❄️Especial Navidad Pt.2 (2022)❄️

Después de aquella inesperada invitación por parte de Bartra, los ocho jóvenes fueron al pueblo a buscar algo que ponerse esa noche; dejando solos a sus padres en la taberna.

- ¿Qué más se hace en Navidad? -Preguntó Diane a sus compañeros- Si el rey nos va a obligar a celebrar, entonces deberíamos celebrar bien.

Todos sus compañeros se miraron entre ellos, King estaba tan perdido como ella, Gowther y Meliodas sabían un poco, pero no estaban nada familiarizados con la celebración, al igual que Merlín, por lo que era seguro que si alguno de ellos intentaba explicarles, muy probablemente los dejarían más confundidos; Ban y Escanor eran los que podían saber un poco más, pero la verdad es que ninguno tenía idea, Ban jamás había podido celebrar aquello, y Escanor, su última navidad en su antiguo hogar había sido hace muchos años, cuando él era solo un niño pequeño.

- La verdad es que no estamos seguros -Respondió Meliodas- Elizabeth, creo que tendrás que guiarnos en esto. Hoy tú eres nuestra capitana, haremos lo que tú nos digas.

- Está bien -Sonrió la princesa- En Navidad siempre se suele poner una decoración, guirnaldas, esferas, pero lo más importante siempre es el árbol.

- ¿Un árbol? -Preguntó King extrañado- ¿Aquí dentro?

- Sí, es un pino, y se decora con esferas, por la mañana de navidad los regalos se ponen debajo del árbol -King y Diane se miraron más confundidos, por lo que la princesa siguió explicando- A los niños se les dice que viene Santa Claus a dejar regalos a los niños que se portaron bien.

- Santa Claus es un viejito barbudo que reparte dulces y regalos a los niños que se portaron bien, carbón a los niños malos -Explicó Meliodas al ver que sus dos compañeros seguían igual de confundidos- Se supone que él fábrica los regalos con ayuda de sus elfos, y luego los reparte en su trineo, con sus renos que vuelan. Eso es lo que más le gusta a los niños.

Claro que esa explicación no ayudó en nada a King y a Diane; ahora estaban más confundidos, ¿Por qué un señor repartía regalos a los niños? ¿Por qué el carbón? ¿Cómo sabía si eran buenos o malos? ¿Acaso los observaba todo el tiempo? Eso los asustó, honestamente; los humanos eran de verdad raros ¿Por qué les emocionaba que un señor desconocido entrara a sus casas por las noches? Eso era algo turbio.

- Muy bien, hay que conseguir un árbol, esferas y carbón -Dijo Merlín- Esto será muy rápido.

- ¿En serio? -La miró Meliodas- No eres capaz de dejarle solo carbón a tus hijos.

- Bueno, carbón y tal vez un dulce, solo porque esta semana se han portado mejor.

- Capitán, ¿No habías dicho que el carbón y los regalos los dejaba el viejo del trineo? -Preguntó Diane.

- Diane, Santa Claus no... -Antes de terminar la oración, Merlín fue jalada junto a los demás (a excepción de King y Diane) a un rincón de la taberna.

- Cállate, Merlín. No se les olvide que Diane todavía es una niña, no podemos quitarle la ilusión -Dijo Meliodas.

- Ella nunca ha celebrado la Navidad, ¿Qué ilusión le vamos a quitar?

- Con más razón, es su primera navidad, no podemos arruinar la primera Navidad de esos dos.

- ¿No viste sus caras, verdad? -Dijo Escanor- No creo que les ilusione la idea que que un viejo barbudo entre a la taberna por la noche.

- Pero tú eres un viejo barbudo.

- ¿Dónde me ves la barba?

- En el futuro la tienes.

- Sí, no creo que a esos dos les moleste que por la noche entres a dejar regalos -Ban trataba de aguantar la risa lo más que podía, siguiéndole la corriente a Gowther con tal de molestar a su amigo

- ¿Entonces él es el viejo que reparte regalos a los niños?

