❣️9❣️

Era de noche, él dormía pacíficamente, hasta que un fuerte llanto lo despertó. Era el llanto de un bebé.
Se sentó en la cama, aún adormilado, y al abrir los ojos lo primero que vió fue a su querida Elaine cargando en brazos a su bebé de pocos días de nacido. La pareja se miró, sabían que esa noche tampoco iban a dormir.

- Dámelo -Ban se acercó a ella- Ve a descansar.

- ¿Estás seguro?

- Sí, anda, duerme. Yo me quedo con él.

Elaine le pasó cuidadosamente al pequeño que continuaba llorando. Ban lo arrulló tratando de calmarlo.

«Mi pequeño Lancelot»

Era muy temprano en el reino de Liones, el sol apenas salía, pero el rey ya se encontraba despierto, conversaba con Slader mientras caminaban por los grandes jardines del castillo.

- Creo que tú ya te diste cuenta de quiénes son esos muchachos.

- Sí, majestad; la verdad no me sorprende después de todo lo que hemos tenido que ver.

- Te los encargo mucho. Los pecados capitales serán muy poderosos, pero nunca han sido buenos maestros.

- No se preocupe, majestad; nosotros nos encargaremos.

- Hola papá -Saludó la princesa Elizabeth pasando corriendo al lado de su padre y Slader- Ya me voy, estaré con el señor Meliodas y los demás.

- Espera hija -Elizabeth se detuvo y miró a su padre- Slader irá contigo.

- ¿Eh? ¿Por qué?

- Creo que ayer te diste cuenta que los pecados capitales no son buenos maestros, ¿cierto?

- Sí pero… Espera, ¿sabes sobre...? -Su padre asintió.

- Claro que lo sé, le pedí a mis mejores caballeros que fueran con ustedes. Slader me contó lo que pasó ayer, no quiero que mi nieto y sus amigos pasen por lo mismo hoy, sólo se lastimaran y no aprenderán nada.

- Tienes razón.

-  Vayan antes de que se les haga tarde. Tienen mucho trabajo que hacer.

Ambos salieron del castillo, afuera ya los esperaban los demás caballeros a los que su padre había llamado: Gilthunder, Howzer, Griamore, Dreyfus y Hendrikson. Elizabeth trató de no decir nada sobre quiénes eran los chicos y mucho menos lo que había pasado en su futuro, claro que Slader ya lo sabía, al menos quienes eran los niños, pero los demás no, y no sabía si podía o no decirlo sin afectar algo en la línea temporal. Después de varios minutos llegaron a la taberna, afuera estaba Meliodas charlando con Tristan.

- ¡Señor Meliodas! -Saludó Elizabeth acercándose a ellos.

- Hola Elizabeth -No tardó en notar a los demás caballeros- Pequeño Gil ¿qué hacen aquí?

- El rey nos envió para ayudarlos a entrenar a los chicos.

«Ese chico se parece mucho al capitán» Pensó el caballero.

- Yo creo que sería mejor que ellos nos ayudaran.

- ¿Te dijo que somos malos maestros? -Elizabeth asintió y Meliodas soltó un suspiro- No creo que sea para tanto, pero está bien. Muy bien, él es Tristan, es nuestro hijo del futuro -Dijo mientras abrazaba por el hombro a Tristan y a Elizabeth.

- ¡¿Qué?! -La sorpresa era obvia en cinco de los caballeros.

- Papá, no debiste soltar la noticia tan de repente...

- Lo sé, pero quería ver sus caras de sorpresa. Además en algún momento se van a enterar, por lo que dijo Merlín, supongo que también los afectará a ellos; es mejor que lo sepan desde ahora.

- ¿D-De verdad es su hijo, capitán?

- Eso explica el parecido.

- Sí lo es, viene de 18 años en el futuro, ¿Verdad?

- Sí... En mi futuro un demonio conquistó toda Brittania, regresamos en el pasado para tratar de impedirlo.

- Increíble... ¿Y por qué regresaron tantos años?

- Fallas técnicas -Respondió Meliodas- Muy bien, Pequeño Gil, tú vendrás con nosotros. Slader con Merlín y Escanor, Dreyfus con Ban, Hendrikson va con Gowther, y ustedes dos con Diane y King.

