capítulo 15
El paso del tiempo comienza a notarse, la noche llega, trayendo consigo penumbras y ruidos que Elio creyó jamás escuchar.
Sus manos están amarradas contra su espalda, sus piernas de igual forma tienen un precinto. ¿Cómo ha terminado envuelto en ese desastre?
El sonido de los barrotes lo ponen a la defensiva, la venda que cubre sus ojos le impide ver y eso no hace más que frustrarlo.
─Es un animal salvaje, no podemos tenerlo aquí.
─Ya te dije que no lo dejaré a su suerte.
Reconoce las voces, no sabe con exactitud cuánto tiempo lleva ahí, tal vez uno o dos meses. Lo que sí sabe es que apenas tenga la oportunidad, destrozara el cuello de la persona que lo amordazó de esa forma.
Un par de pasos se escuchan, los barrotes son arrastrados y su celda es abierta.Elio intenta incorporarse, ponerse a la defensiva, sin embargo unas manos lo detienen.
La cinta de su boca es arrancada y su primera reacción es escupir directo a la persona que lo ha "liberado". Su acción le gana un golpe, directo en el estómago.
─Hija de puta...─el piso frío contra su cara, el pie que ahora pisa su cabeza como si fuese un animal, definitivamente los va a hacer pagar por toda la humillación─, pensé que habías madurado, Clarise.
─El que no cambia eres tú─La voz suave contraste perfectamente con sus acciones, la rubia deja de aplastarle la cabeza para arrodillarse al lado del chico─. Pensé que cambiarias con todo esto, pero mírate. Estás aquí, dando pelea cuando perfectamente podrías unirte y vivir tranquilo.
Elio sonríe, le duele como el infierno hacerlo, pero lo hace. Su rostro machucado sangra, el piso ha dañado su piel.
─¿Y darte el gusto? Eso no sería lindo de mi parte.
─Sigues siendo un hermano menor muy rebelde.
─Y tú una hermana muy cínica.
La venda de sus ojos es retirada por fin, la luz lo aturde unos minutos, cuando consigue ver otra vez.
Elio la observa, la figura frente a él es distinta a lo que recordaba. El cabello rubio le llega a la cintura, en el rostro hay algunos rastros de golpes y sus cejas están tan fruncidas como un cartón mojado.
─¿Me dejas ir?
─¿Qué gano yo con eso?
─No tener que verme y saber que Ahvi sigue viva.
La mención de su nombre parece alterarla, Clarise baja la mirada a sus propias manos y luego la aparta, el pelirrojo sabe que no debió decir el nombre de la niña, pero le es imposible no hacerlo.
─Ella no tiene la culpa de lo que pasó, merece conocerte...
─¡Cállate!
Su voz hace eco en las paredes y son sus manos las que buscan un cuchillo, Elio retrocede cuando ve como el filo se acerca a él.
Clarise corta el precinto de sus pies y luego lo voltea para cortar el de sus muñecas. Elio siente que ha pasado una eternidad desde la última vez que consiguió moverse con tanta libertad.
─Te llevaré con la niña y luego me dejaras en paz, no quiero ver tu estúpido trasero siguiéndome una vez más.
─¿Lo supiste?
─¿Qué me estabas siguiendo?─La rubia se ríe, parece casi un insulto para ella que Elio sea capaz de preguntarle semejante cosa─¿No es obvio? Cambie de grupo tres veces y tú seguías atrás de mí, maldito mocoso insoportable.
─Me amas.
─No, no lo hago.
─Lo haces, por eso le cortaste la garganta al grandulon que me llamo animal. Por eso ahora me ayudarás a escapar incluso antes de que te lo pidiera, eres una masita.
─Cierra el culo, mocoso.
Escapar de la comisaría donde Clarise y su grupo estaban, fue cosa sencilla. Elio disfruto del escape, poder golpear idiotas que lo había cortado y torturado por meses; eso sí era bueno.
─¿Cuánto tiempo estuve ahí? ¿Dos meses, tres?
Elio pregunta mientras Clarise busca las llaves de su moto, parece feliz por un breve instante. ¿Pudo haber sido así desde el principio? No, ellos tenían un pasado que los perseguía, jamás podrían escapar de eso.
El pelirrojo obedece la orden silenciosa de su hermana, subiendo en la parte de atrás de la hermosa motocicleta negra, ni siquiera sabe cuándo aprendió a utilizarla.
─Diez meses, tal vez menos, no lo sé.
─¿Tanto tiempo? Mierda, Daryl debe haberme dado por muerto.
─¿Quien carajos es Daryl?
Elio no le responde, solo se apoya en sus propias manos y espera a que Clarise arranque el vehículo. Un año, hace casi un año su piel no tocaba la luz del sol. Meses sin verse a un espejo, eso explicaba el cabello largo.
Lo peor de la situación no era haber sido encerrado, eso era malo claro, pero el estar con su hermana luego de años era extraño. La última vez que la había visto, tenía doce años, ella dieciséis y Ahvi apenas cumplía su primer año.
Clarise se había marchado de la casa para nunca más regresar, Ahvi la conocía como su hermana mayor, pero el secreto pinchaba en lo más profundo de la mente de Elio. Él era un mentiroso y Clarise una escapista.
La primera noche tras su escape, Elio y Clarise habían parado cerca de un arroyo, los caminantes de la carretera caminaban en círculos y eso les daba la posibilidad de descansar unas horas.
─¿Ella sabe la verdad?─Clarise pregunto, estaba recostada contra un árbol, en sus manos descansaba una pistola como método de defensa.
─No, siempre creí que ese tema te correspondía a ti y a ella.
La noche abrazaba con fuerza la figura de ambos hermanos, en todos esos meses era la primera charla real de ambos.
─No quiero verla, solo pensar en ella me genera pánico─La imagen de Ahvi es lo primero que Elio visualiza, pequeña y rubia como una muñeca─¿Ella se parece a él?
─No, definitivamente no. Ahvi es igual a ti.─ Elio no tarda en dar su respuesta, ni una sola vez ha visto una similitud de Ahvi con su progenitor, la rubia para nada era así.
─Es irónico tenerle miedo a una niña.
─No lo es, después de todo ella es tu pasado y tu presente también.
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