《Luna Gibosa Creciente Pt:2》

El viento jugó con mis castaños cabellos y el Sol iba perdiéndose entre los edificios. El hermoso cielo se tornaba naranja y dejaba al descubierto estrellas y una pálida Luna.

Sonreí de lado y mordí aquel sándwich que me había entregado, de manera mágica, Jin. Mi alegría duró poco y las preocupaciones inundaron mi cabeza tras la pregunta del chico a mi lado.

ㅡ¿Dónde dormirás?

ㅡNo lo sé ㅡadmití bajando la mirada y jugando con el trozo de pan que estaba entre mis finos dedos.

El silencio se apoderó del lugar y no tardó mucho para que este cayera en un sentimiento de incomodidad. Ninguno dijo nada, nos mantuvimos en el callar de nuestros labios.

Unos pasos rompieron la atmósfera asfixiante en que estaba envuelta. Giré mi cuello y aprecié la silueta de un hombre. Detallé la boina negra, su pantalón y una chaqueta remangada color crema.

No lo reconocí de inmediato, pero cuando separó el cigarro de sus pálidos labios y dejó al descubierto su ronca voz, supe quien era.

ㅡ¿Maestro Min?

~☆~

Observé a través de la ventanilla las numerosas casas que pasaban fugazmente ante mis ojos y repasé los últimos momentos de mi vida que parecían haber salido de un libro.

Tras contarle, sin entrar en mucho detalle, la salida de mi casa y que en estos momentos no disponía de un lugar donde quedarme, YoonGi me cedió su hogar, no sin antes chasquear la lengua y poner mala cara.

Ahora estábamos dirigiéndonos a un apartamento que compartía con su pareja. Jin se encontraba en el asiento del copiloto analizando el semblante serio de mi profesor, quien estaba concentrado en la autopista desierta.

Yo me encontraba atrás, cuestionándome porque me sucedían tantas cosas sin explicación.

Mi atención fue guiada al astro que se había apoderado de la noche. No pude evitar sentir tristeza al recordar lo que significaba aquella Luna Gibosa Creciente que aparecía plasmada en mis pupilas.

Cinco...

Mordí mi labio inferior ahogando un quejido de impotencia. Me sentía miserable.

¿Realmente merezco tanta ayuda?

Todas mis dudas quedaron pausadas cuando el auto se detuvo frente a un gran edificio.

Bajamos y fuimos hacia el ascensor del establecimiento. Una vez el botón de la plata 15 fue tocado y las puertas se cerraron, la mirada gatuna de uno de los jóvenes se posó en mí.

Me removí nerviosa en el lugar e intenté concentrarme en la pantalla que mostraba el número de pisos que habíamos pasado, pero fue imposible.

ㅡTenemos que hablar ㅡse limitó a decir con voz ronca para después dejar de observarme.

Sentí mi cuerpo temblar en el lugar por su tono de voz. Bajé la mirada y comencé a detallar los gastados tenis que llevaba puestos.

Los segundos pasaron y las puertas se abrieron. Bajamos y seguimos los pasos de YoonGi. Entramos en un corto corredor que nos llevó frente a una puerta de caoba.

El maestro introdujo la llave en la cerradura y giró esta, haciendo que la entrada se abriera y mostrara una pequeña, pero acogedora, sala.

Accedimos al apartamento y, ante de poder decir algo, una alegre y masculina voz retumbó por el lugar.

ㅡ¡Mi amor, por fin llegaste!

Pude visualizar el cuerpo de un hombre alto y de tez bronceada acercarse hacia nosotros. Vestía un delantal blanco lleno de gatos negros y bravucones. Su sonrisa cuadrada se esfumó al ver a Jin y a mí. Inclinó la cabeza con duda y nos señaló con una cuchara de madera indiscretamente.

ㅡ¿Quiénes son? ㅡcuestionó mientras veía a su pareja.

ㅡElla Haneul, una alumna mía, él no sé quién es. Él es Taehyung, mi novio ㅡrespondió relajado y se lanzó exhausto al sofá.

Se quitó los zapatos lanzándolos a algún lugar del departamento y se desabrochó tres botones de su camisa, dejando expuesta una parte de su blanco torso.

ㅡYa veo... ㅡsusurró dejando de ver a su pareja y concentrándose en los desconocidosㅡ No esperaba visita, por lo que no hice mucha comida, pero no se preocupen. Denme diez minutos y todo estará listo.