- Sí, es él, pero nadie debe saberlo, es secreto.

- ¿Y tú cómo sabes?

- Ay bueno, es un secreto que solo lo saben las personas cercanas a él.

- ¿Como sus elfos?

- Sí, por ejemplo.

- ¿Entonces tú eres uno de sus elfos?

- ¡¿Qué?! ¡No, no soy!

Meliodas no aguantó la risa, a veces se preguntaba si la estupidez e inocencia de Gowther eran reales o solo lo hacía por joder a sus amigos como en aquellos momentos, pero no importaba, con tal de ver a Ban y a Escanor siendo molestados, Gowther podía hacer lo que quisiera.

- Creí que la Navidad era algo más... Alegre -Mencionó Diane- No creí que fuera tan extraña.

- Así son los humanos, tienen costumbres raras -Ambos susurraron mientras sus compañeros terminaban de discutir lo que fuera que estaban discutiendo.

- King, Diane -Los llamó Merlín, ignorando las tonterías de los demás- El capitán olvidó mencionar algo más sobre Santa Claus.

- Ay no...

- Santa Claus no existe. Es solo una leyenda, los regalos los deben dejar los papás, pero los niños no saben eso, porque les ilusiona la idea de que Santa Claus les deje sus regalos.

- ... ¿Por qué los niños se ilusionan con cosas tan turbias?

- ¿Por qué le mienten así a los niños? -Ambos estaban más confundidos que al inicio.

- Lo importante es que mañana cuando despierten los niños deben encontrar un árbol con regalos -Dijo Elizabeth antes de seguir confundiendo a su amiga con tantas cosas- Es algo de lo más representativo de esta fecha.

Después de unos minutos de tratar de convencer a ambos de que la Navidad era una festividad muy alegre, la princesa les explicó unas cuantas cosas más sobre la fiesta. Finalmente hicieron una lista de las cosas que necesitaban y debían ir a conseguir.

- Bien, nos vemos aquí en un rato, recuerden que los niños no deben ver nada.

- Entendido, capitán.

Todos tomaron rumbos diferentes para conseguir las cosas y los regalos para sus hijos; la tarea parecía fácil, pero ninguno sabía que comprar, además, la tarea se complicaría teniendo en cuenta que los chicos también se encontraban en el pueblo comprando.

- Es sólo un vestido, ¿por qué tardan tanto? -Preguntó Leo harto, caminando detrás de su hermana.

- Cállate, tú tardaste mucho para elegir un traje -Respondió su hermana mientras revisaba los vestidos de la tienda, junto a las demás.

- Hay mucho de dónde elegir, Lancelot sostén esto -Gal miraba los vestidos, y cada que encontraba uno de su agrado se lo iba pasando al pobre Lancelot que ya se encontraba sepultado bajo tantos vestidos.

- ¿Qué tal este? -Tristan le pasó un vestido a Melany.

- Es lindo, aunque los que hace papá son mejores.

- Dudo que le diera tiempo de hacer tantos vestidos en menos de un día.

- Mi tío debió de habernos avisado con más tiempo -Se quejó Briar mientras salía del vestidor con un vestido azul- No podemos elegir vestidos en tan poco tiempo.

- Y nos faltan los zapatos -Todas suspiraron por el comentario de Melany, pero sin duda los más cansados ya eran Leo y Lancelot.

- Así vamos a tardar demasiado -Lancelot tiró a un lado los vestidos que Gal le había dado, para después comenzar a buscar entre estos- Ten, pruebate este.

- Pero...

- Ve, corre -Dijo empujándola dentro del vestidor, se acercó a los vestidos que las demás habían elegido- ¿En serio, Queen? El amarillo no te queda, además, ni siquiera elegiste vestidos de tu talla, son demasiado pequeños.

- ¡Oye! Grosero.

- Sí, hay formas más sutiles de decirle gorda -Melany se rió hasta que su gemela le dió un buen golpe en la cabeza- ¡Oye!