- Sí, capitán.

«Perfecto, así podré pasar más tiempo con Diane» Howzer se alegró al escuchar que iría con su querida gigante.

- ¡Buenos días, capitán! -Diane salió de la taberna- ¿Uh? Hola Howzer ¿Qué hacen aquí?

- Hola Diane, el rey Bartra nos pidió que los acompañaramos.

- ¡Eso es genial! Nos va a ser muy bien su ayuda, estos idiotas no saben cómo enseñarle a los niños.

- Te escuché -Se quejó Meliodas- No es para tanto.

- Me atacaste pensando que tengo poderes, Ban dejó inconsciente a Lancelot, Briar casi sufre un ataque de ansiedad, Leo y Escanor casi se pelean. Creo que los más conscientes son Merlín, Diane y King.

- ... Sigo creyendo que no es para tanto.

- Ay -Se quejaron Diane y Tristan.

- ¡Ya estamos listas, mamá! -Gritaron ambas gemelas mientras salían de la taberna.

- ¡¿Mamá?!

¿Había escuchado bien? ¿Esas chicas habían llamado "mamá" a Diane? Claro, no había duda, ambas eran muy parecidas a la gigante.

- Sí, ellas son mis hijas: Queen y Melany.

-  Hola tío Howzer -Saludaron ambas con una sonrisa.

«¡¿Tío?!» Ahí se quebraron todas sus esperanzas, el destino era cruel, no tenía ningún futuro al lado de Diane.

- U-Un momento, si son hijas de Diane... ¿Quién es su padre?

- Su papá es King.

- ¿Me llamaban?

- Hola papá -Saludaron ambas.

Merlín no tardó en llegar, ella no solía estar en la taberna, por la mañana llegaba y por la noche se marchaba; y en esos últimos días con más razón, no quería estar presente si volvía a haber una discusión como en el día anterior.

- Lady Merlín.

- Hola Slader.

- El rey nos pidió que vinieramos a apoyarlos en el entrenamiento de los mini pecados, espero no le moleste que la acompañe.

- No te preocupes, me alegra tenerte aquí -Respondió con una ligera sonrisa- Nos será de mucha ayuda tener a alguien que sí sepa enseñar.

- Que no es para tanto -Susurró Meliodas.

- ¡Slader! -Sol se acercó feliz poniéndose al lado de su madre, detrás de ella iba Leo, con una pequeña sonrisa.

- Así que estos son sus hijos, mi lady.

- Así es, ellos son Sol y Leo.

- Se parecen demasiado a su madre -Ambos chicos sonrieron- Sin duda sacaron su encanto.

- Es bueno verte, Slader -Dijo Leo.

Ambos estaban felices de ver a Slader, el caballero que los había cuidado desde que eran pequeños y que representó la figura paterna de Leo.

Los demás no tardaron en llegar y tomaron rumbos distintos como les había indicado Meliodas.

Por un lado iban las gemelas conversando con Howzer y Griamore; detrás de ellos iban Diane y King. A los dos caballeros les causaba mucha curiosidad saber porqué el futuro era un mundo apocalíptico, pero pensaron que no sería correcto preguntar, así que se limitaban a escuchar las historias que contaban las gemelas. Iniciaron contándoles cómo era su vida hasta llegar a una de las muchas travesuras que habían.

-Entonces mamá pudo sostener a la serpiente y hacer que se quedara quieta. Y luego llegó mi papá con el tío Ban y pudieron vencer a la serpiente.

-Era una serpiente enorme. Parecía un dragón, pero ellos pudieron detenerla fácil.

-Un momento -Las interrumpió Howzer- ¿Y de dónde salió esa serpiente?

-La tía Merlín nos contó la leyenda de una serpiente que se llamaba Cuélebre.

-Según esa leyenda la serpiente está dormida cerca del bosque del rey hada, en una cueva que estaba escondida.

- ¿Y cómo despertó? -Las gemelas se miraron entre ellas y luego miraron de reojo a sus padres para asegurarse de que estos no escucharán, le hicieron una seña a los dos caballeros para que se acercarán.

