Capítulo 10
La avioneta del militar se desplazaba por el cielo egipcio, siendo este mismo el piloto e Inuyasha en la parte de atrás a sus espaldas junto con una metralleta de batalla. El chico sonrió pensando en que su plan marchaba a la perfección, miro a su lado derecho donde estaba Miroku y lo llamó con un silbido.
-¡oye! ¿¡Estas bien!?-preguntó con voz alta ya que el ruido del transporte era perturbante
-¿¡TE PARECE QUE ESTOY BIEN!?-dijo este furioso y al mismo tiempo en pánico viendo en la situación que estaba
¿Como es posible que al ojidorado se le ocurriera recostarlo y amarrarlo en una de las aletas de la avioneta? ¡Estaba loco! Pero no se quejaba, haría lo que fuera para salvar a su hermana. Inuyasha sonrió más y giro al lado izquierdo donde estaba Koga en la misma situación que Miroku.
-¿¡tu como estas!?-
El Medjay no dijo nada, sólo se atino en reír y ver lo fantástico que era volar en los cielos, si, era su primera vez en esa avioneta. Después, vieron un tornado de arena, Myoga se impresionó por el gran tamaño de esta.
-¿¡ves eso!? ¡Nunca había visto una tan grande!-señaló el hombre
-¿¡nunca!?-interrogó Inuyasha
-¡nunca!-negó y giró el volante sin saber que de ese tornado era esa criatura
---*---
El fenómeno se aproximaba a la ciudad de Hamunaptra pero se detuvo sacando de su interior a Kagome y a Renkotsu quienes gritaron de horror y cayeron en la caliente arena del desierto.
-¡mueve-te! ¡Quita-te!-golpeaba la bibliotecaria al ex-soldado por haber caído encima de ella
El chico se levantó quejándose y más atrás Kagome.
-necesito un nuevo empleo-dicho esto, vió que el tornado se disminuía hasta estar en forma de aquella persona revivida
Caminó más abajo pasando en medio de los dos, mientras que Kagome lo observaba dándose cuenta en donde estaba ahora.
-¿otra vez...?-susurro para si misma al ver la ciudad más allá de ellos, pensó que ya estaría demasiado lejos como para escapar y temía lo peor
En eso escucho el sonido de una avioneta llamandole la atención y más a la momia, elevó su cabeza a ella y sonrió sabiendo de quien se trataba a pesar de que estaban lejos.
-Taisho...-
Naraku al ver la avioneta, sonrió malvadamente y con ambos brazos los elevó haciendo que de la arena saliera, para ellos, una especie de tormenta, pero para la momia una herramienta para matar. Esto hizo que la azabache y Renkotsu retrocedieran rápidamente sin importar que se tropezaran.
-oh Dios...-suspiró Inuyasha con algo de cansancio observando la "tormenta" que estaba tras de ellos lo cual reflejó un enorme rostro sonriendo con maldad-¡oye Myoga! ¡¡Más velocidad!!-
Antes de que el rostro los alcanzara para devorarlos, Myoga tomó la palanca.
-¡sujetense!
La voz de autoridad del mayor puso alerta a los tres hombres sujetándose fuertemente, especialmente Miroku y Koga que estaban en cada una de las aletas, el primero gritando horrorizado y el otro riendo por la adrenalina que sentía por el riesgo que iban cometer. Inuyasha tomó la metralleta que estaba en frente y comenzó a disparar, cosa que no le hacía efecto al rostro de Naraku en la tormenta, más bien esto hacia que la momia sonriera más de lo normal asegurando su victoria.
Después de varios disparos, que este no recibía ningún daño, y finalmente al bajar por un abismo siendo el fenómeno que los seguía, la momia abrió su boca al mismo tiempo que el rostro de la tormenta introduciendo así la avioneta dentro de él.
-¡basta! ¡Vas a matarlos!-suplicó Kagome al ver lo sucedido
-esa es la idea...-le respondió Renkotsu aún en shock observando la supuesta tormenta
Los muchachos gritaron desesperados en el momento que el material de transporte se colocaba de cabeza, haciendo que Myoga riera por la misma adrenalina que sentía Koga.
-¡¡allá voyy amigo JAJA!!-siguió riendo
Kagome no soportaba ver tal escena pensando de que Inuyasha, su hermano y los demás estarían en grave riesgo de perder la vida. Dio vuelta, apartó a Renkotsu de su camino y se dirigió hacia la momia quien estaba concentrado con los ojos cerrados y murmurando varias palabras por lo bajo, la chica supuso que estaría controlando la tormenta así que indecisa no perdió el tiempo y tomó el rostro de Naraku con ambas manos y lo besó distrayéndolo. La criatura la abrió los ojos mirando los de ella impactado por el acto de la bibliotecaria. Esto hizo que la tormenta se desvaneciera liberando la avioneta, Kagome se separó de él sonriendo al saber que les había salvado la vida pero su sonrisa se desvaneció cuando vió que la avioneta tuvo sus fallas y se estrelló más allá de donde estaban ellos, así satisfaciendo a Naraku que no dejo de sonreír.
