《Luna Cuarto Creciente Pt:3》

ㅡOrdenen estos archivos por nombre, apellido y fecha ㅡdijo lanzando un bulto de papeles sobre la mesaㅡ. Una vez terminen, pueden irse.

ㅡ¿Es sólo esto? ㅡpreguntó Jimin mientras señalaba los documentos.

ㅡY eso ㅡagregó apuntando con el dedo hacia unas... ¿¡doce cajas!?

No puede ser...

ㅡAdiós ㅡconcluyó el señor Min y se retiró de la habitación.

Park me miró con tristeza y yo hice lo mismo. Ambos caminamos hacia las cajas y no agachamos frente a ellas. Los dos comenzamos a ordenar como había pedido nuestro maestro.

ㅡC-creo que no nos hemos presentado adecuadamente. Soy Park Jimin ㅡdijo extendiendo su mano.

ㅡLee Haneul ㅡmurmuré aceptándola con un sonrojoㅡ. Y... lamento haberte causado problemas. Por mi culpa ahora tienes que hacer esto.

ㅡNo importa, además, con alguien como tú de compañía, esto no podría considerarse un castigo.

Mordí mi labio inferior avergonzada por sus dulces palabras y bajé la mirada. Mi manos, aún temblando, sostuvieron algunas hojas y revisé su contenido, sin profundizar mucho en este.

ㅡEsto... ¿te gusta el pan? ㅡpreguntó tontamente ocasionando una sonrisa en mí.

ㅡ¿Qué?

ㅡNo sé, sólo quiero conocerte un poco mejor...

Reí y me levanté. Me dirigí hacia la mesa y deposité los archivos para ordenarlos más cómodamente.

ㅡJimin... ㅡle llamé sin voltearme.

ㅡ¿Si?

ㅡSi me gusta el pan.

~☆~

Terminamos entre risas y charlas sobre temas aleatorios. Durante esa hora y media pude comprobar que Jimin era una persona tierna y agradable.

ㅡNos vemos ㅡdije despidiéndome con la mano. Él hizo lo mismo.

Cada uno nos fuimos por caminos separados. Yo mantuve una tonta sonrisa en mi rostro y pateé piedras que me encontraba por el camino.

ㅡ¿Quién era ese chico?

Me sobresalté ante la inesperada voz y volteé con los ojos abiertos. Mis facciones se relajaron el detallar ese cabello plateado que ya se estaba tornando gris.

ㅡTe he dicho que no hagas más eso ㅡhablé riendo, pero dejé de hacerlo al ver su rostro serio y ceño fruncido.

ㅡLo siento, ahora responde. ¿Quién era ese chico? ㅡcuestionó cruzándose de brazos y cambiando su gesto a una sonrisa pícara.

ㅡS-se llama Jimin... va a la misma clase que yo ㅡrespondí sintiendo mis mejillas calentarse.

Jin me codeó divertido y nos dirigimos hacia mi casa. Por el camino conversamos sobre diversos temas, pero el principal fue aquel tierno castaño de Busan. Por alguna razón, a medida que hablaba más sobre él, SeokJin iba cambiando sus facciones a una de tristeza.

ㅡ¿Estás bien? ㅡpregunté con tono preocupado.

ㅡSí... Sólo me duele un poco la cabeza ㅡdijo recostándose a una pared.

Me acerqué y lo sostuve por los hombros. Llevó sus manos hacia la cabeza y sujetó esta con fuerza. Cerró los ojos y yo le abracé nerviosa. Escondió su rostro en mi cuello y respiró ondamente. Me ericé ante el choque de su aliento contra mi piel.

ㅡ¿T-te sientes mejor? ㅡpregunté e intenté separarme para ver su cara y comprobar que estaba bien.

Cuando me alejé, él volvió a aferrarse a mi cuerpo y abrazó mi cintura con fuerza.

ㅡEstemos así unos minutos más, por favor.

