The Cut.
La cortada.
Dipper se encontraba frente a su casillero riendo tontamente mientras hablaba con Bill.
Después de todo, finalmente el pequeño descanso de clases por vacaciones navideñas había llegado a su fin.
—Por cierto, debido a que la nieve impidió que pudiera hacer algo por mi cumpleaños Will y yo planeábamos irnos a un lago cerca de aquí para celebrar... y bueno, quería invitarte —empezó el rubio con nerviosismo—, a ti y a Mabel.
—En serio lamento mucho lo de tu cumpleaños, pero, por otro lado, me encantaría ir al lago contigo —contestó el menor antes de detenerse un segundo a pensar todo—, sólo tengo que convencer a mi mamá, lo cuál espero que no sea tan difícil considerando que ya te conoce... y le caíste bien... y que Mabel está invitada.
Bill rió ante eso.
—Igual no es tan pronto —respondió Bill, bastante orgulloso de haber conseguido la aprobación de la señora Pines—, tenemos que esperar a que haya menos frío y bueno, planearlo mejor, por el momento sólo es una idea, pero me gustaría que lo tuvieras en cuenta.
—Es perfecto, así tengo tiempo para lograr que mi madre nos de permiso —añadió el castaño—, y claro que lo tendré pendiente.
—Mmm, se está haciendo algo tarde —comentó el rubio viendo el reloj en la pared—, desafortunadamente creo que ya deberíamos ir a nuestras clases.
—Cierto —murmuró el chico algo desanimado—, supongo que nos veremos al rato, después de todo tenemos clase de matemáticas juntos.
—Genial —contestó con fingida emoción—, pero bueno, supongo que no será tan malo porque al menos estaremos juntos, ¿no?
—Sobre eso... —soltó el castaño—, estoy casi seguro de que Ford tiene un "Ok" preparado para hoy.
—Doblemente genial —contestó haciendo una mueca de fastidio.
—Pero estaremos juntos así que te puedo ayudar —le dijo el castaño con una sonrisa que derritió el interior del rubio—, claro eso sólo si te quieres sentar conmigo.
Bill lo miró fijamente.
—Aunque bueno, sí lo sugeriste en un principio es porque si quieres —continúo nervioso—, ¿no?
—Sí Dipper, obviamente me quiero sentar contigo —contestó viéndolo con ternura y decidía darle un rápido beso en la mejilla.
—Genial —respondió el castaño sonrojado—, sólo que yo lo digo sin el sarcasmo.
Bill soltó una pequeña risita al escuchar aquello.
—Nos veremos luego —finalizó el rubio con una sonrisa, antes de darle otro pequeño beso en la mejilla.
Dipper sonrió ante ese hecho.
—Seguro.
El mayor se dio la vuelta dispuesto a ir al aula que le tocaba en esos momentos, pero un estruendo logró obtener toda su atención, se giro con rapidez encontrándose con que el castaño se había dado un golpe con un casillero abierto.
—¡Dipper! —llamó Bill preocupado tomándolo de los hombros para verlo mejor—, ¿estás bien?
El mencionado desvió la mirada completamente roja por la vergüenza, sobándose la frente un poco el golpe, mientras la persona con el casillero abierto se disculpaba, tratando de no reírse por lo ridículo que era la situación.
—Sí, está bien... sólo estaba distraído —contestó el menor tratando de no ver al rubio puesto que la vergüenza que tenía era demasiada.
Nota mental para un Dipper del futuro: cuando Bill coqueteará con él TENDRÍA que ver por dónde caminaba.
El rubio soltó un pequeño y casi inaudible suspiro de alivio, quitando sus manos de los hombros del chico.
—Al menos —comentó el mayor viéndolo un poco más tranquilo.
Dipper se sostuvo la cabeza un poco aún sin poder ver al chico frente a él.
—¿Seguro que estás bien? —insistió el rubio tratando de asegurarse de aquello.
—Sí, sólo estoy algo mareado —respondió antes de tomar una bocanada de aire para reunir el valor para ver al mayor—, pero considerando que acabo de golpearme la cabeza, creo que es normal.
—¿Quieres que te acompañe hasta tu salón? —le preguntó Bill queriendo asegurarse de que el menor estuviera bien.
Y el castaño sonrió tímidamente al escucharlo, ¿se aprovecharía de su vergonzosa existencia para pasar más tiempo con el mayor?
