008 . the game
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08 . el ataque
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Todos estallamos en gritos y silbidos cuando el equipo anota un nuevo punto a su favor. El partido parece bastante ganado, Tommy y Teddy hacen un dúo particularmente bueno y experimentar el juego junto a los Maximoff resulta un plus, porque la familia tiene esta peculiar forma de alentar a su hijo.
—¡Eso Tommy, más rápido bebé! —exclama Wanda sacudiendo un cartel.
—¡Pero no tan rápido hijo! —Se apresura a agregar Vision, ganándose una mala mirada por parte de todas las personas sentadas a su alrededor.
—¡Medianamente rápido bebé! —Se corrige la pelirroja, rodeando el brazo de su esposo con los suyos.
Son extraños. Pero no es como si alguna vez hayan sido diferentes.
Billy no comenta, sólo mantiene una sonrisa en su rostro y sé perfectamente a donde está mirando. Hacerle un comentario me resulta tentador, pero el castaño es inteligente y no quiero que comente algo sobre como Tommy y yo aparecimos prácticamente al mismo tiempo. Así que declaro una tregua silenciosa y lo dejo disfrutar en paz. Además admito que el trasero de Teddy se ve particularmente bien, no es como si pudiera culparlo.
De vez en cuando el peliblanco dedica una mirada hacia nosotros y es ahí cuando Wanda y Vision agitan aquel cartel como si su vida dependiera de ello. Amy, Billy y yo sólo saludamos, aunque aún en la distancia noto la mirada del jugador clavada sobre mí, y mis mejillas se tornan rojas al revivir nuestro pequeño momento antes de que saliera a la cancha.
Un nuevo punto y los gritos regresan. Incluso nos organizamos para hacer una ola. Los chicos y yo nos reímos un poco, ya que nunca fuimos fanáticos del deporte y de repente estamos completamente metidos en el partido, claro que Billy y yo tenemos ciertos motivos para ello, Amy en cambio parece verdaderamente divertida y emocionada, ansiosa incluso.
—¿Quién diría que nos iba a gustar tanto el partido, no? —cuestiono sacudiendo ligeramente su pierna, ella asiente muy sonriente.
—Lo sé, es sólo que, cualquier cosa puede pasar en cualquier segundo —responde ella encogiéndose en hombros—. Jamás sabes en lo que puede acabar.
—Sí bueno, creo que no hay forma de que el otro equipo gane a esta altura —comento formulando una mueca, y por unos segundos la noto confundida—¿Qué? ¿No hablabas de eso?
La rubia abre su boca, pero no llega a responderme. Sus ojos se abren de par en par y luego apunta a una cierta zona de la cancha, mi mirada sigue la dirección hasta dar con una figura robusta con una motosierra y una especie de mascara. Mi estomago da un vuelco. La gente deja de gritar y comienza a pararse, preocupada.
—¿Mamá? —pregunta Billy confundido.
Todos los presentes miramos a Wanda. Quien está parada justo como el resto, con su ceño fruncido y su boca abierta. La figura se mantiene inmóvil justo debajo de las luces que iluminan la cancha, volviendo difícil terminar de identificarlo, pero nadie tiene dudas, es él. El asesino.
—¿Mamá? —insiste el castaño.
—Yo-yo no...
El asesino arranca la motosierra de un tirón y a mí se me corta la respiración cuando lo observo correr hacia uno de los chicos en la cancha. No puedo quitar mi mirada y tampoco reaccionar de ninguna forma, el tipo atraviesa al chico con la motosierra y el torrente de sangre ensucia el césped y a alguno de los jugadores. Una mujer vomita detrás de mí y otra de las personas en las gradas rompe en un grito de puro dolor, probablemente la madre del chico.
