Capítulo 6: Plan F
Jackpot -Block B
—¿Será tu cabello?
Jungkook metió su mano en la cabellera de TaeHyung y se lo revolvió un poco, con el fin de encontrar un modo de que se viera mejor.
Durante toda la semana había empujado diferentes situaciones para que el amor entre Suga y TaeHyung surgiera, pero nada funcionaba. O por lo menos nada se concretaba. Regresaba con algunas magulladuras y un aspecto deplorable, eso le daba a entender que el sexo sadomasoquista había resultado, pero aun así la relación seguía incierta.
Hasta que no fueran novios, no estaría satisfecho.
Jimin seguiría insistiendo, y para nada decepcionado.
Si, esa es la palabra. Quería decepcionarlo hasta el punto de romper todas sus esperanzas, cualquiera que tuviera relación con el ególatra de Suga.
Y que la relación de TaeHyung con él se limitara al sexo, no ayudaba en nada. No era necesario el amor para tener un polvo, sería tan parecida la relación a la que tenía Jungkook con Jimin.
Jungkook sabía que no debió involucrar sentimientos, pero él no lo decidió. Solo pasó.
Se había enamorado de su mejor amigo, un enano adicto al sexo quién solo tenía pensamientos para otro enano, pero mucho más amargado.
—Quizás si usas un perfume más femenino... —el pelinegro se pasó un dedo por sus labios, pensativo—. No me mires con esa cara de ofendido, se nota quién es el activo y el pasivo de la relación.
Un zumbido interrumpió el escaneo de Jungkook al castaño oscuro, sacó el celular de sus pantalones y desbloqueó el aparato.
«¿Dónde estás? Es viernes, quería coger antes de ir a la fiesta de bienvenida de la fraternidad.»
«Fraternidad...
Ni que estuviéramos en EEUU»
«Bueno, lo que sea.
Fiesta es fiesta.
¿Dónde estás?»
«Tranquilo, que iba en camino.»
«Te esperaré desnudo en tu cama... ¿quieres una foto?»
TaeHyung estornudo y Jungkook le miró de reojo.
Quizás funcione...
Tecleó con prisa ante una repentina ocurrencia.
«Mejor ponte algo, llevaré un amigo.»
«Maldita sea, Jungkook.
No es momento para socializar.
ESTOY DESESPERÁNDOME, JODER»
Pídeselo a tu princesito con piel de cadáver, seguro que te dice que sí y salta en tus brazos con una sonrisa de arco iris– pensó con amargura.
Se escandalizó al imaginar que eso en realidad sucediera y trató de concentrarse.
«Ya estoy buscando las llaves de la habitación...
Apresúrate y busca un pantalón.»
Guardó su teléfono y regresó su mirada al moreno. Le sonrió ladino.
—Procedamos al plan F.
° ° °
Sin duda Jungkook tenía complejo de científico desquiciado. TaeHyung aún trataba de saber qué era lo que quería conseguir tirándolo a los leones. Buscaba los momentos más inoportunos para acercarlo a Suga. Y éste, enfadado, lo agarraba del cabello y lanzaba a los pies de Hoseok.
Y como él había sentenciado, lo molía a golpes.
Sabía que no duraría mucho su paciencia, en cualquier momento Hoseok terminaría matándolo.
Y TaeHyung no conocía mejor manera de morir que esa.
—Te queda bien. —soltó fastidiado un chico de cabellos anaranjados llamado Jimin, quién había sido hostil con él desde el momento en que puso un pie en su habitación.
Le gustaría decir que prácticamente había sido arrastrado a ese lugar, que él no había deseado interrumpir su vida.
Que él no quería molestar a nadie más con su existencia.
Y que solo anhelaba desaparecer.
—¿Tú crees? —preguntó Jungkook, extendiendo una campera de cuero al moreno.
Pero no podía, era un jodido cobarde sin voz.
—Es guapo, se ve bien con cualquier cosa. —dicho eso, Jimin se levantó de su cama deshecha y caminó en dirección al baño. Cerró la puerta con más fuerza de la necesaria.
Jungkook miraba la puerta con recelo, al volver a TaeHyung, tenía un lápiz negro en su mano derecha y lo acercaba a su rostro.
En acto de reflejo, se encogió y corrió su cara.
—Vamos, que solo es un retoque.
Desistió de su idea de ser firme y volvió el rostro a Jungkook.
Eres basura, TaeHyung. No tienes ni voz ni voto sobre nada, ni siquiera sobre tu cuerpo.
—Detesto verlo celoso —dijo Jungkook, a la vez que trazaba delicadas líneas en el contorno de sus ojos—. No tendría por qué ser así.
Luego de unos segundos, se irguió y miró a TaeHyung con la cabeza ladeada, admirando su trabajo. Asintió y se levantó, guardó el delineador en un estuche blanco y regresó su atención al moreno. Sonriente.
—Por eso tienes que dar tu máximo en esta fiesta. Va a ser fácil, ya sabes: el alcohol nos vuelve... accesibles.
¿Ya sabes? Jamás había ido a una fiesta, y menos había probado el alcohol. No tenía como saberlo.
Pero quiso confiar en Jungkook, después de todo, aunque siempre lo arrojaba al peligro, había sido amable con él. De una manera extraña y poco ortodoxa, pero lo había sido.
Había sido la segunda.
La segunda después de Hoseok.
Lo haría, daría lo mejor para aclarar la vida del chico de cabellos avellana. Se lo debía, por su desinteresada gentileza.
Se levantó y se colocó la campera que le había pasado Jungkook con anterioridad, y al mismo tiempo se abrió la puerta del baño, Jimin se le quedó mirando. Había un halo de sorpresa en sus inexpresivos ojos, muy leve, pero ahí estaba.
—¿Estás listo? —le preguntó Jungkook. Le miraba con tanto deseo mientras este no le veía que casi se incomodaba TaeHyung. Se sintió mejor cuando Jimin asintió en su dirección y Jungkook disimulaba retocándose el flequillo.
° ° °
El moreno no sabía que tan lejos estaba el lugar, pero estaba seguro de que coger el coche de Jungkook era excesivo. Y lo confirmó cuando solo bastaron cinco minutos para llegar.
No sabía por qué le sorprendía, ya debería estar acostumbrado a acciones como estas. Después de todo, lo venía viendo desde su niñez, con su padre como protagonista.
Por muy simpático y sonriente que sea Jungkook, seguía siendo un chico de padres adinerados. La presunción es como una segunda piel.
Al bajar del auto, miró su reflejo en la puerta de este mismo. Parecía un chico con confianza, dispuesto a todo.
Era una pena que aquella descripción se alejara tanto de la realidad.
Aun así, había sido un trabajo impecable con el delineador. No era exagerado ni femenino, solo le acentuaba la forma y les daba vida a sus pequeñas cuencas.
Su atuendo era imponente, y también prepotente. La campera de cuero y los pantalones oscuros le daban esa sensación.
Tal vez su exterior no igualaba a su interior, pero jamás se había sentido más preparado para enfrentar a Suga. Aunque enfrentar fuera decir mucho...
—Vamos —Jungkook tomó del brazo a TaeHyung y le arrastró hacia la vivienda plagada de jóvenes alcoholizados, Jimin caminaba a su otro lado, con una sonrisa ansiosa en sus abultados labios.
—¿Crees que esté Suga? —preguntó Jimin.
Por el agarre de Jungkook, TaeHyung sintió como se tensaba. Alzó su mirada para ver su cara, pero este sonreía.
—Eso espero.
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