1.

Egipto, 1933.

La cautela era lo único que tenía en mente cada vez cuando exploraba alguna que otra zona con trampas ocultas. A medida que sus pasos andaban se lograban escuchar sonidos de pequeños animales que se encontraban refugiados en aquel templo egipcio con miles de años de antigüedad.

Lentamente tomó su revólver y, con cuidado alzo el seguro para después pasar sobre una inmensa cortina de telarañas, caminó a paso lento por el pasillo con su antorcha en manos y el arma a la defensiva.

No era por nada, pero cada vez cuando iban a averiguar algo tenía que revisar más allá del lugar para estar seguro, no quería pasar la misma calamidad como hace unos 9 años. Su misión era protegerlas a pesar de todo.

Justo cuando terminó de revisar los pasillos cortos y otros largos que, para él no eran necesarios, se relajó bajando su arma y dio la vuelta asustandose un poco y más a la niña que cayó a sentadas en el arenoso piso.

-¿Moroha?-

La niña río un tanto traviesa por la reacción de su padre.

-¿qué pensaste, que una momia regresó a la vida?-

-algún día te contaré una historia-le tendió la mano y la ayudó a levantarse-¿qué haces aqui? Te dije que esperaras allá-

-pero, pero papá...-titubeó tomando el mano de su padre tratando de enseñarle algo

-sin peros, esto es peligroso-

-¡pero vi tu tatuaje!-la infante saco el brazalete y le mostro la figura tatuada bajo la muñeca del hombre

-¿viste?-preguntó confundido

-en la pared de la entrada, hay unas figuras como esta-señaló-con la pirámide, el ojo, los dos reyes y todo-

-¿enserio?-

-si-asintio sonriente

-bueno... eeh después iré a verlo, mientras tanto espéranos arriba-ordenó un tanto sorprendido por el descubrimiento de su niña

-pero... pero..-

-no, recoge tus cosas y te veré en el templo-

Moroha iba a reclamar pero su padre le hizo seña con su dedo a que se retirara, esta sin más bufó molesta y se encaminó hacia la salida.

-¿pero que haré ahí?-

-no lo sé, sorprendeme-comentó y giró nuevamente para irse a donde su esposa-puedes inventar una ratonera-

-¡está bien!-

-antes de que tu madre me cabe una tumba...-dijo para si mismo

Conociendo a Kagome seria capaz incluso enterrarlo en el mismo templo si llegase a ver a Moroha suelta por ahí en ese lugar desconocido, tanto su esposa como él, nunca dejarían que a la pequeña quien llegó a sus vidas, le pasara algo malo.

---*---

Con una brocha, limpiaba las figuras egipcias con maestría, pero su concentración fue interrumpida por el sonido típico de una serpiente donde giró presurosa y bajó la mirada.

Parecía una cobra.

-lárgate-

Con su pie la pateó y la lanzó lejos de ella, no se dio cuenta que Inuyasha se acercaba y casi le pegaba al animal. Suerte que el chico la pudo esquivar, sino, quien sabe lo que pasaría.

-son venenosas ¿no?-señaló con preocupación en sus ojos

-solo si te muerden-giró para continuar con su labor-¿por que tardaste mucho?-

-ah nada, Moroha quería mostrarme algo-decía tomando una caja de las herramientas de Kagome y la colocaba cerca de ella-te lo juro, cada día se parece más a ti-

La chica giró rápido al escucharlo decir y se acercó sonriendo.

-se pone más traviesa, más dulce y más encantadora-

-me vuelve más loco-dicho esto la besó de pico y se separó-¿en donde estábamos?-pregunto distraído, la azabache agarró dos piezas de la caja

-martillo y cincel-le mostró, Inuyasha tomó ambos artefactos y la miro irónico-¡ahg esta bien! Hazlo a tu manera-le paso una especie de tubo fuerte

-gracias-sonrio, y con esto golpeó la pared donde esta misma cayo hacia atrás

Observaron más allá y había una puerta cubierta de telarañas y para completar, el piso estaba regado de escorpiones. Kagome tomó una antorcha y paso de manera cuidadosa entre ellos seguida de su esposo.