La respuesta era bastante obvia, por supuesto que sí.
—Sí... creo que eso me ayudaría —le contestó con una ahora fingida timidez, tenía que sacarle provecho a sus desgracias.
Y al sentir al mayor tomarle de la mano para guiarlo supo que había tomado la decisión correcta.
—¿Qué clase tienes ahora? —le preguntó el rubio.
—Literatura —respondió con una sonrisa.
Tal vez había quedado como un tonto frente a media escuela, pero ahora Bill lo estaba tomando de la mano mientras lo acompañaba a su salón y eso valía completamente la pena.
[...]
Era la última hora y tal cómo tal había dicho Dipper, Ford había marcado un "Ok", el cuál era uno de esos ejercicios que ponía durante el semestre que sólo calificaría la clase en la que lo marcaba, así que, sino lo terminabas correctamente a tiempo, lo perdías para siempre, no había manera de recuperarlo, ni siquiera con una justificación médica, en otras palabras, era el infierno para la mayoría de los estudiantes, en especial para el rubio, pero para esos afortunados que lograrán terminar el ejercicio antes de lo previsto podrían irse temprano ese día.
Por eso mismo ahora, algunos estaban bastante apurados tratando de acabar los ejercicios, excepto por Dipper, quién ya había acabado y se encontraba esperando que su tío le terminará de calificar los ejercicios.
—Puedes retirarte —le dijo regresándole la libreta.
El castaño regreso a su asiento para guardar sus cosas, pero no podía dejar pasar el hecho de que Bill estaba bastante mal por los ejercicios.
Pero para la mala suerte de ambos, Ford no estaba de muy buen humor ese día razones que Dipper desconocía, por lo que desgraciadamente sus interacciones se habían visto constantemente interrumpidas por miradas asesinas o regaños dirigidos hacía ambos.
Así que el castaño no podía ayudar al mayor como quería o como acostumbraban porque automáticamente su tío asumía que le estaba pasando las respuestas a Bill y los había separado.
La sospecha ofendía muchísimo al menor, y por eso mismo, no le daría ninguna razón más para que lo siguiera creyendo, en especial porque sabía que Bill era totalmente capaz de hacer esos ejercicios por su cuenta, sin la necesidad de que alguien se los pasará.
Simplemente necesitaba buscar una manera de tranquilizar al rubio y no permitir que el estrés lo consumiera, por lo qué mientras terminaba de guardar sus cosas había escrito una pequeña nota para el mayor, la cuál guardó de manera cuidadosa en la pequeña ranura de su sacapuntas de madera en forma de osito, el cuál depositó de manera disimulada en él escritorio del chico.
Tal vez era una idea algo tonta, pero sí podía funcionar Dipper la intentaría.
Bill lo miró sorprendido antes de ver al chico abandonar el aula y sin pensarlo mucho sacó el papelito del sacapuntas de manera cuidadosa sin que Ford lo viera y lo leyó.
«Sé que puedes hacerlo ;)
PD: Estaré en los jardines esperándote, tqm»
El rubio sonrió con ternura al leer aquello y simplemente se dedicó a tratar de relajarse para poder ir a ver al menor.
No quería hacerlo esperar mucho tiempo.
[...]
Después de un rato batallando con los ejercicios, Bill había logrado terminar a tiempo, con algo de tiempo para ver al castaño, al cuál encontró justo dónde decía la nota.
Cuando el rubio se acercó para verlo mejor notó que el chico se encontraba aprovechando la sombra de un árbol dibujando algo.
—Lo logré —le soltó asustándolo un poco, provocando que cerrará de golpe lo que estaba haciendo—, me mandó a corregirlo como 3 veces antes de que finalmente me lo diera, pero lo conseguí, y por cierto, tqm también.
El menor se sonrojó y sin esperar una respuesta el mayor se sentó a su lado.
—¿Cómo está tu golpe? —le preguntó tratando de alejar el cabello revuelto del chico para ver el área donde se había lastimado.
—Duele un poco si lo toco, pero sino no —respondió sonrojándose un poco por la cercanía.
—¿Qué dibujabas? —inquirió con curiosidad alejándose ligeramente después de comprobar que el golpe no había empeorado.
—Estaba dibujando la ardilla que espantaste cuando llegaste —le dijo con una sonrisa—, acabaste rápido.