- No le dije gorda, le dije... -El rubio se quedó pensando un momento, buscando las palabras más adecuadas- Chichona, pechugona. Ustedes tres y Gal no están tomando en cuenta eso, y eso es lo más importante, un vestido que no les apriete tanto las tetas, tienen unas cosas tan preciosas pero no saben sacarles provecho, hay que buscar el mejor vestido para que eso les luzca bien.

- Eso sí me dolió -Susurró Sol.

- Tú también estás bien dotada, pero ninguno de estos vestidos me gusta para ti -Lancelot suspiró y analizó su situación un momento- ¿Sabes? La tía Merlín tenía un vestido muy bonito que creo que se te podría ver hermoso. Deberíamos preguntarle si lo tiene.

- Pero los vestidos de mi mamá...

- Son demasiado escotados, enseña demasiado; tu mamá sabe lo que tiene y sabe sacarle su mayor provecho. Pero relajate, gatito; estoy pensando en uno no tan revelador, sé que Solecito no acostumbra a enseñar tanto. Además, no quiero que a ti y a tu papá les de un infarto, por ver a la gatita convertida en leona.

- Queen -Tristan le llevó un vestido con un escote de corazón.

- Al fin alguien que sabe lo que hace -Lancelot tomó el vestido y empujó a su prima a otro vestidor- Anda pruébate eso. Tristan ayúdame a buscar uno para Mel y Bri. Leo, sirve de algo y busca unos zapatos lindos para las chicas.

Ambos se perdieron entre tantos vestidos buscando el adecuado para las chicas.

- ¿Ustedes qué más hacen en Navidad? -Preguntó Gal saliendo con el vestido ya puesto.

- Cierto, tú nunca has pasado una Navidad con nosotros -Sol se acercó a ella para ayudarla a subir el cierre de su vestido- Siempre se hacía la cena, a veces el Liones, otras en Camelot y otras en el bosque del Rey Hada. Después de eso, solo pasábamos tiempo juntos como familia; y al otro día abríamos los regalos.

- Suena a algo muy sencillo, pero tratándose de ustedes, imagino que siempre resultaba un caos.

- Bueno, supongo que nosotros jamás podremos tener una Navidad normal.

Aquel año la Navidad se celebraría en el reino de Camelot, la cena había resultado mejor que en años anteriores, sin ningún inconveniente; era tarde y los pecados capitales habían llevado a sus hijos a dormir, diciédoles que si no se iban a descansar, Santa Claus no les traería nada. Obendientemente los niños fueron a descansar a la habitación que compartirían. 

Parecía que sería la primer Navidad sin problemas, no como los años anteriores, por ejemplo, hace un año los pequeños quemaron el árbol de Navidad, lo peor es que aquel año celebraron en el Bosque del Rey Hada, por fortuna su pequeño incendio no pasó a mayores. 

O cuando los niños tenían 5 años, creyeron que sería buena idea meter a Leo en una caja de regalo para darselo a Queen, comenzaron a jugar hasta que olvidaron por completo que habían metido al niño en una caja. Su padre pasó todo el día buscándolo, cuando lo encontró el pequeño le reclamó porque no lo había encontrado antes.

Pero este año parecía diferente, o al menos eso pensaron sus padres; mientros ellos continuaban su celebración, tres de los siete niños se escaparon de la habitación.

- Vamos -Susurró Lancelot mientras se escabullia con Bri y Sol a la torre más alta del castillo de Camelot.

- ¿Seguro que no va a pasar nada?

- Nadie se dará cuenta, no te preocupes. Desde aquí podremos ver el trineo de Santa sin que nos note.

Los niños tenían ocho años, inocentemente aún creían en Santa Claus, sabían que debían ser niños buenos, pero la curiosidad era más fuerte, querían ver con sus propios ojos a el hombre que les traía regalos cada año, su trineo y sus renos mágicos.

- Hace frío, ¿Creen que tarde mucho? -Las dos pequeñas temblaban de frío, Lancelot igual, pero su emoción era más.