-desde que tuve ese sueño... solo puedo pensar en este lugar-

-yo no he logrado dormir ni una sola noche-entró despreocupado pisoteando a los escorpiones como si nada

-presiento que conozco...-explicó mirando a su alrededor-se que he estado aquí antes-

-Kag, nadie ha estado aquí no al menos en 3.000 años, excepto de esos tipos-se posicionó a su lado

Era cierto, desde aquel entonces no a habido nadie que estuviera ahí. Dando por echo los sueños raros de su esposa que cada vez iban intensificándose como si de una señal se tratase, por eso, la razón por la que llegaron a ese templo era investigar y salir de esa dudas.

Kagome tocó una palanca de piedra a su lado por instinto y sorpresivamente la puerta se abrió. Esta miró a Inuyasha algo inquieta donde el le devolvió la mirada un tanto asustado.

-¿entonces como sé precisamente a dónde voy?-

---*---

Tres caballos junto con sus jinetes finalmente llegaron a su destino, uno de ellos bajó e inhaló y exhaló el aire egipcio, sonrió con el fin de terminar su deber con sus compañeros. Esperaba, que nada ni nadie se interpusieran en su camino.

-andando-

---*---

Entusiasmada, Moroha corrió al lugar donde creo una especie de ratonera tal y como le sugirió su padre, ¿quería que lo sorprendiera? Pues así será. La niña de ojos chocolates con intensos toques dorados miró a un grupo de esos animales, sonrió con picardía y colocó cuidadosamente un pedazo de queso arriba de la pequeña trampa echa. Regresó nuevamente a su puesto pero en el camino, observó siluetas en la entrada.

Parecía que alguien venía.

Rápidamente tomó su bolso y escaló hacia una construcción echa con palos y sogas, se recostó en la tabla y ahí esperó hasta poder visualizar tres hombres nada fiables con antorchas en manos.

¿Iban a tener una expedición? Lo dudaba.

-toc toc, ¿hay alguien en casa?-burlo uno de ellos bajando por los escalones del inmenso lugar-tú busca ahí a ver si esta, yo voy por los Taisho-

Moroha abrió los ojos al escuchar el apellido, ¿acaso iban tras sus padres? Uh oh, esto no es buena señal.

---*---

Inuyasha iluminó con su antorcha dando un paso hacia un nuevo espacio, más atrás lo siguió Kagome donde repentinamente sintió una presión en su cuerpo.

Hizo un pequeño movimiento a su antorcha y lo que vio fue el mismo lugar más detallado, observó las paredes echas de oro con sus respectivos escritos bien pulidos y cuidados siendo iluminados por virios fogones tendidos en ellas. De pronto, el sonido de una pesada puerta al abrirse se presentó, donde presenció a una bella mujer de cabellos largos y lacios abrir el material de piedra y oro. Kagome vio más alla y logró captar un cofre, siendo protegido por dos guardianes de aquella era.

La mujer egipcia cerró la puerta, la azabache prestó atención sus actos cerrandola. Al culminar se giró caminando hacia ella donde inesperadamente Inuyasha paso y todo desapareció. La chica parpadeo confusa e hizo varios movimientos de allá para acá con la antorcha buscando alguna manera de volver, su esposo la miró extrañado mientras trataba de abrir la puerta con su misma herramienta.

-moviendolo de esa forma podrías poner tu firma-

Su voz la sacó de sus pensamientos ¿había saltado en el tiempo a la antigüedad? No, no era eso.

-tuve una visión... fue.. como un sueño pero era real-decía ojeando el lugar-era como si hubiera estado aquí antiguamente-

-vaya... pues si de verdad estuviste aquí entonces enséñame como se abre esto-agregó

-bien, sostén esto-le entregó la antorcha al pelipalta

Kagome tomó la manilla en forma de estrella de aquella puerta, la jalo hacia ella y la giró dos veces a su derecha, haciendo lo mismo con la izquierda pero una sola vez. A continuación empujó la estrella y la puerta se abrió, tal y como la mujer egipcia había echo.