-uumm, me fascina como vuela la arena sobre nosotros, es hermoso-fingió halagar Renkotsu viendo como Naraku paso a su lado sin prestarle atención-maldito...-negó
---*---
La avioneta se estrelló partiéndose la parte de atrás, Inuyasha salió con dificultad de su asiento cayendo pesadamente en la arena y a continuación se levantó mientras que Koga tomaba la metralleta de la avioneta inspeccionándola para poder utilizarla como defensa.
-¡oigan!-llamó la atención Miroku, el pobre estaba guindado con los brazos en el aire-un poco de ayu-da no estaría mal sino es... Mucha molestia-trato de soltarse poco a poco
-si... Claro-lo ayudo Inuyasha y lo liberó de la cuerda enseguida fue a donde el militar que aún no se había levantado del piloto siendo seguido por Miroku y Koga-Myoga, oye Myoga-
A medida que se iba acercando el hombre no respondía, el chico extrañado toco su mandíbula y su pulso no daba señales de querer palpitar, ahí se dio cuenta... Que había fallecido, ablandó la mirada entristecido, a decir verdad, era una muy buena persona. De pronto, la avioneta hizo un movimiento brusco que daba a entender que se hundía, cosa que los tres chicos retrocedieron inmediatamente.
-¡movedizas!-avisó Koga-arenas movedizas-
El hombre se hundía junto con su avioneta, siendo observado por los tres que aún no habían dado un paso para ir a la ciudad. El ojidorado lo despidió con su posición de militar y fue entonces que se dispuso a caminar cuando la avioneta de hundió completamente, ahora... Gracias a él, ya estaban cerca, irían en busca de Kagome.
---*---
Naraku llegó a un almacén donde a penas se reflejaba la luz del sol cosa que hizo dudar a Kagome analizando con la mirada todo el lugar, estaba un poco oscuro y la verdad no se atrevía en bajar por aquellas escaleras... Sus pensamientos fueron interrumpidos por el empuje brusco de Renkotsu con su revolver ¡como odiaba ese hombre!.
-sigue caminando-ordenó este sin apartar la mirada de los tesoros
-¿sabes? Los tipos tan cobardes como tú siempre tienen su merecido...-lo miró y este rió con ganas
-¡JAJAJA! oh ¿en serio?-
-oh si...-entrecerro sus ojos Kagome-claro que si-dicho esto, bajo por las escaleras mientras que el chico la miraba dubitativo y la siguió rápidamente después de haber escuchado un extraño ruido tras de sí
Mientras tanto, Inuyasha y Koga apartaban las rocas que ocultaba la entrada donde debería de estar la estatua de Horus.
-eeh yo primero quitaría las piedras grandes, y desde arriba de otro modo les caerá encima ¡vamos ponga más empeño!-insinuó Miroku tras de ellos, el comentario hizo que los dos hombre se detuvieran y lo miraran con el ceño fruncido, algo que colocó nervioso al chico-si.. Bueno em continúen-
Dicho esto los muchachos siguieron y Miroku le llamó la atención una pintura en la pared donde estaba un faraón con unas piedras en todo su cuerpo de color azul, parecían insectos. El chico tomó uno sin saber lo que podría pasarle.
-oigan...-llamó pero fue ignorado-¡oigan! ¿Por que no vienen a ver esto?-
Vió el animal que, salió de su ensoñación y se introdujo en la palma de la mano del chico quien gritó horrorizado y a dolorido llamando la atención de los hombres. Inuyasha lo miró confundido por el repentino grito de parte de este.
-¿¡que!?-
-¡el brazo! ¡El brazo!-señaló él sacando su camisa, el ojidorado se acercó rápidamente junto con el Medjay
-quieto... ¡Espera!-sacó una navaja de su bolsillo
-¡haz algo! ¡Haz algo!-habló desesperado
Ya el animal iba por su hombro izquierdo e Inuyasha introdujo el metal en su piel y lo saco con fuerza, el escarabajo gruño furioso y se devolvió pero el chico fue más rápido sacando su revolver y le disparó.
El sonido alteró a Naraku, Kagome y Renkotsu. Estos dos últimos estaban alejados de la momia.
-Taisho...-sonrió la bibliotecaria, sabía que no estaba muerto y que iba a por ella
La momia frunció el ceño y con una de las vasijas sagradas saco un contenido polvoriento, colocándolo en su mano, acto seguido lo sopló hacia una pared donde estaban todos los escritos y símbolos antiguos y, donde habitaban dos esculturas humanas.