- Mis papás se van a dar cuenta que no estamos.

- No se preocupen, ellos no se darán cuenta, están muy entretenidos -Desde la ventana Lancelot podía ver las ventanas de la sala dónde se encontraban sus padres- Están tomando demasiado, a este punto probablemente ya olvidaron que tienen hijos.

Los tres se sentaron en un rincón y esperaron pacientemente, no tardaron mucho en dormirse, Lancelot hacía su mayor esfuerzo por no caer, no podía dormirse, aún necesitaba ver a Santa Claus.

- ¿Qué hacen aquí? -Lancelot se levantó de golpe haciendo que sus primas se espantaran.

- ¿Qué hacen ustedes aquí? -Preguntó el rubio viendo a los cuatro niños faltantes.

- Yo pregunté primero -Leo se acercó a él.

- Estamos esperando a Santa.

- ¿Eres tonto? -Dijo Queen molesta- Si estamos despiertos no nos van a traer nada.

- Pues nadie tiene que enterarse que estamos aquí.

- Él se va a dar cuenta.

- Sólo porque ustedes vinieron a arruinar nuestro plan -Ambos comenzaron a empujarse mientras peleaban.

- Hermano, nos van a escuchar si siguen así.

Esto no le importó a ninguno y comenzaron a pelear a golpes, nada importante para unos niños de ocho años, pero ellos no eran niños normales; mal momento para que estuvieran en la edad en que ninguno sabía moderar su fuerza.

- ¡Ya basta! -Sol se acercó junto a Tristan para tratar de separarlos, cosa que no sirvió, ambos terminaron involucrados también en la pelea, Briar y Queen dudaban si intervenir o no, Melany, ella seguía dormida, la habían sacado a la fuerza de la cama.

Entre los golpes Lancelot fue lanzado contra la pared, el impacto hizo que la pared comenzara a cuartearse.

- Chicos... -Ninguno escuchaba a Briar.

Sol tomó a su hermano y lo estrelló al piso con tanta fuerza que al suelo comenzó a pasarle lo mismo que a la pared.

- Chicos...

Mientras los niños peleaban, sus padres no tenían ni la menor idea de lo que sucedía; estaban disfrutando del pequeño momento de paz que tenía, celebrando como en los viejos tiempos, de la mejor manera que ellos conocían, con cerveza.

- Feliz Navidad -Ban tarareaba la canción mientras abrazaba a Elaine- Feliz Navidad.

- Ban ya tomaste mucho -La chica igual había tomado demasiado, pero al menos no llegaba al grado de los pecados capitales.

- Tiene años que no celebrabamos así~ ¡Ven King! ¡Canta conmigo! -Se acercó a su cuñado para abrazarlo, ambos estaban tan mareados que cayeron al piso.

Todo el efecto del alcohol que habían tomado se fue de un momento a otro cuando un fuerte estruendo se escuchó en todo el reino.

- ¡¿Qué fue eso?! -King se levantó rápidamente.

- Ya nadie respeta nuestros días libres.

Salieron solo para encontrarse con una torre del castillo totalmente colapsada. De entre los escombros salió Briar.

- ¡Yo no fui! ¡Yo no fui! ¡Fueron esos babosos! -Se apresuró a decir mientras corría a los brazos de su padre.

- Esta Navidad estaba siendo demasiado buena para ser verdad -Meliodas quitó unos cuántos escombros hasta que dio con su hijo.

- Hola papá.

Unos cuantos escombros se movieron, cuando Merlín los quitó con ayuda de su mágia pudo ver a Sol y Lancelot golpeando a Leo.

- ¡Ya déjenlo! -Queen no tardó en salir y corrió a defender al pelinegro.

- ¿Y Melany? -Diane preguntó al ver que todos los niños estaban ahí menos una de las gemelas.

Merlín terminó de quitar los escombros, bajo todos estos estaba la pequeña totalmente dormida.