—¿Te sorprende? —cuestionó el rubio fingiendo estar ofendido, dispuesto a molestar al chico un poco frente a él.
—¡No, no! —negó el castaño con rapidez en un intento de que el mayor no malinterpretara las cosas—, estaba seguro de que lo terminarías a tiempo.
El rubio soltó una pequeña risa ante eso acercándose más al chico.
—No quería hacerte esperar —le contestó acostando su cabeza en el regazo del menor—, no sabía que dibujabas.
Dipper sintió su pulso alterarse ante la repentina acción del rubio, su rostro estaba rojo mientras su cerebro trataba de reaccionar para poder pensar en una respuesta.
—A veces suelo hacerlo —confesó acomodando la libreta para que el rubio pudiera verla tambien—, para matar el tiempo.
—¿Lo haces seguido? —preguntó curioso—, es la primera vez que te veo hacerlo.
—¿En serio? —cuestionó sorprendido—, suelo hacerlo bastante cuando termino temprano lo que marcan en clases, por ejemplo, hoy.
—Supongo que no me había fijado —le respondió cerrando los ojos tratando de relajarse.
Sería una mentira si Bill dijera que no le dolía la cabeza después de todo el estrés que había pasado, especialmente después de que Ford le devolviera su libreta por tercera vez para corregirlo, así que ahora simple quería calmarse un poco en la compañía del menor.
Y así, sin poder evitarlo ambos se habían quedado un buen rato en silencio, disfrutando de la tranquila compañía del otro bajo la sombra del árbol, era bastante relajante especialmente cuando Dipper empezó a jugar con su cabello.
—¿Por qué crees que Mabel y Xólotl empezaron a coquetearse? —le preguntó el rubio después de un rato.
—Mmm —balbuceó el menor un poco antes de contestar—, la verdad es que a Mabel siempre le ha gustado puro chico raro, era bastante obvio que le iba a gustar Xólotl.
Bill soltó un carcajada ante ello medio sentándose.
—Estoy hablando en serio —dijo el rubio.
—Yo también —respondió mientras el chico volvía a reposar su cabeza en sus piernas—, aunque aquí entre nos, tengo entendido que fue por su clase de español, Mabel le habló con la excusa de que necesitaba ayuda y se empezaron a coquetear a partir de ahí, me acuerdo de ese detalle porque se la paso días hablando de eso y según ella, de lo lindo que era y de que finalmente lo iba a conquistar.
—¿A Mabel le gustaba Xólotl desde antes de que hablaran?
—Se moría por él —respondió rodando los ojos porque era él el que debía escuchar todo sobre el de cabello oscuro.
Bill volvió a reír.
—Que lindo —soltó con una sonrisa—, Xólotl también, recuerdo que un día llegó diciéndome que finalmente había conseguido el numero de Mabel porque se sentaban juntos en español, y le dije que era un pendejo porque yo lo tenía, pero me dijo que así parecía que lo consiguió casualmente.
—Supongo que son el uno para el otro —soltó con sarcasmo mientras enredaba sus dedos en un mechón rubio.
—¿De verdad te desagrada tanto que salgan?
—Pues no es que sea que me desagrade, Mabel puede salir con quién ella quiera —le contó encogiéndose de hombros—, pero creo que mi opinión puede ser imparcial porque no me agrada mucho Xólotl... sé que es tu amigo y todo eso, pero no he tenido muy buenas experiencias con él.
Bill se sentó para poder verlo mejor y se quedo a su lado.
—Si te soy sincero muchas veces Xólotl me hace sentir incómodo —confesó desviando la mirada—, en especial cuando hace sus comentarios respecto a mí.
—Si lo he notado —respondió antes de querer insistir con algo para que no se sintiera incómodo, pero decidió que hablaría con su amigo al respecto—. ¿A él si lo soportas?
—Oh por Dios Bill —le contestó riendo mientras le empujaba el rostro lejos de él a modo de broma—, supéralo... ya me disculpé cómo mil veces por eso, estaba muy nervioso.
Bill soltó una carcajada, orgulloso de que le había quitado la incomodidad.
—Nunca —respondió con una sonrisa pícara—, no te voy a mentir, me sube bastante el ego saber que te pongo nervioso.
Dipper rodó los ojos con diversión sonrojándose bastante por el comentario.
—Brincos dieras —mintió tratando de mantenerse serio, fallando en el intento.
Bill lo miró fijamente unos segundos acercándose peligrosamente a él.