-Tal vez nosotras y Lancelot quisimos comprobar si la serpiente de verdad existía -Susurró Queen.

-En nuestra defensa mi tía nos dijo que la leyenda decía que en la cueva donde estaba Cuélebre había un tesoro.

-¿Y sí había un tesoro?

-No -Respondieron ambas gemelas decepcionadas- No lo había.

King y Diane sonrieron al escuchar hablar con tanto entusiasmo a sus hijas, por un momento dejaron de pensar en los últimos días y en su lugar estaban relatando todos esos buenos momentos que habían pasado.

- Me alegra verlas más tranquilas -Dijo el rey hada a su pareja.

- A mí igual, espero que los demás también estén mejor.

En esta pequeña charla ellos ya no pudieron escuchar lo último que habían dicho sus hijas, tal vez era lo mejor, así las gemelas se evitarían un nuevo castigo por haber despertado a un ser mitológico.

Tristán también charlaba amenamente con Gilthunder, en el futuro ambos tenían una excelente relación, después de todo eran sobrino y tío. Gil estaba realmente intrigado por saber cómo sería el futuro, su futuro; a pesar de la curiosidad, decidió no preguntar y limitarse a lo que Tristán decidía contarle. Elizabeth también escuchaba atenta todo lo que relataban su hijo; por su parte, Meliodas estaba pensado, si su hijo no sabía qué tipo de magia tenía, tendrían que buscar la forma de averiguarlo, el problema era si la magia era la de las diosas. Él no sabía cómo enseñarle a usarla y Elizabeth aún no recordaba su pasado.

- Tío, ¿Estás bien?

- Sí, ¿Por qué?

- Porque estás muy callado, y no estás manoseando a mi tía como de costumbre.

- Sólo estoy pensando. Dime ¿Cómo supieron que tú tenías poderes de demonio?

- Mi papá supuso que al ser él un demonio y mamá una vampiro, yo tendría ambos tipos poderes. Y así fue, tengo ambos.

- Entonces Tristán también puede tener ambos.

- Aplicando la misma lógica que conmigo, sí. Debe tener ambos. Sólo que mis poderes surgieron cuando yo era pequeña, no sé porqué con Tristan no fue así.

Se resolvía una duda, pero llegaba otra, ¿Por qué con Tristán no pasó lo mismo que con Gal? En los demonios los poderes se desarrollaban desde temprana edad, en unas cuantas razas era así, algunos desde el primer año mostraban un poco de sus poderes, ese era el caso de los demonios, y por lo que Meliodas sabía, también el de las diosas.

Esto sólo se volvía cada vez más difícil para el capitán de los pecados capitales. Ahora sabía que su hijo sí tenía poderes, el problema sería hacer que Tristan pudiera utilizarlos.

Meliodas no era el único que estaba en un conflicto acerca de los poderes de su hijo; Gowther estaba igual. Su hija tenía poderes, pero no sabía usarlos, a diferencia de él que sabía utilizarlos prácticamente desde que nació. Y ese no era su único problema, ahora sabía que debía tener mucho cuidado sobre lo que le decía a Briar; él sabía qué era la ansiedad, pero no sabía que era lo que sentía la joven.

Pensó en utilizar esa misma ansiedad para provocar que su hija utilizara sus poderes, aunque ahora no podría ya que Hendrikson estaba con ellos; además de que Merlín le advirtió y Diane le amenazó para que Gowther no hiciera que Briar tuviera un nuevo ataque.

- Nunca recibimos un entrenamiento de caballeros, y yo no sé usar mis poderes; sé que los tengo, pero sólo surgen cuando me dan ataques de ansiedad.

Briar caminaba junto a Hendrikson. Ella estaba más que nerviosa, lo que más deseaba y rogaba a las diosas era que no le realizarán preguntas como las de ayer y que pudieran llevarla a tener un nuevo ataque de ansiedad; definitivamente no quería sufrir otro ataque y menos con sus amigos lejos.

- Ya veo. Empezaremos con los básico de un caballero; no puedo hacer mucho con tus poderes, pero puedo ayudarte a encontrar la forma de controlar tu ansiedad, después de eso Gowther te enseñará a utilizar los poderes.