Wanda mueve sus manos rápidamente y un destello escarlata surca la cancha hasta impactar de lleno contra el asesino. Los ojos de la pelirroja brillan y continúa moviendo sus manos mientras el hombre retrocede. Wanda mantiene aquel torrente rojo por varios segundos y comienzo a creer que el tipo ya debe estar hecho polvo, pero cuando se detiene, continúa en su lugar sin un aparente rasguño.
—¡No estoy haciendo esto! —grita la pelirroja en pánico mientras agita sus manos, una neblina rojiza se esparce como humo entre las gradas—¡Corran! ¡Pónganse a salvo!
La multitud entra en pánico y todos comienzan a correr, pero yo no lo hago, porque ahora recuerdo todo.
—¡Tommy! —exclama Vision mientras su apariencia humana se desvanece dejando paso a la de un robot rojo—¡El ni...
Pero antes de que el padre pueda terminar, nos golpea una ráfaga de aire y tanto el chico herido como el peliblanco desaparecen, pero en el tiempo que me toma comprender aquello, Tommy regresa junto a nosotros.
—¿Qué hacemos? —pregunta Tommy acomodándose el cabello.
—Su madre y yo lo retendremos —responde rápidamente Vision—. Ustedes ayuden a evacuar a todos los civiles que puedan.
—¡¿Todos estaban enterados de esto menos yo?! —exclama Amy, quien sigue a mi lado—¡¿Todos aquí tienen poderes?! —cuestiona sonando más ofendida que sorprendida—Pues si iba a ser un personaje secundario recurrente al menos pudiste haberme dado unos ¿No? —Le reclama a la pelirroja—¿Qué soy entonces, el alivio cómico? ¡Ni soy tan graciosa!
Le dedico una mueca a la rubia y palmeo su hombro, Billy y Tommy parecen divertidos por el comentario, pero Vision luce más perturbado que otra cosa. Le dedica una mirada confusa y oscurecida a su esposa, pero Wanda sólo lo observa en silencio por unos segundos y luego sale volando hacia el asesino, quien ya se encuentra avanzando hacia nosotros, luego Vision la sigue.
—Aquí vamos —Tommy hace tronar su cuello y luego desaparece.
Billy me mira con una leve sonrisa mientras una estela azulada aparece entre sus dedos.
—¿Y tú qué puedes hacer? —pregunta curioso mientras se despega unos centímetros del suelo.
—Ya lo verás —respondo de forma vaga, desviando mi mirada a la pelirroja.
No estoy segura.
Los tres nos dirigimos hacia dentro de la escuela, donde Billy se encarga de mover a aquellos que se ven muy traumatizados y tanto Amy como yo buscamos a los que decidieron esconderse. Nos separamos para cubrir más terreno, así que yo me encargo del segundo piso y ella del primero, es allí donde para mi sorpresa, me encuentro con Gwendy.
—¿Gwendoline? —pregunto mientras ella ayuda a una persona a levantarse.
La castaña termina de ayudar a la persona que sale corriendo hacia la salida y luego ella posa ambas manos sobre su cadera.
—Daisy, en realidad —suelta ella tomándome por sorpresa—. Agente de Sword.
—¿Sword?
—¿Cuál es tu verdadero nombre? —cuestiona ella, y yo me quedó boquiabierta por unos segundos.
—Sólo Lara —respondo encogiéndome en mis hombros, ella frunce su ceño con desconfianza.
Está a punto de comentar algo cuando Vision irrumpe en mitad del salón, abriendo un agujero en la pared y dando un par de vueltas por el suelo.
—Lamento el desastre —Se disculpa él con amabilidad mientras se levanta—. Es alguien más duro de lo que parece.
El androide sale volando de regreso a la pelea y Daisy da un par de pasos en aquella dirección, dispuesta a sumarse a ayudar. Sin embargo tanto a ella como a mí nos llama la atención otra cosa sucediendo en el exterior de la escuela. Nos acercamos a la ventana y observamos un monstruo gigante con escamas verdes y afiladas garras rugiendo y destrozando autos, lanzándolos por el aire directo hacia algunas casas y empeorando el pánico en las personas que continúan corriendo y gritando como desquiciadas.