—¿Estás seguro de eso? —le preguntó con un tono coqueto.
Dipper no supo que responder, porque por dentro sabía que el rubio sí tenía el poder para ponerlo nervioso, ¡estaba nervioso con él todo el tiempo! En especial en momentos como ese, pero su orgullo no quería darle la razón.
—Segurísimo —le respondió con la voz temblorosa, siendo lo más firme que podía.
El mayor estuvo a punto de robarle un beso cuando una tercera voz le interrumpió.
—¿Qué hacen ustedes aquí tan solitos? —les preguntó Xólotl con una sonrisa.
Los dos se separaron abruptamente, sonrojándose un poco, viéndose avergonzados mientras Mabel y Xólotl llegaban hasta ellos, molestándole bastante de paso.
—Me contó un pajarito que te metiste un buen golpe por andar noviando con Bill, ¿es cierto? —cuestionó el más alto intentando molestar al chico.
Dipper miró mal a su hermana, arrepintiéndose por completo de contarle las cosas, en especial de decirle dónde estaba a solas con Bill.
—No fue así como pasó —se metió el rubio intentando desviar la atención del castaño viendo mal a su amigo por el comentario.
—Como sea —comentó con aburrimiento al ver que no le siguió el juego—, ya retiraron a todos así que dejen de coquetearse y vámonos.
Ambos chicos rodaron los ojos ligeramente sonrojados recogiendo sus cosas del piso dispuestos a salir de la escuela.
Mabel y Xólotl caminaban un poco más adelante que ellos tomados de las manos y coqueteándose descaradamente, aunque, a decir verdad, tanto Bill como Dipper hacían lo mismo, hasta que alguien detuvo al castaño.
—¡Dipper!
El mencionado se volteó viendo quién lo llamaba, encontrándose con Jay, aquel chico pelirrojo de ojos azules con él que compartía algunas clases, y con quien platicaba bastante en algunas otras actividades durante sus fines de semana.
Bill lo vio curioso manteniendo un poco la distancia para darle el espacio para que pudiera hablar con la otra persona, pero sin alejarse demasiado del chico.
—¿Sí? —preguntó con ligera sorpresa—, ¿pasó algo?
—Quería saber sí podrías ayudarme con matemáticas —le comentó con una pequeña sonrisa—, desde él otro día vi que has estado ayudando a Bill... y bueno, pensé que tal vez podrías ayudarme a mí también.
—Oh, seguro —le respondió correspondiendo la sonrisa—, sólo dime en qué tienes problemas y te ayudo con eso.
—Muchas gracias, Dipper, te lo agradecería mucho —añadió antes de despedirse—, y aunque me gustaría quedarme a hablar por más tiempo, mi hermana seguro me está esperando.
—Seguro, al rato te mando mensaje y nos podemos de acuerdo.
—Genial, muchas gracias —dijo el pelirrojo mientras se alejaba corriendo detrás de su hermana.
—No hay de qué —se despidió de igual manera antes de caminar de vuelta hacía el rubio quien simplemente lo tomo de la mano con una sonrisa.
—Esto me recuerda, ¿siempre si vendrás a mi casa a ayudarme con la tarea de Ford? —le preguntó con una expresión de suplica que derritió su interior—, no creo poder hacer más matemáticas hoy solo sin que mi cabeza explote y después de terminarla podríamos continuar con Detroit: Become Human.
—Por supuesto —contestó sonriéndole—, me encantaría.
—Entonces para decirle a Will que cocine para ti también —respondió con una sonrisa.
—Espero no ser un problema —dijo con una pequeña sonrisa, dejando notar su felicidad.
—Claro que no —le contestó correspondiendo su sonrisa—, Will ama cocinar y yo no le digo nada cuando lleva a Gleeful.
—¿Y eso que irán a tu casa? —preguntó Xólotl uniéndose a la conversación.
—¿No se habían ido? —cuestionó dudoso su amigo.
—Escuchamos que llamaron a Dipper y nos detuvimos, tampoco es como si fuéramos a abandonarlos —respondió el chico.
—Como sea, quería que Dipper fuera a mi casa un rato y de paso hacer la tarea de matemáticas juntos, ¿por qué el repentino interés?
—¿Hacer tarea? —el chico soltó una carcajada—, seguro...
El de cabello negro le lanzó una mirada pícara, sonrojando a ambos.