En esos momentos la joven agradecía que Hendrikson los haya acompañado, él era mucho más comprensivo que Gowther. Le habían contado un poco de lo que habían pasado los hijos de los pecados capitales, tenía curiosidad sobre todo lo sucedido en los próximos 18 años; pero quería evitar incomodar a Briar, además de que Tristan le había comentado del problema que ella tenía.

Hendrikson era muy cuidadoso con lo que decía, a diferencia de Gowther que pensaba que la idea de usar la ansiedad para su beneficio era buena idea, aunque fuera arriesgarse a un buen regañó por parte de Merlin y Diane.

No muy lejos de ahí iban Ban y Lancelot junto a Dreyfus; a petición del joven decidieron entrenar algo cerca de donde estaría Briar, en caso de que ella se pusiera mal, él podría ir rápido a ayudarle.

- No puedo regenerarme rápido como mi papá, así que no soy inmortal, tampoco sé si tengo los poderes de mi mamá. -Terminó de decirle Lancelot a Dreyfus- Creo que es todo.

- No hay problema; no puedo entrenar contigo como si fueras un experto, además, lo primero es que te entrene como caballero, después nos centraremos en tus poderes. No sé mucho sobre hadas pero King puede ayudarte con eso.

- Me alegro de que estés aquí, mi papá no sabe enseñar.

- Te estoy escuchando.

- Ese es el punto. Ayer me dejó inconsciente.

- En mi defensa...

- Siempre hace eso -Suspiró el caballero- Por eso los pecados capitales no duraron ni una semana entrenando caballeros.

- Ahora me alegro de que no nos hayan entrenado.

- ¿De verdad nunca lo hicieron? -Dreyfus sabía que los pecados capitales eran pésimos maestros, pero aún así le sorprendía que no les hubieran enseñado a sus hijos a pelear.

- No, yo entrené un poco hace unos años, pero mi papá nunca me enseñó.

Habían llegado al tema que Lancelot deseaba evitar, el entrenamiento que tuvo durante 3 años, dónde nadie supo nada de él y de su maestra Jericho, sólo hubo alguien que lo supo. Su relación con su padre se vio afectada cuando él volvió, prefería que ahora su padre no supiera eso, aunque sabía que eventualmente se enteraría.

-Sé pelear y usar la espada y otras armas; solo sé lo básico.

-¿Sabes utilizar esto? -Preguntó Ban sacando su tesoro sagrado.

-Sí… Yo ya lo he utilizado.

Lancelot había aprendido a manejar ese tipo de arma, pero solo una vez había utilizado el tesoro sagrado de su padre: Bastón Divino Courechouse.

-¿Usaste mi tesoro sagrado? -Lancelot asintió ante la pregunta de su padre.

-Lo tomé el día que… el día que todo pasó.

Le dolía recordar aquello, prefería olvidar todo lo que había pasado en los últimos días, pero la mente es traicionera, simplemente no podía evitar que llegarán las imágenes de aquél fatídico día.

-¡Physical Hunt!

El último demonio cayó ante ellos. Sus ataques habían funcionado a la perfección contra los demonios rojos y grises que los seguían desde Liones. Lancelot miró su arma bañada en sangre, era el tesoro sagrado Courechouse. Ahora entendía bien el porqué aquellos tesoros eran tan preciados para los pecados capitales, sin duda eran muy útiles para amplificar la fuerza de sus ataques.

- Debemos seguir avanzando -La voz de Leo captó su atención- Aún estamos lejos.

El príncipe de Camelot se acercó a Tristán. Un ataque de ira estuvo a punto de hacer que destruyera lo poco que quedaba de Liones. Para su fortuna lo habían logrado detener, pero la inexperiencia de Briar y el fuerte impacto de lo sucedido hace unos instantes, provocó que la joven dejara a Tristán inconsciente.

-¿Sigue inconsciente? -Preguntó Lancelot acercándose a ellos.

-Era de esperarse. No sé que hizo Briar, pero sólo ella puede despertarlo.

Ambos miraron a su amiga, estaba en estado de shock, igual que Melany; en esos momentos parecía que no eran conscientes de lo que pasaba a su alrededor. Era entendible que estuvieran así, después de todo habían presenciado las grotescas muertes de sus padres.