—Skrull —murmura la castaña junto a mí.
Daisy extiende sus brazos y hace estallar una ventana con una onda expansiva, luego se lanza por ella amortizando su caída con más ondas y finalmente las dispara hacia el monstruo, que sale despedido directo hacia un auto. Yo cierro los ojos con fuerza ante el impacto, porque sé que se trata de Teddy.
Tomo el camino largo corriendo por las escaleras, con mi corazón latiendo a mil por hora y una vez en el piso principal, me dirijo hacia la salida sin tener mucha idea de que es lo que se supone que voy a hacer, porque claramente debo intervenir de alguna forma, pero ¿Se supone que ataque a Gwendoline? ¿A Teddy?
—¡Hey! —exclamo deteniéndome abruptamente al notar gente corriendo en dirección contraria a la mía—Por allá está la pelea, ignoren el monstruo verde gigante y corran a sus hogares —ordeno, y las personas permanecen en tal estado de shock que simplemente obedecen.
Más adelante mi mirada encuentra a la rubia con sus ojos abiertos de par en par y sus cejas alzadas, algo en ella me inquieta y es lo tranquila que parece estar a pesar de toda la locura que está sucediendo. Hasta yo estoy sudando por los nervios y se puede decir que ya tuve un cierto acercamiento a la verdad de Westview, esta es la primera vez para ella y parece que hasta se tomó un tiempo en el baño para asegurarse de que su cabello sigue impecable.
—¡¿Pero qué mierda Amy?! —La ataco al llegar a ella, dándole un empujón—Los ibas a llevar a su muerte.
—Me puse nerviosa, debí confundirme de dirección —Ella finge inocencia, y es tan obvio que me dan ganas de golpearla.
Tengo intenciones de continuar cuestionándola, pero Gwendy, digo, Daisy, aparece por las puertas, deslizándose por el suelo y dando un par de vueltas, luce abatida, la nariz le sangra y tiene una marca rojiza en el ojo. Entonces un rugido me hace comprender que fue lo que la dejó así y tiemblo mientras compruebo sus signos vitales.
Aún tiene pulso.
—Quédate aquí —Le digo a Amy.
—¿Vas a ir sola contra esa cosa? —cuestiona mi amiga frunciendo su ceño, sonando más curiosa que preocupada, lo que hace que la mire de mala manera.
—Esa cosa es Teddy.
Escucho más gritos provenientes de afuera y comienzo a correr. El aire y la oscuridad de la noche finalmente me envuelven y allí veo la escena, las casas destruidas, los vehículos incendiados, los cuerpos sin vida por el suelo y la gente corriendo y gritando presos del más profundo pánico. Y en el medio de todo aquello, un gigantesco monstruo cubierto por escamas verdes, con alas similares a las de un murciélago saliendo de su espalda, afiladas orejas y garras, y brazos prácticamente igual de anchos que sus hombros. Trago saliva con dificultad y recuerdo la pelea con Strange.
Hay algo que Wanda aún no me deja recordar.
Aquel incidente con el que creía mi psicólogo continúa teniendo muchos agujeros, sé que hice algo, me recuerdo en la calle junto a Wanda, pero no tengo idea de qué.
—¡Teddy! —grito intentando captar la atención de la bestia.
Lo logro con mucha mayor facilidad de la que esperaba. Teddy voltea en aquella gigantesca forma verde y comienza a acercarse hacia mí, yo me paralizo mientras espero que, lo que haya sido que hice aquella vez, aparezca nuevamente como una especie de reflejo. Pero Teddy está cada vez más cerca, y se acerca cada vez más rápido, con intenciones embestirme, y mi cuerpo no parece reaccionar de otra forma más que paralizándose por el miedo.