-sakei paboku rorare-rek...-murmuró con los ojos cerrados, luego los abrió y vió que de esas esculturas estaban temblando y al mismo tiempo quebrarse
Esto le dio curiosidad a Kagome y a Renkotsu quienes se acercaron visualizando las dos momias que salían de la pared.
-el Berwish y los genios no escribieron sobre esto-comentó la chica sin creer lo que veían sus ojos al mismo tiempo que retrocedía-disculpa...¿po-podrias ayudarme?-
-oye tranquila-calmó este recibiendo varios jalones de parte de ella, admitía que también estaba en pánico
Las criaturas se dirigieron a donde Naraku mientras gruñían, y se detuvieron inclinándose por honor y lealtad hacia el guardián de la muerte quien también se inclinó sonriente y se señaló a su izquierda.
-matenlos...¡y despierten a los demás!-ordenó en su idioma y estos le obedecieron y se dirigieron hacia el lugar para hacer su tarea
---*---
Sacó la antorcha iluminando el lugar, al ver que no había nada más que sólo oscuridad aventó el bolso que cargaba tirándolo al piso y seguidamente salió de ese pequeño callejón. Observó el área mientras que Miroku y Koga salían de ese orificio y visualizo un espejo que estaba más allá de ellos siendo iluminado por un pequeño rayo solar... Esto le recordó a su azabache sabiendo lo que tenía que hacer con aquella cosa.
Inuyasha acomodó su escopeta tras de sí y tomó un revolver en su cintura, acto seguido, disparo el marco del espejo donde el rayo de luz se conectó con los demás artefactos para así, brindar una cantidad de luz en el aérea, el cual dejó impactados a los tres hombres; los tesoros egipcios habitaban en aquel almacén, dorado adornaba las paredes junto con las escrituras, intactas y persistentes a pesar de los años recibiendo admiración mucha admiración por su belleza.
Inuyasha, Miroku y Koga bajaron por las escaleras sin dejar de observar aquellos tesoros que tanto buscaban los cazadores y demás personas, cosa jamás habían logrado y que morían en el intento.
-los tesoros del rey...-habló el moreno sin bajar la guardia
-¿puedes creerlo?-le pregunto Miroku a Inuyasha quien aun visualizaba el área
-si...-asintió
-¿podriamos...?-
-no-
De repente, escucharon un desagradable sonido proveniente del piso haciendo que se alertaran y se colocaran en alto, desde las profundidades salieron las manos de las momias, listas para cumplir con su actividad.
-¿quien demonios son?-interrogó incrédulo Inuyasha
-sacerdotes... sacerdotes de Naraku-dijo Koga frunciendo el seño
-¿ah si?-arqueo una ceja
Ambos dispararon a los cuerpos resucitados sin embargo, estos se restauraban y empezaban a atacar. Miroku tomó dos revolver de Inuyasha que descansaban en su cintura y los ayudó hasta que tuvieron la necesidad de salir de aquel lugar ya que comenzaban a aparecer más de esas cosas. Después de darles más disparos y que Miroku les lanzara un revolver escaparon sin pensar siendo perseguidos por los sacerdotes.
En ese instante, apareció Renkotsu embobado por los tesoros de aquel almacén, al fin obtendría lo que quería sólo faltaba irse y no volver jamás.
---*---
Con las vasijas sagradas a su alrededor y recostada en una base de piedra, Kagome despertaba lentamente sintiendo algo metálico en sus muñecas arriba de su cabeza, se dio cuenta que eran esposas, esto hizo que su curiosidad fuera más profunda pero de repente abrió sus ojos chocolates al sentir otra cosa en su abdomen, mayor fue su sorpresa al encontrarse con una... ¡¡RATA!! Sorprendida y asqueada a la vez giro su cuerpo a su izquierda quitándosela de encima pero, grito del pánico al ver a una momia que descansaba a su lado.
-¡¡¡AAAAHHH!!!-
---*---
Los disparos no cesaban, y los sacerdotes momificados no se reducían. Esto hacía a Inuyasha maldecir más de lo habitual, ya estaba cansado de todo y ya quería encontrar a Kagome lo antes posible para irse de ahí, pero antes... Derrotar a la cabeza de todo esto.
-¡ahi esta!-señaló Miroku a la estatua que estaban buscando y donde debería de estar el libro que dijo su hermana-¡hola Horus! Viejo amigo-sonrió
Se dirigieron a la estatua del Halcón sin dejar de dispararles a los sacerdotes quienes aún seguían en querer matarlos.
-vamos a cerrar la puerta-avisó Inuyasha tomando un pequeño fósforo encendiéndolo con la ayuda de la mejilla de Koga quien lo miró incrédulo y este lanzó la dinamita a una de las entradas de la oscura habitación y se escondieron tras de la estatua
A los segundos se escuchó la típica explosión, aprovecharon y trataron de abrir la base, creyendo que no quedaban más de esas cosas pues... Eso no será la excepción.
Aún habían más.
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Faaalta pocoooo
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