《Luna Nueva Pt:2》
Terminé de vestirme y le toqué su hombro para que pudiera girar. Así hizo y, de nuevo, nuestras miradas coincidieron.
¿El chico de la Luna?
Mientras más lo pensaba, más estúpido sonaba. ¿Cómo era eso posible? La única posibilidad lógica era que estuviera todavía en un sueño, pero no le iba a dar tantas vueltas al asunto. En estos momentos, el mayor inconveniente era explicarle a mi padre el por qué ese chico de cabello platino estaba en mi dormitorio.
Suspiré y tomé mi mochila. Caminé hasta la puerta y, antes de salir por esta, di una bocanada de aire.
Llena de valor, me dispuse a caminar hacia la pequeña sala - cocina. Ahí observé a mamá preparando el desayuno y, como siempre, papá se encontraba sentado en el sofá con un periódico en manos. Actuaban como si por las noches no sucediera nada, como si en esta casa no hubiese maltrato y sólo amor.
Di unos pasos hacia la meseta que separaba la sala de la cocina y tomé entre mis manos un plato con tostadas y la taza con café. Se las entregué a mi padre y lo detallé.
Sus ojos eran muy oscuros y unas horribles ojeras adornaban bajo estos. Jugué con mis dedos e intenté hablar, pero un nudo se había establecido en mi garganta. Este ya comenzaba a axficciarme, pero lo ignoré por unos segundos y recorrí toda la habitación con mi vista hasta llegar a la puerta de mi cuarto.
¿Cómo explicarlo?
ㅡP-padre... ㅡsusurré.
Él me contestó con un desinteresado "Umjum". Mordí mi labio inferior y, tras unos segundos en pleno silencio, me dispuse a hablar.
ㅡVerás... e-esto... Y-yo... ㅡmi voz tembló aún más cuando esos orbes negros se posaron sobre mí.
ㅡ¡Habla! ㅡexigió, alzando el volumen.
Abrí la boca, pero de esta no salió ningún sonido. Al percatarse de mi silencio, se levantó, dejando caer la taza, la cual alertó a mi madre de la situación. Ella se acercó a nosotros y tomó por los hombros a papá.
ㅡTranquilo, amor ㅡdecía con un tono dulce y tranquilizante. Tras ver como él suspiraba relajado, se volteó a hacia mí y, agachada para estar casi de mi tamaño, hablóㅡ. ¿Qué sucede, cariño?
El nudo de mi garganta se afianzó, haciendo que sólo escapara de mis labios un pequeño quejido.
ㅡ¡Contesta, caraj*! ㅡgritó, haciendo que ambas nos sobre saltáramos.
ㅡH-hay un chico en mi cuarto ㅡdije arrastrando las palabras.
Papá soltó una carcajada sarcástica y me sostuvo del brazo con fuerza.
ㅡ¿Acaso crees que soy estúpido? ¿Un muchacho en tu dormitorio? No me hagas reír, Haneul.
ㅡE-es verdad.
ㅡEntonces, ¿cómo llegó? ¿Volando?
ㅡNo... Lo trajo la Luna ㅡrespondí.
Ambos me miraron, uno con enojo, otro sorprendido. Papá torció la boca con enfado y tiró el periódico al suelo.
ㅡ¿¡Acaso te estás burlando de mí!? ㅡgritó y apretó aún más mi brazoㅡ ¿¡Ya verá-!?
ㅡ¡No te miento! ㅡle cortéㅡ ¡Si no me crees, compruébalo tu mismo! ¡Ahora él está allí, en mi habitación! ㅡchillé.
Soltó bruscamente mi brazo y fue con desesperación hacia el lugar. Abrió la puerta de golpe y accedió a mi pequeño cuarto. Mamá y yo le seguimos. La observé por el rabillo del ojo, lucía preocupada, seguramente temía que yo tubiera el mismo final que ella.
ㅡ¿¡Dónde caraj* está!? ㅡgritó y sostuvo de nuevo mi enrojecido brazo.
Desvié por unos momentos la mirada para poder apreciar la habitación. Era cierto, no estaba. Había desaparecido.
ㅡ¡Dime! ㅡdijo y, tras no recibir una repuesta por mi parte, alzó su mano.
Cerré los ojos con fuerza y unas lágrimas corrieron por mis mejillas. Mi corazón se detuvo por un breve tiempo, estaba aterrorizada. Iba a ser goleada por mi propio padre.
Transcurrieron unos segundos y, al no sentir nada, abrí mis párpados y observé al hombre frente a mí.
Mi boca cayó levemente al percatarme de lo que sucedía. El tiempo se encontraba en suspensión. Papá tenía la mano en lo alto, mientras mi madre estaba atrás de él con los ojos cristalizados, pero ninguno se movía.
ㅡ¿Te encuentras bien?
Volteé inmediatamente, encontrándome con ese cabello platino y ojos de color negro.
ㅡ¿Qué has hecho? ㅡpregunté con voz temblorosa.
ㅡTe he salvado de la oscuridad ㅡrespondió y me dedicó una sonrisa.
Se acercó y se agachó al frente mío. Acarició mis cabellos negros mientras nuestras miradas permanecían enlazadas.
Mi atención quedó puesta en una de las lunas de su brazo derecho, la cual había comenzado a brillar. Me cegó por unos segundos el resplandor de esta, pero después desapareció y, junto con ella, el tatuaje.
ㅡUno menos... ㅡsusurró regresando su vista hacia mí.
ㅡ¿Qué fue eso? ㅡpregunté mientras pestañaba varias veces, mis ojos ardían producto de aquella luz.
ㅡEs lo que anuncia el final de la Luna Nueva y el comienzo de la Luna Creciente ㅡexplicó y se levantó.
Se dirigió hacia la ventana y la abrió. Contemplé el azul cielo desde mi lugar. Este comenzó a tornarse oscuro y el Sol se iba convirtiendo en un pequeño aro de luz plateada.
Esa es la Luna Creciente.
ㅡCierra los ojos ㅡpidió y regresó hacia mí.
ㅡ¿Por qué? ¿Qué está sucediendo? ¿Cómo es posible qu-?
ㅡShhh... ㅡme calló mientras colocaba su dedo índice sobre mis labiosㅡ Sólo cierra los ojos ㅡsusurró, haciendo que su aliento acariciara mi mejilla.
Lo detallé por última vez, antes de obedecer y cerrar mis párpados. Una brisa hizo presencia de pronto, la cual se encargó de jugar con mis cabellos.
ㅡAbrélos ㅡdijo la voz, haciéndose después un pequeño eco que retumbó por mi cabeza.
Así hice, encontrándome acostada boca arriba en mi cama. Me senté con apuro y toqué todo a mi alrededor. Tenía puesto el pijama de aquella noche sin Luna.
Mis ojos vacilaron por la habitación, hasta quedar puestos en el Atrapa Sueños que estaba colgado de la ventana. Me levanté y caminé hacia él. Lo toqué con la punta de mis dedos.
Había perdido... ¿color?
Ya no tenía ese plateado brilloso, ahora era un poco más oscuro. Giré quedando frente a la ventana y miré a ese astro que iluminaba en plena oscuridad.
Hoy había Luna Creciente.
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