Comienzo a gritar de la misma forma que el resto y, cuando Teddy levanta ambos puños dispuestos a aplastarme, una barrera azulada los detiene justo sobre mi cabeza.
—¡Barrerabarrerabarrerabarrera! —Billy exclama algo tan rápido que resulta inentendible, flotando sobre ambos a una distancia segura.
La barrera sobre mi cabeza comienza a extenderse y por más que trata de retroceder o golpearla para romperla, termina rodeando por completo a Teddy, encerrándolo dentro una esfera. El castaño desciende hasta quedar a mi lado y ambos observamos a aquella monstruosa versión del amigable rubio probablemente pensando lo mismo. Luego compartimos una mirada y noto tanta inseguridad en él como en mí. No tenemos idea de lo que hacer con él.
—Tu madre lo controló —recuerdo, regresando mi mirada sobre él—. Y un par de veces tú me controlaste a mí, no muy amigable de tu parte por cierto —señalo cruzándome de brazos, Billy se sonroja y baja la mirada avergonzado.
Mis palabras logran distraerlo de tal manera que pierde concentración y Teddy logra crear un agujero en la barrera de un golpe, intentando acertarnos un golpe con su gigante garra. Ambos gritamos como personajes salidos de una película clásica de terror y luego Billy comienza a repetir de forma nerviosa su mantra hasta que la esfera cubre nuevamente el brazo libre.
—¿Y si lo intentas con él?
Billy me mira como si estuviera loca y luego regresa su mirada a Teddy, quien luego de haber estado forcejeando durante un rato, finalmente parece haberse cansado y está intentando recuperar el aliento. El castaño traga saliva con dificultad y se separa unos centímetros del suelo, entonces asiente.
Realiza un movimiento con sus manos formando un circulo y la barrera se rompe solo para cobrar una forma distinta, esta vez se vuelven cadenas que envuelven a Teddy hasta inmovilizarlo. No son muchas, y frente a algunos movimientos repentinos del chico verde amenazan con romperse, pero aún así Billy toma el riesgo de acercarse. Esquiva las mordidas que intenta darle con sus afilados dientes y posa sus manos a ambos lados de su escamosa frente.
Teddy deja de forcejear y su mirada se pierde en la de Billy, yo permanezco alerta por si en cualquier momento decide reaccionar de repente y liberarse. Pero no resulta siendo el caso.
—¿Billy? —pregunta aturdido el rubio.
El castaño desciende nuevamente y las ataduras se desvanecen, Teddy continúa sin atacar, simplemente sigue con la mirada al chico frente a él.
—¿Por qué eres verde Teddy? —irrumpo su personal momento sin pensarlo demasiado, el chico de escamas verdes me observa confundido y luego observa sus garras con cierto horror reflejándose en su mirada, alejándose unos pasos de Billy.
—N-no sé —suelta, y escuchar su voz salir de aquella gigantesca cosa no deja de resultar impactante.
Sí, sabía que era Teddy. Pero no deja de resultarme incomodo, casi parece que esa cosa se comió a Teddy y que éste está hablando desde su interior.
—No sé... —repite, sonando asustado, sus gigantescos brazos verdes comienzan a temblar y yo vuelvo a ponerme nerviosa.
Esto me recuerda a un incidente que ya pasó antes.
—Yo...
—Está bien —Billy lo interrumpe, flota hacia él eliminando rápidamente la distancia y posa ambas manos sobre su rostro, haciendo que mantenga su mirada sobre él—. Está bien —repite asintiendo—, lo importante es que te mantengas calmado ¿Bien? —Sus dedos brillan con una luz azulada que parece extenderse por las venas de Teddy, quien lo escucha con atención—Sigue mi respiración.