—No es lo que crees —le dijo Dipper nervioso por lo que el mayor sugería.
—Ajá —respondió sin creerles antes de empezar a avanzar y detenerse de golpe—, ¡ah!
Gritó llamando la atención de los tres antes de lanzarse a los brazos del rubio quien lo atrapó por acto de reflejo.
—¡Ay! Cómo me duele, creo que golpeé con un casillero —soltó con exageración intentando imitar al castaño—, creo que tengo una contusión, cuídame, Bill.
Dipper frunció los labios avergonzado, queriendo hacer un puchero, pero sin atreverse a hacerlo y sin dudarlo el rubio lo soltó dejándolo caer al piso.
—¡Auch! Ahora sí me golpeé de verdad.
—Te lo mereces por imbécil —respondió el menor de los Cipher antes de caminar hacía Dipper dejando en el piso al mayor.
—Cuchurrumín, ¿me ayudas? —le preguntó a la castaña quién sólo lo miró de mala manera.
—No —le contestó frunciendo el ceño—, y no puedes llamarme cuchurrumín como si nada después de burlarte de mi hermano, ya hablamos de esto.
Bill tomó nuevamente al menor de la mano tratando de calmarlo y alejarlo de ambos simplemente escuchando como Mabel regañaba al chico como merecía.
Dipper soltó un suspiro irritado, de verdad había veces en las que no soportaba al novio de su hermana.
—¿Todo bien? —le preguntó el mayor una vez que estuvieron lejos de ambos.
—Sí... —el menor quiso decir algo, pero se detuvo—, sólo quiero ir a tu casa y pasar la tarde contigo.
El mayor le sonrió un poco tratando de animarlo, Dipper le sonrió de vuelta.
Al menos Xólotl no arruinaría su tarde.
[...]
Ambos se encontraban haciendo su tarea en la cama del rubio, ignorando por completo lo incómodo que era escribir en ese lugar.
—¡Listo! —soltó Bill con una sonrisa, aliviado de finalmente poder dejar las matemáticas de lado.
—Perfecto —respondió antes de ver como el mayor cerraba con rapidez su libreta haciendo una mueca después de eso.
El rubio miró fijamente su dedo, apretándolo un poco mientras fruncía los labios.
—¿Estás bien? —le preguntó el menor antes de que Bill lo mirará con una sonrisa.
—Sí, sólo me corté con el papel —le comentó antes de encogerse de hombros—, ya sabes.
—Déjame ver —le dijo tomando la mano del otro acercándola a su rostro.
Había un poco de sangre derramándose por su dedo, especialmente después de que el rubio apretara más la herida.
El de cabellera castaña no dudo más y acercó el dedo a sus labios dándole un pequeño beso a la herida del chico, y sin previo aviso lamió el dedo del rubio limpiando la sangre.
Bill se sonrojó con fuerza, bastante sorprendido al sentir los labios del menor en su dedo, no esperaba que hiciera eso en absoluto.
A partir de ese momento su cerebro dejó de funcionar correctamente, por lo que sólo se dedicó a mirar al chico con sorpresa, con su estómago revuelto a más no poder, sintiendo como su pulso iba en aumento a una extrema velocidad mientras su rostro quedaba aún más caliente por la situación, en especial cuando el castaño succionó ligeramente.
Dipper lo miró al sentir la mirada clavada en él y se sonrojó al ver el rostro rojo del rubio, había hecho aquello por completa inercia, puesto que eso es lo que haría si estuvieran dormidos, olvidando por completo de que Bill no era consciente de esa extrema confianza que se tenían, o que al menor Dipper le tenía a él y aunque estaba terriblemente avergonzado por eso, no se arrepentía de haberlo hecho.
—Oh yo... —el castaño trató de pensar algo coherente que decir en esos momentos—, no pude evi-
El rubio lo interrumpió juntando sus labios como respuesta, tomando el rostro del menor con ambas manos acariciando ligeramente las mejillas del menor mientras Dipper intentaba apartar torpemente los libros y libretas que se encontraban entre ellos empujándolas lo más que podía, en busca de la cercanía del rubio hasta que el mayor se separó un poco después de un rato en busca de aire, ambos con las respiraciones terriblemente agitadas.
Bill miró el rostro del castaño entre sus manos, quién tenía el rostro sonrojado y lo miraba fijamente a los ojos.