Al otro lado de la ciudad estaban los pecados de la lujuria y la avaricia, ambos llevaban con ellos las cosas que les habían encargado, pero faltaba algo importante, los regalos de sus hijos.

- Vienes muy callado, Ban

- Es que, no sé qué darle a Lancelot, bueno, sí se que darle, pero es seguro que King me va a regañar.

- ¿Y desde cuándo te importa eso?

- No me importaría si King dejará de atravesarme con su lanza cada vez que hago algo mal... ¿Tú qué le darás a Bri?

- Tengo una idea, pero es seguro que Merlín me va a regañar cuando lo vea.

- ¿Y a ti desde cuándo te importa?

- Desde siempre, ella puede convertirme en muñeco.

- Ah cierto... ¿Sabes qué, trapo? Tengo una idea. Yo te cuido de Merlín, si tú me ayudas con King. Así salimos ganando los dos.

- Hecho.

Ambos estrecharon sus manos y continuaron caminando hasta llegar a su primer destino: la librería. Gowther y Ban caminaron entre los pasillos hasta que encontraron lo que el pelirrosa estaba buscando.

- ¿En serio Gowther? -Preguntó Ban viendo los libros que su amigo había elegido.

- ¿Crees que esté mal que le regale esto?

- No digo que esté mal, pero, no sé. ¿No crees que a Bri le incomode que su papá le regale novelas eróticas?

- Para nada. Además también hay novelas románticas, solo quiero ayudarla.

- ¿Ayudarla en qué?

- Quiero que se inspire -Ban lo miró extrañado- Es una adolescente, en esta edad los humanos están muy confundidos respecto al amor y creo que Briar necesita un empujoncito para saber qué hacer con la persona que le gusta.

- ¡¿A Bri le gusta alguien?!

- Sí.

- ¿Quién?

- No puedo decirlo, parece que a los chicos les gusta mantener eso como secreto.

- Ay Gowther, por favor; soy su tío, yo puedo saber, yo puedo darle consejos. Es más conozco un libro que le puede gustar -Sin previo aviso, Gowther jaló a Ban escondiendolo detrás de unas repisas- ¿Qué haces trapo idiota?

- Callate. Mira -El pecado señaló hacía la puerta de la librería, quienes acababan de entrar al lugar eran los mellizos y Briar- Hay que salir de aquí.

Eso sin duda sería un problema, estaban casi hasta el fondo del negocio, tenían un largo pasillo que recorrer y era casi seguro de que los niños los verían en algún punto, las cosas se complicaron más teníendo en cuenta que llevaban unas cuantas bolsas llenas de cosas.

- Debería llamar a Oslo.

- Se darán cuenta, Oslo no es muy silencioso que digamos.

- Ash... ¿Dónde está Merlín cuando se necesita? -De un momento a otro, ambos ya no estaban en la librería, se encontraban fuera de esta, junto a Merlín y Escanor.

- Aquí está -Dijo Gowther.

- ¿Vieron a los niños? -Ambos asintieron- ¿Qué libros estaban viendo?

- ¿Eh? Ni idea, ¿Para qué quieren saber?

- Para saber que comprar -Respondió Merlín mientras miraba por la ventana del lugar tratando de ver a sus hijos

- ¿Están acosando a sus hijos? -Preguntó Ban- Qué malos padres.

- Te dije que era mala idea espiar a los niños.

- Está bien; Gowther, usa tus poderes, dime que le gusta a los niños.

- No puedes depender siempre de la magia.

- ¿Entonces qué sugieres? Porque su majestad me dijo que estaba haciendo su trabajo como buen padre, pero no tiene ni la menor idea de lo que le gusta a sus hijos.

- Y tú dijiste que ibas a pasar más tiempo con ellos.

- Yo a diferencia de ti, tengo muchas cosas que hacer.

- ¿Más importantes que tus hijos?

- Son cosas para ayudar a mis hijos.