El castaño inhala y exhala de forma muy marcada y el gigante frente a él lo imita. Billy no se separa, y el tamaño de Teddy comienza a reducirse. El cambio es lento pero a su vez dinámico. El tamaño del rubio continúa reduciéndose hasta que regresa a ser el normal y luego sus escamas desaparecen bajo una sustancia gelatinosa que no tarda en endurecerse y cobrar la apariencia de la piel. Teddy descansa su cabeza sobre el hombro de mi amigo y lo escucho sollozar mientras que lo abraza, a la par que el castaño deja caricias sobre su cabello.
—Lo hiciste —Billy habla para calmarlo—. Cambiaste por ti solo.
Una pequeña sonrisa aparece en mi rostro mientras los observo, en miedo de todo el caos y el horror de la noche, aquella escena me genera un reconfortante calor en el pecho. Interrumpir en su burbuja parece algo terminantemente prohibido, y no sé si yo soy la que piensa eso o si es algo que Billy impuso en mi mente, pero de cualquier forma decido respetarlo.
Claro que Tommy no tiene la culpa de haber estado haciendo otras cosas, así que él aparece de repente con su uniforme de futbol frente a ambos y luego de observarlos un par de veces de arriba a abajo con su ceño fruncido, dirige su mirada hacia mí.
—Muy bien, ¿Por qué Teddy está abrazando desnudo a mi hermano? —suelta él confundido.
Ambos chicos paniquean frente a la pregunta y se alejan repentinamente, luego sus rostros adquieren el mismo tono de rojo y Billy cierra sus ojos mientras sacude sus manos, balbuceando algo de forma nerviosa. Teddy sólo atina a taparse lo mejor que puede con sus manos mientras pasa su mirada entre Tommy y yo, y recobra la calma cuando su uniforme de futbol vuelve a aparecer sobre él.
—Sí, le pediré a mamá personalmente que borre esto —decide el de cabello platinado y yo me acerco hasta él para darle un golpe—. Wow, gracias por eso —suelta irónico mientras pasa su mano por la zona del impacto—¿Cómo va ella?
Ni Billy ni yo respondemos, las nubes rojizas en la oscuridad de la noche nos dan una peculiar advertencia de como puede estar avanzando la situación, y entonces Tommy desaparece probablemente dirigiéndose a la cancha en la que más temprano se encontraba jugando un inocente partido.
—Billy.
El castaño asiente y en el suelo se dibujo un brillante circulo azul que luego se separa del pavimento, elevándonos junto a él. Teddy se sube antes de que nos alejemos demasiado, y la mirada que mantiene en su rostro hace que no pongamos objeción, entonces nos elevamos sobre la escuela y regresamos a las gradas, junto con Tommy.
Nos encontramos con un espectáculo donde Daisy, Vision y Wanda le están disparando directo al tipo de la motosierra, Billy se une a ellos rápidamente y noto que Tommy se inclina hacia adelante, dispuesto a sumarse, pero yo lo tomo del brazo antes de que pueda moverse.
—Ni se te ocurra —advierto señalándolo con mi dedo índice—. Si te cruzas probablemente te mueras.
La mandíbula de Tommy se tensa, pero sus músculos se relajan, así que yo suelto un suspiro y regreso mi atención a la acción. El tipo finalmente parece estar de rodillas. Un rayo escarlata se desprende de las nubes y cae directo sobre el tipo, entonces los brillos se detienen y las nubes se disipan, es ahí cuando nos acercamos y descubrimos polvo en el lugar donde antes estaba el hombre.
—Bueno, en algún momento tenía que ceder —comenta Vision—. Pero ahora, ¿Cómo resistió tanto? ¿Y a qué te referiste cuándo dijiste que tú no lo habías causado? —cuestiona el hombre rojo, y entonces mi mirada viaja hacia Wanda cargada con algo de pánico, sin embargo, es otra quien responde.
—Ella está controlando a todo el pueblo —responde Daisy—. Sword lleva días tratando de comunicarse, creímos que la anomalía también los había encerrado a ustedes pero no fue así... Wanda fui enviada a ayudar, no soy el enemigo ¿Bien? Si tan solo...
