen que está construyendo algo. Por la cantidad de vibranium no creo que sea una sola cosa.
─¿Y qué hay del propio Ultron? ─preguntó Steve, apoyado en el marco de la puerta.
─Ah, es fácil de rastrearlo. Está en todas partes ─respondió el afroamericano─. El tío se multiplica más rápido que un conejo de campo. Aun así, eso no nos aclara cuáles son sus planes.
─¿Busca códigos de lanzamiento? ─Tony apuntaba al centro de la diana con unos dardos.
─Sí, así es. Pero no está haciendo ningún proceso.
─Yo cruce el cortafuegos del pentágono por una apuesta
─He contactado con nuestros amigos del Nexus al respecto
─¿Qué es el Nexus? ─inquirió Sharon, siendo partícipe de la conversación al mismo tiempo que ayudaba a Lila a terminar de colorear un dibujo que habían hecho entre las dos.
─Es el centro mundial de internet en Oslo ─contestó el doctor Banner─. Cada byte de datos pasa por ahí. Es el acceso más rápido de la Tierra.
Para Sharon aquellas palabras fueron chino.
─¿Y qué han dicho? ─esta vez fue el turno de Burton.
─Está obsesionado con los misiles, pero cambian los códigos constantemente.
─¿Quién? ─la pregunta de Tony Stark se vio sofocada por la sorpresa de un dardo ajeno a los suyos enterrándose en el centro de la diana. Clint, encogiéndose de hombros con inocencia, le sonreía desde el otro lado de la cocina.
─Unos desconocidos.
─¿Tenemos un aliado? ─inquirió Natasha.
─Ultron tiene un enemigo, que no es exactamente lo mismo ─matizaba Furia─. Aun así pagaría una pasta por saber quién es.
─Quizá deba visitar Oslo y encontrarlo ─murmuró Tony.
─Es un gusto verle, jefe, pero esperaba que cuando lo volviera a ver tendría más que eso ─se quejó con modestia la pelirroja.
─Y así es, les tengo a ustedes ─asintió Nick Furia, abriendo los brazos, señalando a los todos los Vengadores que en ese momento estaban repartidos por todo el salón cocina─. En los viejos tiempos tenía ojos y oídos por todas partes, tenía toda la tecnología que podía soñar. Y aquí estamos de vuelta en la Tierra, con nada más que nuestro ingenio y nuestra voluntad de salvar el mundo.
Sharon, que escuchaba la conversación de sus compañeros al mismo tiempo que atendía las súplicas de Lila por seguir dibujando juntas, alzó un momento el rostro ante el conmovedor discurso del ex director de Shield.
─Ultron dice que los Vengadores es lo único que se interpone entre él y su misión ─prosiguió─. Y lo reconozca o no su misión es la destrucción global. Todo esto, muerto y enterrado. Plántenle cara. Derroten a ese bastardo de platino.
─¡Eh, esa lengua! ─se quejó Sharon con una mueca burlona al mismo tiempo que tapaba los oídos de la pequeña.
Steve rió ante el gesto de su íntima compañera.
─Ya te vale, Furia ─le reprimió Rogers a Nick Furia con jocosidad.
─¿Se puede saber qué quiere? ─inquirió este último, ahora sentado junto a ellos en el sofá del salón, sujetando un vaso lleno de lo que parecía ser algún licor.
─Volverse mejor ─respondió Sharon encogiéndose de hombros, como si aquello fuera obvio─. Mejor que nosotros. Sigue fabricando cuerpos.
─Cuerpos de personas ─añadió Stark señalándola con el dedo para darle más énfasis a la información─. La forma humana no es eficiente. Biológicamente estamos pasados de moda, pero él sigue haciéndolo.
─Cuando lo programaste para proteger a la humanidad sorprendentemente fallásteis ─se mofó Romanoff.
─No necesita que lo protejan, necesita evolucionar ─respondió Banner─. Y Ultron va a evolucionar.
─¿Cómo?
─¿Alguien ha estado en contacto con Helen Cho?
Tras aquella última pregunta del doctor Banner, todo el mundo supo qué había que hacer y por qué. Ultron tenía un objetivo, ya lo había dicho el hombre que dio vida a Hulk: evolucionar. Y lo haría usando las habilidades y los recursos materiales de la doctora Cho, nada más y nada menos que en Corea. Los Vengadores tenían otra misión, así que no podían perder más tiempo.