Dipper jugaba con sus dedos con la rubia cabellera del mayor, sintiéndose maravilloso, si hubiera sabido antes que besando el dedo de Bill habría conseguido que lo besará así, lo habría hecho mucho antes.
Porque besar así al mayor definitivamente se sentía mejor cuando no era sólo el recuerdo vago de un sentimiento que se iba difuminando cada vez más con el tiempo.
El rubio le sonrió con aquella sonrisa que derretía al menor antes de lanzarse de nuevo hacía sus labios, impulsándose un poco hacía adelante mientras el menor se acomodaba como podía sin romper el contacto, dejando de cierta manera a Bill sobre de él.
El más alto se mantenía con los ojos cerrados, con un pensamiento que lo consumía por dentro, había besado millones de veces a Pino, pero esa vez sintió algo completamente diferente, sintió un gran fuego en su estómago mientras acariciaba las mejillas del castaño.
Sin embargo, decidió desviar esa línea de pensamiento... ahora estaba besando a Dipper y era lo único en lo que su atención debía estar.
Podía sentir sus labios arder por la fuerza con la que besaba a Dipper, podía sentir como poco a poco aumentaba la necesidad de separarse para tomar aire de nuevo, pero no quería, no quería dejar de besar al menor.
No quería que ninguna de esas sensaciones lo abandonarán, no quería que desaparecieran, quería seguir sintiendo todo eso un poco más.
El rubio finalmente se separó contra su voluntad abriendo los ojos, pero no se alejó demasiado, quedándose a muy pocos centímetros del rostro de Dipper y sin dudarlo cerró nuevamente los ojos solo que está vez junto sus frentes.
—Me estás volviendo loco —soltó Bill sin pensar, separándose un poco—, em... yo no quería decir eso en voz alta.
El castaño soltó una pequeña risa nerviosa sin poder contenerla, su estómago estaba demasiado alterado y estaba seguro de que el mayor podía escuchar lo acelerado que estaba su corazón, así que esa fue la única opción que tuvo para calmar todo lo que estaba sintiendo sin explotar.
—Tu también me vuelves loco, Bill —le contestó admirando el rostro sonrojado del chico con una sonrisa.
Sin poder evitarlo soltó otra pequeña risa nerviosa, ¿en serio le había respondido aquello?
Se estaban condenando.
Bill lo miró y sonrió con las mejillas sonrojadas, viendo como trataba de normalizar su respiración mientras tomaba su rostro con una sonrisa y podría decir que el beso le había robado todo el aliento, pero realmente la vista frente a él había sido.
—Eres hermoso —soltó el mayor observado al castaño, sonrojado y con la respiración agitada, era verdaderamente una vista hermosa.
Dipper sonrió tontamente al escuchar aquello, no podía sonrojarse más de lo que ya estaba, así que sólo junto sus labios en un pequeño y corto beso, a manera de agradecimiento.
—Y... ¿quieres adelantar lo de ética? —preguntó después de un rato de silencio, pesando luego en la estupidez que acababa de preguntar por los nervios mientras trataba de calmar lo revuelto que estaba su estómago.
—¿De verdad quieres hacer más tarea o podemos seguir besándonos? —habló con diversión acercándose de nuevo al menor.
Dipper sonrió cuando Bill acercó sus rostros.
—No, sólo que no sabía que decir... mejor sigamos con lo de los besos —balbuceó torpemente.
El mayor no esperó más para juntar de nueva cuenta sus labios, sabiendo que se estaba metiendo en muchos problemas consigo mismo al hacerlo.
Pero no podía evitarlo.
El castaño lo estaba volviendo loco.
Demasiado loco.
¡Hola!
¿Cómo están? ¿Les gustó el capítulo a los que no lo habían leído por accidente?
Disculpen la tardanza en el capítulo, han pasado muchas, aparte de que quería que se les medio olvidará antes de volverlo a subirlo editado, sin contar que She-ra pasó.
No haré spoilers pero creo que todos sabemos que pasó.
Anyways, ¿qué creen que pasará ahora? ¿Xólotl seguirá siendo un imbécil con Dipper? ¿Dipper seguirá pasando vergüenzas por andar noviando con Bill? ¿De dónde saco tanta confianza Dipper para hacer eso? ¿Lograrán irse al lago?
Muchas preguntas y ninguna respuesta.
Les queremos.
Atte. Croquetas y galletas.
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