—¡Mamá, no!
Un aura escarlata rodea a la castaña y la eleva rápidamente, pero otra azulada la detiene en mitad del aire. Llevo una mano a mi pecho mientras observo a madre e hijo mover sus manos mientras intentan ganarle al otro.
—Mamá... —balbucea Tommy, pero la mirada asesina de Wanda lo deja sin palabras.
—La gente de la que ella está hablando no se preocupa por nosotros —sentencia la pelirroja con un acento particular en su voz—. Todo lo que quieren es tomar todo de nosotros hasta que no nos quede nada —agrega con dolor vibrando en su voz—. La gente es feliz aquí, está segura aquí, y cualquiera perteneciente a esa organización, definitivamente no está buscando ayudarnos.
—¡No puedes dominar a todo el mundo para siempre mamá! —reclama Billy, con su respiración acelerada por el esfuerzo.
—Obsérvame —desafía la pelirroja, quien con un nuevo movimiento de manos, logra acabar lanzando a la castaña por los aires, de la misma forma que a Strange.
Billy se derrumba inconsciente y es atrapado por los brazos de su padre. Wanda mira horrorizada y repleta de culpa y arrepentimiento a su hija, ella intenta acercarse pero Vision retrocede la misma cantidad de pasos que ella da. Y la mira negando con su cabeza y una mirada abrumada por las emociones.
—Dime que no es cierto —suplica el androide con su hijo entre brazos—¿Todo el pueblo Wanda?
Tommy retrocede y extiende su brazo en busca de mi mano, la cual yo termino entrelazando con la suya, él aprieta el agarre y entonces yo rodeo con mi brazo libre al suyo.
—Oh cariño esto está mal —Vision intenta argumentar con su esposa, quien simplemente cierra los ojos.
—Yo... —Wanda no tiene palabras que decir, su voz le tiembla.
—Mira a tu hijo —insiste el androide, Wanda suelta un sollozo—. Esto está mal, sabes que lo está —agrega, luego nos dedica una mirada y Teddy se adelanta para tomar al castaño inconsciente entre sus brazos. Entonces Vision posa una mano sobre el hombro de su esposa—. Wanda escúchame —suplica mientras se agacha para quedar a la misma altura que ella.
Pero su esposa no parece muy dispuesta a escuchar. Wanda suelta un fuerte alarido cargado de dolor, de sufrimiento, sus lagrimas bañan sus mejillas y Tommy esconde su cabeza en mi hombro para no tener que ver la escena, por lo que soy yo la que observa el rayo de energía escarlata que se desprende de ella directo hacia el cielo.
El impacto del rayo contra la noche es tan brillante que simula el amanecer, las estrellas desaparecen en una onda escarlata, el cielo junto a ellas y ésta no tarda en descender, borrando a Vision, luego a Teddy con Billy en brazos, y finalmente a Tommy y a mí.
—El partido sí que estuvo bien ¿No? —cuestiona Amy a mi lado.
—¿Y a ti qué te parece? —suelta Tommy de forma irónica mientras agita el trofeo, yo suelto una pequeña risita.
—Dios, esa cosa va a aumentar su ego por meses —aseguro llevando una mano a mi frente, a lo que Tommy finge ofenderse.
—Ah, sí, finge que no te agrada —desafía él con una graciosa mueca en el rostro.
El partido termino. El equipo de Tommy ganó con una jugada final por parte de él, el publico estalló en gritos, aplausos y silbidos. Acabó siendo una muy buena y divertida experiencia. Ahora nos dirigimos hacia el auto de la misma forma que el resto de familias, con el chico de cabello blanco que metió el punto ganador con una sonrisa radiante en el rostro y el trofeo entre sus manos.
—Oigan ¿Y dónde está nuestro otro hijo igual de importante y campeón que su hermano? —cuestiona Vision con Wanda abrazada a su brazo.