-estas asustandome...-la miró incrédulo

-yo empiezo a asustarme-

---*---

-esto apesta-murmuró uno de los hombres buscando un tesoro en una pequeña montaña de jarras antiguas-¡esta cosa no sirve!, los egipcios no sabían hacer nada, mira todas estas cosas, cerámicas tan malas... ¡esto es basura!-

A medida que el hombre se quejaba, Moroha se preparaba para dispararle una piedra con una pequeña táctica que armó. Dicho tan echo, la lanzo en el cuello del hombre y este grito de dolor donde su acompañante se alarmó y apuntó con su revólver.

Moroha se escondió riéndose por lo bajo.

-¡Konton! ¡me golpearon!-

-silencio Totetsu-ordenó este-esta maldito este lugar-mientras que su compañero se quejaba-no debemos despertar a los Dioses-

---*---

Tokotsu entró al mismo sitio donde entraron la pareja, los sonidos extraños lo mantuvieron un tanto alerta y nervioso al mismo tiempo buscando con la mirada. La distracción era tan evidente que al dar un paso y saltar el pequeño escalón, miro abajo encontrándose con los escorpiones donde varios de ellos subían a sus piernas.

El hombre se asustó por la sorpresa y se largó antes de que alguna picadura de esos animales lo matara.

---*---

Retiró las telarañas con su mano y aprecio lo hermoso y antiguo que podría llegar a ser aquel objeto, pensó que estarían llegando muy lejos.

-el emblema del Rey Escorpión, se supone que es un mito... no... no se han hallado rastros de él ni un vestigio y ni un registro...-explicaba tocando además del emblema, el cofre escondido

-tal vez no querían que se encontraran-expresó Inuyasa de ella

-si, abramos esto-aseguró la azabache

-esto me da una mala espina-

Las voces de ambos se escuchaba con cautela, donde Tokotsu pudo escucharlos inmediatamente al pasar por el pasillo que conducía hasta la pareja. 

-es un cofre... nunca ha sucedido nada malo abrir un cofre-sonrió

-jaja pues, eso mismo dijiste con un LIBRO-justificó burlón-¿recuerdas cual es?-

-¡vamos! No podemos parar ahora-insistió ella

-por ahora olvidas que soy la voz de tu conciencia-

-para variar...-sonrió

---*---

-basura... porquerías, esto está roto-siguió quejándose Totetsu, Moroha se preparó nuevamente y le disparó en el trasero del hombre regordete-¡AGH!-

La niña volvió a esconderse y esta vez trató de no reír. Pero la verdad es que se divertía mucho solo tenía que ser cuidadosa hasta que se sus padres llegaran, Konton tomó su tiempo en chequear el lugar con la mirada, comenzaba a sospechar esas quejas y el causante de ellas.

---*---

Tokotsu los ubico debido a las voces, vio que eran la pareja que tenía que exterminar.

La azabache trataba de abrir el cofre con la herramienta de Inuyasha, cosa que le estaba dificultando. El chico por curiosidad noto una estatua a su lado, y con ella una gargantilla en forma de estrella. La tomo y con su dedo pulgar saco el pequeño polvo.

-cielo...-llamó, Kagome giro para verlo-hazlo a tu manera...-agitó la gargantilla y la chica no dudó y lo tomó, acto seguido, introdujo la estrella y la giró haciendo que el cofre se abriera un poco

La chica terminó su labor y se encontró con un brazalete de oro en forma de Escorpión cerrado.

-el brazalete de Anubis...-murmuró sorprendida

---*---

Moroha hizo presión con la cuerda elástica de su arma, lanzó la piedra confiada de que nuevamente el tal Totetsu iba a caer pero, lastimosamente la piedra fue detenida por la mano de Konton quien enseguida ubicó a la niña con la mirada. Moroha abrio sus ojos al ser descubierta, ahora rogaba que sus padres llegasen lo antes posible.