Con pena, Sharon se despidió de Lila, y aceptó con ternura el dibujo que entre las dos habían hecho. Se trataba de un pedazo de papel en el que aparecía una casa con un perro y muchos gatos correteando alrededor, Sharon y Lila cogidas de la mano. Detrás de ellas se encontraban los Vengadores, según la niña, celebrando una fiesta. Mientras la Agente Trece se subía la cremallera del traje, ya limpio, se contempló en el espejo. Steve estaba detrás de ella.
─¿Estamos bien?
Aquella pregunta iba relacionada a la anterior discusión en el jardín. Sharon suspiró, recogiéndose el cabello en una coleta alta, dejando algunos mechones rebeldes sin causa sueltos a su alrededor, y por último, guardándose el dibujo, doblado lo más pequeño posible, en uno de los bolsillos interiores, por dentro de la cremallera.
Se giró, ajustándose la bonita pero letal pulsera y dando cara a Steve. Colocó las manos sobre su pecho, fuerte y fornido, con el traje de barras y estrellas ajustándose a él, y alzando el mentón hacia su mirada, plantó un beso en sus labios.
─Lo estamos, fortachón.
Realmente, el enfado le había durado bien poco. Su mente estaba divagando en la complicidad de la misión y no hacía más que preguntarse qué saldría de todo aquello. Por supuesto, no era la primera vez que iba a la guerra. De hecho, su vida era un constante estado de guerra, declarado contra ella misma en muchas ocasiones, pero nunca había combatido con androides.
─Entonces, vayámonos ─le apremió Steve pasando un brazo por sus hombros y conduciéndola al salón, donde todos aguardaban.
Nick Furia y Tony Stark, tal y como había mencionado Steve, se encontraban en el recibidor, preparando los últimos preparativos antes de partir.
─Sharon y yo nos llevamos a Natasha y a Clint ─avisó Steve.
A la morena no le sorprendió el hecho de que la adjudicara en el plan sin consultárselo, al revés, le gustó la familiaridad en la que él contaba con ella para todo. Le recordaba a los viejos tiempos, en los que eran un equipo, pero donde por desgracia siempre se tomaba más en serio la palabra del Capitán. Ella no era la jefa de los Vengadores, ni mucho menos, pero no se sentía inferior respecto a ellos.
─Sí, solo reconocimiento ─recordó Tony─. Yo iré al Nexus y me uniré a vosotros.
─Si Ultron está fabricando un cuerpo...
─Será más poderoso que cualquiera de nosotros ─terminó de decir Stark─. Que todos juntos. Un androide diseñado por un robot.
─Echo de menos la época en la que lo más raro que había creado la ciencia éramos nosotros dos ─suspiró Steve, señalando a Sharon y a sí mismo.
─Yo dejaré a Banner en la torre, ¿les importa si me llevo a la señorita Hill?
─Es toda suya, según parece ─le respondió el hombre de hierro a Nick Furia.
─¿Qué hará? ─inquirió Sharon frunciendo el ceño.
─No lo sé, algo dramático.
Y con aquello, el grupito fue repartiéndose, cada uno donde le tocaba, cada uno tomando el destino que le pertenecía en la misión. Tal y como había mencionado Steve, en el Quinjet subieron él, Sharon, Clint como piloto y Nat. Se encargarían de encontrar a la Doctora Cho, seguir el rastro de Ultron y a partir de ahí conseguir entre todos la tan famosa gema.
Parecía sencillo, al fin y al cabo, eran Los Vengadores. Pero quizá se les complicaba un poquito más el asunto.
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no me puedo creer que haya pasado tanto tiempo, pero aquí estoy. me he ido y vuelto varias veces, si os soy sincera, no sé cuánto durará esto, pero ahora no tengo excusa que valga porque tiempo tengo de sobras: estamos en cuarentena, así que como no puedo salir de casa, hacer vida social ni trabajar, supongo que habrá que darle de nuevo una oportunidad a esta historia que durante años hemos construido todxs juntxs.
si os soy sincera, no había día que no me acordara de la plataforma. a veces entraba para ver qué tal, sorprendida del cambio, ahora es todo como más comercial, se ha perdido la esencia. qué es esto de las monedas??? y que haya anuncios entre capítulos??? me parece increíble que esto ahora sea un negocio.
pero en fin, siempre me acordaba de vosotrxs, de esto, de lo que me gustaba, del calor y el cariño que siempre transmitiais en los comentarios, en cada voto y visita.
me sabía fatal dejar esto a medias, este proyecto en el que me habéis acompañado durante AÑOS. ojalá lo termine algún día, pero no será posible sin vosotrxs.
espero que le deis mucho amor, yo tengo mucho acumulado para escribir.
¡nos vemos!
-mina vega, xx
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