ㅡGracias, pero no tienes que molestarte... ㅡcallé al ver como se marchaba dando saltos hacia la cocina.

ㅡHaneul ㅡme llamó Min. Volteé a verleㅡ, conversemos... a solas ㅡaclaró mientras le echaba un vistazo a Jin.

Este torció la boca en muestra de descontento. Mi profesor se levantó y sostuvo mi muñeca para guiarme hacia el pequeño balcón. Cerró la puerta y se recostó a la barandilla.

ㅡ¿Por qué te echaron de casa? ㅡpreguntó hiendo directo al asunto, sin titubear.

ㅡLe expliqué que mi padre me ordenó que me marchara.

Asintióㅡ Sí, pero no me dijiste el porqué. ¿Fue por ese muchacho? ㅡneguéㅡ ¿Drogas? ㅡvolví a hacer el gesto con mi cabezaㅡ ¿Malas calificaciones? ¿Mala conducta? ¿Entonces por qué?

Eso mismo me cuestioné durante todo el trayecto a casa de mi maestro.

¿Por qué?

Tal vez fui una mala persona, una mala hija. Tal vez todo este tiempo estuve haciendo algo que lo disgustara y, tras decir que no iría al cole, hice colmar su paciencia o , tal vez, él sólo buscó cualquier escusa para poder deshacerse de mí.

Mis ojos se humedecieron y ahogué un pequeño gemido de tristeza al recodar aquellas palabras dichas hace mucho tiempo, pero que todavía atormentaban mi mente.

"¡Tú sólo eres una maldita inútil que no debería haber nacido! ¡Ojalá no fueras mi hija!"

Tras esas dagas de palabras que atacaron a mi corazón, golpeó con fuerza mi rostro con su cinturón, dejando una herida incurable.

Acaricié la pequeña cicatriz que se encontraba en mi pómulo y trataba siempre de cubrir con algunos mechones de cabello.

ㅡ¿Te encuentras bien? ㅡdijo con un tono dulce y limpió la lágrima que se había deslizado sin permiso sobre mi mejilla.

ㅡS-sí ㅡmaldije cuando mi voz salió tan débil.

ㅡCreo que es mejor que comas y descanses.

Asentí y ambos entramos a la sala. Mis orbes coincidieron con los de Jin, quien mostró preocupación en los suyos. Le dediqué una simple y diminuta sonrisa, la cual me devolvió al momento, y fuimos hacia la cocina tras oír el chillido del joven.

ㅡSírvanse lo que deseen ㅡcomentó el castaño llamado Taehyung.

Detallé la mesa llena de platos que contenían pollo, ensalada y tantas cosas que nunca había probado.

ㅡTomemos asiento.

Así hicimos todos.

ㅡPor cierto, ¿cuánto tiempo piensan quedarse? ㅡpreguntó Tae.

ㅡNo lo sé... mi padre... él... me echó de casa... ㅡhablé bajando la cabeza, pero la alcé al sentir algo cálido acariciar el dorso de mi mano.

ㅡTranquila, linda. Pueden estar cuanto tiempo quieran, incluso si es para siempre ㅡfinalizó y me brindó una sonrisa mezclada con tristeza y pena.

ㅡHaneul ㅡdijo esta vez mi profesorㅡ, a partir de ahora, si quieres, nosotros podemos ser tu familia. Esto también va para ti, chico raro ㅡseñaló a Jin.

ㅡTengo nombre ㅡse quejó este.

ㅡ Lo sé, pero no lo recuerdo y tampoco me interesa hacerlo ㅡdijo y se encogió de hombros restándole importancia al asunto.

Hubo algunos comentarios entre ambos hasta que decidimos iniciar la cena y, por primera vez en mucho tiempo, no comí sola, no comí en la oscuridad y silencio de una fría habitación.

Tae de pronto contó anécdotas divertidas de cómo se conocieron o como fue su primera cita mientras que Min le pedía que cerrara su boca. Seok sólo reía y probaba cada uno de los alimentos que estaban en la mesa. Yo los miré con ternura.

Quise llorar, pero, en su lugar, creé la sonrisa más amplia que alguien como yo podía brindar. Y algo se entabló en mi pecho, algo cálido... Acaso...

¿Así se siente tener una familia?

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