El hombre de cabellos negros detuvo a Totetsu quien miraba furioso a la infante.

-yo me encargare de esto-

---*---

Tokotsu apuntó a la pareja con su arma, pero no contaba que un temblor sacudiera el lugar y alertara tanto a ambos como a él.

-oh por Dios-murmuró Kagome

Rápidamente metió el brazalete a la caja y la cerró, contando que el temblor se detuviera pero fue algo que no pasó.

-ya es un poco tarde para eso-señaló Inuyasha alzando un poco la voz

-llevatelo afuera-le entrego la caja

-¡tengo una mejor idea mejor dejémoslo ahí!-

-¡creo que ya es un poco tarde para eso!-

-¿¡qué dice!?-agregó el hombre al ver unas escrituras en la misma caja

-quien... quien tome este brazalete beberá agua del Nilo-miró a su esposo-eso no está tan malo-sonrió esperanzada

De pronto, una fuerte corriente de agua atravesó una pared donde logró Tokotsu logró pasar despavorido. Inuyasha y Kagome salieron del lugar pero se detuvieron al ver que la corriente iba hacia ellos. Tuvieron que correr hacia el pasillo que quedaba a la izquierda y escapar cuanto antes.

Mientras, Konton subía por la pequeña construcción con un cuchillo en la boca con el fin de acabar con la vida de la infante. Esta misma trataba desesperadamente de conseguir algún medio para poder salir de ahí.

-Konton te va a convertir en un buen filete niñita-le comento

-oh cielos...-susurro Moroha un tanto asustada al ver que ese sujeto termino de escalar y mirarla de una manera suicida

-¡KONTON, TOTETSU! ¡hay que salir de aquí ahora!- apareció su otro compañero corriendo hasta la salida

-¡salgamos!-el avisó

El hombre sin dudar miro a Moroha por un momento y bajo en un desliz, pateo parte de la estructura haciendo que esta se tambalera.

-¡morirás niña!

---*---

La pareja de casados siguieron corriendo hasta toparse con un pasillo sin salida, ambos buscaron alguna que otra salida con sus miradas pero fue inútil. Inuyasha abrazo a Kagome con fuerza y la corriente de agua los atrapó.

Moroha por su parte, la estructura se derrumbó y con ella empujó los pilares del templo, donde la pequeña tuvo que salvar su vida sujetándose con el primero y ver que los demás iban cayéndose por este mismo; en círculo,

Por un momento, la niña todo sucia y con los cabellos alborotados observaba el desastre que acababa de hacer, supone que tal ves esto le sorprendería a su padre.

-vaya...-

---*---

Ambos salieron del agua, aunque esta ya en su crecida; y para no ahogarse tuvieron que sujetarse en una pequeña rejilla que estaba ubicada en el techo del pasillo, tenían pensado empujarla pero les resultó imposible.

-¿¡no se ve mal!?-interrogó irónico Inuyasha

-¡ya nos ha pasado antes!-

-¿¡SEGURO!?-

---*---

El ruido de algo que estaría apunto de caerse alertó a Moroha, se dio vuelta solo para que el último pilar estaba sujeto pero no por mucho tiempo. La azabache corrió y trató de aguantarlo con ambas manos sabiendo que el material era muy pesado y le sería inútil evitarlo apesar de que no sabia que esto podría salvar a sus padres que estaba tras de la pared contraria.

El pilar iba cayendo, donde Moroha no tuvo de otra que salir corriendo y que esa cosa gigante se derrumbara.

-¡¡AAAAHHH!!-

La estructura cayó, y derribó la pared que estaba al frente dando paso al agua del Nilo y con ella a sus padres. Moroha sorprendida, los observó tosiendo intento tomar oxigeno y normalizar sus respiraciones, tuvo que analizar  la situación y el lugar, todo estaba echo un desastre mientras pensaba en como decirles lo ocurrido mientras que ellos estaban ausentes.

-mamá, escucha... yo puedo explicarlo todo-

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Tadam! Gracias por la paciencia! Espero les haya gustado este primer cap, nos leemos!💝

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