Suspiré con una sonrisa y lo volví a envolver entre mis esqueléticos brazos. Acaricié su espalda mientras controlaba el acelerar veloz de los latidos de mi corazón. 

ㅡNo puede ser... ㅡmurmuró separándose.

Me miró por unos segundos a los ojos, para después su atención fuera hacia el suelo. Iba a hablar, pero él me interrumpió con un simple y apenas imperceptible "Estoy bien."

Volteó y guió sus pasos con velocidad hacia la casa. Yo le seguí atrás con duda y preocupación. Detallé su dificultad para caminar y como, de vez en cuando, tenía que apoyar su mano en las paredes que encontraba.

Llegamos a nuestro destino y me quedé frente a la puerta con mis dedos envueltos en el viejo picaporte.

ㅡ¿No entrarás? ㅡpreguntó Jin mientras se apoyaba en la mal pintada pared.

Asentí, pero nunca giré el pomo. Sólo imaginar lo que me encontraría tras ese pedazo de madera oscura me daba miedo. No quería ver aquella triste escena donde la infelicidad abundaba entre esas cuatro paredes y los gemidos de dolor se volvían el idioma de mi familia.

Contuve el aire y accedí a la casa. Todo estaba oscuro. A puras penas algunos rayos de Sol podían colarse entre las persianas de la ventana. Encendí la luz, la cual me mostró botellas y latas de cerveza esparcidas por todo el suelo.

Había olvidado por completo que hoy mi padre llegaba temprano del trabajo...

Di unos cortos pasos hasta llegar a mi dormitorio. Antes de entrar en él, volteé, percatándome que SeokJin ya no estaba junto a mí. Eso me hizo temblar aún más. Pasé por el umbral de la entrada y me detuve en medio de mi cuarto. Suspiré aliviada al saber que sólo estaba yo.

ㅡLlegas tarde, Haneul.

Esa voz ronca y profunda me aterró. No quería girar y encontrarme con esos orbes oscuros que mostraban desprecio, pero si no lo hacía todo sería peor.

Volteé y observé esas ojeras y cabello despeinado. Su atuendo estaba desalineado y en una mano sostenía una botella a medio beber.

Respiré ondamente y me armé de valor para explicarle el por qué de mi tardanza.

ㅡF-fui castigada y tuve que quedarme en el colegio... ㅡhubiese continuado, pero, al percatarme del enojo que emanaba sus ojos, mi voz se volvió un quejido.

Un nudo se creó en mi garganta al oír sus pies descalzos caminar hacia mí sin vacilación. Antes que llegara a mí, huí del lugar.

Me refugié en el armario del dormitorio principal y cubrí mi boca con las manos para evitar que un gemido de desespero escapara.

Lágrimas salieron de mis ojos al sentir que estaba cada vez más cerca. Esto me recordaba cuando tenía 7 años. Fue la primera vez que descubrí como se sentía que tu cuerpo se pintara de arañazos, morados y pequeños hilos de sangre.

ㅡ¡Sal de una maldita vez, Haneul! ㅡgritó con enojoㅡ ¡Ya no eres una niña pequeña!

Mordí mi labio inferior y cerré los ojos con fuerza. En mi mente se comezó a recrear un rostro familiar.

¡Jin! ¿¡Dónde estás!?

Abrí mis párpados de golpe al oír como la pequeña puerta del armario se abría.

ㅡAsí que aquí te encuentras ㅡhabló en modo de murmullo y se agachó para quedar de mi tamaño.

Sus fríos dedos acorralaron mi mentón e hizo girar mi rostro con brusquedad. En su cara se recreó una sonrisa ladida al percatarse de mi miedo.

ㅡMamá... ㅡsusurré lo más alto que pude, pero el nudo en mi garganta apenas me dejaba respirar.

ㅡElla no está aquí, salió no hace mucho ㅡdijo acercando su rostro al mío, ocasionado asco en mí al sentir su aliento con olor a cerveza chocar en mi mejillaㅡ. Así que... ya nadie podrá salvarte, Haneul...

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