l. Aquarium
Nota: Encontré una imagen estilo fictober que me encantó y es de tener citas en muchos lados; no pude evitar pensar en estos dos. Quise hacerlos en versión 616; pero, creo que los MCU quedan esta vez; ese Quill sabe menos de la Tierra y la época actual ahí; el Quill de los cómics si está actualizado pero ama lo retro, así que MCU, yes.
La extensión variará y nada pues que los adoro. ~
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—Mira eso... ¿Cómo carajos tienen a un tiburón aquí?
—¿Tienes miedo a que te coma, Peter?
Aquella pregunta le hizo al guardián soltar una leve risa y giró su cuerpo para detenerse y quedar enfrente del moreno.
—Ya tengo quién puede comerme en la noche —.
Un guiño descarado estuvo haciendo que Tony riera y dejara un casto beso en los labios del más alto.
—Debemos tomar fotos...
Eso fue lo que los dos se dedicaron a hacer.
Quill miraba con detenimiento cada especie acuática que se les presentaba. Tony prefería observar en silencio a Peter y la forma en que sus ojos brillaban, parecida que cada vez que miraba el agua, hacía que sus ojos verdes se vieran más profundos.
—¿Podemos tocar aunque sea a los delfines?
Preguntó Quill pero al no obtener respuesta, ladeó su rostro observando al ingeniero que le miraba en silencio.
—¿Tony?
El millonario sonrió para dar un apretón a la mano del guardián.
—¿Que decías?, Estaba algo distraído.
—¿En que pensabas?
El ojiverde ahora tomaba las mejillas del moreno y le miraba a esos ojos color avellana.
Tony se quedó en silencio, acariciando un poco ese cabello desarreglado del menor.
—En que es la primera vez que hago esto...
—¿El que? ¿Lo de venir a ver peces?
—No...
Quill arqueó su ceja y recibió un beso en su mejilla.
—Lo entenderás cuando crezcas, Peter Quill...
—Hey, no es justo, quedamos que siempre nos diríamos todo
Pero Tony sonrió para jalar al guardián de la mano y seguir con el recorrido.
Aún no era muy bueno en decir sus sentimientos o lo que pensaba; tal vez porque saliendo de sus labios sonaba algo ilógico o muy cursi, pero, agradecía con totalidad que Quill le transmitiera esa paz y que podían hacer lo que sea juntos.
—¿Por qué no pedimos meternos a las peceras?
—¿A la de los tiburones?
—¿Es un reto?
Peter observó de reojo esa sonrisa ladina y le dedicó una muy parecida.
—Es injusto, tú puedes llamar a tu traje y yo moriré pero, acepto.
Los dos hombres con una gran sonrisa comenzaron a correr a dicho estanque.
Si, definitivamente podían hacer cualquier cosa juntos.
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