Gowther y Ban miraban la situación, Ban estaba más que sorprendido, ¿desde cuando ellos dos peleaban así?, bueno, la pregunta más bien era ¿Ellos desde cuando peleaban?

- Si has sido tan buen padre entonces dime cinco cosas que le gusten a cada uno.

- A Leo le gusta gritarme, golpearme, estar contigo, estar con su hermana, y sospecho que le gusta Lancelot. A Sol le gusta estar con su hermano, estar con su padre, obviamente; y le gusta Tristan.

- No me refería a eso, estúpido; pero ahí está no sabes que le gusta a tu hija. Pero está bien, dejaremos a Tristan bajo el árbol, y a tu hijo le daremos la oportunidad de matarte; les va a encantar.

- Al menos yo sí sé algo sobre ellos. Yo sí estoy tratando de ser buen padre.

- ¿Qué es lo que tratas de decir?

- ¿Tú qué crees que estoy tratando de decir?

- No eres nadie para decirme que soy mala madre.

- Soy tu esposo y el padre de tus hijos.

- No eres mi esposo, no aún.

- No decías eso anoche.

- Oigan ¿Qué les pasó? -Preguntó Ban- Tú sabes algo ¿Verdad Gowther?

- Sí, pero no quieres saberlo. Mejor vamonos, ellos hacen algo muy extraño después de pelear.

- ¿Vamos a dejarlos aquí peleando? -Gowther utilizó sus poderes para leer la mente de los mellizos y luego pasarle la información a sus padres.

- Dejen de pelear, ambos son pésimos como padres; mejor apurense en encontrar un buen regalo -Fue lo último que dijo para irse junto a Ban.

- Te voy a demostrar que puedo ser buena madre, voy a traerle a los niños los mejores regalos que podrán recibir. Serán incluso mejores que los tuyos.

- ¿Me estás retando? -La maga sonrió mientras le daba una pequeña palmada en la mejilla.

- Nos vemos más tarde.

Meliodas estaba perdido, no sabía que obsequiarle a Tristan; Elizabeth le dijo que no se preocupara, ella se encargaría de eso, mientras ella compraba él podía ir a conseguir el regalo para su sobrina, claro que eso tampoco fue tarea sencilla para Meliodas, llevaba horas pensando en cúal podría ser un buen regalo, debía ser el mejor regalo que un tío pueda darle a su sobrina, después de todo era la primer Navidad de la chica.

- A ver, a ver, a ver -Hablaba consigo mismo mientras caminaba por las calles- ¿Qué le puede gustar a Gal? No puedo llevarle algo tan común, ella es muy diferente a otras chicas, ella es... Ella... Bueno a ella le gusta... -Se detuvo unos instantes para meditar su situación- ... Bueno, ¿y esta niña qué hace?

Había pasado todos esos días junto a los dos chicos y aún así no sabía casi nada sobre ellos, tal vez toda su atención se había ido única y exclusivamente al entrenamiento, pero aún así, ahora que lo pensaba, su sobrina casi nunca hablaba, casi no hacía nada, ni si quiera hacia ruido.

- Soy un fracaso como tío y como padre, no puede ser que no sepa nada de ellos -Caminó un poco más hasta que lo vio, vio el regalo perfecto para la joven.

A diferencia de su prometido, Elizabeth tenía la situación bastante fácil; había conseguido ya el regalo para Meliodas, mientras compraba, uno de esos recuerdos de su futuro llegó a ella, solo para confirmar lo que ella ya sospechaba. Eso le dió la seguridad para saber qué comprarle a su hijo.

Hace unos días lo había visto haciendo lo que él llamó "garabatos", que para ser simples garabatos, estaban demasiado bien hechos, ya había visto al chico haciendo dibujos, ese era su pasatiempo, el cuál tenía bien escondido.

La princesa se esforzó en elegir los mejores colores y lápices para su hijo, además de una libreta dónde pudiera dibujar; pero en su emoción por elegir regalos, comenzó a tomar todo aquello que le pareciera lindo, aunque no tuviera ni la menor idea de para que servia; así la princesa salió de la tienda con un montón de bolsas llenas.