—Probablemente con su novio —responde Tommy sin darle demasiada atención al tema.
No había notado la ausencia del castaño hasta que el señor Vision la menciono, me pongo a buscarlo y es justo cuando comienzo a pensar que tal vez fue con Teddy que lo encuentro parado aún en la entrada al campo de futbol, con la gente aún saliendo de allí y cubriendo su presencia. Por un momento le dedico una sonrisa picarona, ya que imagino que está esperando al rubio, pero la expresión en su rostro no parece nada agradable, luce triste, y su mirada clavada sobre su madre me hace tener un escalofrío que me pone la piel de gallina.
Siento que algo no está bien.
—¿Vienen con nosotros chicas? —cuestiona Wanda con una amigable sonrisa, y estoy a punto de responder que sí cuando escucho una bocina proceder de un lujoso auto negro.
Frunzo mi ceño al reconocerlo de forma instantánea.
—N-no, mi padre me lleva —respondo algo desorientada.
Mi respuesta sorprende a todos los integrantes de la familia Maximoff tanto como a mí, pero Amy no parece afectada por ello.
—Oh genial, ¿Podrían alcanzarme ustedes? —cuestiona con toda naturalidad—Ya sabes, no creo entrar en el auto con todo el ego de Tommy más su trofeo —bromea, pero ella es la única que se ríe.
—C-claro —suelto tan vagamente como antes.
La rubia se dirige lo más tranquila al auto de mi padre luego de despedirse de los Maximoff, luego los tres mantienen sus miradas sobre mí hasta que Vision reacciona y también se despide, comenzando a caminar junto a Wanda, quien en todo el trayecto a su auto me dedica constantes miradas con su ceño fruncido.
Tommy continúa frente a mí, y yo no me muevo hacia el auto de mi padre porque hay algo dentro de mí que me dice que no lo haga. Una voz muy pero muy pequeña que de repente parece estar gritando con desesperación.
—Entonces... ¿Hasta mañana? —El de cabello blanco rompe el incomodo silencio.
Invítame a tu casa.
—Eh, sí, supongo —respondo rascando mi nuca, intentando esconder mi incomodidad—. Felicitaciones otra vez por esa cosa —agrego junto a una sonrisa, gesto que Tommy imita—, no importa cuantos chistes hagamos, te lo mereces.
—Sí, gracias...
No me dejes ir en ese auto Tommy.
¿Por qué no?
No se supone que tu respondas.
Finalmente volteo y doy unos pasos en dirección de lujoso auto nuevo, con mis latidos acelerándose a cada paso.
—Lara espera —Tommy me detiene, yo me doy vuelta muy ilusionada y entonces él suspira—¿Vamos a hablar sobre eso? ¿Alguna vez?
—¿Sobre qué cosa?
El peliblanco me observa con incredulidad, y cuando descubre que no estoy bromeando se torna igual de rojo que como lo hace Billy cuando se pone nervioso.
—Del beso, Lara.
Claro, sí. Nos besamos en los vestidores antes de que él saliera a jugar. Lo recuerdo a la perfección.
Aunque juraría que alguien...
—¿Lara?
—Sí, lo siento —respondo cuando reacciono finalmente—. Claro, hablaremos de eso —aseguro, luego el auto negro toca nuevamente la bocina y mi garganta se seca—. Hasta mañana Tommy.
Abandono al mellizo Maximoff para dirigirme al costoso vehículo con vidrios polarizados, manteniendo en secreto la identidad de las personas en su interior. Rodeo el frente sintiendo una mirada fija sobre mí y finalmente llego a la puerta del copiloto, la cual abro luego de dar una fuerte respiración.
—¿Papá?
—Dime hija —suelta el hombre pelinegro de elegante traje dedicándome una sonrisa—¿Cómo estuvo el partido?
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INTRODUCIENDO !
tom ellis ━ Mefisto
❛ EL DEMONIO EN PERSONA ❜
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