-Hay que darnos pris...

-Leo... -Queen habló
interrumpiendolo y señaló en la dirección en que habían venido.

Era mínimo una docena de demonios que se dirigían hacia ellos, pero no eran rojos o grises, no sabían qué clase de demonios eran, en las historias que contaban sus padres habían oído acerca de cientos de criaturas, pero jamás habían escuchado sobre algo parecido.

-Sol.

-Yo me encargo -La princesa cargó a Tristán sin problema alguno.

-Vayan a Camelot.

Queen y Sol obedecieron, sacando de ahí a Melany, Briar y Tristan. Lancelot caminó detrás de Leo, acortando a cada paso la distancia entre ellos y los demonios.

-¿Crees que podamos?

-Hay que averiguarlo -Respondió sujetando con fuerza su arma, el hacha divina Rittha. Dió unos pasos más, dejando a Lancelot atrás- ¿Lucharás conmigo?

-Hasta el final -Respondió preparándose para el ataque.



- Lancelot y yo fuimos los que peleamos contra esos demonios.

Leo caminaba al lado de Slader, contándole lo que había pasado el día que habían huido; Slader lo escuchaba atentamente, al igual que Merlín que iba unos cuantos pasos detrás de ellos; le intrigaba un poco la relación de Leo y Slader, de cierta forma el joven se estaba desahogando con el caballero, cosa que no hizo con ella y mucho menos con su padre.

Detrás de ellos iban Escanor junto a Sol, ambos en silencio. La joven princesa estaba más que incómoda, en el futuro ella tenía una excelente relación con su padre, pero en ese momento no sabía ni que decir. Entendía que en ese momento su padre no era su padre.

Ir con su hermano y Slader, no era opción; prefería que su hermano estuviera a solas con él, sabía que su hermano necesitaba hablar con alguien, y quién mejor que Slader; además de eso, sabía que ir con ellos haría que su padre se molestara, porque claramente lo estaba.

¿Cuánto tardaría el hechizo en tener ese efecto secundario con las memorias?

Estaba ansiosa porque eso pasará, tal vez si sus padres tuvieran sus memorias de sus "yo" del futuro la situación no sería incómoda, tal vez podrían quererla como lo hacían en el futuro. Quería que ellos volvieran a ser sus padres.

Continúo divagando entre sus pensamientos, buscando algo que decirle a sus padres, pero qué podía decirles, era muy difícil tratar con su padre con ese orgullo tan grande que tenía, y su madre que se mostraba más interesada conocer el poder de sus hijos. Eso era igual en el futuro, después de todo eran sus pecados.

Envidiaba a sus amigos, ellos no la tenían tan difícil y estaban teniendo una buena relación con sus padres; para ella cada día era más difícil.

Ella no era la única que estaba pensando en qué debía hacer, su padre también lo hacía. Notaba a su hija decaída, y quería hacer algo, pero era difícil, de un día a otro ya era padre, ¿Qué se suponía que debía hacer?

No quería ser como sus amigos, él había pensado que sería mejor darles su espacio a los chicos, para no decir algo que fuera a incomodarlos. Si con Sol era difícil, con Leo lo sería mucho más. Y con Merlín, las cosas seguían algo tensas por lo sucedido el día anterior.

Definitivamente no era una situación fácil para ninguno, ni para los chicos, ni para sus padres. Sería un proceso largo y muy complicado.

Buenas buenas :v

Espero que les haya gustado el capítulo.

Me disculpo por dejar abandonado el fanfic estos dos meses, pero han Sido tiempos difíciles con crisis existenciales, trabajo y terminando cosas pendientes de la escuela (finalmente soy libre de la preparatoria :D :v)

En fin.

Muchísimas gracias por leer, por su apoyo y paciencia (y sus comentarios que a veces hacen que me cagué de la risa :v)

Les mando dos becerros tronadores en las nalgas :v

Nos vemos en el siguiente capítulo :v los amo.

(Imagenes de referencia de los demonios que se mencionan en el capítulo :v. Créditos a quien corresponda)

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