- Si que te emocionaste comprando -Fue lo primero que dijo Meliodas cuando se reencontraron, se acercó para ayudarle a cargar las cosas.

- Tal vez un poco, pero había demasiadas cosas, no me pude resistir. ¿Conseguiste el regalo para Gal?

- Sí, estará listo en unas horas.

- ¿Qué es?

- Es sorpresa, pero te prometo que estará listo antes de que sea Navidad.

Diane al igual que los demás se dirigió a la ciudad para buscar el regalo perfecto para las niñas, llevaba ya unas cuantas cosas, aunque la mayoría eran cosas que le gustaron para ella y no tanto para sus hijas, llevaba algunos regalos para King y dulces, muchos dulces.

Podría decirse que ella iba bastante bien con su trabajo, quién no iba tan bien era el pobre Rey Hada.

- No puedo hacer esto -El Rey Hada había pensado en tantas cosas pero ninguna le convencía- Podría ir a buscar a Diane, pero... No, ella debe estar muy ocupada consiguiendo los regalos... Bien King, estás solo en esto, tú puedes, vas a conseguir el mejor regalo para la niñas... ¡Ay no puedo!

- Creí que tú tendrías más fácil todo esto -King miró a Escanor que recién había llegado.

- ¿Fácil? Esto no es nada fácil, no sé que darle a las niñas, no sé qué podría gustarles.

- Eres el que mejor ha hecho su trabajo como padre, piensa en cómo son tus hijas.

- A ver, mis niñas, una es bien coqueta, y la otra... La otra es bien floja... Creo que tengo una idea.

-¡Oslo! Necesito que me lleves al bosque -Gritó Ban, sin recibir respuesta alguna- ¿Dónde está ese perro?

- ¿Quieres ir al bosque? -La voz de Merlín se escuchó justo detrás de él.

- Carajo -El bandido se sobresaltó al oírla- Bruja ¿Por qué siempre tienes que hacer eso?

- ¿Quieres ir o no?

- Sí quiero.

- Vamos.

- ¿Tú para qué quieres ir?

- Debo ir a buscar algo allá -En cuestión de segundos ya se encontraban en el bosque- Vengo por ti en unas horas.

- ¿Horas? ¿Qué vas a hacer o qué?

- Tengo que buscar algo para Sol.

- ¿Y vas a tardar tanto? No quiero estar esperando.

- Pues entonces busca lo que tengas que buscar y acompáñame.

- Ya voy, ya voy.

Ban se apresuró a buscar lo suyo; había buscado toda la mañana un vino bastante especial, el cuál era fabricado con las más dulces frutas del Bosque del Rey Hada; buscó en todo el pueblo y nada, buscó en la taberna de su capitán y tampoco tenía. Solo le quedaba una opción y esa era hacer él mismo el vino.

- Con esto será suficiente -Dijo Ban después de unos minutos viendo su bolsa llena de frutas- Listo bruja, vámonos.

Nuevamente tardaron solo unos segundos en aparecer en otra zona del bosque, zona que Ban no conocía del todo, pero había oído a Gerheade hablar de ese lugar.

- ¿Vamos a entrar? -Preguntó viendo la entrada a la parte más recóndita del bosque. Merlín asintió- Estás loca.

- Por favor, Ban. ¿Te asusta entrar? 

- No, pero si me ibas a traer aquí mínimo me hubieras avisado para traer mi tesoro sagrado -De la nada su tesoro apareció en sus manos- No me refería a esto.

- No tienes que entrar, esperame aquí -Dijo para después entrar a aquella zona del bosque.

- Aquí te espero, total, no creo que te pase algo, aunque Gerheade me dijo que este sitio era peligroso... Pero yo desde cuándo me preocupo por ti, pero si te pasa algo Escanor me va a matar, aunque se acaban de pelear... Pero quiero saber que estupidez vas a hacer, ¡Merlín esperame!

La zona más oculta del Bosque del Rey Hada, era un sitio lúgubre, donde apenas entraba la luz del sol; ni siquiera las propias hadas se atrevían a entrar a ese sitio; las plantas que ahí habían eran extrañas, peligrosas y sumamente venenosas, incluso se hablaba de seres extremadamente peligrosos como una serpiente gigante que habitaba las cuevas del lugar. El único que podía entrar y salir sin ningún problema era el Rey Hada.

- Merlín ¿Qué carajos quieres regalarle a tu hija?

- Una planta.

- Y te pareció buena idea conseguir una planta que probablemente mate a la niña.

- Yo sé que le va a encantar.

- Eres la madre del año -Ambos siguieron caminando en silencio, siendo guiados por la tenue luz que irradiaba del tesoro sagrado de Merlín, pero el brillo que desprendía no era suficiente para que ellos notaran a la criatura que comenzaba a acecharlos.

Después de horas los chicos por fin salieron de la tienda para dirigirse de nuevo a la taberna. Al llegar se encontraron el lugar completamente solo.

- ¡Ya volvimos! -No hubo respuesta.

- ¿A dónde fueron?

Todos quedaron en silencio, ninguno tenía idea de dónde podrían estar sus padres. Tenían una sensación extraña, normalmente a esa hora sus padres los estarían regañando porque aún no estaban listos para la cena. Todos disfrutaban mucho de la Navidad, pero aquella vez era diferente; no tenían ánimos para celebrarla.

- Oigan -Los llamó Queen- ¿No creen que deberíamos darle algún regalo a nuestros papás?

- ¿No están muy viejos para eso? -Sol le dió un golpe a su hermano.

- Pero aún así sería un lindo detalle. Creo que se lo merecen. Después de todo nos han estado ayudando mucho.

- ¿Mis papás me han ayudado en algo? -Preguntó Leo.

- Mi papá me aventó por un barranco.

- Mi papá casi me mata.

- Y el mió utiliza sus poderes en mí -Dijo Briar- Comienzo a creer que soy su sujeto de experimentos.

- Bueno, ellos ya podrían haber evitado nuestros nacimientos, pero aquí seguimos.

- Cierto -Melany le dió la razón a su gemela- Tal vez un regalo no estaría mal.


¿Cómo andamios? xd

Bueno pues, lamento la tardanza, pero ya saben como son estas fechas, que ayudar con la cena, compras navideñas, y me enfermé :v me siento de la verga xD

Pero en fin. Aquí su especial de Navidad :v

Es una mamada, i know

Este especial como pudieron notar es una continuación del capitulo del año pasado :v y como ya no me dio tiempo

Esperen un año para la parte tresJSJSJSJSJs

NATY (Mi editora) si ves esto no me regañes jsjsjsjs

Enfin xd

Finalizamos esto 

Quiero agradecerles por estar conmigo un año más, a los que llevan desde 2019 a que esta mierda finalice :v y a los que son nuevos aquí, agradecerles por unirse a esta patoaventura

Les deseo lo mejor en este año nuevo, que cumplan todas sus metas, esten llenos de éxitos y salud.

Nos vemos en este año nuevo con más capitulos (espero :v)

Y espero que continuen conmigo en esto, para ver más pato aventuras de las bendiciones xd

Y hablando de bendiciones :v

Mi editora y yo les tenemos una pregunta

De los mellizos ¿Quién es que salió defectuoso? ¿Quién es el adoptado? :V

Leo es igual a sus papis y Sol, ella no :V pero mi editora dice que sí parece, pero cuando sus papis eran chikitos, jovenes, con ganas de vivir y cuando el mundo no era tan cruel con ellos :V

Pero xd les dejo la pregunta ¿Sol es adoptada? ¿Por qué Leo sacó el mal caracter de sus dos papis? :v ¿Qué mal hicieron Escanor y Merlín para merecer dos hijos así? ¿Qué pecado están pagando? :v

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